Sábado, 14 de marzo
SÁLVESE QUIEN PUEDA
Matar moscas a
cañonazos es un método ciertamente espectacular. Nadie puede acusarnos de que
no hacemos nada para acabar con las moscas: todo el mundo notará el estruendo y
correrá a esconderse al grito de “sálvese quien pueda”.
Claro que resulta muy posible que no acabemos con las insalubres
moscas, pero de lo que no hay duda es de que no vamos a dejar un edificio en
pie.
Domingo, 15 de marzo
VIVA EL REY
Después de un mal
día, un amigo me da la noticia que me permite irme a la cama con algo de
esperanza. ¡No todos los políticos de este país han perdido el uso de razón!
¡No todos están dispuestos a seguir creyendo lo que los “expertos”
constitucionalistas siguen empeñados en hacernos creer: que el jefe del Estado
puede cometer impunemente cualquier delito amparado por la Constitución!
Y quien ha dicho “basta ya” ha sido
nada menos que el actual jefe del Estado. Por fin le han dejado hacer lo que
estaba deseando desde que llegó al trono: tirar de la manta y que salga a la
luz toda la porquería que se ocultaba bajo las alfombras del anterior inquilino
(y todavía okupa cuando le apetece) de la Zarzuela.
Vuelvo a recuperar la confianza que
desde siempre tuve en Felipe de Borbón, un hombre honesto, un buen profesional,
un excelente jefe del Estado en tiempos difíciles.
Mis convicciones republicanas siguen
estando bastante claras, pero también que un cambio de Régimen no debe hacerse
mientras el anterior funcione. Y la monarquía, con Felipe VI, puede funcionar
si le ayudan a librarse de la herencia recibida.
Él ya ha hecho lo que debía hacer:
renunciar públicamente al dinero negro, negrísimo, de su progenitor y eliminar
la asignación que cobraba de la Casa Real.
Ahora es al gobierno al que le toca el paso siguiente: retirarle el
título de rey a ese señor. La Constitución resulta muy clara al respecto: el
rey es el jefe del Estado, nadie más en España pude llevar ese título, ni
siquiera el marido de la reina cuando el jefe del Estado es una mujer. El
título que Rajoy no tuvo más remedio que otorgarle (al parecer fue una de las
chantajistas exigencias para la abdicación, Rubalcaba sabía mucho de eso),
Pedro Sánchez debería retirárselo de inmediato.
No todo está perdido. Felipe VI ha
dejado en ridículo a Adriana Lastra (la que mandaba a los demás leer un
artículo de la Constitución que ella parecía no haber leído) y a los diputados
del “sostenella y no enmendalla” (PSOE, PP, Vox) que, amparándose en un informe de los letrados de las Cortes,
impidieron la creación de una comisión de investigación sobre unos delitos que
hoy sabemos que no son nada presuntos.
Confiemos que los expertos
sanitarios que han aconsejado al gobierno el arresto domiciliario de los
españoles sean un poco más expertos que los letrados de las Cortes y los
catedráticos de derecho constitucional, para los que, si Al Capone fuera jefe
del Estado español, no solo no se le podría detener, como al otro Al Capone,
sino ni siquiera investigar por no pagar impuestos.
¡En qué manos estamos! ¿Habrán hecho
un estudio previo esos expertos de las condiciones sanitarias en que vive una
buena parte de los españoles? No es lo mismo quedarse en casa quince días, por
lo pronto (serán más), en un chalet con piscina que hacerlo en un cubículo de
cuarenta metros, oscuro y sin apenas luz, donde han de convivir dos adultos y
tres niños. (Hablo de un caso que conozco, seguro que no es único y que los hay
peores). ¿Qué experto sanitario puede aconsejar que no se permita salir de casa
durante al menos dos semanas a tres niños de dos, cuatro y cinco años?
No sabemos si las medidas del
gobierno, con el ejército y la policía en las calles para evitar que nadie
salga a tomar el aire, lograrán evitar la propagación del nuevo virus; lo que
sí sabemos es que empeorarán la salud, física y mental, de millones de
españoles, especialmente de los más vulnerables. Y para prevenir eso a nadie se
le ocurre tomar medidas, al contrario de lo que ocurre con el desastre de la
economía.
¡Pobre España! Pero al menos Felipe
VI sabe estar en su lugar y dar un puñetazo en la mesa sin miedo a que se venga
abajo el tinglado de la Transición.
Lunes, 16 de marzo
NO HAY MAL QUE POR BIEN NO
VENGA
Al ir a comprar el
periódico a mi kiosco habitual en la esquina de Fernando Vela con la Avenida de
Pumarín, una de las pocas cotidianas felicidades que nos quedan, me dice la
dependienta.
----Ya no hay ningún periódico, se
han vendido todos.
----¿Han mandado menos?
----No, los de siempre. Pero ha
venido a comprarlos más gente de la habitual. Claro, cómo es un pretexto para
tomar algo el aire,
Yo sonrío. A ver si va a resultar
que esta pandemia tiene como consecuencia la salvación de la prensa impresa.
Porque leer el periódico en papel, y no limitarse a picotear alarmistas
titulares en el teléfono, es una buena costumbre que muchos han perdido. Ahora
tienen un mes al menos para recuperarla. Seguro que bastantes la mantienen
luego.
Martes, 17 de marzo
YA ERA HORA
Me gusta repetir
que el papel es la aristocracia de la información. Una noticia puede volar por
Internet, pero hasta que no aparece en los diarios impresos no adquiere plena
credibilidad. Sobre las corruptelas del anterior jefe del Estado, se pueden
encontrar bien documentados informes en varios medios digitales, pero nunca
pasaba nada porque, ante cualquier intento de denuncia judicial o de petición
de investigación en el parlamento, saltaba como un solo hombre, esgrimiendo la
primera frase del artículo 56.3 como un milagroso “detente bala”, el tripartito
que defiende las triquiñuelas de la Transición (PSOE, PP, Vox). Hoy, sin embargo, me encuentro con un editorial de El País en el que por primera vez “el diario de referencia” acepta que Juan
Carlos de Borbón pueda ser juzgado: “tuvo en su mano ocupar un lugar en la
historia que, dependiendo de lo que establezcan a partir de ahora los
tribunales, podría quedar ensombrecido por no haber podido resistirse al
espejismo de una época”.
O sea que los tribunales tienen algo
que decir, cosa que yo vengo defendiendo públicamente desde hace bastantes
años, frente a toda la magistratura española y todos los catedráticos de
Derecho constitucional. Recuerdo especialmente a un tal Bastida (creo que así
se llamaba), que me dijo que si quería entender algo de por qué el rey Juan
Carlos, hiciera lo que hiciera, no tendría jamás que dar cuenta ante ningún
tribunal debería matricularme en su asignatura de Derecho.
Bueno, pues parece que, primero el
Rey y luego El País han acabado por darme la razón. Ahora solo falta que
Adriana Lastra y el resto de los diputados defensores del tinglado de la
antigua farsa se lean el artículo 56.3 de la Constitución, pero enterito, ¿eh?,
enterito.
Miércoles, 28 de marzo
BIEN QUE LO LAMENTO
Escucho el discurso
del rey punteado por el sonido insistente de la cacerolas. Siento un poco de
pena. Cuatro previsibles banalidades no sirven para recuperar la autoridad
moral, perdida en Cataluña por un error propio y en el resto de España por
errores ajenos.
¡Qué gran rey habría sido Felipe VI
si le hubiera tocado vivir en tiempos menos turbulentos y si se hubiera
atrevido a hacer lo que hizo el domingo al día siguiente de acceder al trono!
Mi simpatía por él no me impide reconocer que, aunque es un modélico
servidor del Estado, un trabajador incansable, un hombre de bien, las
circunstancias pueden acabar superándole. Ojalá me equivoque, como me equivoco
en tantas cosas.
