sábado, 18 de abril de 2020

Sin propósito de enmienda: El caballo de Calígula



Sábado, 11 de abril
A MAL TIEMPO

“Cuando mi padre no era más que un novillero, toreó en las fiestas de Torrelavega. A mi padre le acompañaba Rafael Molina, Lagartijo, y o no estuvieron muy afortunados los pobres en su faena o no entendieron los mozos torrelaveguenses lo que ellos hicieron con el capote y la muleta. El caso es que, a la salida de la plaza, los jóvenes montañeses, indignados por lo que acababan de ver, decidieron tomarse la justicia por su mano y a la salida de los diestros la emprendieron a pedradas con ellos. Por fortuna, acertó a pasar por allí don Benito Pérez Galdós y se apresuró a protegerlos. Era tanta la veneración que en Santander y toda su provincia tenían por don Benito que bastó que intercediera en favor de los torerillos para que estos fueran dejados en paz y gracia de Dios. Luego, tras charlar un rato con ellos, les pagó la fonda y les dio algún dinero para que pudieran regresar a Madrid, pues la empresa taurina, aprovechando la indignación popular, había decidido no pagarles. Pasaron los años y aquel torerillo apedreado en Torrelavega fue conquistando fama y dinero, gloria y prestigio hasta convertirse en uno de los primeros espadas de su tiempo. Una tarde estaba mi padre sentado en el antiguo Café Inglés de la calle Sevilla cuando acertó a pasar por allí don Benito rodeado de su corte de amigos. Sin duda, se dirigía al teatro para asistir a los ensayos de Doña Perfecta. Mi padre se acercó a saludarle, le recordó su gesto de hace años y le invitó a tomar una copa. Don Benito se disculpó, tenía prisa, pero le sugirió que pasara un día por su casa. Mi padre se apresuró a hacerlo y así nació una amistad sincera, de artista a artista, de torero que hace rugir a las multitudes de entusiasmo a escritor genial. Cuando yo tenía tres años, fui prohijada por don Benito y me llevaron a su casa. Allí era yo poco menos que una reina. Mis caprichos eran leyes, mis deseos órdenes. Aquel hombre, todo bondad y corazón, había puesto en mí un infinito amor de padre. ¡Qué le voy a decir a usted de todo lo que fue para mí aquel hombre extraordinario! Todavía conservo los muñecos que él recortaba y pintaba para colocarlos sobre mi cuna, los dibujos que hacía para entretenerme. Ese es casi todo el caudal que he logrado salvar de Madrid después de unos veinte días encerrada en un sótano lóbrego y húmedo. La casa que don Benito hizo en Madrid para que yo la habitara estaba en la calle Hilarión Eslava, número 7. Allí llegaban las balas de fusil en noviembre del 36. No quiero recordar aquellos veinte días sin luz, sin comida y casi sin agua, bajo el estruendo de las bombas y las granadas. Cuando me decidí a abandonar la casa, no me llevé más que los queridos monigotes que me había hecho don Benito y el manuscrito de Nazarín. Lo consideraba tan mío que por nada de este mundo hubiera renunciado a llevármelo. Todo lo demás allá se quedó entre los escombros de aquella casa querida que tantos buenos recuerdos guarda para mí. El manuscrito de Nazarín quiero regalárselo, como muestra de agradecimiento a México, a su presidente, Lázaro Cárdenas, para que figure en la Biblioteca Nacional”.
            Quien habla es Rafaela González, hija de Rafael González, “Machaquito”, y lo hace en un reportaje que publica la revista Estampa, en su otra vida mexicana, el 9 de abril de 1940. Me lo acaba de enviar mi amigo Abelardo Linares, que tiene allá en sus naves sevillanas la mejor colección de diarios y revistas, españoles y americanos, de la primera mitad del siglo veinte. Yo nada envidio más que ese tesoro prodigioso, esa inagotable cueva de Ali Babá con rincones todavía inexplorados.
¡Qué poco español, en el mal sentido de la palabra (lo hay bueno), era Cernuda! Y qué poco español, también en el mal sentido de la palabra, Galdós, que amaba a los niños, sabía ponerse en el lugar de los demás y no tenía vocación de inquisidor, al contrario que la mayoría de sus compatriotas.
            Leer a Galdós, recordar a Galdós, me consuela ahora que cada día parece peor que el anterior pero mejor que el siguiente.



