sábado, 9 de octubre de 2021

Elogio de la cordura: No tengo enmienda

  

Sábado, 2 de octubre
ACAMPARÍA

“Si hubiera hoy elecciones generales, ¿a qué partido votarías, amigo Martín?”, “A ninguno.”, “¿Te quedarías en casa tú que tan partidario fuiste siempre de los socialistas, contra viento y marea, y del apaño del 78?”,”Me quedaría.”, “Y si hubiera otro 15-M, otra enmienda general contra las consecuencias del 15-M y todo lo demás, ¿acamparías en Sol en señal de protesta?”, “Acamparía.”

Domingo, 3 de octubre
VUELVE, BOND
 

“Con extremada tristeza, tomo hoy mi pluma para escribir estas últimas palabras en las que dejaré para siempre constancia de los singulares dones que distinguieron a mi amigo, el señor Sherlock Holmes,”

            Me imagino la desolación y el asombro con que los seguidores de Holmes leyeron en The Strand hace exactamente 131 años, allá por 1891, “El problema final”, la verídica crónica de la desaparición del detective, abrazado a Moriarty, en las cataratas de Reichenbach. Es la misma que siento yo hoy al salir del cine tras asistir al estreno de Sin tiempo para morir. Y las caras largas del resto de los espectadores, su silencio de duelo, me hacen suponer que su impresión es idéntica. Ganas me dan de iniciar una petición via Change.org solicitando ya que James Bond resucite de inmediato.

            Todos sabíamos que este iba a ser el último Bond de Daniel Craig. En Sin tiempo para morir ya ni siquiera es el Agente 007 (ese número mítico corresponde ahora a una mujer, interpretada por Lashana Lynch), pero sigue siendo James Bond y James Bond no puede morir.

            La película, que tan mal acaba, no puede empezar mejor, con imágenes de Noruega y de Italia unidas por una impactante elipsis: Madeleine, niña, escapa de su perseguidor por un lago helado y el hielo se quiebra y se hunde en las aguas y la vemos a punto de asfixiarse; cuando logra salir, estamos en Italia, en esa Italia de aguas azules y ciudades encaramadas en colinas que en el cine representa siempre el paraíso. Luego los títulos de crédito, una obra maestra que no habrían desdeñado en firmar Dalí y Buñuel y que podrían exhibirse independientemente en algún festival de cortometrajes.

            James Bond no puede morir, no debe morir ni tampoco envejecer demasiado. Desaparecido Daniel Craig, ahora queda buscar otro actor –en torno a los cuarenta años, que es la edad ideal del personaje-- que viva nuevas aventuras en ese tiempo sin tiempo, el tiempo del mito, que es el suyo. Y el nuestro cuando abrimos los ojos asombrados y sin parpadear asistimos al trepidante carrusel de unas aventuras que nos llevan de un extremo al otro del mundo, haciendo realidad nuestro ensueño adolescente.

Lunes, 4 de octubre
JUAN RAMÓN SUPERSTAR

También la historia de la literatura se puede contar como un cuento de buenos y malos. José Antonio Expósito, en Ecos de una voz, ha escrito un trepidante disparate, que tiene a Juan Ramón Jiménez por superhéroe y a todos los demás escritores de su tiempo por villanos y rastreros imitadores. ¿Qué era Azorín más que un adulador de Franco que se dedicaba a avillanar su prosa en los periódicos? A Lorca, por su parte, le bastaba ver una foto del poeta en bata para hacerse él otra con la misma doméstica indumentaria. ¿Que Juan Ramón tenía un Ford, regalo del hermano de Zenobia? Pues Pedro Salinas se compraba otro? Hay mucha erudición en este libro --Juan Antonio Expósito conoce bien el archivo del poeta y rescata papeles inéditos--, pero también mucho malintencionado chisme (Juan Ramón Jiménez fue el gran sismógrafo y el gran chismógrafo de su tiempo): Un ejemplo, entre mil: “JRJ le oyó contar a Antonio Machado que en una ocasión ‘un señor canoso, inflado y suavón’ pidió en una peluquería de moda si le podían teñir el pelo de blanco. Y el peluquero le contestó: ‘De blanco no, señor, pero tengo un tinte muy elegante que lo pone violeta’. ‘Pues, hombre, eso es lo que yo quería’. Quien quería lucir el pelo violeta era Eugenio d’Ors”. Anécdota tan fiable como aquella otra en que hace morir a uno de los hijos de Pérez de Ayala en la guerra civil.

