domingo, 15 de abril de 2012

Razón de más: Los griegos y los gatos


Sábado, 7 de abril
DOS REGALOS

Uno apenas se mueve de un lugar, pero los lugares no se quedan quietos, se convierten en otros. No siempre para mal. Las tardes de los sábados eran de tertulia en Avilés, pero los amigos se van desvaneciendo y, a partir de cierta edad, cada vez resulta más difícil hacer otros nuevos. También fueron cerrando los lugares en que nos reuníamos.
Pero como si no quisiera perderme (siempre he sabido que me quería bien), esta tarde me ofrece un regalo: un café nuevo que se llama La Biblioteca, como aquel otro, de la calle México, esquina con Perú, muy cerca de la antigua Biblioteca Nacional argentina en que más de una vez paró Borges cuando era su director. En 1992 estuve allí y un camarero me dijo que le había conocido y me contó algunas anécdotas no demasiado significativas, pero que me hicieron la ilusión de casi compartir mesa con el escritor. En La Biblioteca, el café de Avilés, no hay ningún libro, y sí tres grandes pantallas de televisión. Un nombre irónico, parece. Pero es un local amplio, con rincones apacibles para tertulias o lectores solitarios. Me siento, pido mi primer café, abro un libro y en seguida convierto La Biblioteca en una biblioteca. Hazlitt el egoísta, de Adolfo Salazar, es el libro que traigo conmigo. Lo encontré en la casa de Avilés que, como mi despacho en el Milán, tiene mucho de librería de viejo. Los libros se van amontonando a mí alrededor y solo en una pequeña parte consigo imponer orden.
Aprecio las personas previsibles, con las que se puede trabajar a gusto, pero todas mis simpatías se van hacia las otras. Lo mismo me pasa con las bibliotecas: me gusta que tengan una parte caótica, que te pueden dar una sorpresa cuando menos lo esperas.
“Pequeñas digresiones sobre la vida y los libros” es el subtítulo de Hazlitt el egoísta y podía ser el título de todo lo que escribo. Pequeñas digresiones, cosas sin importancia, el doble regalo de esta tarde de sábado, en la que una vez más me aferro a la costumbre, aunque ya nada sea igual.
En La Biblioteca, abro el regalo de la vieja biblioteca familiar: “Gran oficio el de buen lector. Para él, las horas y las lecturas vienen y van al ritmo cómodo de su desocupación. Vivir para leer y no leer para vivir. Y la vida, apenas otra cosa sino el amable divagar de la imaginación”. Habla Adolfo Salazar del ensayista inglés William Hazlitt, a quien llama “magnífico egoísta”. Habla de mí, no menos egoísta, aunque nada magnífico.



Domingo, 8 de abril
DEL AMOR

Cuando dejo de estar enamorado, lo primero que siento es vergüenza por todas las tonterías que he hecho, y luego pena por no poder ya seguir haciéndolas.
            La única persona capaz de saber todo lo que yo sé de mí y de seguir queriéndome soy yo mismo.
            Amar y no ser amado tiene su grandeza; lo contrario resulta siempre un poco ridículo.
            Las personas que me detestan son las únicas a las que estoy seguro que no voy nunca a defraudar.
            Para sentirme vivo necesito el odio y el amor de los demás, aunque del segundo me es más fácil prescindir.
            Amores he tenido unos cuantos, yo diría que bastantes, pero amores eternos, lo que se dice eternos, apenas media docena, y que duraran más de una semana prácticamente ninguno.
            Soy un hombre tan enamoradizo que estar mucho tiempo enamorado de la misma persona me parece una falta de respeto a las demás.