Domingo, 12 de abril
BUENA CARA

Voy a comprar el periódico, como todas las mañanas desde hace medio siglo, y me encuentro (no solo venden periódicos, también pan y chucherías) con una cola que llena media Avenida de Pumarín. “¡Qué suerte la mía!”, me digo. “¡Tengo por lo menos para media hora! ¡Media hora al aire libre, media hora de sol y salud sin miedo al acoso policial!”
            Esperamos separados tres o cuatro metros, respetando las normas sanitarias, no como los soldados que patrullan calles y parques, siempre muy juntitos, casi codo con codo, de dos en dos o de tres en tres, y sin mascarilla, ni como los policías que andan a la caza de los vehículos en que viajan dos personas en el asiento delantero con ellos dos en el asiento delantero.
Me entretengo observando a mis sufridos conciudadanos, humillados y ofendidos por las autoridades con el pretexto de protegerlos de la pandemia,  y me dan ganas –lo hago con el corazón-- de irlos abrazando uno a uno, incluso a esa joven que lleva un trapo con los colores de la bandera española a modo de mascarilla.
            Un edificio frente a mí --cuántas veces habré pasado frente a él sin fijarme-- lleva en lo alto la fecha de construcción: 1950. Somos de la misma quinta y aquí seguimos los dos contra viento y marea, aguantando lo que nos echen.
            Respiro hondo, dejo que me acaricie el sol mientras la cola avanza lentamente, aunque demasiado rápida para mi gusto. Aspiro una bocanada de salud y felicidad y sonrío recordando la frase de Rafael Azcona: “Como fuera de casa, en ningún sitio”.



Lunes, 13 de abril
LA BICICLETA

Calígula nombró senador a su caballo y el populacho de Roma le aplaudió enfervorizado. Seguro que si hoy el Presidente del Gobierno de España nombrara Ministro de Sanidad, no a su caballo, que no tiene, sino a su bicicleta, la audiencia de las cadenas generalistas saldría a los balcones a aplaudir tan sabia decisión.
            Y bien mirado no estaría tan mal: cierto que, en el control de la epidemia, la bicicleta no sería mucho más eficaz que el ministro, pero por lo menos no tomaría medidas que atentaran gravemente contra la salud de todos, especialmente de los niños.



