domingo, 5 de febrero de 2012

Razón de más: Atrapado en el tiempo

Sábado, 28 de enero
UNA OFERTA DE NEGOCIO

Siempre me ha divertido la mala fama. Y muy especialmente si no es por completo inmerecida. En ciertos medios se me tiene por intrigante, manipulador, buen conocedor de los ambientes literarios. Y a ello debo que me hayan propuesto un negocio que parece sacado de El club de los negocios raros, el bien humorado disparate de Chesterton. Quien me lo propuso pasó alguna vez por Óliver, hace años, cuando Víctor Guerra, que entonces escribía sobre el turismo en bicicleta y luego se dedicó a la masonería, y Luis Salas, que pronto emigraría a Noruega. Me llamó ayer, a la hora de la tertulia (la última en el Rosal) y quedamos para vernos hoy en Avilés. Apareció puntual, a la una, en el Kimpe, el café que sustituye al Atrio (es época de mudanzas, pero yo no debería quejarme: solo emigro unos metros más allá).


            “Los tiempos no son buenos –me dice— y hay que aguzar el ingenio. Tras dejar de ir por la tertulia, puse una librería, me casé, se fueron al garete ambas cosas, tuve con un socio una distribuidora, acabamos mal, trabajé para Anaya, me quedé en paro, dejé de cobrar el paro. En fin, nada excepcional. Lo raro es gente como tú que, en cuarenta años, haya cambiado una vez de casa y ninguna de trabajo ni de tertulia. Lo que se me ocurrió para salir del agujero fue una especie de agencia literaria. Ahora quiero ampliarla y por eso he venido a verte. Es una agencia especial. No gestiona el trabajo profesional de los autores. Gestiona solamente su vanidad. Ya sabes que es uno de los principales motores, por no decir el principal, de la actividad literaria. La mayoría de los escritores no es ya que no vivan de lo que escriben, sino que su dedicación les cuesta dinero. Y eso resulta especialmente cierto en los poetas. Comencé mi trabajo en Internet, que es lo más fácil. Ahora quiero ampliarlo, y por eso he venido a pedirte consejo. Hay muchos blogs de escritores, unos con muchas visitas y otros con muy pocas. Por una pequeña cantidad al mes, yo no solo aumento esas visitas, sino que hago algo más: aumento la cantidad y la calidad de los comentarios. A un autor, novel o no, que cuelga un cuento o un poema en la red, nada le satisface más que recibir elogios que no se limite a las vaguedades habituales, sino que analicen el texto, destaquen algunos puntos, subrayen una frase afortunada. Hasta ahora todos esos comentarios son cosa mía, con docenas de pseudónimos, pero ya no doy abasto. He pensado en algunos jóvenes de tu tertulia para que me ayuden. Es un trabajo divertido, tiene mucho de juego, y podrían ganar algún dinero. José Luis Sevillano, a quien sigo en su blog, creo que lo haría bien, y también Rodrigo Olay, al que conocí cuando leyó sus poemas en Gijón. Seguro que hay más gente. Habla con ellos y me dices. Pero también quiero ampliar el negocio. Están por un lado los premios literarios y por otro la Universidad. No tengo capacidad todavía para amañar ningún premio, como podrás comprender. Pero me he dado cuenta de que situar como finalista a los autores que promociono resulta relativamente fácil. Y en premios importantes. Por ejemplo, el de la Crítica (y no me refiero solo a la asturiana) o incluso el Príncipe de Asturias, donde, si se conoce el sistema, es posible colocar casi a cualquiera como candidato, aunque luego el jurado tache de inmediato esas candidaturas y casi se ría de ellas (pero eso no se sabe fuera). También puedo conseguir reseñas o que a tal poeta lo citen, por ejemplo, en Ínsula. No importa que sea en uno de esos artículos dedicados, qué sé yo, al compromiso en la poesía última, en los que el estudioso de turno enumera a todos los poetas que han llegado a su conocimiento y que vagamente tienen que ver con el tema. De esas menciones de Araceli Iravedra o Juan José Lanz hay autores que sacan luego mucho partido en su currículum. Podría ofrecer también prólogos eruditos a quienes recopilan su poesía. Creo que Ángel Alonso los haría muy bien. En fin, que ideas no me faltan. Ni médicos, abogados, algún que otro psiquiatra, bastantes empresarios, dispuestos a pagar una cuota mensual para conseguir prestigio literario. Yo ofrecería incluso publicar en editoriales de renombre, como Renacimiento, Pre-Textos o Visor. Ya sé que tú no vas a participar en el negocio, no lo necesitas, pero me harías un gran favor si me facilitas los contactos. Comenzando por tu tertulia. Aparte de ser un buen taller literario, los ingresos no les vendrían mal”.