Lunes, 9 de abril
MÍA O DE NADIE

“La posteridad de un escritor depende de sus viudas”, leo en una narración humorística de Edgar Neville. Y yo sonrío un momento, pero en seguida me viene a la memoria Ángel González y dejo de sonreír. Qué historia más triste. Ahora podríamos tener en Oviedo, no solo sus libros y sus recuerdos, también la mejor biblioteca de poesía de España, y no tenemos nada. Pero es un tema en el que prefiero no entrar. Y no me duele porque a Ángel González le importaran mucho los homenajes ni las fundaciones. Le bastaba, y le basta,  el homenaje de los lectores. Lo que sentiría es que una persona a la que él quería a pesar de todo (no hay amor sin dolor) emplee su tiempo, no en ser fiel a su memoria y a su legado, sino en destrozarlo minuciosamente. Yo sé lo que apreciaba Ángel González a Manuel Lombardero (me reprochó más de una vez las duras reseñas que dediqué a sus biografías de Campoamor o Valera); yo sé que a Luis García Montero le consideraba como al hijo que le habría gustado tener. A Ángel González le importaría poco que exista o no exista la Fundación con su nombre, pero nada le dolería más que ver a Susana Rivera enfrentarse con sus mejores amigos.
            Pero mejor no pensar en cosas tristes. Mejor pensar en que el esperpento del desgobierno asturiano  tendrá pronto un final feliz. “¿Tú crees? –me dice un amigo–. Álvarez-Cascos sabe de sobra que esta es su última oportunidad. A nadie le gustaría pasar a la historia como él va a pasar, no como un político, sino como un raro caso difícil de explicar. Utilizará todas las triquiñuelas, incluidas las legales, para aferrarse al cargo hasta el último minuto, recurrirá todo lo recurrible en primera, en segunda y en última instancia. Ya se ve como un personaje bíblico, otro Sansón que, si tiene que morir, no lo hará solo, derribará las columnas del templo para que Asturias se hunda con él. No busca formar gobierno con el partido del que se separó, al que atacó durante toda la campaña y al que aspira a destruir (empeño absurdo en el que ni él mismo cree), busca que no haya gobierno, que sea necesario convocar otra vez elecciones. Como un amante despechado, le dice a Asturias: Si no eres mía, no serás de nadie”.


Martes, 10 de abril
ME GUSTA

Me gusta que me digan lo que tengo que hacer para darme el placer de no hacerlo.
Me gusta llegar tarde al reparto de cualquier botín y recoger del suelo, pero solo como recuerdo, lo que nadie ha querido llevarse.
            Me gusta que haya gente más joven que yo, más alta, más guapa, más rica, más simpática, más bondadosa, y algunos días hasta más inteligente que yo.
            Me gusta admirar a escritores que viven lejos, cuanto más lejos mejor, y que me admiren los que tengo cerca.
            Me gusta escuchar lo que dicen mis sueños, leer el horóscopo, tener razón.
            Me gusta ser muy conocido sin que nadie se entere.
            Me gusta dormir solo, pronto y bien.
            Me gusta estar despierto.


Miércoles, 11 de abril
QUÉ BIEN ME CONOCE

Al pasar por su despacho para saludarla y discutir un poco (mi ocupación favorita), me dice Josefina Martínez: “No compres esa casa. ¿Para qué quieres meterte en líos?”. “¿Qué casa?”, pregunto extrañado. “Esa que has visto en Francia y de la que hablabas el domingo”. “Pero si ya te dije que me enteré del precio y cuesta más de medio millón de euros, era solo una fantasía”. Y Josefina, muy seria, me dice: “Pues yo creí que tenías ese medio millón ahorrado y buscabas como invertirlo. Comprar una casa en la que uno solo va a vivir unos días es un absurdo. Alarcos siempre se negó a ello”.
            ¡Medio millón de euros ahorrados! Sospecho que mi amiga Josefina debe de pensar que, aparte de dar clases y escribir, tengo también otras ocupaciones menos confesables. El narcotráfico, por ejemplo.


Jueves, 12 de abril
NOTAS PARA UN TALLER

Con la primera frase tienes que agarrar al lector por el cuello y no soltarle hasta el último.
            Cuando escribas, procura no gritar. Comienza siempre con un susurro para que los lectores tengan que aguzar el oído.
            Las cosas que nunca le dirías a nadie son las únicas de las que vale la pena escribir.
            Cada uno de nosotros es el guionista de su propia vida, y qué poco abundan los buenos guionistas.
            Si cuentas bien tu vida todo el mundo pensará que estás contando un cuento.
            Escribir: trazar una línea de puntos que ha de unir el lector para ver el dibujo.
            No te preocupe tener poco o mucho éxito; en cualquier caso, nunca te parecerá que tienes suficiente.