Jueves, 19 de marzo
CALLO, PERO NO OTORGO
A los seis o siete
años adquirí “uso de razón”, como se decía en los catecismos de entonces, y
desde esa temprana edad he adquirido el feo vicio de tratar de razonar en todas
las ocasiones. También ahora, cuando España (y no solo) parece haber perdido la
cabeza.
----¡Cuidadito con lo que dices! Que
está la gente muy sensible y pueden acabar linchándote, me advierte un amigo.
----No te preocupes, de sobra sé que
no se debe nadar en contra de la corriente, que puedes acabar pisoteado por el
rebaño.
----A ti nadie te impide pensar lo
que quieras. Por ejemplo, que las drásticas medidas que se han tomado contra la
epidemia, no sabemos si serán o no eficaces contra ella, pero que de lo que
podemos estar seguro es de que van a hundir la economía y a dañar la salud
física y mental de millones de personas. Tú puedes pensar eso, el pensamiento
es libre, pero no se te ocurra decirlo.
----No te preocupes, que no lo diré.
Viernes, 20 de marzo
LEJOS DE NOSOTROS
¿Y no habrá ninguna autoridad sanitaria que se atreva a
decir, alto y claro, que no solo de coronavirus muere el hombre (o la mujer),
que quien quiera conservar su salud física y mental debe pasar al menos media
hora diaria al aire libre --dentro de la ley, por supuesto, y cumpliendo
estrictamente las normas para evitar contagios--, que hasta en las cárceles los
condenados al aislamiento en celdas tienen derecho a una hora de patio?
No, nadie
se va a atrever a decir eso, y todos serán cómplices del deterioro de la salud
de la mayoría de los españoles, tan obedientes, tan temerosos, tan encerrados
en sus casas --también el coronavirus ha abandonado las
calles para refugiarse en las apretujadas familias y en las residencias de
ancianos-- , tan gritando gustosamente a
coro, como las universidades en tiempos de Fernando VII: “Lejos de nosotros la
funesta manía de pensar”.
Había preparado una larga entrada para contestar al doctor Martín ( epidemiólogo diletante al parecer y genuflexo adorador del Principe Prudente), pero -cosas de la informática- este blog no permite mensajes vía PC. Lo hago, pues, ahora más esquemáticamente con el móvil (lo que no deja de ser una suerte para JLGM, pues esta dilación atenúa y rebaja el tono, que era francamente beligerante contra lo suyo de hoy/de siempre.
ResponderEliminarEste post de ahora es de lo más absurdo, prepotente, insensato que le haya leído al buen Martín: un verdadero disparate que no hay por donde cogerlo (aunque el bien que nos "cogerá" a muchos).
Comienza disparatando al sostener que Felipe VI nos ha dado una lección de pundonor democrático al denunciar las presuntas trastadas de su papá..., como si obrara espontáneamente, al dictado de una conciencia insobornable, y no para redundar en algo que todos conocíamos ya. Reacción bien tardía, puesto que el monarca acababa de reconocer que sabía de los presuntos delitos de su padre por lo menos de un año a esta parte. Y no he visto tampoco que don Felipe haya dicho nada parecido a "hasta aquí hemos llegado", ni mucho menos que blandiese los puños (eso queda para los catalanes díscolos). El pazguato comentario sobre la renuncia (imposible) a la herencia de la pasta negra..,en fin.
Qué reseña tan lamentable -y profundamente ignorante- la que nos regala Martín en esta ocasión...
Lo despectivas criticas de nuestro epidemiólogo al quehacer del Gobierno, porque obligue a enclaustrarse al personal me trae el recuerdo de Aznar, cuando decía que quién le tenía que decir a él cuántas copas de vino podía tomarse.
Siento vergüenza ajena, don Msrtin
Tienes razón F, tienes razon
ResponderEliminarSeñor F, relea, medite, trate de entender, no se crea todo lo que escucha, intente pensar por cuenta propia y a lo mejor cambia de opinión.
ResponderEliminarNo hay relectura que valga, Martin, está clarísimo. Aún me hago cruces.
EliminarBastida me suena a un catedrático de Derecho Constitucional
ResponderEliminarEntre tantos listos, está bien uno que no lo sea, mientras no se le peguen una plaga de anónimos.
ResponderEliminarLo del rey, si sabía hace tiempo lo que había, tarde vino a reaccionar, y el discurso un poco penoso. Casi acobardado. Los demás oradores políticos en estas circunstancias, tampoco nada que ver con Cicerón.
En primer lugar, Jesús, muchas gracias por estar ahí con tu nombre entero y verdadero, y con tu acento canario, entre la peste de anónimos y pseudónimos que infectan estas páginas.
ResponderEliminarEn segundo lugar, lo del anterior jefe del Estado se sabía, pero era como si no se supiera, cualquier intento de investigación era negado en el Congreso con la excusa de que la Constitución lo impedía y ningún fiscal tenía el valor de aceptar una acusación contra ese señor con la misma excusa. Después de las palabras del rey, que han puesto por fin a su padre a los pies de los caballos de la justicia, ya no hay excusa que valga. Y si lees el artículo de ayer en El País de un catedrático de derecho penal verás que dice sobre la famosa "inviolabilidad" lo mismo que yo llevo repitiendo en vano desde hace más de una década. ¿Ha caído ahora en la cuenta? No, solo ahora, tras la denuncia del rey, se ha atrevido a decirlo o se han atrevido a publicarlo. Las palabras del rey contra su padre marcan un antes y un después en la complicidad de los españoles con más que presunto delincuente (al que adularon sin tasa) y dejan en ridículo a todos los políticos españoles, por no mencionar a los catedráticos de derecho constitucional.
Jesús no dice " se sabia" sino " SÍ sabia", lo que es bien distinto. El " se" de Martín flota en una nebulosa impersonal pero el Sí de Castellano apunta a un sabedor concreto: el actual rey. Y de lo que aquí estamos discutiendo es de cómo queda afectado este por el escándalo de Jusn Carlos I, " sabiéndose" don Felipe (según confesión propia) las adanzas de su padre.
ResponderEliminarLo que va de un se a un sí.
Reparo ahora en que el "si" de Castellsno va sin tilde, luego es condicional. A los efectos importa poco para lo que he escrito.
ResponderEliminarHe leído dos o tres veces la entrada titulada "Viva el Rey" y no salgo de mi asombro. Me remito a lo que ya han escrito tanto F como Castellanos. Como este encierro dure mucho...
ResponderEliminarA quienes les guste la pintura les recomiendo, con el permiso de Martín, descargar de YouTube las cuatro conferencias que hace unos meses ofreció Muñoz Molina en la Cátedra del Prado. Una delicia.
ResponderEliminarPrimero, comparto con Martín la confianza hacia el actual rey; lo que dijo, en esa renuncia a la herencia y demás, no es retórica ni banal disculpa de el papel --o el aire-- aguanta lo que le pongan del anterior rey: "Perdón, no lo vuelvo a hacer". Las de Felipe son palabras serias, en este caso, aunque sean dichas cuando se descubre el pastel. Juan Carlos con su proceder animó a una época de políticos que nada tuvieron que ver con el bien común. Y sí, mientras el Gobierno renunciaba a investigar, el Rey... Lo que me preocupó fue el discurso, como de circunstancias, con ese "unidos venceremos" que suena a chiste en una situación donde nos mandan estar separados ("separados venceremos") o, como bien dice mi amigo, hacinados, casos donde el remedio puede ser peor que la enfermedad. Y... Bueno, iba a hablar de algunos miembros del Gobierno. Lo dejo para otro día.
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, Jesús. Si relees lo que dije, comprobarás que mi "viva el rey" no se refería al vacuo discurso de ánimo.
EliminarVenía de aplaudir por la ventana y no me queda más remedio que repetir la ovación al leer la última remesa de Jesús Castellano . Y es que nos gastamos unos analistas politicos en esta patria que le inclinan a uno a retirarse a un convento tipo Santa María de Huerta: por piernas, avergonzado de la propia incompetencia y arrepentido ser un obstinado cabezón.