Domingo, 29 de enero
ADIÓS

“Si para todo hay término y hay tasa / y última vez y nunca más y olvido, / ¿quién nos dirá de quién en esta casa, / sin saberlo, nos hemos despedido?”
            Salgo por última vez de la cafetería del Rosal —en las que pasé tantas tardes de tertulia y tantas mañanas de domingo hojeando el periódico y acariciando el botín del Fontán—, repitiéndome los versos de Borges. Sí, para todo hay término y hay tasa.
            Salgo repitiéndome los versos de Borges y decidido, para no hacer mudanza en mi costumbre, a inventarme desde mañana mismo una nueva costumbre.


Lunes, 30 de enero
SE VA EL CAIMÁN

Como colofón de un día afortunado, en el que por fin comienzan las clases del segundo semestre y se encauzan ciertas historias particulares, mientras en la librería de Valdés hojeo el tomo de la revista en que Baroja comenzó a publicar sus memorias, me entero de la noticia. ¡Habrá elecciones anticipadas! ¡Se va Cascos! Inmediatamente me dedico a enviar mensajes a mis amigos para informarles de la buena nueva. Por fin los electores asturianos tendrán la posibilidad de enmendar la errata que cometieron en las últimas elecciones. Errata tan garrafal que no puede solucionarse de otra manera que tirando a la basura la edición entera e imprimiendo otra nueva.
¿Un despilfarro en tiempo de crisis? Por supuesto. Pero esta metedura de pata enseñará que hay que tener más cuidado a la hora de votar. Que los experimentos conviene hacerlos con gaseosa.


Martes, 31 de enero
NUNCA, NO

Nunca confundas lo que una cosa es con lo que te gustaría que fuera.
Nunca digas lo que piensas si puedes evitarlo.
No alardees de tener razón, salvo si no la tienes.
No confíes demasiado en nadie y menos que nadie en ti mismo.


Miércoles, 1 de febrero
VOY CONTRA MI INTERÉS AL CONFESARLO

Siempre he tenido la sospecha (pero me la callo por lo que me toca) de que al estudio de la literatura nos solemos dedicar los que no valemos para otra cosa. Y eso es verdad especialmente en los que se ocupan (como yo) de la literatura contemporánea. Me llega hoy la presunta edición crítica, a cargo de Xelo Candel Vila, de dos libros primerizos de Luis Rosales. No conozco a la autora, profesora de la Universidad de Valencia, colaboradora de Ínsula, organizadora de congresos, pero desentona incluso en Visor, que no se caracteriza precisamente por el rigor editorial. Una edición crítica no es la que está llena de notas, sino la que nos ofrece un texto lo más cercano posible a la intención última del autor, adecuadamente justificado. Xelo Candel Vila, si a ella le gustan, no duda en incorporar al poema los versos tachados. Ni en reproducir, “por razones cronológicas”, la primera versión de un poema y no la que el autor dio por buena.  “Vendrá por aquel sendero / cuando las luces se duermen” lleva la siguiente nota: “Versos tachados en el original, aunque he preferido incorporarlos al texto porque resultan más claros”. ¿Más claros que qué? La nota que acompaña a “robaron la primavera / ángeles de níveas alas” dice: “Nótese la obvia referencia a la Soledad primera de Góngora, poeta decisivo en la generación vanguardista, que todavía Rosales consideraba en estos años como maestro”. Cuando esos versos se repiten, en la página siguiente, y los vuelve a anotar, ya se ha olvidado de esa presunta obviedad gongorina: “Compárese con la primera parte de Fausto de Goethe: ‘Ángeles de níveas alas, salgan del seno de sus nubes purpúreas para recorrer el espacio y seguir las huellas de nuestros ardientes deseos’”.  Pero la nota más sorprendente es la que acompaña a los números 1 y 2 que inician cada una de las partes de “Baladas del desencanto”. Dice así: “Amurallado, cercado”. ¿Amurallado, cercado? ¡Atónitos nos quedamos!
            Como me aburro tanto, leo incluso lo que nadie lee, eso que yo llamo “basura curricular”, las publicaciones que solo sirven para cumplir un trámite académico (y que a menudo no leen ni siquiera quienes deben juzgarlas). Encuentra uno muchas sorpresas. Pero pocas tan estupendas como esta edición de Luis Rosales. No creo que en ningún otro ámbito se admitan los disparates que son moneda corriente en los estudios de poesía contemporánea. Cierro el libro muy deprimido. Da la impresión de que a esto nos dedicamos los que no valemos para otra cosa.


