Sábado, 24 de octubre
TRES DESEOS
Revisando viejos
papeles que había guardado no se sabe bien por qué para qué, me encuentro con
un cuaderno con casi todas las hojas en blanco. “Cosas que me gustaría hacer
antes de morir” se titula una de las escasas anotaciones, sin fecha. Son tres
las cosas que por entonces, finales de los setenta me imagino, no me gustaría
morir sin haber hecho. La primera es dar la vuelta al mundo. Ni la he dado ni
me apetecería nada darla. Los años le vuelven a uno más cómodo y menos
fantasioso a lo Julio Verne. Ahora me conformaría con poder pasar de vez en
cuando un fin de semana en París o Palermo, en Londres o Lisboa, y dos semanas
al año en Nueva York. Lo segundo es dirigir una gran editorial. Escribí eso:
una gran editorial, no una editorial a secas. Supongo que por aquellas fechas
me imaginaba alguna como Seix Barral, no como Planeta (ahora son la misma
cosa). También en este aspecto me he vuelto más comodón: me gusta escribir
libros, comentar libros, editar libros (en el sentido anglosajón), pero no me
interesa nada que tenga que ver con el mercado del libro; esos dolores de
cabeza se los dejo para otros más sacrificados, como Abelardo Linares o mis
amigos de Impronta. La tercera cosa que yo no quisiera morir sin haber hecho era
tener un hijo. Quizá entonces bromeara, pero ahora me lo estoy pensando.
Todavía estoy a tiempo. Un hijo o una hija, claro. Habría cumplido treinta años,
o estaría a punto de cumplirlos, cuando se celebrara mi centenario, podría
hacer en esos fastos un buen papel.
Lo del centenario sí que es una
broma, lo del hijo no. Yo creo que habría sido, y todavía podría ser, un buen
padre soltero.
Domingo, 25 de octubre
OTRO DESEO
Cambiar de ciudad, cambiar de país, pero sin cambiar de casa.
Lunes, 26 de octubre
ELOGIO DE LA WIKIPEDIA
“La capa española,
habitual en él, no le impidió fundar en 1933 la Asociación de Amigos de la
Unión Soviética con, entre otros, don Jacinto Benavente, Lorca, Díaz Fernández,
Arderíus y Ricardo Baroja (no don Pío, como viene en la Wikipedia)”, leo en un
libro sobre Madrid a propósito de Pedro de Répide.
Señalar los errores de Wikipedia se
ha convertido ya casi en un género literario. ¿Cuántos artículos habrán
dedicado ilustres colaboradores periodísticos –de Marías a Millás-- a reírse de
esos errores? Pero son errores, y no más que los de cualquier enciclopedia, que
pueden corregirse al instante: basta pulsar la tecla de editar y seguir las
instrucciones.
No se puede decir lo mismo de los
que aparecen en el elegante volumen –ejemplo de buen hacer tipográfico, y que
merece un comentario detenido al margen de estas minucias-- en que se señala el
error de hablar de Pío cuando se debía hablar de Ricardo Baroja. A don Juan
Prim se le llama “el general bonito”, apelativo que páginas antes se ha
aplicado –en este caso correctamente-- al general Serrano. De Larra se dice que
tuvo una hija (“inventora del primer timo piramidal”) y un hijo “también
escritor”, olvidándose de la otra hija, Adela, que fue amante de Amadeo de
Saboya y aparece en los Episodios Nacionales. A Bécquer se le hace morir unos meses
antes que su hermano Valeriano (fue exactamente al revés). Se da por cierta la
leyenda de que Cadalso desenterró el cadáver de su amante para darle un último
abrazo (leyenda surgida a partir de sus Noches lúgubres) y se da
como lugar del suceso la iglesia de San Sebastián, como si una actriz pudiera
enterrarse en una iglesia. ¿Vale la pena seguir? A la primera república se le
añade un año más de duración, 1873-1874, como indica la Wikipedia, aunque
durante la dictadura de Serrano era tan república España como monarquía durante
la de Franco.
A diferencia de los errores de la
Wikipedia, corregibles en cuando se detectan, los de este libro, como los
muchos más que aparecen en la premiada biografía de Galdós que firma Yolanda Arencibia,
perduran aunque se corrijan en otra edición, porque siempre quedarán ejemplares
de la primera.
Lo curioso es que si uno tiene la
curiosidad de comprobar la lista de firmantes del Texto Fundacional de la
Asociación de amigos de la Unión Soviética encontramos en ella no solo a
Ricardo Baroja, pintor, sino también a Pío Baroja, novelista. O sea que no
había tal error ajeno, sino unos cuantos errores propios.
Miércoles, 28 de octubre
DEBERÍA SER MÁS AMABLE
“No hay por qué
mostrar desabrimiento; no es preciso decir que las cartas que se reciben ,
algunas cartas, son impertinentes”, leo en uno de esos descabalados libros
últimos de Azorín a los que vuelvo de vez en cuando. “Cada cual tiene derecho a
escribir a quien se le antoje; no se puede negar tal prerrogativa a ningún
ciudadano. Y en su derecho está también el que recibe esas cartas a
contestarlas o no contestarlas; pero no cabe esparcir a los cuatro vientos, que
fastidian. Con recibirlas y no contestar, todo en silencio, discretamente, es
como se cumple con humanidad y con delicadeza”.
Ahora las cartas han sido en buena
medida sustituidas por comentarios en Internet. Yo recibo bastantes, muchos de
ellos anónimos, y me temo que no utilizo en la respuesta la “humanidad y
delicadeza” que pedía Azorín. Tengo poca paciencia para las anónimas tonterías.
Hago mal, lo sé. ¿A qué ofender? ¿A qué herir gratuitamente susceptibilidades?
Si yo mismo defendía ayer a capa y espada a un político defenestrado por sus
correligionarios y hoy me parece que juega a ser el ogro filantrópico, del que
hablaba Octavio Paz, ayudado en su labor por los diecisiete enanitos
autonómicos, ¿cómo no respetar a quien piensa hoy de manera distinta? ¿Cómo voy
a negar a los demás el ejercicio de un derecho, el de equivocarse, del que yo
he usado y abusado tanto? Claro que yo soy de los que llaman al pan pan y al
memo memo sin por eso dejar de respetar al pan y al memo.