EliminarMea culpa, ¡Mi futura herencia por un cilicio! Lo digo muy en serio.
Estimado F sin punto, yo más que con el cilicio te veo plantando lechugas en un monasterio franciscano, ideando con la cabeza un melodrama estilo... ¿cómo se llamaba mi compatriota?
EliminarGuillermo Sautier Casaseseca.
EliminarAbrazos.
Por supuesto que es exasperante y enervante y desquiciante el confinamiento, con niños o sin niños. También era exasperante y desquiciante bajar a los refugios antiaéreos cuando había bombardeos, a veces durante horas. Pero había que bajar porque era el mal menor y fuera podías morir. El sacrificio y las renuncias forman parte del tiempo de plagas. Ahora no es solo que puedas morir, es que puedes matar.
ResponderEliminarLas medidas serían menos drásticas si este no fuera un país de tramposos. Por ejemplo, se podría permitir caminar por el monte, por los bosques. Pero si dejan este resquicio los "listos" aprovecharán para ir al parque o al botánico, argumentando que eso "es bosque".
Y así nos luce.
Martín, soy Xuan Bello. Excelente página.
ResponderEliminarDon Xuan Bello, era por mayo del año pasado cuando le entreveia servidor en la biblioteca del Fontán, acompañando a nuestro polígrafo de cabecera,JLGM, en la presentación/lectura de "Ni lo uno ni lo otro". La entrada de usted fue espectacular. En un primer momento pensé que un curtido cazador se había acercado al reclamo de la tersa poesía (ya se sabe que los cazadores suelen tener esa debilidad del espíritu). Tan fue así que,cuando se revolvió para abrirle paso al un poco atolondrado Arcipreste, creí apreciar que del cinto le pendían unas becadas. Pero no, resultó ser un faldón de la camisa de cuadros que llevaba por fuera. Su reciiedumbre y una prestancia un tanto agreste me habían persuadido de que con toda probabilidad habria dejado usted el rifle al recaudo del conserje de la biblio; hasta imaginé una montura atada por la brida a una argolla de la fachada. Luego resultó que no era ustedc un cazador, o si lo era no venía de aquella guisa, sino a cumplimentar al buen Martín..., que maltrataba de palabra a uno que merodeaba por allí. Pero se habia olvidado ustedc las gafas y mo hubo lectura de su parte.
EliminarHasta que yo, que mo llevaba puestas las mías, acabe por identificarle y dije para mi (y para la dama que me compañaba): Este es Xuan Bello, el excelente escritor que un día te dije.
Salud.
Respuesta a José María Carrasco:
ResponderEliminarLos refugios antiaéreos protegían de las bombas a los adultos y a los niños. Lo que protege del corona virus es guardar las distancias sociales --metro y medio entre persona y persona-- y lavarse las manos después de tocar superficies que pueden estar infectadas. Quedarse en casa no es un bien en sí mismo y trae muchos males. Las autoridades sanitarias deberían recordar la necesidad de salir de casa y hacer ejercicio y respirar aire puro guardando las distancias entre una persona y otra al menos durante una hora al día. Así lo hacen en muchos países, que por cierto contienen mejor la enfermedad que nosotros.
El sacrificio por el sacrificio es un concepto religioso, no tiene que ver con la salud pública. Solo hay que sacrificarse si con eso ayudamos a contener la enfermedad. Impedir que se pasee solo por el bosque es una estupidez. No hay otra palabra. Y no hay ningún médico, ningún científico, que pueda justificar esa prohibición, si es que existe, que quizá no y no pasa de una interpretación abusiva de la ley. Y lo de que si se permitiera pasear por los bosques los tramposos aprovecharían para pasear también por los parques es un razonamiento que no entiendo. ¿Qué tiene de malo pasear por los parques, siempre que, como en el caso de los bosques, se haga de uno en uno y a la adecuada distancia de seguridad? Es más peligroso quedarse en casa cuando no se vive solo: ahí seguro que se infecta a toda la familia (¿no se le ha ocurrido a José María Carrasco que quedándose en casa puede matar a toda su familia?). Los ancianos que mueren en las residencias no pisaron la calle ni un bosque.
Me preocupan las observaciones de José María Carrasco porque es lo que se ha hecho creer a muchos españoles con el machacón "quédate en casa". Quedarse en casa es un medio, no un fin. Lo fundamental es evitar los contagios, pero preservando la salud (hay otras enfermedades, físicas y mentales, que no son el coronavirus) y la economía.
A mí me conmueve la virginal prudencia del tripartito.
ResponderEliminarPues salir en manada a los espacios públicos, aún guardando una distancia entre personas de dieciséis metros, supondría que en su calzado, con sus toses y estornudos (muchos iban a estar contagiados) harían la función de spray sobre objetos como mesas de café, manillas y pomos de puertas, enlosados y mobiliario urbano, hasta la reverenda manija del portal de su casa. Después vendrían otros confiados paseantes, pondrian sus dátiles en esos objetos contaminados por lo virus y... El resto se puede imaginar.
ResponderEliminarLa ignorancia prepotente llega a ser temeraria y hasta un peligro para la salud pública.
Conoce usted la diferencia entre arrogancia y prepotencia?
EliminarA tenor de su comentario parece que no.
Decía Napoleón a uno de sus mariscales díscolos, que para ser revolucionario hay que madrugar.
No sé si me entiende...
Qué bobada. Salir un tiempo fuera de casa, algo necesario para conservar la salud física y mental, no es salir "en manada" ni sin respetar las estrictas medidas para evitar contagios: no acercarse a otras personas, toses o estornudar en el codo, procurar no tocar ningún objeto que pueda estar contaminado, y lavarse de inmediato las manos si no hay más remedio que hacerlo (al abrir el portal de casa, por ejemplo, como se hace ahora al ir y volver de la compra).
ResponderEliminarPerdone lo de bobada, anónimo, pero no se me ocurre otra palabra más precisa para su objeción. ¿Y qué de que mesas de café habla si los cafés están cerrados y solo se podría caminar terapéuticamente, no formar grupos ni sentarse a charlas en los bancos del parque?
Martin, como usted siempre está en contra de todo, ilústrenos sobre "lo que habría que hacer". El otro día un taxista me lo explicó con esa lucidez que caracteriza a las mentes despiertas.
EliminarHay que hacer lo que se está haciendo, mejorando en algunos puntos. Lea, por favor, la respuesta a los comentarios siguientes.
EliminarLa posición de JLGM es perplejizante, y yo dudo de que se haya informado a fondo lo que está realmente sucediendo.
ResponderEliminarEl confinamiento en casa no es un fin, por supuesto, sino un medio. ¡Como si no lo supiéramos! Es, de hecho, el único medio conocido para acabar radicalmente con la propagación del virus que acecha, como se ha demostrado palmariamente en Wuhan, China, única parcela planetaria en que han sido capaces de parar en seco la infección, hasta ahora.
El acceso a los parques ha demostrado ya ser un gran peligro por la concentración de personas que supone, paseando unas detrás de otra y cerca de otras, aunque sea a más de dos metros, respirando el aire respirado por otros y las toses y estornudos emitidos por otros paseantes. La concentración de vehículos en los alrededores, igualmente preocupante.
La distancia de seguridad de 1 m o 2 m no deja de ser una medida meramente orientativa sobre una epidemia de la que aún se ignora la mayoría de los detalles. Reitero: solo las medidas adoptadas por los chinos de Wuhan han demostrado hasta ahora ser eficaces.
El dilema se plantea entre dos alternativas muy claras: encierro, incomodidad, exasperación, aburrimiento... por un lado, y por otro la muerte segura de unos cuantos miles de personas. Me parecería terrible ir a la segunda por el egocentrismo burgués de evitar la primera. Me recuerda mucho al conocido escritor que despotricó contra Carmena y las restricciones Madrid-Centro porque dificultaba las visitas de sus hijos. ¡Gran problema, vive Dios, frente al cáncer!