Viernes, 13 de abril
EL SUDOKU DE BOLONIA

Soy una persona acostumbrada a hacer siempre lo mismo y a la misma hora. ¿Soy? Era. Este cuatrimestre doy cada día más clases que en el anterior en una semana y los horarios cambian cada día y  la duración de las clases y el aula en que se imparten. Cada noche he de estudiarme muy bien el plan del día siguiente. Tengo dos cursos de ochenta alumnos a los que unas veces les doy clases a todos juntos, otras divididos en cuatro grupos de cuarenta y otras en ocho de veinte. O sea que unas explicaciones las repito dos veces, otras cuatro y otras ocho. Con todo ese jaleo, que algunos achacan a Bolonia (y yo a quienes aplicaron sus directrices al más descerebrado pie de la letra), no sé si los alumnos lograrán aprender algo, pero de lo que cabe duda es que no tengo tiempo de aburrirme.
Y luego están las sorpresas. Llego hoy a Magisterio y me entero de que la clase de las nueve la han trasladado, sin avisarme, a las dos, con lo que terminaría a las tres y a esa misma hora comenzarían mis clases en el Milán a media hora de distancia. Me gusta no aburrirme, ya lo dije. Pero tampoco hay que abusar.  


Sábado, 14 de abril
MIS MEJORES MAESTROS

Como casi todo el mundo soy un maestro en el arte de perder el tiempo. Nunca me salen las cuentas al final del día: siempre hay tres o cuatro horas que no sé a qué las he dedicado (y que, si bien se mira, son las únicas en las que no he perdido el tiempo).
¿Mis mejores maestros? Los griegos y los gatos. Los griegos de la época de Sócrates y los gatos de cualquier época.
           

9 comentarios:

  1. (...) Y ahora, el gato: escribí al respecto en Gatos muy distinguidos, pero debo insistir en ello. ' Encontraste a aquel sucio gato en la alcantarilla y lo llevaste al salón, y era más grande que tú - decía mi madre, siendo al mismo tiempo la niña y el gato -. Insististe en metértelo en la cama. Lo bañamos en permanganato ..." Un verdadero puntal del Imperio británico, el permanganato de potasio. "Y la vieja Marta apareció como una furia y dijo: ""¿Por qué se le permite estar aquí a este sucio gato? '. Pero me permitieron tener el gato, y es fácil deducir lo mucho que llegué a quererlo. Durante años la muerte de un gato me sumergía en un dolor tan terrible que no podía evitar sentirme un poco loca. ¿Sentí algo tan terrible cuando murió mi madre, cuando murió mi padre? No. Aquel viejo gato, rescatado de una muerte segura por las calles de Teherán, fue mi amigo, y cuando nos fuimos de Persia, ¿qué fue de él? Me contaron mentiras piadosas, pero no me las creí, puesto que lloré desconsoladamente. "Eras inconsolable", decía mi madre.
    Me había resignado ya a ser una mujer anciana cuando sufrí un dolor al que, en una escala de uno a diez - diez es la auténtica, terrible y total depresión que inmoviliza, y por la que yo no he pasado - le correspondería un nueve. En esta escala, al dolor por un gato moribundo le corresponde un cuatro o un cinco, mientras que al dolor por los padres y hermanos les corresponde un dos. Claramente, el dolor demoledor por el gato es un "dolor atribuido", como lo denominan los médicos, cuando te duele un órgano pero es otro el verdadero responsable. Uno no puede dejar de preguntarse: pero ¿por qué? Y, en el grado nueve, yo me sentía destrozada por un dolor cuyo origen desconocía y aún no conozco.

    Doris Lessing
    a.r.

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    1. Nunca había leído nada de Doris Lessing, pero si escribe así es normal que le diesen el premio Nobel, ya que no lo hay más grande.
      Una cosa que he observado en los gatos: están en un sitio a la bartola, se levantan y echan una carrerita como si fuesen a un recado urgente pero de repente se paran o se ponen andar todos parsimoniosos ¿qué será? ¿les darán calambres?¿se les olvidarán las cosas?