En 1967 o 1968, Dámaso Alonso, a
quien admiraba mucho, fue a dar una conferencia a Avilés. Al final, me acerqué
a pedirle que me firmara su libro Poesía
española. Ensayo de métodos y límites estilísticos, en el que yo había aprendido a leer de verdad la poesía clásica
española (todavía recuerdo sus ejemplos: “Infame turba de nocturnas aves /
gimiendo tristes y volando graves”). Me puso mala cara, estaría cansado (tenía
por entonces la edad que yo tengo ahora) y me lo firmó, apresuradamente y sin
mirar, con un garabato. Muchos años después publicó su último libro de poemas, Duda y afirmación sobre el ser supremo, una nadería –ya estaba enfermo-- que los
reseñistas habituales de los suplementos de referencia pusieron por las nubes
como si se tratara de un nuevo Hijos
de la ira. Yo me ensañé un poco
con aquellos malos versos. Ya publicado mi comentario, y algo arrepentido, me
acordé de aquel mal gesto de Avilés y pensé que, sin darme cuenta, tantos años
después, me estaba vengando.
¿Cuántos estarán deseando vengarse
de alguna impertinencia mía? Debería hacer más caso a Azorín.
Jueves, 29 de octubre
NO CONVIENE ACOSTUMBRARSE
“El uso de la mascarilla afecta a nuestro rostro, ya que
provoca falta de oxigenación, sudor y roces en las zonas de más presión.
Además, si la prenda en cuestión tiene un acabado rugoso, facilita la aparición
de acné, rojeces, sequedad e incluso dermatitis y descamación”.
¿Por fin
los dermatólogos, y las autoridades sanitarias, nos advierten de los riesgos
del uso excesivo de las mascarillas? En absoluto, siguen con su culposo
desinterés por la salud de los ciudadanos. De ningún medicamento se puede
autorizar la venta, sin la indicación de las contraindicaciones y los riesgos
de aumentar la dosis. Esa norma ha dejado de tener efecto. Lo que importa es
que no aumenten ciertas confusas estadísticas; para evitarlo, vale todo,
incluso encerrar a los ciudadanos en una jaula.
----Algo de
razón tienes, Martín: a mi mujer y a mi hija se les está llenando la cara de
granos. ¿De dónde has sacado esa información? En el centro de salud ni les dan cita
por esa nimiedad. Como no tengas un infarto, te atienden en la calle y por
teléfono. Y aún con infarto, no sé yo.
----De un anuncio de cosméticos
adaptados a la nueva normalidad.
-----Desengáñate,
Martín, has perdido la partida. Estamos jodidos para mucho tiempo. Tendrás que
acostumbrarte a la barbarie institucionalizada. A todo se acostumbra uno.
----Sí,
pero hay cosas a las que no conviene acostumbrarse.
Viernes, 30 de octubre
DEL IMPOSIBLE REGRESO
En el paraíso,
todas las puertas son de salida.
Libro sobre Madrid lo acaba de publicar Trapiello. Lo encuentro muy recomendable.
ResponderEliminarSIN
ResponderEliminar¿Qué sería de la realidad sin nuestros ojos?
¿Del teatro sin actores?
¿Del paraíso sin evas?
¡De la poesía sin ti!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeamos indulgentes, JLGM, efectivamente nuestro Pte. no sabe que hacer. Nos castiga como niños en el colegio.
ResponderEliminarHace poco sacaba pecho, presumiendo de la buena gestión de la Admon.regional, porque había pocos casos de covid19.
Eso es lo más censurable. Si hace buen tiempo es mérito nuestro. ¿A quién quieren engañar?
DE LOS ALREDEDORES DEL PARAÍSO
ResponderEliminarTú tan cercano y tan incomprensible,
de tinta y de papel. No me imagino
pesadilla peor que despertar
sin ti como si nada nos hubiera pasado.
La felicidad llega con calcetines verdes
y se aleja con calcetines verdes
por el pasillo largo de tu risa
(¿por dónde más, Darío?).
Corres en verso por la casa. «Aquí
tú eres el Rey», cuenta mamá y tus ojos
son mariposas que tiemblan en la ventana.
Cómo le gusta al sol de invierno acariciarte
—con la magia geométrica de un Brunelleschi acaso—,
las mejillas discípulas del beso...
__________________________________Pero todos
me dicen, fíjate: «La vida siempre espera
su momento de convertirse en niño
—como la muerte, como la eternidad—».
«También la herida que no se cierra nunca
se cierra alguna vez». «En una noche
caben todas las noches». «También los muertos
mueren un día y dejan de hacernos daño».
Todos los libros hablan de lo mismo: de ti.
Ya ves: tú tan cercano y tan incomprensible...
Si no estuvieras donde ya nada importa nada,
de los más admirable te hablaríamos,
de lo que nadie te ha hablado nunca:
del peso de la nieve sobre un arce rojo,
de atardeceres llenos de dragones
que no queremos compartir con nadie,
de las especias a granel de abuela
en gruesos tarros de cristal ruidoso,
de la cicatriz de mamá en el vientre
que lo subraya todo y es una prodigiosa miniatura,
de la noria sin ella en Coney Island,
de las jóvenes que sirvieron de modelo
a Modigliani, de la luna que
se bebe el agua de los pozos mágicos,
del obscuro escenario de los vientos
contra la ropa negra, interpretando a Wagner
en viejos pentagramas de cordeles,
de la captura del atún plateado
en las heladas aguas del mar de Terranova,
de que en Roma se está después de haber estado en Roma,
del mundo entero que es una biblioteca,
del azar que es siempre mejor que lo previsto,
del amor al final de cada amor
—donde nos esperábamos, sí, a nosotros mismos—,
de cuando ni el recuerdo quede ya de nosotros.
De los poemas que hablan de los otros que fuimos.