Martes, 14 de abril
PEQUEÑO TEATRO

(La acción transcurre en un balcón: abajo, una corta calle peatonal; a la izquierda, un parque; a la derecha, el edificio del Milán y la entrada a la plaza de Santullano. Al comienzo de la plaza, tres operarios municipales, muy cerca unos de otros, charlan alegremente mientras colocan adoquines que llevan varios años levantados; en la calle, una baldeadora va y viene rociándola con su agua lustral una y otra vez; en el parque, zumban dos máquinas cortacésped. Un padre charla con su hijo, que aún no ha cumplido los cuatro años.)
NIÑO.- Papá, papá, ¿por qué no puedo bajar al parque a coger dientes de león y a buscar caracoles?
PADRE.- Pregúntaselo al Ministro de Sanidad, hijo mío, yo no sabría qué decirte.
NIÑO.- ¿Me pondré malo si bajo?
PADRE.- No, hijo mío, te pondrás mucho mejor, pero el ministro dice que puedes poner enfermos a los demás.
NIÑO.- ¿A quiénes? ¿Al conductor de la baldeadora?  ¡Pero si no me deja subir a ella! ¿A los que cortan el césped? ¿A los dientes de león? ¿A los caracoles?
PADRE.- (Besando al niño). A ninguno, hijo mío. Pero estas son cosas que tú no puedes entender. Ni tú ni nadie con dos dedos de frente.
            (El padre echa una hojeada a la primera página del periódico que está sobre una silla: “El virus no se ceba con los niños; el encierro, sí”, dice un titular. Y luego, tras indicar las protestas de varios presidentes autonómicos por el encierro de los niños, lee estas líneas increíbles: “El Ministro de Sanidad ha pedido a la Asociación Española de Pediatría que cree un grupo para analizar bajo qué condiciones se podría llegar al desconfinamiento de los niños”)-
            PADRE.- Pobre hijo mío, naciste en un país civilizado y de pronto te encuentras en medio de una pesadilla. Es como si una bruja nos hubiera lanzado una maldición.
            HIJO.- ¿Una bruja muy mala, muy mala, como la que engordaba a Hansel y Gretel para comérselos?
            (El padre besa al niño y lo abraza y no sabe qué responder. ¿Cómo explicarle que al Ministro de Sanidad, después de un mes de clausura de los menores a cal y canto, solo se le ocurre pedir que se cree un grupo “para analizar bajo qué condiciones se podría llegar al desconfinamiento de los niños”?  ¡Pero si no hace falta analizar nada! ¡Basta con que se les permita salir en las mismas condiciones que a los perros! El padre aparta los ojos del niño, para que no vea que a ellos asoma una lágrima, y en la otra esquina de la primera página del periódico lee: “El contagio en hogares, clave de la persistencia del virus”.)
PADRE.- (Tras enviar al niño con su madre, dice para sí). Claro, tanto quédate en casa, quédate en casa, que el virus ha hecho caso y se ha quedado en casa. Ahora el lugar más seguro son las calles, tan limpitas, tan desinfectadas, y el más peligroso cualquier hogar donde no viva solo una persona. Los antiguos chinos tenían la costumbre de formular un deseo en el primer baño de su hijo. Recuerdo un poema con ese título, no sé si de Li Po o de Tu Fu: “Todos desean un hijo inteligente. Qué poca / experiencia la suya! Yo lo prefiero / adulador, estúpido, ignorante… / Así será feliz. Y, si se empeña, / puede que hasta ministro!
(La acción es rigurosamente cierta; los diálogos, solo verosímiles. Desde donde yo estaba podía ver los gestos de mis vecinos, pero no escuchar sus palabras.)


Miércoles, 15 de abril
LO QUE HEMOS PERDIDO

----¿Cómo celebraste ayer el aniversario de la República, Martín?
            ----Pues la verdad es que ni me acordé de ella. Ahora lo urgente es otra cosa: recuperar la democracia.



Jueves, 16 de abril
TODO EL PESO DE LA LEY

Estos días me viene a menudo a la memoria un chiste sin demasiada gracia que se contaba allá por primeros setenta, cuando estaba de moda el libro de Umberto Eco Apocalípticos e integrados: “¿En qué se parecen una lavadora y una televisión? En que la primera te lava la ropa y la segunda te lava el cerebro”.
            Hoy no cabe duda que las técnicas de lavado han avanzado mucho: la ropa blanca queda más blanca que nunca y las cabecitas de mis compatriotas, gracias a los buenos oficios de las cadenas generalistas, públicas o privadas, brillan impolutas sin la más mínima mancha de cualquier pensamiento propio.
            En los años cincuenta, en plena Edad Media, me encontraba yo en la plaza de mi pueblo esperando el momento de entrar en la iglesia para oír misa. De pronto, veo venir a un vecino escoltado por dos guardias civiles.
            ----¿Qué ha hecho?, pregunto.
            -----Estaba en su huerta, trabajando. ¡Un domingo!
            Poco faltó para que la gente que esperaba no le abucheara y aplaudiera a las fuerzas del orden.
            Abril de 2020, otra vez en plena Edad Media, grandes titulares en un periódico: “Interior investiga si Rajoy violó el confinamiento”. Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, anuncia pomposamente a los medios que su Departamento está investigando si un anciano, que hacía ejercicio por consejo de su médico, ha salido a correr solo por los alrededores de su casa. “Si ese gravísimo hecho se confirma –dicen que afirmó con contundencia el ministro-, caerá sobre el infractor todo el peso de la ley”.
            Sobre los que permitieron que murieran como ratas los ancianos ingresados en residencias, cuando tan fácil hubiera sido evitarlo haciéndoles test a sus cuidadores y apartando a los que dieran positivo, no caerá el peso de ninguna ley. Sobre un anciano que sigue los consejos de su médico sin poner en riesgo su salud ni la de nadie, sí.
            Haber vuelto a la Edad Media, cuando las epidemias se trataban con medidas punitivas, penitenciales y ejemplarizantes, sin ningún valor sanitario, es lo que tiene.