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  2. -ADIOS-

    Adios
    caprichoso Amor
    es todo lo que tengo
    que decirte...

    Adios
    cariño por siempre
    no voy a llorar mas
    ya basta por hoy...

    Adios
    es lo unico que queda
    por separar este dolor
    que llevo por dentro

    Adios
    por la falta de tu amar
    a este solitario corazon
    que lo necesita dia a dia

    Adios
    no sirve de mucho
    para que comprendas
    cuanto nos quisimos.

    Ysa,


    Feliz Abril y a "los gatitos griegos!!

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  3. Ustedes hablando de gatos, de poesía y de otras zarandajas y la Iglesia Católica frotándose las manos porque, en medio de los brutales recortes a la economía de los débiles, NADIE se ocupa de pedir explicaciones al Gobierno de por qué las fabulosas cantidades que recibe del Estado (amén de las aberrantes exenciones fiscales) aquella secta de vendedores de humo, no se hayan visto reducidas ni un euro.
    Uno lee bastante los periódicos y no ha percibido NADA de esto proviniente de sindicatos, partidos progres, asociaciones ciudadanas, logias o agrupaciones cicloturistas.
    A ver si es verdad que dios existe y que ha obrado el milagro de imbecilizarnos a todos, para que no veamos las tropelías de sus impresentables ministros...

    PD.- Distraerse hablando de poesía, con la que está cayendo, debiera ser pecado.
    Laudatur Iesu Christi.

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  4. el hombre tiene dos medios para refugiarse de las miserias de la vida: la música y los gatos.
    albert schweitzer

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  5. señor fouché, entiendo su preocupación por la vida actual; de hecho, yo estoy aterrorizada con lo que pasa a nuestro alrededor. tanto, que la evasión es una necesidad casi física, porque no sé si lo sabe, pero todo lo que está cayendo, no tiene solución. ninguna. no hay salida, estamos condenados por la - disculpe - imbecilidad humana. somos los únicos seres vivos capaces de auto destruirnos, máxime cuando tenemos todo a nuestro favor; pero la inteligencia sigue estando mal utilizada. su furia es entendible, pero no la desate aquí, es innecesaria.
    utilice su ira en casos más prácticos. ¿qué tal una revolución?
    a.r.

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  6. esta música es para josé luis garcía martín. a veces lo veo por la calle. una vez, me dedicó un libro y me llamó avis raris. ese día yo tenía la nostalgia a flor de piel, y no sé porqué, sentí una ternura infinita por el. algo pasó, porque hay muchas clases de amor, y una de ellas de mí, la siento por el, es irremediable. amor sin pretensión.

    un día de estos tomaré parte, cogeré a mis gatos, mis libros, mi música, y me iré a otra parte, quizás áfrica, india, donde me sienta mejor. y me llevaré mis recuerdos.

    a.r.

    http://www.youtube.com/watch?v=XIg7B1s12Rg

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  7. La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
    Heinrich Heine

    http://www.youtube.com/watch?v=wRuUdzgXiG4

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  8. Señora a.r., no puedo por menos que esbozar una sonrisa ante su lúcida (no hay sarcasmo en lo que digo) incitación pro revolucionaria, porque usted ignora qué clase de artilugios me colmatan la mochila. Se sorprendería de la eventual letalidad de algunos de ellos. Y no me refiero a cuchilla de guillotina alguna (tan apreciada, por otra parte, por un antepasado mío, algo más moderado que yo en lo político), sino que llevo en frascos tornasolados y en ampollas selladas al fuego, dosis millonarias de rabia secular concentrada y antígenos capaces de devolver la lucidez a los afectados por los opiáceos, elesedés y demás alucinógenos. Lo malo es que la campaña de vacunación, que algunos miembros de la logia hemos iniciado, no se ve correspondida con colas kilométricas a la puerta de nuestro dispensario... Pero le aseguro que, pese a todo, la demanda va creciendo y de modo uniformemente acelerado. Estoy por creer que pronto hemos de acudir en demanda de dosis a laboratorios que usted me perdonará que no nombre, aunque le aseguro que no quedan demasiado lejos.
    Salud y República, mi señora a.r.

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