Sin duda, pensar es la tarea más difícil que existe. La corriente te ofrece un camino cómodo en el que puedes refugiarte y encontrar lugares comunes que manufacturan análisis con los que tirar para adelante. Visto lo visto, dar las cosas por hechas y asumirlas es el atajo más cercano para no perder el tiempo en pensar. Todo se acepta de manera simple y borreguil. “Parece que nos van a encerrar otra vez, qué le vamos a hacer” es el soniquete que uno ya escucha por todos lados. ¿Cómo puede la gente aceptar desde ya que el Gobierno, después de pasar el mes de agosto de vacaciones, va a volver a estabularnos en casa? ¿A nadie le queda un mínimo de rebeldía para hacerle ver (desde ya) a los que mandan que no aceptará esa barbaridad?
ResponderEliminarSeñor Martín, todo indica que estamos a minutos de que se decrete el confinamiento domiciliario en esta Autonomia. Nada extraño, puesto que ya lo han hecho los mandatarios de otros países europeos que todos sabemos. Pero le hago una pregunta: ¿a qué ese rasgarse las vestiduras suyo por un " toque de queda" que solo afecta a un ocio nocturno perfectamente prescindible (máxime en una emergencia como esta) entre personas sensatas? Dese cuenta de que el confinamiento abarca TODAS y cada una de las horas del día. ¿ A qué, pues, exagerar, como usted hace, la maldad de una medida tan parcial y que supone una limitación de tercer orden?
ResponderEliminarEstimado JFR, cualquier medida que afecte a los derechos de los ciudadanos reconocidos en la Constitución, y que no esté legalmente establecida, es censurable. Y máximo si no repercute para nada en la contención de los contagios. Para nada. Exactamente lo mismo que la obligación de llevar mascarilla en espacios abiertos incluso cuando se mantiene la distancia de seguridad. Son medidas que solo sirven para que las autoridades den la impresión de que hacen algo sin hacer nada efectivo. Su manera de razonar --o de no razonar-- es lo que convierte, al estar bastante generalizada, en casi peor el remedio (que no remedia nada) que la enfermedad.
ResponderEliminarDice usted que el "toque de queda" solo afecta al ocio nocturno, pues no señor, al ocio nocturno legal no le afecta en nada porque ya los locales cierran a la once de la noche (y no admiten nuevos clientes desde las diez). Y al ilegal se le combate con medidas policiales y no declarando un toque de queda que necesita medidas policiales igualmente. Piense un poco. Además, todas las medidas que se han tomado hasta ahora han resultado ineficaces, aunque dañinas para muchos ciudadanos. Y se van añadiendo otras además sin esperar a ver el resultado de las primeras (se necesitan catorce días para comprobar su eficacia).
En cuanto a que otros países también confinan (mal de muchos...), lea la información completa, no se quede en los titulares ni en los telediarios, y verá lo que es un confinamiento racional: se permite, por ejemplo, salir para hacer ejercicio, algo imprescindible para la salud.
¿Y será eficaz el confinamiento que nuestro presidente decretará el martes? Sospecho que no, porque se hará a lo bruto y sin pensar (todos los contagiados no detectados contagiarán a las personas con las que se verán obligado a convivir 24 horas). ¿Y qué hará después cuando vea que las estadísticas no bajan? ¿Tenernos así hasta que la enfermedad, que ya no puede extenderse más, descienda por si misma como en todas las epidemias?
Le agradezco la oportunidad que me ofrece de hacer un poco de pedagogía. Y de comprobar, una vez más, que muchos ciudadanos aceptan con facilidad el recorte de las libertades reconocidas por la constitución, aunque esté demostrado por activa y por pasiva que no sirve para el supuesto fin que se busca. Si no puedes hacer nada (salvo dar más medios a médicos y hospitales), pues no hagas nada, aunque pierdas votos, pero no hagas daño.
Ahora muchos se agarran, como a un clavo ardiendo, al éxito que tuvo el primer confinamiento, el de marzo, en el que se consiguió bajar de muchos cientos de muertos diarios a una decena de ellos. Es el gran argumento de los confinadores estrictos y compulsivos.
EliminarSin embargo, los mismos efectos se podrían haber conseguido sin abusos y sin absurdos ni sinsentidos. Confinar en casa en las aldeas y pequeños pueblos que están al lado de las eras o de los prados o de los bosques es disparatado, porque dentro de cualquier casa hay más aire impuro que por los senderos y caminos carreteros. Lo mismo se puede decir de los parques públicos de las ciudades donde se puede pasear sin aglomeraciones o hacer un poco de ejercicio. Por definición, confinar es concentrar gente en espacios cerrados, lo cual es tan enloquecido y contraproducente como viajar en el bus o en metro atestado de gente. La gente está ahí, existe, y la cuestión es que no esté muy junta, ya sea en el trabajo, en el trasporte o en la propia casa. Dispersar a la gente en unos espacios para juntarla en otros es del género tonto, pero es que manejan la premisa infundada de que "los de casa no contagian" y que el mal está siempre fuera. Una suposición gratuita. Si "los de casa" se quitan de en medio cuando se sienten mal, los de fuera harán lo propio (también son "de casa", pero de otra).
Y no hay que olvidar el caso sangrante de las enfermedades no-covid, vergonzosamente aplazadas y aparcadas, según reconocen: cánceres, enfermedades vasculares, digestivas, renales, que pasan a ser de segunda, más psicosis y ansiedad claustrofóbicas. Lo que ganan por un lado, lo dilapidan por otro. Mejor que no nos pase nada, lo digo literalmente, o sea, que no caigamos enfermos.
Me parece que usted incurre en una simplificación muy frívola. Sí estoy de acuerdo en que el orgullo veraniego de Barbón al cabo de un mes se ha convertido en patética petición de socorro. El provincianismo es así. Feijoo es otro paletón populista que contempla el azote que está sufriendo Galicia, ahora que los culpables del contagio no son los imprudentes e irresponsables madrileños.
EliminarEstamos, pues, de acuerdo en que en este asunto los políticos han estado dando palos de ciego sobre nuestras espaldas (aunque más sobre las espaldas de autónomos y asalariados que sobre la de los funcionarios). Prohibir, castigar, encerrar es algo que se les da bien (demuestran así quién manda); proteger nuestra salud --de la Covid y de las demás enfermedades físicas y psíquicas-- ya se les da peor.