Viernes, 17 de abril
REÍR POR NO LLORAR

“Es preferible morirse con arreglo a las leyes de la medicina que vivir con vilipendio de ellas” (Molière, El médico a palos).
            “Es preferible morirse con arreglo a las leyes del confinamiento que vivir con vilipendio de ellas” (Pedro Sánchez al declarar la vigésimo tercera prórroga del Estado de Alarma e insinuar que no será la última).






           


40 comentarios:

  1. Bueno Matin, yo a Galdos, lo tengo más visto que al tebeo, a Baroja también, y a Clarin, a Perez de Ayala, a Palacio Valdes.
    A Dickens, a Faulkner, a Garcia Marquez. A Stevenson , a Poe, a Kipling, a Conan Doyle.
    A Dostoyevski, a Tolstoi, a Chejov.
    A Mark Twain, a Hawthorne, a Lovecraft.
    A Óscar Wilde, a Bram Stoker, a Joyce.
    ¿Que releo? Acepto consejos

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    1. Todos los autores que cita comparten dos características. 1) Son todos de los siglos XIX o XX
      2) La parte fundamental y más conocida de lo que escribieron (y, en no pocos casos, la única, o casi) es la prosa de ficción.
      ¿Ha caído en que existen otros siglos, y otros géneros? ¿Ha pensado en leer poesía, teatro, ensayo? ¿O en leer a autores desde el siglo XVIII hacia atrás? ¿Cervantes, Shakespeare, Montaigne? ¿Clásicos grecolatinos? Etcétera, etcétera.
      Los libros, los buenos libros, son, se lo aseguro, inagotables. Lo es cada uno de ellos, y lo son todos en conjunto. Hay, en ese sentido, más comida sobre la mesa de la que jamás podrá comerse nadie.

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    2. Tiene a Dilthey, es muy sincero.

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  2. Qué bocanada de aire fresco, José Luis. Gracias de nuevo. Parece que ayer el presidente empezó a entrar en razón (tarde, muy tarde) con lo del ensañamiento de los niños. Hay que seguir insistiendo en que tenemos el más irracional y duro confinamiento/ensañamiento de niños y adultos del mundo civilizado. También dejó caer Sánchez que la ansiada desescalada irá adaptándose a cada zona geográfica, habrá que ver cómo se concreta, porque está claro que el centralismo madrileño, como en otros muchos ámbitos, es en este tema del Apocalipsis muy incomprensible y pernicioso para la mayoría de ciudadanos. ¿Qué tienen que ver las islas de El Hierro o La Gomera (donde apenas ha habido contagios y muertes) con Madrid? Absolutamente nada. ¿O qué tiene que ver la realidad coronaviríca de Ronda (donde vivo) y sus treinta y pico pueblecitos de la Serranía de Ronda con Málaga capital, Madrid o Barcelona? Pues absolutamente nada. Esperemos que la razón vaya abriéndose paso lo antes posible.
    Por último, como padre de una niña de 3 años y de otro de niño de 4, solo puedo mostrar mi más absoluta repulsa hacia todos aquellos conciudadanos que no han tenido en consideración a los niños, que apoyan el irracional ensañamiento que conculca sus derechos más fundamentales y que, encima, se jactan de su infumable adultocentrismo a la primera ocasión que se les presenta.
    Quisiera compartir también mi experiencia ya no como padre, sino como maestro de compensatoria (sí, esos maestros que nos dedicamos a velar por la educación de los niños en exclusión social, que también los hay aunque se trate de mirar para otro lado). Estos niños no necesitan que se los machaque también con multitud de tareas, actividades y demás iniciativas de nuestras autoridades. Cuento una anécdota para que quede claro: el otro día hablaba con una compañera de un centro de compensatoria, le pregunté «¿No estaréis mandando muchas tareas espero?». Su contestación me dejó helado: «No Luis, tareas no estamos mandando, estamos mandando comida».