Jueves, 2 de febrero
PESADILLA

“¿Tú crees que se va?”, me pregunta una compañera ya jubilada. “Todos mis conocidos me están mandando mensajes diciendo que hay que volver a votar a Cascos, ahora más que nunca”. Luego, por la noche, tengo pesadillas. Como en la película de Bill Murray Atrapado en el tiempo, se repiten los resultados de la elección anterior, y al año hay otras elecciones, y vuelven a repetirse, y así un año y otro hasta el fin de los tiempos.  

       
Viernes, 3 de febrero
UN VIEJO AMIGO

De los viejos amigos, uno que nunca me cansa es Baroja. Qué placer, en las frías noches de invierno, sentarse junto a un buen fuego, abrir cualquiera de sus libros, y escucharle contar antiguas historias de marinos y contrabandistas o disparatar sobre esto y aquello. Releo ahora sus memorias en los amarillentos números de la revista Semana en que aparecieron por primera. Se leen de otra manera entre noticias del desembarco aliado en Sicilia o del rescate de Mussolini en el Gran Sasso. Estamos en 1943.
            “Yo sentía curiosidades, pero ninguna vocación clara. Fuera de que me hubiera gustado tener éxito con las mujeres y correrla por el mundo, ¿qué más había en mí? Nada; vacilación. Oía hablar de viajes marítimos, y me hubiera gustado embarcarme; hablaban de pintura, y me parecía un oficio bonito el ser pintor; leía aventuras de un viajero, y soñaba con el desierto y con ríos inexplorados. Pero el ser médico, profesor, abogado o comerciante no me hacía ninguna gracia. Ya que no hacer cosas extraordinarias, me habría contentado con ver un poco el mundo. Tras de largas reflexiones, pensé que no tenía vocación ninguna y que era un joven perfectamente inútil para la vida corriente”.
            Sonrío al escuchar de nuevo lo que casi me sé de memoria. Cuando leí por primera vez Desde la última vuelta del camino, yo también era un adolescente indolente y soñador “perfectamente inútil para la vida corriente”. Y sospecho que lo sigo siendo.


8 comentarios:

  1. individuos como el caimán abundan, desgraciadamente, en cualquier lugar a donde mires; la gente honesta debería seriamente plantearse una revolución silenciosa, sin violencia, para comenzar de nuevo. recomenzar. es indignante ver cómo de un manotazo en un momento se echa por tierra el trabajo esforzado, honesto y laborioso de miles de personas,algunas de las cuales trabajan conmigo, y algunas de las cuales ya están en la calle. y mientras tanto, estos caimanes siguen perdiendo el concepto de la realidad. cada vez más. me pregunto en qué mundo viven, y qué moral les guía.

    a.r.

    no ser nadie más sino tú mismo, en un mundo que está haciendo todo lo posible, día y noche, para hacer que tú seas alguien distinto, significa luchar la más dura batalla que cualquier ser humano pueda enfrentar y nunca dejar de luchar; cummings

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  2. Qué pasa con este blog? ¿Es que JLGM no logra concitar el interés de casi nadie? ¿Sólo la fiel y abnegada sufridora en la penumbra? ¿Pues qué fue de antiguos habituales, algunos de ellos afortunados (y damnificados) aprendices de espadachín que cruzaron acero conmigo... Afortunados por tener a un capaz Trèville que les iniciara en la esgrima; damnificados porque todos han debido lamerse las heridas lejos de los focos.
    Aunque Martín me caiga algo gordo, no me duelen prendas si digo que su blog merece mayor atención de sus supuestos amigos (¿los tendrá realmente o seré Yo el único que se aproxima a esa calidad?). Ni que decir tiene que sus detractores tienen una oportunidad inmejorable de zaherirle. Porque JLGM será lo que se quiera, pero nunca (casi) ha dejado de permitir que saliesen a la luz los comentarios que le fueran adversos.
    Será la Krisis.