EliminarNo, hombre, a mí lo que preocupa del ocio nocturno no es el "legal" sino el que, cada día más, unos jóvenes crecientemente empobrecidos se ven obligados a ejercer, y para el que unas botellas de destilados alcohólicos (generalmente de alta graduación) son asequibles si los adquieren en cualquier supermercado. Lo mismo que en el caso del fraude fiscal, a mí el que me preocupa es el "ilegal", y perdóneseme el pleonasmo. Pero si usted llega a descalificar las medidas de confinamiento por ineficaces (lo que no significa que no haya habido excesos y toma de medidas muy cuestionables, que hasta se han llegado a reconocer por el legislador como tales y subsiguientemente corregidas), cuando tras el confinamiento de la pasada primavera se había logrado (y en buena medida gracias a él) contener en niveles aceptables la propagación del virus..., pues entonces no sigo discutiendo.
ResponderEliminar¿Pero de verdad cree usted, señor J.R.F, que el que los muertos descendieran --más tarde que en ningún lugar de Europa, donde no hubo confinamientos brutales como el español-- se debió a que se prohibió a las personas pasear solas, no ya por las calles, sino incluso por el más remoto bosque, si no iban acompañadas de un perro? ¿De verdad cree usted que el descenso en el número de muertos se debió a que se impidió durante mes y medio que los niños pudieran asomar ni siquiera la nariz a la calle? Si usted cree eso, de verdad que lo mejor es que no siga dialogando.
EliminarYo nunca he criticado las medidas que ayudan a evitar la propagación de la enfermedad (por cierto, durante el confinamiento no se pedía llevar mascarilla ni siquiera para amontonarse en el supermercado a acaparar papel higiénico), sino medidas dañinas para la salud (no solo para la economía) y que no servían para nada en lo que se refiere a la Covid.
Una puntualización a Eduardo Cuesta. Cuando dice que confinados en casa respiramos aire "más impuro" que en el exterior, parece olvidar que el drama no va de respirar o no aire de óptima calidad sino de no contagiar a otros. Que se hayan cometido despropósitos no debe hacernos perder de vista cosas como esta.
EliminarUna precisión a M. L. Loinaz. En casa, a no ser que vivamos solos (y las familias pobres se amontonan en muy poco espacio), contagiamos siempre a otro; en el exterior, para no contagiar a nadie, basta con mantener la distancia de seguridad.
EliminarPiense un poco: se trata de proteger la salud, no de castigar a los ciudadanos. Y le recuerdo, que incluso en un confinamiento tan brutal y tan irracional como el español, resulta inevitable que la gente salga a trabajar (trabajos esenciales) y a comprar. El confinamiento, o se hace con inteligencia, o es más dañino que provechoso.
Piense un poco por cuenta propia, no es malo para la salud.
José Luis, cada vez que le leo recibo una impresión de rebelión total respecto a las medidas adoptadas en España contra el coronavirus. Pero el caso es que ningún partido de la oposición ha presentado un planteamiento alternativo que compatibilice defensa ante el contagio y libertad. Y eso que lo tienen fácil, pues reducir restricciones sería muy bien recibido por la población y les acrecentaría la posibilidad de una revancha electoral.
EliminarQué estamos haciendo, lo desconozco. Pero lo digo con la humildad de quién carece de conocimiento de causa para juzgar. Por otra parte, me produce una gran perplejidad que mi hija, que lleva dos meses viviendo en Londres, me mande fotos, incluso del populoso Portobello, para que yo compruebe que nadie lleva mascarilla.
Sádico nuestro gobierno? Incapaz? La respuesta a esta última pregunta valdría para comprender la primera ola de la pandemia, pero ante la segunda, claramente vaticinada desde hace meses, podían haber tomado nota de las medidas más laxas adoptadas en otros países. Estoy desorientado.
Alguien que convive con otras personas entre cuatro paredes contagia "siempre" (?) a los demás, dice usted. Pero eso sucedería si alguno de los enclaustrados contrajera la enfermedad o fuese portador del virus y solo en ese caso. Y ¿qué cosa más adecuada para evitar el temible contagio que permanecer aislados en casa? Salir al exterior, aunque sea a parajes solitarios (difíciles de hallar, dada la probable demanda) reconocerá conmigo que, aunque escaso, algún tipo de riesgo conlleva y que, dada la eventual infección del paseante, regresaría a casa con un lote de virus que habria de contagiar a la familia. Luego, lo único razonablemente seguro es no salir de casa. Si no se hace, el riesgo de regresar a ella con el Covid 19 incorporado estará en proporción directa al número de salidas. Y entonces sí que seria fatal cocerse en semejante caldo de cultivo doméstico.
EliminarVaya manera de razonar, M. L. L El virus pasa de persona a persona, no sobrevive fuera sino muy escaso tiempo. En una calle sin nadie, no hay virus acechando. ¿Qué cuento le han contado a usted? Pobre país, cómo hemos engañado a la buena gente. Los virus que pueden contagiar a las personas están en otras personas, con síntomas de la enfermedad o asintomáticas. Esas personas infectadas y no detectadas viven en alguna casa con otras personas, si solo están con ellas algún tiempo pueden no contagiarlas, si conviven las veinticuatro horas sería un milagro que no se contagiaran todos. Los parajes solitarios no son difíciles de hallar, todo lo contrario. Y a ciertas horas todos o casi todos lo son. Y aunque uno se cruce con alguien a dos metros de distancia al menos no hay riesto de contagio. Lea, reciba información veraz. No se deje engañar. Y aunque haya confinamiento alguien tendrá que salir de casa para traer el alimento, ¿no se podría contagiar entonces? En fin, que me aterra pensar que muchos españoles piensan como usted Y que los políticos buscan ese voto del miedo. Menudo futuro nos espera.
EliminarPues yo que creía que era un científico...
EliminarPues, siguiendo sus consejos, le voy a decir al dueño del bar que frecuento que no malgaste su escasa plata en detergente hidroalcoholado; que no sirve para nada desinfectar el mobiliario dado que el señor Garcia Martín asegura que los virus son enclenquísimos fuera del amparo bucal de las personas, y que no hay microscopio electrónico que cace vivo a un bicho de esos sobre el tablero de una mesa..., se supone que bien salibada tras la reunión semanal de la Peña Real Oviedo Ventaniellina (PROV). Olé la ciencia infusa.