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  3. Muchas gracias, Luis. Tus palabras me devuelven la confianza en mis compatriotas que otros comentaristas (y el gobierno especialmente) me quitan.

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  4. Hola José C. A.
    He citado escritores con los que me deleitado durante horas. También puedes incluir a Cervantes (leído y releído y lo volveré a leer); a Shakespeare estudiado; a Quevedo, a Lope de Vega (mayormente teatro, muy prolífico, y no todo me entusiasma, el teatro está para ser representado).
    ¿Poesia? Soy incapaz de pasarme dos horas seguidas leyendo poesía. El último autor que leí con pasión, español, fue Cernuda.
    ¿Ensayo? Es un género hoy en decadencia.

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  5. Bien Luis, maestro de compensatoria. Como compañero puedo decirte que ya no mando tarea (soy tutor). Me ha costado al principio malas maneras con algunos padres, enfrentamiento con la dtra.
    Al final, aquí en Asturias, las autoridades me han dado la razón. Yo ya no avanzo materia. Informo a los más interesados en ejercicios "on line", lúdicos, sobre lo ya visto.
    No estoy de total acuerdo con el aprobado general. Si hay alumnos que están lejos de alcanzar los objetivos que se espera en la Educacion Primaria, mejor que repitan, por su bien. No es ningún trauma.

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  6. José C. A., la poesía ha servido de trampolín a un género de escritores que no pasan de un bachiller escribiendo a su novia. No voy a dar ejemplos,

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    1. La poesía ha servido de trampolín... Y la novela, y cualquier otro género, literario o artístico, en el que quiera pensar.
      Pero eso nada tiene que ver con lo que hablamos.
      Citaba usted a Faulkner. Le copio unas palabras suyas, que supongo que no conoce:
      Empecé, como casi todos, escribiendo poesía. Cuando comprendí que no servía para eso, me pasé al cuento. Y finalmente, visto que tampoco me convencían mis resultados, me dediqué a lo más fácil: a la novela.
      O puedo citarle a Vargas Llosa: "El género literario supremo y excelso, de una perfección inigualable, es la poesía, el más antiguo que existe y donde la lengua se transforma en algo verdaderamente rico y esplendoroso".
      Y como ésos, mil. El mismo Cervantes, como sin duda usted sabe, dijo aquello de "Yo, que siempre trabajo y me desvelo / por parecer que tengo de poeta / la gracia que no quiso darme el cielo...".
      Claro que los poetas mediocres son legión. Pero los grandes poetas, aunque son raros (como los grandes novelistas, o los grandes cultivadores de cualquier otro género: el talento, y no digamos el genio, no abundan), existen. Y si usted es incapaz de pasarse dos horas seguidas leyendo a Dante, o a Virgilio, o a Pessoa, o a tantos otros, el problema es DE USTED, no de ellos.

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  7. ¿No falta algo en la edición del periódico? Noto que han cortado (espero que no censurado)los primeros párrafos del principio y algunos dias del final. Gracias.