Por cierto, el sacrificio NO ES un concepto religioso. Es un hecho cotidiano y profano que se presenta cada vez que hay un conflicto de intereses o de motivaciones.
ResponderEliminarSi tengo la meta de comprar una vivienda, seguramente tengo que sacrificar las vacaciones en Kenia o la renovación del vehículo. Si ansío completar mi novela, es muy probable que tenga que renunciar a fiestas, diversiones y reuniones sociales. Profano y cotidiano.
Lo de ahora es lo mismo. Si quiero evitar mi muerte y la de otros muchos, no me queda más remedio que renunciar a una buena parte de mi libertad de movimientos. Salvo, naturalmente, que se valore más dicha libertad de movimientos que la pérdida de vidas. En tal caso, ya se encargará la policía de hacer obligatorio lo que no se quiere hacer de grado.
Vamos a ver, José María, en primer lugar decirle que me alegra mucho tener con quien debatir estas cuestiones. Una suerte poder intercambiar ideas.
ResponderEliminar1/ Yo no estoy en contra de las medidas para contener la epidemia, faltaría más. No hay cura, así que evitar que se propague el virus es fundamental. Lo único que yo digo es que, lo mismo que se han hecho ciertas excepciones al estar encerrado en casa (ir a comprar el periódico, ir a hacer la compra diaria, pasear al perro), se hagan otras imprescindibles para mantener la salud de los ciudadanos (el coronavirus no es la única enfermedad). Y esa medida es permitir que los ciudadanos estén al menos una hora en la calle, por supuesto de uno en uno, en las calles bien limpias (como lo están, al menos en Asturias, más que el interior de muchas casas). Podía restringirse esta medida y no aplicarse a quienes tienen casa con amplia terraza (e incluso con jardín entre altos muros). Podría darse permiso, como se les da a los que salen para ir a trabajar, a quienes viven en casas de menos de cuarenta o cincuenta metros cuadrado y son familia numerosa. Es un ejemplo. Solo digo que es obligación, repito, obligación de las autoridades sanitarias velar por la salud física y mental de los ciudadanos, y ningún estado de alarma (salvo en países no democráticos, como China o Corea del Norte) justifica que esa salud se desatienda.
2/ Tiene usted toda la razón: el concepto de sacrificio no es solo religioso. No es religioso cuando existe una relación de causa-efecto entre aquello de lo que me privo y aquello que pretendo conseguir (ahorrar para pagarle los estudios a un hijo). No la hay cuando no se da esa relación: subir de rodillas al santuario de determinada Virgen para que un familiar se cure del cáncer. ¿Queda claro lo que pienso?
En el caso de la cuarentena, hay un evidente sacrificio en el primer sentido del término (nos privamos de muchas cosas --fundamentalmente los contactos humanos-- para conseguir un bien mayor: evitar que un peligroso virus se propague). Pero de sus palabras creo deducir (puedo estar equivocado) que también utiliza el concepto de sacrificio en el sentido místico o religioso (como cuando se sacrificaban seres humanos para complacer a los dioses). Quedarse en casa no es un bien absoluto y por eso la actual ley permite salir en determinados casos. Yo me limito a señalar uno que no ha contemplado y que es fundamental. Y si muere más gente en el hospital no es porque alguien salga solo, o con su niño pequeño de la mano, a tomar el aire en un lugar solitario, tampoco porque se vaya a comprar con las precauciones necesarias. La mayoría de los nuevos contagios se llevan a cabo en el hogar, en la casa de uno, o en las residencias de ancianos. Para ser perfecto el quedarse en casa deberíamos vivir todos solos.
Y 3/ El ejemplo de China debemos tomarlo con muchas precauciones, como el contrario de Alemania. Parece que el virus tiene un momento de máxima extensión y luego comienza a decrecer. Ya veremos qué medidas han resultado más eficaces cuando se hagan los estudios correspondientes en los distintos países y se comparen.
José Luis, en un país como el nuestro, de gran expansividad social y escasísima disciplina, el permitir que los ciudadanos ventilen una hora día sería un verdadero desastre. Parece mentira que no conozca usted a los españoles. Verá cómo, cuando escampe, la algarabía y celebración que se producirá nos va a ridiculizar aún más. Si somos como niños, el Estado deberá asumir el papel de papá responsable.
EliminarSe imagina lo que ocurriría si el confinamiento terminara antes de Semana Santa? Yo, si, con mucha vergüenza.
Tiene usted, Martín, bastantes personas con quienes discutir de la pandemia, aunque sean menos transigentes con sus embelecos que el señor Carrasco; que conste en acta.
ResponderEliminarTodo su castillo de artificio se cimenta en la ingenua creencia de que el disciplinado pueblo español iba a salir a la calle con su cinta métrica desplegada, las coderas con esponjas adaptadas con velcro y entonando cánticos cívico-patrióticos: el buen salvaje pasado por el tamiz de la Ilustración. Pero la realidad iba a ser bien diferente. Dando por supuesto, y según sus planes, que el derecho a la salida del confinamiento debiera ser universal, a ver cómo se las iba a arreglar la muchedumbre para no caer en hacinamientos y toqueteos más o menos intencionados. Su fe en la autodisciplina de este noble pueblo, la credulidad extrema que ello supone, solo tiene parangón con la que abriga respecto a la fiabilidad de las promesas de renuncia a golosas herencias multimillonarias (en petrodólares) de un apuesto príncipe sureño. Menos fe manifiesta usted en que el Gobierno de España, arropado por un ejército de médicos, biólogos, farmacéuticos, epidemiólogos y un vasto equipo multidisciplinar deje de ser esa reata de insensatos de cuya impericia nos quiere convencer. Increíble, para cuánto dan las cátedras de Letras...
Como los ejemplos y parábolas suelen ser muy ilustrativo de lo que se pretende alegar, le agradecería que nos explicara qué infraestructura logística iba a necesitar la ciudad de Madrid para que cada ciudadano que lo deseara saliese a las calles del centro a estirar las piernas; qué clase de organización para salir y no tocarse, toser y no salpicar; cuantos policías municipales iban a ser precisos para evitar que los pícaros y comodones de siempre hiciesen su real gana y se saltaran a la torera las reglas imprescindibles. Difícil iba a estar la cosa, porque estando presos como estamos de esa especie de toque de queda, así y todo hay un buen número de gamberros (de toda edad y condición) que al menor descuido salen a la calle y te la clavan. ¿En qué reducto vivirá Martín que no se entera de estas cosas?
Pone el ejemplo de que en un piso de cuarenta metros viva una familia de cinco miembros y que, por esa promiscuidad obligada, terminen todos infectados. Lo que no dice es qué pasaría si estos portadores del virus saliesen los cinco a la calle; iba a saber entonces lo que es crecer una epidemia en progresión GEOMÉTRICA (aquí está el quid del confinamiento, pero no usted no se entera).
En cuanto a lo que dice sobre que tenemos que tomar con muchas precauciones el "ejemplo" de China pero imitar el de Alemania..., denota que no está usted al corriente de lo que acontece, día a día, con esta pandemia. Precisamente es Alemania la que toma ejemplo de China y acaba de adoptar el modelo de confinamiento, al menos en el estado de Baviera, donde Herr Markus Soeder acaba de decretar la cuarentena a los 13 millones de ciudadanos del estado bávaro. China ya ha entrado en la etapa de resolución de la epidemia, no dándose nuevos casos de afectados de origen nacional. China primero, Italia, Argentina, Francia, ahora Alemania..., han decidido aplicar el modelo de cuarentena-confinamiento. Pero Martín seguirá aspergiendo sus saberes universales.
"un cambio de Régimen no debe hacerse mientras el anterior funcione". No estoy de acuerdo: el cambio de monarquía a república no es una cuestión de funcionamiento, sino de legitimidad, y en el supuesto caso de que se hiciera un referéndum para decidir y éste saliera a favor de la monarquía, ésta seguiría siendo ilegítima, como hasta ahora, porque no puede ser legítimo que la jefatura del estado sea hereditaria, funcione o no ese estado (hay dictaduras que funcionan). Ese es el problema que tenemos con la monarquía, que "está todo atado y bien atado".