EliminarPS.- Sé de casos de cantinas o aguaduchos en el flanco de solitarias rutas pastoriles de la patria, en cuyos bancos rústicos y marmóreos veladores vienen contagiandose unos miles de inocentes. Estadísticas cantan.
Este Blas Ardura no es otro que F. Aviso para que nadie pierda el tiempo tratando de hacerle entrar en razón. Dejémosle con sus ejercicios de prosa de los que está tan orgulloso.
EliminarNada hace Blas Ardura por disimular su parentela. Y claro que se enorgullece de su prosa cuasi borgeana. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Martin escribe un poco a la pata la llana... Será porque se emplea demasiado en lo prosaico (que no en depurar su prosa) y descuida lo formal. En serio.
EliminarPero he de reconocer que su paciencia permanece intacta y es de agradecer con los tiempos que corren. Sí.
PS.- Anoche volví a hojear su "Línea roja".
"Salivada" queda mejor.
EliminarHombre, no todos los que salen por la noche a tomar una copa son insensatos o irresponsables.
ResponderEliminarNo le falta razón a los hosteleros. Están pagando el pato. Ya tenemos un chivo expiatorio, otro son los "jovenes".
Retrato de la muerte.
ResponderEliminarHoy han citado a Pessoa: "morir es solo no ser visto"
Continuamente nos ponen en tv estas tristes historias. Un hijo o hija que no pudo ver a su madre o padre en los últimos momentos.
¿Acaso los padres podían ver a sus hijos morir en las trincheras y bombardeos de las dos guerras mundiales del siglo XX?
¿Cuantas historias tendríamos que escuchar?
Solos, siempre de perfil ―muchos Lorcas no pudieron― aprendamos a morir.
EliminarEl bienestar del que ellos gozan, y gozamos, está abonado por millones de muertos, que no vieron a sus hijos y a sus padres en el último momento.
ResponderEliminarQue sean al menos valientes.
Hala, ya estamos castigados sin recreo y sin postre por 15 días.
ResponderEliminar"Confinamiento aperturista", ojo al oxímoron
«Los que tienen la funesta manía de pensar por cuenta propia y cuestionar nuestras experimentadas verdades, ¿qué pretenden, en realidad?», parecen decir los 'politicómanos' del Gobierno y sus variopintos palmeros y mariachis.
ResponderEliminarEl cabroncete ha conseguido salir en el telediario
ResponderEliminar«El Gobierno rechaza el confinamiento domiciliario solicitado por Asturias», lee uno en El País. Desde luego que casi se queda usted corto en sus razonadas y afiladas críticas al barón asturiano, adalid del ensañamiento irracional. Más papista que el Papa. Como si no tuviéramos bastante con los palos de ciego que nos llevan dando desde hace tiempo. En vez de sembrar sosiego, racionalidad y sentido común, algunos parece que la impulsividad y el ardor guerrero se les sale pellejo. Lo de las mascarillas al aire libre y respetando la distancia de seguridad (hace unos meses, dijo Fernando Simón tal cual: «la mejor mascarilla son dos metros de distancia»), al igual que el ensañamiento/confinamiento de marzo y abril, solo se ha dado en España. No sé como aún puede haber conciudadanos que no se enteren, pero lo cierto es que en ningún país europeo han sufrido un encierro domiciliario como el que nos chupamos nosotros. Ni antes ni ahora. Así que si viene un nuevo confinamiento domiciliario, por favor, que sea a la europea.
ResponderEliminarQué razón tienes, Luis. Y qué cosas lee uno en estos comentarios. Ni siquiera se pide eficacia en las medidas, con que sean duras, cuanto más mejor, ya les parece suficiente.
ResponderEliminarA Manuel Milán: No me extraña que esté desorientado. Si los políticos lo hacen mal, y la gente muerta de miedo los aplaude, pues que van a hacer ellos sino seguir "dando caña" y cultivando el voto del miedo. También es cierto que la epidemia no es fácil de contener, que en todas partes hay problemas, pero lo que no se puede hacer es añadir problemas a los problemas, dar palos de ciego, y cada vez más contundentes. Es lo que se ha hecho aquí.
ResponderEliminarLo que está claro, Martin, es que se ha olvidado que las responsabilidades políticas son el bien común.
ResponderEliminarAl cerrar el comercio y la hostelería están llevando a miles de personas al paro y la precariedad.
No parece importarles. Esto es grave.
Respecto si hay otra política. Si, la hay.Mantenganse abiertos comercios y locales de hostelería con las restricciones que ya padecemos.
ResponderEliminarRefuercense las medidas sanitarias, especialmente en atención primaria, evitando el colapso sanitario.
Parece más fácil culpar a los ciudadanos
No estoy de acuerdo con la línea editorial de Charlie Hebdob, ni con el profesor que muestra caricaturas de Mahoma, obscenas, ante una mayoría de alumnos musulmanes.
ResponderEliminarYo he vivido con ellos, pateando barrios donde sólo había una humilde Mezquita y una panadería.
Por favor, un respeto
Por una razón evidente de simple concentración de partículas en el aire (virus incluido) se trata de que las personas no estén juntas, o estén juntas el mínimo tiempo posible, y a la distancia de seguridad. De acuerdo con esto, la calle, siempre que sea poco concurrida, amplia y abierta, será más segura que los recintos cerrados y las habitaciones de una casa; y el parque más seguro que las calles, y el campo aún más seguro que los parques.
ResponderEliminarSi se admite esto, la recomendación debería ser: Pasen el máximo tiempo posible en el campo; si no lo tienen a mano, pásenlo en los parques. Y si no tienen un parque cerca, pásenlo en las calles evitando los grupos, o vistiendo la máscara cuando no puedan evitarlos.
Y yo no veo que sea esta la recomendación que dan. Dicen quédense en casa, como si eso garantizara algo. Como si los que están en casa estuvieran blindados por arte de birlibirloque. Qué locura.
(Escribe esto uno que ha visto de cerca, hace unos días, un contagio de hermano a hermana. El primero lo había pillado en su trabajo de oficina).
Veo que todavía hay gente razonable en España, Samuel. Había perdido la esperanza. Algún día, cuando la locura pase, habrá que exigir responsabilidades a las autoridades político-sanitarias que tanto daño nos han hecho y nos siguen haciendo.