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  8. La historia inicial de Galdós la corté yo antes de enviar el texto para ajustarme al espacio; los dos días finales los cortaron ellos, ampliando la ilustración, para no molestar a ministro que manda a la policía ni al presidente. Son tiempos malos para todo, pero a pesar de eso en el periódico demuestran mucha valentía: ningún otro publicaría lo que yo escribo.

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  9. Enorme perspicacia la de Cernuda en su diagnóstico sobre España, ese pueblo adoctrinado en creer que la razón adolece de soberbia. Qué capacidad de síntesis. De ese recelo hacia la razón y la racionalidad derivan en linaje directo ciertas constantes de la vida pública y política española, como la incompetencia, la corrupción y el autoritarismo. Todas ellas puestas de manifiesto en la presente crisis por epidemia. Incompetencia, con la tasa más alta del mundo de muertos por millón, a pesar de los abusos contra las libertades. Corrupción, con mascarillas de 1.50 vendiéndose a 8 o 10 euros, con abusivas multas de 1500 euros (más de un sueldo mensual!!, para muchos) por desplazarse a la segunda residencia. Autoritarismo, con el confinamiento más salvaje, más indiscriminado, más largo y a la vez más inútil de los países europeos. No contagiar quedó hace mucho en segundo plano; importa la "ejemplaridad" y dejar patente la obediencia a la autoridad. Hacia la autoridad que, por ineptitud o por negligencia, no ha sido capaz de descender a los detalles y discernir quién puede salir y quién no, y cuándo y cómo y dónde. Todos por igual, lo más trillado, y muerto el perro se acabó la rabia. Veremos por dónde salen cuando el sedentarismo obligado traiga una ola de arteriosclerosis, diabetes, ictus e infartos.

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  10. Respiro aliviado. Todavía, entre los que me leen, hay alguien con sentido común, como Tinar Omena. En mis pesadillas, llego a temer que todos mis compatriotas se hayan convertido en una especie de Fernando Grande-Marlaska.

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    1. José Luis, ayer respondí al comentario de Tinar y no aparece hoy. Supongo que se deberá a piruetas informáticas, otra explicación no me cabe en la cabeza.
      Muchas gracias.

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    2. Pues no, no se debe a piruetas informáticas. Lo eliminé. Decía que le parecía estar escuchando a un taxista y que era muy visceral, pues qué bien. A partir de ahora, por respeto a los posibles lectores, trataré de ser más estricto y no dar de paso a quienes solo aportan ruido. Quienes no estén de acuerdo tienen otros múltiples lugares en que expresarse.

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  11. Entiendo tu preocupación por que nuestros políticos estén aprendiendo las técnicas “estado de alarma-ejército en las calles”... La democracia debe ejercitarse, no es algo connatural al ser humano.

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  12. ¡El virus es un ladrón de cuerpos democráticos!

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  13. A partir del día 27 se permitirá salir a los niños, pero no a jugar. Si puede ser con mascarilla (no añado que con correa).
    Ayer domingo, por la tarde me fui a comprar unas cervezas frías, en el único kiosco cerca de mi casa. Nada más doblar la esquina, se para un coche de la policía municipal. ¿Donde vive ud.? ¿A dónde va?. Ni que decir tiene que parece una película de terror.
    Soy partidario que se levante el confinamiento, cuanto antes mejor.

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  14. No me resisto a enviar el enlace a una noticia periodística de Burgos, buena ilustración para las discusiones entre los comentaristas de este blog y el propio autor:
    https://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-helicoptero-guardia-civil-sorprende-burgos-mujer-paseaba-campo-perro-20200415142122.html

    Resumo: Mujer pasea a su perro en campo abierto, a más de 4 km del pueblo más cercano. Por tanto, imposibilidad total de contagiar o ser contagiada. Es divisada desde el aire por un helicóptero de la Guardia Civil. El piloto tiene las santas narices de aterrizar para buscar y denunciar a la mujer. Evidentemente, no se trata de actuación sanitaria alguna. Se trata de dejar claro quién es el que manda (Marlaska) y de paso sacarle los cuartos a un ciudadano (= unidad de población expoliable).
    Ignoro si la mujer denunciará a su vez a los agentes por gasto absurdo de combustible y por uso indebido del helicóptero, que habría sido útil para traslado de enfermos u otros salvamentos.