ResponderEliminarEn cuanto al confinamiento por el dichoso corona virus me parece una medida acertada con las excepciones que establece. Introducir otra como la media hora de patio sería imposible de controlar. Y no creo que la mayoría —en la que, por supuesto, no estaría incluido García Martín— grite aquello de "Lejos de nosotros…".
Hay personas en este blog que saben poco de leyes y nada de virus.
ResponderEliminarEn este caso, el coronavirus, es peligroso para algunos, a otros ni les afecta , depende del sistema inmunológico de cada uno. Pero se debe proteger a los más debiles; el sistema sanitario, las UCI, no están al borde del colapso por otras enfermedades, sino por esta.
Sacar al nieto de paseo, darse una vuelta por el campo...dejar de hacer eso no es un sacrificio.
No seamos irresponsables, por favor.
Qué manera de razonar. Todo ese hundimiento del mundo que se produciría, Dionisio y "Ardura", si dejan salir a pasear un breve tiempo a una persona guardando todas las medidas para evitar el contagio (o a una persona con un niño) ¿por qué no se produce cuando sale acompañada de un perro? ¿Es que el perro es un talismán que anula esos contactos en progresión geométrica?
ResponderEliminarY ahora resulta que Alemania sigue nuestro ejemplo: pone en cuarentena a 13 millones de habitantes. Pues no sigue nuestro ejemplo porque entonces habría puesto a los setenta millones que ha dejado fuera de la cuarentena.
No sigo desmontando argumentos. Todo esto pasará y volverá la razón a un país que ha (o le han) enloquecido. Y conste que yo no niego la gravedad del asunto ni la necesidad de las medidas, sino que hay que aplicarlas con inteligencia y procurar no dañar sin beneficio alguno.
Y un poco de cautela al tratar de China, un país comunista, cuyos habitantes no son ciudadanos de pleno derecho, y que está haciendo mucho para cambiar de imagen. No hay noticia de los muertos que ha habido en los meses del confinamiento no debidos al coronavirus sino a la desatención a quienes tenían otras enfermedades.
China no ha ocultado ningún dato
ResponderEliminarPues dígame usted cuántas personas han muerto en las zonas confinadas de China por causas distintas al coronavirus.
EliminarY eso de que no oculta ningún dato no se lo cree ningún ciudadno chino.
Ya empezamos a mezclar churras con merinas
ResponderEliminar¿Ciudadanos de "pleno derecho"? ¿Que quieres decir?
Tampoco en la India, ni en el mundo árabe, ni en Indonesia, ni en Rusia, ni en la mayor parte de Africa. Ya sumamos 3/4 partes de la población mundial.
No se si serán ciudadanos de "pleno derecho", pero son 1.500 millones.
ResponderEliminarNo debe distinguir mucho el virus entre esas distinciones. Europa supera con mucho a China en número de infectados.
Es como tratar con un niño, no me incluye pero me lee.
ResponderEliminarPeste de anónimos. Ni en circunstancias tan serias son capaces de quitarse la máscara (que no la mascarilla).
EliminarNo te entiendo, Martín. Entre las medidas en que hay acuerdo científico general para parar los contagios está el confinamiento. De hecho, se está pidiendo que sea aún más estricto. Por supuesto que es una medida extrema y no creo que a nadie le guste. Pero mejor empezar ahora para que no se alargue. Las alternativas que propones me parecen marcianas. ¿Dejarlo a la responsabilidad de la gente? Ya vemos la responsabilidad de la gente cuando llega el fin de semana y llenan de coches las salidas a la playa de Sevilla, de Valencia... ¿Que pueda salir la gente que vive en pisos de 40 metros? Venga, que la policía decida dónde vive cada uno. Todo el mundo saldría en tropel diciendo vivir ocho en un piso de 30 metros. ¿Más excepciones? Si se puede ir al súper, al estanco, al banco... En fin, que el confinamiento por sí solo no soluciona el problema, pero hay consenso científico respecto a que es imprescindible. Vamos a sacrificarnos un poquito y a no seguir tocando las narices con nuestro egoísmo de costumbre-fija-no-puedo-cambiar-mis-hábitos.
ResponderEliminarQué cosas, Piquero. Se puede sacar al perro, pero no se puede sacar en un mes a los niños de casa. Se puede comprar tabaco, pero no se puede comprar libros. En fin, el lavado de cerebro. Lo que yo critico no es la restricción de los contactos sociales, algo imprescindible, sino las excepciones hechas al tun tun. Entras a comprar en el Carrefour y puedes comprar un montón de cosas, pero no los libros que están expuestos al lado. El miedo no debe anular la inteligencia y las medidas deben ser matizadas según las circunstancias. En muchos países el confinamiento no impide salir en bicicleta, de uno en uno, algo incluso recomendado por la autoridades. Y en otros países esas medidas extremas se toman con mucha cautela (mira Alemania).
ResponderEliminarCuriosa gente los españoles: a la menor amenaza están dispuestos a renunciar a la libertad y a convertirse en súbditos sumisos de China o Corea del Norte.
Por cierto, no solo el coronavirus el que estos días amenaza a la población española. Hay otro virus no menos peligroso: aquel que nos hace creer (como en tiempos del general) que no estamos preparados para la libertad y que de vez en cuando sacan a relucir los comentaristas partidarios de la mano dura en esto del confinamiento. No se han dado cuenta de que la inmensa mayoría de los españoles se ha recluido en casa por estar concienciados de su necesidad, no por miedo a las multas. El comportamiento de la sociedad española me parece que está siendo ejemplar. El de las autoridades, quizá no tanto. Deben tener mucho cuidado con medidas arbitrarias que perjudiquen más que beneficien a la salud general.
ResponderEliminarYo prefiero reaccionar con humildad y aceptar que carezco de criterio para rebatir las medidas propuestas. Lo que aparentemente puede resultar incomprensible, tendrá su razón de ser. Esa postura se llama disciplina. La otra se llama soberbia ciega.
EliminarEsa postura suya se llama sumisión y no es propia de ciudadanos libres en un país libre, Ernesto. En Corea del Norte sería un ciudadano ejemplar.
EliminarEl barco le hace agua a Martín y le empieza a desconcertar el hecho de que no logre taponar las brechas que le hunden, más y más, en la inconsecuencia. Ahora lanza una reprimenda a los que desconfían del buen criterio del pueblo español y alaba, sin embargo, la prudencia de este, llegando a afirmar que si están enchiquerados en casa es por responsabilidad y consciencia, no porque se le obligue a ello.
ResponderEliminarEntonces, digo yo, ¿en qué quedamos?, ¿percibe la gente como conveniente y justo el confinamiento en casa o es una tontería que solo detecta el buen Martín? Si el pueblo es mayor de edad sabrá bien lo que le conviene, ¿no?
Patético lo tuyo, buen Martín.
¿Qué tal si se dejara de porfiar con el pérfido coronasvirus (que, por cierto, me habita y no me quejo) -y entretenéis a los dolientes y a vosotros mismos- con algún cuento, anécdota jugosa, experiencia viajera, poema lujurioso y demás alimentos del alma en tiempos de guerra? La fórmula ya está inventada desde que un grupo de aristócratas florentinos, huyendo del cólera, se refugiaron en una villa aguas arriba del padre Arno.
Una vez más, ánimo a F en su lucha contra el bicho. Y ahora que ha relajado el estilo se le lee mejor
Eliminar"Curiosa gente los españoles: a la menor amenaza están dispuestos a renunciar a la libertad y convertirse en súbditos de China o Corea del Norte".
ResponderEliminarLo he tenido que leer varias veces porque no se puede creer que se haya escrito esto, pero sí: se ha escrito.