ResponderEliminarPues parece ser que un virus va a ser capaz de hacer lo que no ha conseguido Vox. Poner en tela de juicio el Título VIII de la Constitucion y el desarrollo de los Estatutos de Autonomia.
ResponderEliminarDevolver competencias en Sanidad y Educacion al Estado Central ya no es una reivindicación de la ultraderecha.
"Y yo no veo que sea esta la recomendación que dan. Dicen quédense en casa, como si eso garantizara algo. Como si los que están en casa estuvieran blindados por arte de birlibirloque. Qué locura."(Samuel Olesa)
ResponderEliminarTodos los virólogos y epidimiólogos del mundo dicen que, sin la vacuna, el confinamiento es la única manera que existe de detener la circulación del virus. Todos los políticos que gobiernan todos los países serios del mundo aplican el confinamiento y ello tanto más cuanto que el primero dio excelentes resultados.
El epidemiólogo del Instituto Pasteur Arnaud Fontanet, una de las mayores autoridades mundiales en cuestión de epidemias, dijo el otro día en la TV francesa que sin el confinamiento de marzo pasado habría habido en Francia unos 250.000 muertos en lugar de los 30.000 que hubo.
¿Es una locura salvar la vida de más de 200.000 personas?
Deepti Gurdasani: «Si dejamos que el Covid-19 se mueva libremente, habrá millones de muertes».
ResponderEliminarEsta epidemióloga clínica y profesora de la Universidad Queen Mary, de Londres, considera en ABC que es necesario dejar claro que «sí hay un consenso científico sobre la mejor forma de enfrentarse a la pandemia» y que es urgente ponerle freno «a la información incorrecta».
www.abc.es/sociedad/abci-deepti-gurdasani-si-dejamos-covid-19-mueva-libremente-habra-millones-muertes-202011011232_noticia.html
Todas estas discusiones me recuerdan la frase de no sé qué gran político (Chruchill, creo), que decía: "¿Cómo es posible que los únicos que tienen todas las soluciones a todos los problemas de nuestros países sean los peluqueros y los taxistas?"
ResponderEliminarLos peluqueros, los taxistas y Baltasar G. M.
ResponderEliminarLa cuestión de cuántos habrían muerto en Francia sin confinamiento, a fin de cuentas es una especulación. Yo prefiero especular con la pregunta de cuántos más habrían vivido sin confinamientos absurdos y con dispersión inteligente.
ResponderEliminarSegún el Instituto Pasteur, el confinamiento de la primavera hizo bajar en Francia la tasa de reproducción del virus (las personas que cada contaminado contamina) de 2,9 a à 0,7.
ResponderEliminar"Lors du premier confinement, le taux de reproduction du virus, le fameux paramètre R0 qui caractérise la dynamique théorique de propagation du virus dans une population non-immunisée, avait chuté de 2,9 à 0,7 avant de remonter au-dessus de 1 après le déconfinement. Fin octobre, ce paramètre R0 était désormais compris entre 1,45 et 1,85 en fonction des régions, d’après ces nouvelles modélisations s’appuyant sur les données d’hospitalisation."
Eso es lo que llama Samuel Olesa una "locura".
Antes de decir tonterías sobre lo que desconocen por completo se recomienda a los peluqueros y a los taxistas que se informen en los sitios serios, como el del Instituto Pasteur de París, uno de los centros de investigación de enfermedades infecciosas más importantes del mundo.
https://www.pasteur.fr/fr/sars-cov-2-covid-19-institut-pasteur
El confinamiento en Francia poco tuvo que ver con el confinamiento en España. A lo mejor si hubiera sido tan brutal e irracional como el nuestro habría bajado aún más la tasa de reproducción y los muertos habría sido tantos como en España (más, en proporción a la población, que en ningún otro lugar de Europa). Y eso sin contar el daño añadido a la población, los muertos por otras causas, como la desatención médica.
ResponderEliminarMientras nos tratan como menores de edad o como un rebaño, ellos se reúnen entre sí, sin mascarilla, casi boca a boca.
ResponderEliminarAhora Adrián Barbon se ha metido en casa porque ha estando compartiendo aerosoles con un cargo público ( o una carga, porque era mujer).
Dispone, como pte. de esta tierra de un apto. Eso yo no lo sabía.
Apartamento, quiero decir. No todo el mundo dispone.
ResponderEliminarSe entiende que la carga pública dio positivo. También estaba Juan Cofiño soltando aerosoles por todos los agujeros, ignoro si tiene apartamento dispuesto por el Gobierno del Principado.
Sino que lo compartan
Me anticipó a la censura. Digo lo que tengo que decir porque esto es impresentable
ResponderEliminarAdemás, si yo digo lo que dijo Fernando Simon sobre las "enfermeras infecciosas", estoy despedido al día siguiente.
ResponderEliminarParece ser que este hombre sabe más de la gonorrea que del covid19.
¿Por qué no los echan? ¿Por qué no dimiten?
¿Cuantas enfermeras han fallecido para tener que soportar a este gilipollas?
No parece que Baltasar GM sea un lector muy riguroso. Lee un titular, o el nombre de una entidad como el Institut Pasteur y ya cree que ha demostrado algo. Lo que informa el Institut Pasteur es:
ResponderEliminar"Le 14 mars 2020, à minuit, la France entre en "stade 3" d'épidémie active sur le territoire. Pour ralentir la diffusion sur le territoire et réduire les risques de tension sur le système hospitalier pour la prise en charge des formes les plus graves, les mesures de distanciation sociale sont renforcées, avec la fermeture de tous les lieux de regroupements non indispensables. "
¿Podría señalar Baltasar en qué contradice este informe a lo que yo señalo: campos y parques como espacios de máxima seguridad? No, no podría. Igual que Ayuso, él "no entra en la letra pequeña", tiene prisa en airear lo que cree su minuto de gloria.