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  3. Personalmente, mi actitud, no sólo con respecto al blog de JLGM sino a otros en los que a veces también intervengo, es hacerlo únicamente cuando me parece que tengo algo que decir; en otro caso, el silencio es, a mi parecer, comentario suficiente. Sospecho que ése es también el caso de los muchos seguidores de este blog (como se ve por el contador de visitas), aunque todos deben, vista la opinión de F., ser masoquistas, dado su empeño en seguir algo que no les interesa. No, claro, el de F., cuya lengua es demasiado larga para caberle tras los dientes; pero hay gente, por difícil que resulte eso de comprender para su impaciencia verbal, que no tiene semejante problema.

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  4. (Por cierto: el sistema me pide la palabra de control rogándome, en inglés, que "por favor pruebe no ser un robot", cosa ésta más difícil de lo que parece).

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  5. Le agradezco al buen gato flautista que me haya hecho saber que existe un contador de visitas a este blog; no lo sabía. Pero puede haber cometido una imprudencia al hacerlo, porque, estimulado por el nada despreciable número de seguidores, un personaje a quien se le supone locuacidad y un desarrollado afán de exhibicionismo, pudiera verse movido a una participación mayor, con los inconvenientes y daños colaterales deducibles, dada la experiencia. Lo tendré que pensar. Y estaré muy atento al marcador.
    En cuanto a la lengua, decirle que la tal la reservo para actividades bien diversas de esta de aporrear el teclado de un PC; algunas bien gratificantes, por cierto.
    Y no, no estoy de acuerdo con que el silencio sea lo más pertinente para los habituales de un blog, y menos si se conoce al titular. Eso se entendería respecto a los artículos que aparecen en la prensa, que no han de ir seguidos de cartas al Director necesariamente. Pero un blog, por sus propia naturaleza, no se entendería si no fluyese el intercambio entre los lectores y el autor, y entre los lectores entre sí: es un formato que exige una respuesta acorde con él.
    A mí -de tener blog propio- me incomodaría el silencio de los que sé que me leen.
    Y, querido don Gato, mi lengua tiene la peculiaridad de estar dotada de afinadas terminales nerviosas que la conectan a órgano rector. Y casi siempre es fiel traductora ( aún sabiendo que existe lo inefable) del pensamiento elaborado. Si en alguna ocasión se mueve de manera autónoma -por saturación de la línea o fatiga de los materiales-, me queda el recurso de alegar que soy surrealista.
    Recursos vulpinos, compañero.

    Salute.

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  6. Casi no reconozco en su última respuesta al buen F., que no nos recuerda en ella, o apenas, su inmensa superioridad sobre los pobres mortales comunes, ni se dedica a hacer sangre. ¿Se estará ablandando? O tempora, o mores. En todo caso, gracias por el inhabitual tono, y bienvenido, mientras dure, a la vida civilizada. Y sólo le diré que a mí, si tuviera un blog, no me molestaría el silencio (a veces bien elocuente), como no me molesta cuando sigue a mis comentarios en blogs ajenos: es una opción del todo respetable. Más: el silencio que a veces sigue a una lectura de poemas, por ejemplo, hasta que alguien lo quiebra aplaudiendo, no raramente vale más y se recuerda más intensamente (lo digo por experiencia de lector y de oyente) que aplausos o comentarios. Tiene su valor, y no es pequeño. ¿Qué añadir -como muchas veces sucede aquí conmigo, y sé bien que con otros- a lo que nos convence plenamente, y para qué añadirlo? Hay comentarios y notas de JLGM que valen ese silencio. No lo desdeñe.

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  7. F. se ablanda por momentos9 de febrero de 2012, 14:26

    ¿Quién conoce el recóndito corazón del cactus, buen Gatoflauta?
    ¿Quién osara comer la hueva del erizo de mar si fiase de la áspera coraza? ¿No es tierno
    el adusto corazón de los piratas?
    ¿No ama a sus cachorros el cruel filibustero?
    ¿Acaso pensáis, minino, que el cruel nazi
    no es capaz de acariciar los rizos de un Sigfrido adolescente,y que en los rigores
    del potro y de la jaula,
    no hubo dominico indulgente que acercara
    un tazón de agua a los labios macerados
    del hereje que aguarda el burro, el sambenito, camino de la pira funeraria...
    Creedme, buen Gato, os lo suplico: reparad
    en que las perlas guardan su mejor oriente
    sumido en el mar gelatinoso de las ostras.

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  8. Gracias a F.; me he reído un rato, cosa que en estos tiempos vale lo suyo. Gracias.

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