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  15. Me entero de que ha muerto Josemari Calleja. No creo que haya conocido a un periodista más integro, valiente y con más sentido ético. Aparte del acoso de los terroristas que le obligó a llevar escolta, tuvo que soportar la inquina de esa caverna a quienes sólo le molestó ETA cuando dejó de existir porque con su desaparición perdían un arma de acoso contra el gobierno del PSOE. No le perdonaron que no fuera una de "sus" víctimas, de las manipulables para sus turbios intereses. Hasta siempre, Josemari. Perdonadme el tono. Fue uno de mis amigos

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  16. Todo exceso supone una pérdida de razón
    Esperemos que, de uno en uno, nos dejen hacer un poco de deporte.
    Que los niños salgan con mascarilla parece surrealista. No pueden salir con sus abuelos, vale. No pueden ir a los parques, ya no me vale. Los niños necesitan actividad física y si salen es a jugar. Es de sentido común que respeten ciertas normas, no juntarse unos con otros, etc. Eso es responsabilidad de los padres, no de las autoridades. Y la mascarilla sobra.

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  17. He escuchado hoy, como todos los días, a los responsables gubernamentales, Fernando Simon y, novedad, la Mtra. de Educacion , Isabel Celaa.
    Fue esta última, en la rueda de prensa, la que "otorgo" la gracia a los menores de 12 o 14 años (no se en que quedaron), de acompañar a sus progenitores, cogidos de la mano y con mascarilla, al supermercado, al banco (muy interesante para un niño de 5 años), a dar una vuelta a la manzana, como los perros...
    Posiblemente en el supermercado y en el banco, un niño pequeño (lo llaman "vector", porque puede contagiar) sea más "peligroso"que en un parque.
    Sencillamente alucino.

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  18. Una vela por don F
    sin punto coma ni aparte
    aunque mi pensar comparte
    que no sea mequetrefe.
    Pero verlo haciendo eses
    sin entrar a este café
    me produce un no sé qué,
    una suerte de añoranza.
    Rogaría con templanza
    que me lo dejen volver.

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    1. En el cuarto verso falta "un". Cuestión de medida

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    2. Gracias, Benito. Buena corrección. Y el último verso, mejor: "que lo dejasen volver"; ni aún así la décima va a lograr lo que quiere. Pero donde hay capitán, no manda marinero.

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    3. No, Jesús, no hay censura en este blog; nunca la hubo y no tiene por qué haberla ahora: eran repentes de monseñor. Se trata de que ha habido excesos por parte múltiple y yo asumo la mía.
      No guardo el menor rencor hacia José Luis Garcia Martín, eso sí que me interesa que conste. Pero todo se termina estropeando con el uso y ya era tiempo de dar carpetazo a la partitura. Ahora en serio.
      Saludos a todos: a tí, Jesús buen amigo, y a todos los demás que saben que cuentan con mi consideración (ay, Cerezales...). A Martín, que le toca esperar a que escampe con el mejor carácter de que sea capaz. Un saludo cordial para Kurtz. Venga.
      Chao.

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  19. The information you provided is very interesting. Thank you for the hardships.. 32iphonemodx

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  20. Cuando estaba en Pola de Somiedo, visité aquella pequeña y humilde parroquia. Sobre el altar, la imagen del Cristo mutilado, que rescataron del río.
    No puedo expresar la sensación que me causó, aunque los bárbaros descansaban en una fosa común, no muy lejos.
    Si tratas con José Manuel Feito, el conoce perfectamente la historia.