En cuanto al parámetro famoso, copio: "Por sí solo, el R0 es una medida insuficiente de la dinámica de las enfermedades infecciosas en las poblaciones; hay otros parámetros que pueden aportar información más útil. No obstante, la estimación del R0 en una población determinada es útil para entender la transmisión de una enfermedad en ella". Se ha dado, parece, una correlación entre el R0 (número reproductivo básico) y varias formas diferentes, incluso divergentes, de confinamiento. Esto no avala en absoluto el riguroso o abusivo confinamiento español; avalaría más, en todo caso, al alemán, donde el confinamiento ha sido menos delirante y sin embargo más exitoso.
Entérese aquí, señor Baltasar, sobre el R0:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6291769/
y no admita sin más lo primero que le dictamine el taxista o su cuñado (de usted).
Si les toca de lleno el bichito verán para qué sirven tanta palabra boba y esa abstracción que osan llamar libertad.
ResponderEliminarPues para la mayor parte de la gente, anónimo "Carlos de la Mar Serena", sea usted quien sea, es mejor que les toque el bichito (al noventa por ciento no les pasa nada, o nada importante, si les toca) es mejor eso que no un cáncer, un ictus, un derrame cerebral y tantas otras enfermedades como ahora parece que han dejado de existir porque ni los periódicos ni los telediarios hablan de ellas. Hasta los médicos las desatienden. Tiempos de locura.
ResponderEliminarSamuel Olesa parece no comprender el español (ni siquiera el suyo), ni el francés más simple.
ResponderEliminarEscribe: "Dicen quédense en casa, como si eso garantizara algo."
Es decir, para él los confinamientos son inútiles. Contradice pues a un eminente miembro del Instituto Pasteur que hablaba de 250 000 muertes evitadas por el primero e incluso a Macron, quien el día que anunció el segundo, habló de las 400.000 muertes evitadas por todas las medidas anti-covid tomadas en Francia, incluido, como es lógico, el primer confinamiento.
Et tout le reste est littérature...
Señor Baltasar, habría prometido no comentar más sus obsesiones (espero que los demás hagan lo mismo), pero a veces le puede a uno su espíritu pedagógico. ¿Cree usted, en serio, que por muy eminente miembro o por muy Macron que se sea puede saberse el número de muertos que se han evitado con estas o aquellas medidas? O sea con el toque de queda, cien mil muertos evitados; con confinar, pero dejando salir a pasear, doscientos mil muertos evitados; si no se deja salir a pasera, doscientos cincuenta mil... La verdad es que ya me arrepiento de intentar razonar con alguien como usted. Y tomarlo por el lado bueno: sus comentarios nos ayudan a comprender la infinita variedad del cerebro humano.
EliminarDe "locura" es su afirmación "es mejor que les toque el bichito". ¿Lo dice en serio o como elemento de provocación? Se centra usted en cuestionar algunos aspectos y, cual tertuliano de radio o televisión, presuntamente informado, despotrica o inflama, alecciona o sugiere. Y fíjese que lleva razón en el fondo: la pésima gestión que están realizando todos los gobiernos con independencia de su ámbito territorial. Pero, ¿dónde los argumentos que sustenten propuestas concretas?, ¿existen los matices?, ¿empatiza con alguien más allá de sus propios intereses?, etc., etc. La literatura es una cosa, la medicina otra y la vida, ¡ay, la vida! Y aquí, disculpe, hay mucha verborrea, listillos que creen que se lucen con sus citas, opinadores de la nada y, sobre todo, ociosos de toda calaña. No obstante,estimo sus consideraciones literarias. Ahí sí, muchos jamás le podrán alcanzar, algunos ni lo pretendemos. Gracias.
ResponderEliminarDejémonos de divagaciones, comentarista. Está claro que lo mejor no enfermar, pero si enfermamos mejor que nos toque una enfermedad de la que se salvan el noventa por ciento que otra donde solo se salva el cincuenta o el diez por ciento. ¿Qué tiene esto de provocación? ¿Qué hay que saber de medicina para preferir un catarro a un cáncer? Y no deduzca que yo comparo a la Covid con un catarro; no niego su gravedad, digo solo que amparándose en esa gravedad no pueden descuidarse el resto de las enfermedades que padecen los ciudadanos ni tomar medidas, aparte de ineficaces, dañinas. Le puedo enumerar unas cuantas cuando quiera.
EliminarClaes Oldemburg ultima una escultura gigantesca de polyester que se ha de emplazar, sobre un plinto de acero dorado, en la orilla del lago Lemán, concretamente en un arrabal de Lausana. Es una alegoría a la proverbial neutralidad del país helvético. Se titula "A no mojarse el culo nunca", y cuenta con generoso patrocinio de la banca suiza.
ResponderEliminarEl podio va recorrido en sentido horizontal por un friso en bajorrelieve con algunas figuras de bulto entero. Representa escenas de las dos GG MM del pasado siglo con profusión de escenas de incendios, campos alambrados, montones de cadáveres y trasiego de ambulancias. En el prisma superior del basamento, abundancia de cornucopias, candelabros y cofres rebosantes de monedas, todo ello con la pátina dorada que envuelve el monumento en su totalidad. En el cúlmen, un enorme culo (viendo un boceto de la escultura me recordó la de Úrculo en Oviedo) que lleva engastados rubíes y diamantes en aros concéntricos. Tanto los rubíes como los diamantes son simulados, aunque para ellos se haya empleado el mejor cristal Swarovsky traído de Wattens. Las autoridades del cantón han cedido un espacio muy hermoso y para la inauguración se cuenta con la Filarmónica de Berna.
¿Cómo clasifican los comercios? Bienes esenciales y no sé qué. Vale, están abiertos los supermercados, pero también la tienda de chuches de la esquina, donde puedes comprar pistachos, pipas, gominolas, el periódico, el "muy interesante". Bien. Están abiertas las librerías, pero a mi son libros lo que me sobra.
ResponderEliminarPero, ¿por qué cierran una pequeña tienda de ropa o de regalos?, donde entran 4 clientes al día y no hay ningún peligro de contagio. Y de la que viven 2 o 3 autónomos.
Me recuerda la película de Ken Loach, "Lloviendo piedras", aquel trabajador en paro que no podía comprar el traje de comunión a su hija.
Carlos de la Mar, bichitos(¿?) hay muchos.