Los perros no son un elemento de contagio, los niños sí. Los parques se llenarían, los niños interactuando unos con otros, como hacen siempre. Los libros, bueno, no creo que en el Carrefour se negaran a cobrarte un libro junto con el pan, la leche y lo demás. Y todo buen lector tiene recursos aunque no pueda pisar una librería durante un mes; no creo que tenga que explayarme sobre esos recursos. En cuanto a Alemania, hay otros factores que han hecho que no aumente la plaga al ritmo que lo hace en España, y ya veremos cómo evoluciona allí y qué medidas acaban tomando.
ResponderEliminarUno solo que rompa la cadena de confinamiento se puede convertir en un problema, igual que los niños a los que sus padres no vacunan del sarampión acaban provocando brotes donde el sarampión llevaba décadas extinguido.
No, Martín, nadie desea voluntariamente convertirse en ciudadano de Corea del Norte. Se trata de responsabilidad ante una situación excepcional que hacía un siglo que no se vivía. O así debería ser, porque son muchos los que muestran muy poca responsabilidad. Esas caravanas de gente que sale los fines de semana hacia su segunda residencia en la playa o en la sierra. Sin las multas serían el doble. Según tú, tampoco habría que obligar a nadie a pagar impuestos: lo harían todos voluntariamente; y nadie pasaría de 120 en la autopista si no les multasen, y todos respetarían las prohibiciones de fumar en lugares cerrados, etc. Los mundos de Yupi.
Me dejas atónico, Piquero, aunque ya debería estar acostumbrado. De sobra sé que el ser un excelente poeta no garantiza el uso adecuado del razonamiento. Vayamos por partes.
Eliminar1/ Los perros no son un elemento de contagio. ¿Y los dueños de los perros? Porque nunca salen solos. Y a veces se lanzan unos contra otros, son perros, para olerse y acariciarse y los dueños se ven con dificultad para desenredar las correas.
2/ Los parque se llenarían de niños. Leo y releo. Los parques infantiles están cerrados y los padres de los niños están muy preocupados por su salud. Los niños saldrían de la mano de un progenitor (como salen ahora para ir a la compra cuando no tienen con quien dejarlos), separados unos de otro, como se sale ahora. No le des más vueltas: esa medida concreta, permitir pasear a un perro y no salir con un niño es una estupidez que no se sostiene se mire por dónde se mire. Y ya veremos el daño que está causando a los niños a poco que se prolongue.
3/ Para hablar de estos asuntos hay que estar informado. En Carrefour una cinta separa lo que se puede comprar y lo que no se puede comprar de acuerdo con la ley. Si alargas la mano a un libro, en seguida llega el guardia de seguridad y te avisa de la multa.
4/ "Uno solo que rompa la cadena de confinamiento se puede convertir en un problema..." Pero tú ¿en qué mundo vives, tío? En España desde luego que no: las ciudades están llenas de gente que "rompe" el confinamiento dentro de la más estricta legalidad, gente que va a la compra, recaderos que andan de un lado para otro, carteros, servicio de limpieza (antes basureros), trabajadores de la construcción (hay edificios en los que se sigue trabajando, el gran complejo del Vasco, cerca de mi casa, por ejemplo), conductores de autobuses, gente que viaja en autobús... Y un padre que sale a pasear por la acera de su casa un ratito al día agrava la situación de la UCI. Vaya tragaderas que hay que tener para comulgar con semejante rueda de molino.
4/ "Esas caravanas de gente hacia su segunda residencia" no existen. Son fantasías tuyas. Justificación del ordeno y mando sin razones sanitarias (no las hay para no poder pasear de uno en uno).
En fin, Piquero, que fuera de tus poemas dejo de tomarte en serio.
Pues no sé en qué mundo vives tú, porque yo veo a los dueños de los perros solos. De todos modos, han pillado a muchos paseándolos a kilómetros de sus casas. El responsable pueblo español.
EliminarEl problema es que un perro en casa (tú no lo sabes porque no tienes perro) puede convertirse en un problema de seguridad y de salud. A un niño se le puede entretener en casa si los padres se toman la molestia. A un perro no se le puede decir que use el baño o ponerle un pañal, que no muerda de ansiedad los muebles o a sus dueños. Esa es la razón de la excepción, y se han hartado de explicarla para los que no la entienden.
Los niños, tú mismo lo has dicho, pueden salir ocasionalmente con un adulto que no puede dejarlos solos. Lo que se pretende es que no se llenen las calles de niños. Si muchos aprovechan tener perro para deambular constantemente, los que tienen niños, que son muchísimos más, imagínate lo que harían. Nunca habrían tomado tanto aire los niños.
Lo del Carrefour te lo concedo, no lo sabía. Supongo que la razón es limitar lo más posible el espacio común y el tiempo de permanencia en los comercios.
En cuanto a lo de la cadena, el más simple lo entiende. Por supuesto que hay mucha gente autorizada a circular, precisamente para no paralizar la economía del país y hundir totalmente la actividad comercial. De lo que se trata es de romper la cadena lo menos posible. Si ahora se rompe la cadena diez veces, sin el confinamiento se rompería dos mil veces, al igual que un niño sin vacunar de sarampión contagia a quince y todos los niños sin vacunar hacen una pandemia de sarampión. Dale un par de vueltas a tu rueda de molino, si quieres que te tome en serio yo, porque con el corona virus te estás luciendo.
Piquero, la verdad es que siento un poco de ternura al ver cómo razonas. Trato de no perder la paciencia.
Eliminar1/ Pues claro que los dueños de los perros salen solos con su perro, todos salimos solos (salvo los policías y los militares, por cierto). Lo que yo he visto (solo hablo de lo que he visto, siempre que salgo --dentro de la ley, por supuesto-- llevo los ojos muy abiertos) es que a veces un perro olfatea a otro y arrastra al amo hasta él y en ocasiones a los dueños les cuesta separarlos.
2/ A un niño se le puede tener "secuestrado" en casa un mes (y esperemos que no sea más), pero el daño que eso produce a su salud física y psíquica puede ser irreparable. Por cierto, hay perros también encerrados en las casas. Pobre país, el que respeta más los derechos de los perros que los de los niños.
3/ "Lo que se pretende es que no se llenen las calles de niños", claro, ni de mujeres ni de viejos ni de jóvenes, pero no por eso se les prohíbe ir a la compra, a por el periódico, etc, etc. Los niños, lo repito una vez más, saldrían solos con el padre y la madre, no se acercarían a otros niños ni a otros adultos, y estarían fuera un tiempo prudencial, vamos, lo mismo que el resto de los seres humanos.
4/ Lo de Carrefour no tiene nada que ver lo que tú dices, Es simplemente que se han cerrado las librerías y entonces la parte de librería del Carrefour no puede utilizarse, aunque esté a un lado del pasillo de otros productos que no se pueden vender. Estupidez de la norma, simplemente.
5/ Lo de la cadena que no puede romperse no es que lo entiende el más simple, es simplemente una simpleza. ¿Qué cadena es esa que se rompe si alguien sale de una casa que puede estar abarrotada de gente (hay familias numerosas y familias que comparten piso)? El contagio se da cuando nos acercamos a otro a menos de la distancia de seguridad o cuando tocamos una superficie infectada y luego nos llevamos la mano a la cara antes de lavarla (ese contagio puede darse dentro de las casas y se da sobre todo en las residencias de ancianos).
Por cierto, creo que no has entendido que no se trata de eliminar el confinamiento, sino de aplicarlo adecuadamente y de señalar entre las excepciones inevitables las que contribuyen a la salud de las personas.
Repito --y esto no es una opinión, quede claro-- un niño que salga a la calle (o un adulto) no contagia a nadie por el hecho de salir a la calle, tiene para ello que tener contacto con otras personas.
En fin, ¿así que me estoy luciendo con el tema? Je, je. Ya veremos quién se luce con este tema. Tiempo al tiempo.
"Si por ejemplo permitimos la salida de los niños menores de 4 años con un adulto serían más de dos millones de personas por la calle" (hoy en El País). Y sólo los menores de 4 años. ¿Quién se luce?