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  21. De máscaras y mascarillas.
    Los últimos días de carnaval coincidieron, en aquel invierno tardío, con los primeros días de confinamiento. Era un problema global, pero hablaremos,
    en este humilde relato de nuestros amigos de nuestros padres, de las personas que vemos todos los días.
    Hacia tiempo que no nevaba en las montañas de Asturias, para alegría de algunos y congoja de otros.

    Que continúe otro

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  22. La verdad es que tengo mis dudas sobre qué hacer con los comentarios al blog. La sección de comentarios tiene como finalidad que se puedan realizar puntualizaciones al texto del blog y el autor aclare, precise sus palabras o agradezca a quien le señala algún error. Pero se había convertido en un lugar en que diversos anónimos o pseudónimos --y yo detesto a los primeros en cualquier circunstancia, soy alérgico a quien se atreve a opinar y no a dar la cara, pero acepto a los segundos cuando el pseudónimo es habitual y no trata de ocultar nada-- discutían o vertían exabruptos para mí sin el menor interés. Muchos de ellos, pude constatar para mi asombro, ni siquiera leían el texto del blog ni, por supuesto, sabían quién era yo. Todas esas personas mejor están en otra parte. ¿Que el blog tendrá así menos visitas? ¿Y qué importa eso? No hay publicidad, no hay ingresos, se trata de que solo entre la gente que esté interesada en lo que escribo --aunque discrepe, faltaría más, de mis opiniones políticas o de otro tipo--, sean muchos o pocos (suelen ser pocos). Todos los demás sobran, dicho sea con todos los respetos.

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    1. A mi entender, un anónimo de vez en cuando (el anónimo bueno y el anónimo malo) es como la sal en la comida, pero a menos que se arruguen papas, una plaga de anónimos es un suplicio. En fin, tú eres el cocinero.
      Ya el dilema de las salidas, está más que demostrado. Y te doy la razón, porque la tienes. Pero ya la bestia está enseñando otros dientes. El caso de los bulos.

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  23. Pues Martin, si te leemos. No te molestes tanto. Yo ya estoy de acuerdo en que salgan los niños. A ver si me dejan salir a mi y ya no te molesto.
    No se te puede decir nada, joder.

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  24. Pues si te leemos. No se te puede decir nada, joder.

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  25. En estos comentarios --no en el blog, que es de autor único--, se reserva el derecho de admisión, como es bien sabido. (Esta indicación se hace a petición de Antón García.)

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  26. Inquietante final del artículo de MARCO BASCETTA "El desafortunado lema del tiempo llamado 'fase dos'".

    https://ilmanifesto.it/il-motto-sciagurato-del-tempo-chiamato-fase-due/

    (…) Neutralizar el virus sigue siendo tarea de investigación con su tiempo y con los recursos que para ello estarán disponibles. Pero la convivencia con la amenaza de infección solo puede ser el tema de una discusión atravesada por furiosas contradicciones, posiciones asimétricas e intereses divergentes.

    Desafortunadamente, un escenario parece tomar forma sobre la cabeza de los ciudadanos considerados (y catalogados) principalmente como víctimas potenciales de la infección o como "héroes" a pesar de sí mismos. En él cada uno permanecerá clavado a su puesto, a su rol funcional, a su edad, a su condición de miseria o riqueza. Cada uno con sus propias reglas y prescripciones de comportamiento. Confiando cada vez menos en la responsabilidad del individuo y cada vez más en la amenaza de sanción. A este paso, el momento de la insubordinación no está muy lejos.

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  27. O sea, C2H5OH. Impide la invasión del virus y su contagio.
    Alcohol en la limpieza de la casa, y alcohol en nuestro cuerpo.

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  28. JLGM, nos tiene preocupados tu salud. No bebes alcohol, no te cuidas. Puedes ser una víctima del coronavirus

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  29. Hipatia, joder.

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  30. No se a que esperas para introducir otra página de tu diario, y empezar a discutir cómo buenos amigos.
    A Anton Garcia ponlo a remojo, me suena a un poeta en bable.

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