ResponderEliminarMejor explicanos porque la libertad es una abstracción
"¿Cree usted, en serio, que por muy eminente miembro o por muy Macron que se sea puede saberse el número de muertos que se han evitado con estas o aquellas medidas?" (JLGM)
ResponderEliminarLa bioestadística existe desde hace casi dos siglos. Si viera usted la TV francesa (BFM, CNews, LCI, France Info) estaría usted harto de escuchar a epidemiólogos especialistas en cálculos estadísticos (o a matemáticos de alto vuelo que trabajan con epidemiólogos del Institut Pasteur). Todos ellos, por cierto, decían a comienzos de septiembre que habría una segunda ola de contagios, más fuerte que la primera, entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre, y muy probablemente con un nuevo confinamiento, que es lo que está sucediendo. Los cálculos de contagiados y muertos es un tema fundamental de la epidemiología, y los modelos estadísticos actuales, gracias a la informática, son muy fiables. Cuando Macron habla de 400.000 muertes evitadas por todas las medidas sanitarias adoptadas no es él quien improvisa una cifra cualquiera, sino un comité científico de especialistas, en los que hay varios premio Nobel, quien la ha calculado. Una cifra que no debe de ser muy difícil de calcular cuando se conocen la tasa de mortalidad, la tasa de contagio de una enfermedad y los efectos sobre los contagios de medidas sanitarias como el confinamiento. De ahí que todos los países adopten las mismas medidas en los mismos momentos de la epìdemia, obteniendo los mismos resultados.
Ni todos los países adoptan las mismas medidas (ni siquiera todas las autonomías españolas) ni todos obtienen los mismos resultados. Infórmese, infórmese, lea los artículos completos, distinta hechos de opiniones (aunque sean de premios Nobel), las predicciones solo son aproximaciones, intervienen muchas variables para que se pueda hacer una predicción precisa (hacen falta condiciones de laboratorio). "Confinamiento" es una palabra ambigua, alude a muchas realidades: en cierta ciudad China se atrancó a la gente en su casa y se puso un policía en la puerta, solo se podía ir a la farmacia y se les llevaba la comida; en Alemania, estaban abiertos los parques, se podía salir en grupo familiar, además de a hacer la compra y demás... Pero esos matices de la realidad son cosas que no parecen caber en su cabeza, señor taxista (¿o es peluquero?), que porque ve la televisión francesa cree tener la clave para resolver los problemas del mundo: confinamiento. Y en cierto modo tiene razón: si encerramos a todo el mundo en sus casas y no los dejamos salir ni para trabajar ni para comprar comida, seguro que la epidemia se corta de raíz. También la vida humana sobre la tierra, pero eso es solo un efecto secundario. ¿Y quién piensa en los efectos secundarios de las medidas?
ResponderEliminarO sea, que estamos perimetralmente confinados; confinados, y también con finados, con muchos finados, más de trescientos ayer, ya que la enfermedad es de poca monta, pero también es muy contagiosa, con lo cual "pa'l caso, pata", que decían en mi barrio (nunca entendí la pata). Sin duda será un gran consuelo para los muertos y sus deudos que la muerte no la causara una dolencia seria, sino una afeccioncilla de tres al cuarto.
ResponderEliminarLa Ciencia, desorientada, corta de datos y sobrada de incógnitas, recomienda rastreos, pruebas, seguimientos, test, evitar las aglomeraciones de personal, cosas caras y que no aseguran votos; y los políticos, siempre tan perspicaces, traducen todo eso en "confínense y enciérrense y no se les ocurra asomar su insurrecto hocico" hasta que la curva no esté mustia cual boca de enfermera, tal como le espetó Ayuso a una adversaria política, una médica que denunciaba sus chalaneos. (Si el maestro Umbral viviera, tengo pocas dudas de que habría descrito a Ayuso como "un Trump con bragas", o quizás "con tetas", aunque lo último no creo, pues Trump también debe tenerlas considerables). Ayuso es el prototipo del rico pijo desacomplejado que recibió el País como herencia y es inasequible al bochorno; y ya que tiene dinero, puede decir las mayores majaderías sin experimentar vergüenza alguna y sin dar explicaciones o satisfacciones a nadie. Trump sigue más bien la línea del tahúr del Far West, empezó de sanitario de salón, ofreciendo recetas tan entretenidas como descabelladas, pero ha terminado como matón de SALOON, reivindicando que todos los Estados en los que pierde le han hecho trampa y le roban las elecciones, mientras que todos aquellos donde gana han contado correctamente y le dan una victoria muy merecida. El que fue terrible, empieza a parecer sólo patético. Del cuarto de millón de muertos que deja el virus en su país, él no sabe nada, no dice nada; qué va a hacer el pobre si los chinos le han metido un virus polizón entre los smartphones importados. En materia de virus, a él lo que le interesa es que sus twits se hagan virales; falsos o verdaderos, eso importa menos. Los millones de pobres de su país sin seguro médico (Make America Great) tampoco le quitan el sueño: sobrevive el que se lo puede pagar, qué os habíais creído, que iba a ser gratis.
Y en fin, aquí seguimos surfeando la segunda ola cuando apenas habíamos aprendido en la primera, perimetrados por los políticos y con el perímetro torácico perimetrado por el virus. Sintiéndonos como pasajeros de un avión averiado pilotado por primerizos con carnet sin puntos.
Menos mal que ya hay por ahí un cura celtibérico que nos lo explica todo: es que hemos pecado mucho con tanto aborto y tanto matrimonio homosexual. Y Dios es infinitamente bueno pero infinitamente vengativo y nos va a cobrar las deudas con un interés que ya no paga ningún Banco.
"Eliseo Taboada": entérate de cuántas personas han muerto desde marzo por otras enfermedades distintas de la Covid o en accidente laboral o, en otros países (pero también son seres humanos), a consecuencia de la desnutrición. Te asombrarías. Pero parece que solo nos duelen las muertes que aparecen día tras día en la primera página de los periódicos.
ResponderEliminarY en Estados Unidos, algo que todos saben pero que los periódicos callan, las medidas contra la epidemia (confinar o no, abrir o cerrar los centros escolares, etc.) las toman los gobernadores de cada estado (unos republicanos, otros demócratas), no el presidente.
"Esa hacha" y no "ese hacha".
ResponderEliminar¿Desde cuándo se escribe "esa" hacha? Qué osadía la de algunos...
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