EliminarEste "José Luis Piquero" será el José Luis Piquero que yo conozco (gran poeta, excelente, traductor, colaborador de la revista Clarín) p un avatar de "Víctor Menéndez", a quien he decidido vetar?
EliminarVoy a responderle como si fuera quien dice que es.
EliminarSi por ejemplo permitimos la salida de los adultos a la calle (para comprar el periódico, alimentos, tabaco, pasear al perro), son treinta y cinco millones en la calle.
Pues resulta que está permitido y las calles no están precisamente abarrotadas, doy fe.
¿Tan difícil es entender que permitir salir a la calle a los menores acompañados de un adulto para un breve paseo y a la distancia habitual de las otras personas no es un "regalo" que se les hace sino un derecho que tienen? ¿Tan difícil es entender que impedirlo no contribuye a que haya menos contagiados sino a la daños en la salud física y mental de millones de personas en desarrollo y de los que somos responsables?
Cuando esto pase, se creará una comisión de investigación para exigir responsabilidades por ese atentado contra la salud pública y los derechos humanos. La condena moral (yo espero que haya otras) debería incluir a los cómplices, a quienes aplaudieron semejante barbaridad ("José Luis Piquero", el real o el apócrifo, entre ellos).
Pues nada, café para todos. Todo el mundo a la calle. Alegría. Todos los gobiernos del mundo recluyendo a la gente y ahora resulta que es un atentado contra los derechos humanos. Y los que aplaudimos las medidas estamos ansiosos por convertirnos en ciudadanos de Corea del Norte. Menos mal que nos llegará la condena moral "y otras" y purgaremos nuestros pecados. El que parece un avatar eres tú. Sugiero a las autoridades que te concedan un permiso especial para salir, porque el encierro te está afectando.
Eliminar¿Te enteras de lo que digo, Piquero? No importa. Lo repito, soy profesor, estoy acostumbrado a ello. Las actuales medidas de confinamiento tienen unas excepciones (si lees la última entrega de mi diario hoy publicada, verás las que se aplican en Alemania). Incluso en España, con un confinamiento de los más duros de la Unión Europea, hay excepciones: se puede salir a comprar el periódico, a comprar tabaco, a comprar alcohol (no a comprar libros), a comprar alimentos y papel higiénico (no cuadernos ni lápices de colores para dibujar), se puede también ir a correos a hacer envíos y recibir envíos en casa (lo que supone docenas de mensajeros recorriendo las calles). En todos estos casos, está permitido romper el encierro por razones varias (unas más justificadas que otras). Lo que yo digo es que entre esas excepciones debe estar también la de sacar a los niños pequeños a tomar el aire de la mano de sus padres. Naturalmente, como en los casos anteriores, respetando todas las normas para evitar el contagio. La gente va a comprar de uno en uno, no se quedan juntos charlando o jugando a las cartas. La gente compra cerveza, pero no reúnen para tomarla juntos y armar un botellón. ¿De dónde sacas tú que los padres que salieran a la calle con los hijos pequeños se iban a reunir unos y otros para ponerlos a jugar al corro? Los padres son los primeros defensores de la salud de sus hijos, por eso piden que se les permita lo que se permite (y muy razonablemente)a los dueños de los perros.
EliminarSi ahora no me has entendido, Piquero, y sueltas otra de las tuyas, la verdad es que no tienes remedio. Pero te seguiré queriendo igual, qué se le va a hacer. A uno le enternecen las personas con ciertos problemas a la hora de atender a lo que se les dice y no perderse en sus ideas previas.
Primer día de miedo auténtico. No de prevención, ni de fastidio, ni de hastío. Miedo.
ResponderEliminarMás de tres mil sanitarios/as, médicos, enfermeros, están contagiados. Si siguen cayendo más y más, no es impensable que empiece a haber enfermos abandonados, desatendidos, olvidados. Esto no es alarmismo gubernamental ni mediático, es un resultado posible o probable de una extrapolación. Pienso también en los grandes proveedores, el sector primario, y en los distribuidores y repartidores; si fallan por contagio habrá tiendas desabastecidas, limitaciones al consumo, alimentos racionados. ¿Y la energía, ahora que están privatizadas incluso las industrias estratégicas, y se rigen sólo por el beneficio? Posibles cortes de suministro eléctrico serían una amenaza gravísima porque nos hemos vuelto muy dependientes: cajeros automáticos, comunicaciones, gestiones, Internet.
Resulta que todo pendía de un hilo. Todo era extremadamente frágil y sensible. Que haya suerte, amigos.
Tranquilo, Tinar Omena, tranquilo. Que eso no pasará.
ResponderEliminarSalgo de casa siempre dentro de la ley, pero como la ley me permite ir con los ojos bien abiertos no dejo de tomar nota de todo lo que veo.
ResponderEliminarLa perla de hoy:
Un anciano renqueante que viene de hacer la compra se sienta un momento en un banco. De inmediato, de un furgón militar cercano se bajan dos soldados (sin mascarilla, por cierto) y le dicen que tiene que levantarse y volver a casa lo más pronto posible que lo dice la ley que está hecha para proteger la salud de todos.. El anciano se levanta con dificultad y sigue malamente su camino. En el banco de al lado está sentado, fumando tranquilamente, un trabajador del servicio de limpieza (sin mascarilla y con el carrito con los desechos al lado). Los soldados no le dicen nada.
Sin comentarios.
Hay agentes de la autoridad que se pasan un pelo y dejan asomar al autoritario que tienen dentro (un buen policía sabe cuándo actuar y cuándo transigir), pero el barrendero está trabajando (bueno,fumando en este caso) y no está incumpliendo nada, a menos que haya una norma que no le permita tomarse un respiro, o un cigarro.
EliminarEn lo de los que se van a segunda residencia, un ejemplo son el señor Aznar y la señora Botella, los primeros que salieron pitando.
Jesús, Jesús, no me seas Piquero ni F (ya no sé qué es peor). La escena que yo vi no tiene justificación ninguna. En primer lugar, no la protagonizaron policías locales sino militares. En segundo lugar, si no se puede uno sentarse en un banco la prohibición valdría igual para el servicio de limpieza. Y no hagamos demagogia: antes de que se prohibieran los desplazamientos, cualquiera podía escoger el domicilio en que iba a hacer la cuarentena. Y todos los que pueden escoger (yo también si pudiera) escogerían el más cómodo.
EliminarOtra cosa es que la cuarentena no la lleve igual Pablo Iglesias que los que se amontonan en un pequeño piso.
Es verdad, lo de Aznar es demagogia originada por la poca e irracional simpatía que le tengo.
EliminarLa prohibición tajante de sentarse en un banco de la calle la desconocía.
Claro que la escena no tiene perdón. Quizá no haya prohibición en relación con el banco, sino el no demorarse en la calle más de lo debido. Son soldados haciendo labor de policías. Sea como sea, cumplen órdenes. Las maneras de llevar a cabo esas ordenes, bien o mal, ya es otro cantar. Y Piquero es buen poeta y buen pensador. Pero no entro en el debate. De F no te digo nada. Cada vez que hace más de cinco líneas, es un rollo.
EliminarAnoche tuve un sueño... Soñé que arribaba a una extraña república insular de hombres libres cuyo Presidente había regresado del exilio para hacerse cargo de tan alta magistratura. Tan alta como él mismo, de una corpulencia entre Simeón de Bulgaria y un jugador de basket de la liga americana. Medio rostro lampiño, medio rostro barbado, tonsuado a la benedictina, con un ojo marrón y el otro glauco, lo que le daba un remoto aire a David Bowie. Habló y la voz farfullante del principio fue mutando en un emitir las vocales abiertas más bien cerrándolas y una especie de trémolo o vibrato en la epiglotis que evocaba el trino de las aves casi canoras.
ResponderEliminarPor la ventana ajimezada del despacho presidencial alcanzaba yo a ver el cauce y la orilla opuesta del río, con un sotillo de sicomoros y acebuches en flor reflejándose en las aguas. La amenidad de las colinas que cerraban el paisaje por poniente no son para describir con palabras que no les hagan justicia. El cielo sin nubes, de un tono verde velazqueño estaba pespunteado por grupos de aves que supuse garzas reales o ibis ibicencos, tal era el porte majestuoso y la envergadura de las alas abiertas.
Pero las adoquinadas calles ya eran otras cosa. Apilados en fardos cinchados por flejes y maromas, los cadáveres afeaban la perspectiva urbana. Y el tufo a cadaverina se lo puede imaginar quien haya estado en la guerra de los Balcanes.
Fue mientras observaba a una de las que creía garzas, que había entrado en el encuadre del balcón, cuando el pájaro se abatió sobre la carroña y volvió a levantar el vuelo llevándose en las garras una nalga y algo de intestino grueso: resultó ser un gallinazo de buen ver.
Notó el señor Presidente mi perplejidad y se explayó en unas explicaciones de una cordialidad inaudita:
-Llega usted, señor embajador, en mala época; tenemos una epidemia de peste bubónica y los muertos lo colman todo; el río, el parque público, las escuelas, hasta la escalinata del Congreso están cubiertos de cadáveres de queridos súbditos, digo ciudadanos, que no han superado esta prueba que nos manda el Creador. Fíjese que hasta ese tono azulado de las aguas de río no es debido a algún alga cianófila sino a la descomposición de lorzas aminoácidas humanas” (obsérvese que era un sueño y el término “lorzas” se justifica por el relajamiento de la censura durante la inconsciencia).
-Pero..., ¿no toman medidas de contención, de aislamiento, de higiene pública, de...
-Tenga en cuenta, embajador, que solo soy un modesto presidente que teniendo a mi lado a un prodigioso ministro de Sanidad como el que me ha deparado la Providencia, todo lo delego en sus sabias manos... Mire, ahora le llamo y podrá usted hacerle todas las consultas que quiera.
Tomó de la escribanía una campanilla de plata y la agitó en el aire unos,segundos. Poco a poco se fue entreabriendo la altísima puerta de abebay y, primero cautelosamente, luego con cierta soltura cazurra, asomó la cabeza de un hombre menudo de cabeza grande y antiparras de gruesos cristales. Y, cosa curiosa, el ministro de Sanidad de aquella república insular de hombres libres tenía un notable parecido con (lo habrán adivinado)... ¡¡¡José Luis García Martín!!!
En este punto de la tragedia onírica desperté bañado en sudor. Y no era por el jodido coronavirus, no...
Cabeza va dos veces: el tamaño de la del ministro lo justifica.
EliminarNo sé si los sicomoros se avienen con los acebuches. Un saludo, F. Cuidate
EliminarAmigo Benito, doy fe de que en el huerto de Tristán Tzara crecían en paz y compaña el sicomoro y el acebuche, incluso el africano abebay. En cierta ocasión en que visitaban al rumano Paul Éluard y André Bretón quedaron prendados de aquel edén y regresaron a casa con esquejes y semillas. Los plantaron en un baldío de Louis Aragón, en la Bretaña, pero el clima riguroso impidió que se lograran aquellos especímenes, aunque -cosa curiosa- sí lo hizo un arbusto trepador y tortuoso del género de la alphabeta caducifolia -seguramente porque se les coló alguna baya en la fardela- y que ellos nominaron "surréalísme". De aquella planta tomé un plantón y hoy en día un espléndido ejemplar me peina el alma y me la enreda, además de tapizar con flores lila la fachada de la mansión que tengo en Dawton Abbey.
EliminarPS.- Si no entiendes esto que te digo, no me extraña que encuentres enrevesada mi "prosa".
Disculpa, F, pero no soy capaz de leer tanta prosa, aunque vea al final mi nombre. En cualquier caso, digas lo que digas, se agradece la buena intención.
ResponderEliminarMe temo que el bicho le ha vuelto a enrevesar la prosa.
EliminarNo era tan buena, solo pasable... En todo caso la propia de un caballero español. Con lo que ello implica.
ResponderEliminarCuídate de los idus de marzo.
Salud, siempre.
Yo creo que si una frase resumiera la actitud del español, sea o no caballero, la más certera puede ser "No adelantemos acontecimientos". Pero también ocurre que uno se encuentra muy sensibilizado con la muerte de los ancianos en las residencias madrileña se y es capaz de decir muchas tonterías.
ResponderEliminarNo entiendo lo que quiere decir, Carlos Mir.
EliminarLo que a mí me gustaría, y lo que muchos esperamos, y lo que ahora es pertinente, señor F, es que usted nos cuente su experiencia en esa prosa suya precisa y proliferante:
ResponderEliminar¿Duele?, ¿se pasa muy mal?, ¿es cierto que se tienen dificultades para respirar y para "ventilar"?, ¿se experimenta ahogo, asfixia, angustia?
Lo sugiero por mera curiosidad científica, por morbo y también con objeto de que nos pille preparados, cuando llegue.
Es gracia que espera recibir de su reconocida bondad que... etc.
Comprendo su desasosiego, pero es obvio que quien larga palique digital con precisa y proliferante (¿que entenderá por proliferante este buen hombre?) prosa no se halla emparedado entre respiradores ni bombonas de oxígeno. Pero no ha sido broma mi experiencia de los primeros cuatro días.
ResponderEliminarComo soy muy contenido a la hora de escribir (qué iba a decir, si no, el buen Martín) y no quiero abusar de espacio, si me insiste podría darle el número de Mensajeros de la Paz o de Bomberos en Acción, que sé que están colaborando mucho; ellos le informarían.
"No quiero abusar del espacio".
EliminarMuy bueno, F, diga usted que si. O mejor que no, y se sentirá más intelectual aún.
Coronavirus y Corinas. MAX AUB, “Las buenas intenciones”, sobre el cura don Cándido Paredes, enchufado de Palacio Real y la Almudena por el azar de salvar involuntariamente de la muerte a una muchachita muy violentada por un borbollón de sangre borbónica y ladrona.
ResponderEliminar“Aseguraba don Cándido que las bienandanzas caían del cielo, algo de ello hubo en su caso: tuvo ocasión, en su juventud, de albergar y salvar de responsabilidades a un infante de la familia real, que lanzó a una muchacha por una ventana; dos pisos eran y Cándido se la vio encima y no se apartó, fue mayor el daño sufrido por él que no por la ramerilla, que era de poco peso y además tan ligera de ropa que nada le añadía. Ya bajaba el aristócrata, dispuesto a la fuga, con el alma untada de remordimiento, que el arranque fue debido, decía, «a la sangre de los Borbones que corre a borbotones». Era ese don Fernando un botarate de buen fondo, a lo que aseguraba, pero capaz, como acabamos de ver, de las mayores barbaridades si creía que no se guardaba el debido respeto a su alcurnia. Bastó la negativa a uno de sus caprichos para defenestrar a la muchachilla. Mandóla de vuelta al piso, envuelto en su capa y atendió al seminarista que volvía de una lección de sánscrito que le daba a esas horas un canónigo medio impedido que vivía cerca de San Millán, a orillas del paseo Nuevo. Desde entonces no le faltó a Cándido el favor de la Casa Real que acabó llevándole a la biblioteca de Palacio y a la Almudena”.
Muy adecuado fragmento, Manuel. Perfecta lectura para estos días en que ya no se pueden ocultar las trapacerías del Borbón a quien Franco nombró su sucesor a título de Rey.
ResponderEliminarDicen las lenguas leporinas que otros de esa misma estirpe arrojan a las ramerillas por la borda del yate, si se ven en aprieto impreveído.
EliminarTitular de hoy de eldiario.es
ResponderEliminarEl New York Times pone a Aznar como ejemplo de "rico" irresponsable durante la pandemia por acudir a su segunda residencia
https://www.eldiario.es/sociedad/Ultima-hora-coronavirus-mundo-Espana_13_1000679924_42991.html