            Hay escritores que son también personajes o, sobre todo, personajes. Juan Ramón Jiménez interesa quizá más que como autor de inagotables libros de poesía inéditos, pasto de filólogos, como enredador mayor, para bien y para mal, de la vida literaria de su tiempo. En el ameno libro de José Antonio Expósito da mucho juego como superhéroe, pero en una película de la Marvel quizá quedaría mejor como supervillano.

Martes, 5 de octubre
COMETO UN PREMIO MÁS

Detesto los premios literarios, nunca me presentaría a ninguno, nunca aceptaría ser jurado de ninguno, pero son ya veinte convocatorias las que llevo participando en el Emilio Alarcos. Siempre me digo que nunca más, que esta será la última vez y siempre acabo reincidiendo. Pero, en fin, ya lo dijo Ortega: yo soy yo y mis contradicciones. También me propongo callar en las reuniones, hacer como que escucho atento, no interrumpir a Josefina Martínez cuando nos refiere una vez más sin perdonar detalle su vida y milagros, no discutir con nadie.

Pero el hombre propone y Dios dispone y, año tras año, acabo interrumpiendo a todo el mundo –hasta a Josefina, lo que ya es mérito--, no dejándolos hablar y tratando de demostrar que, no ya lo que dicen, sino su entera manera de razonar resulta errónea, que deberían asistir a clases de lógica. Y lo peor de todo, lo que hace inexplicable que todavía me aguanten, es que en la mayor parte de los casos tengo razón. Una es la Aurora Luque que habla en sus poemas, con tan sabia, precisa y emocionada palabra, y otra la que no acierta más que a enhebrar un tópico banal tras otro cuando se refiere a las redes sociales, a James Bond (“ese insoportable machista”) o al tema estrella de la noche, mi reiterara afirmación de lo dañina para la salud y la integridad de las personas que ha sido la gestión de la pandemia, casi peor, o peor sin casi, que la propia pandemia.

            Cada año, además, me piden que presente al poeta premiado, que pocas veces ha contado con mi voto. Salgo como puedo del compromiso. A fin de cuentas, mentir un poco está socialmente aceptado si se trata de una presentación.

Me alegra conocer a Antonio Praena, todo un personaje cuyas andanzas teológico culturistas sigo desde hace tiempo, y simpatizo enseguida con David Hernández Sevillano, que habla en sus mejores poemas de la aventura de descubrir el mundo con sus hijos. Menos mal que no saben que hice todo lo posible para que el premio no fuera para ellos.

            Tenemos luego, tras el fallo, la lectura de poemas y todo lo demás, una nutrida y disparatada tertulia, como las de antes, en el Chelsea. Allí Berta Piñán se quita la negra mascarilla perpetua de consejera, deja de guardar distancias y vuelve a ser la poeta de siempre. Menos mal que Adrián Barbón no sigue mi Facebook y no ve las fotos, ni tiene tampoco la costumbre de leerme (le amargaría el desayuno los domingos), porque si no, es capaz de ponerla a hacer penitencia por dar tan mal ejemplo. 

Miércoles, 6 de octubre
CONTRA LOS POETAS

Ando últimamente bastante obsesionado conque los poetas –y no solo ellos, claro-- son bastantes ajenos al pensamiento racional, que el razonamiento lógico les resulta una lengua extraña. Por eso en la tertulia virtual de hoy decido poner a prueba la inteligencia, y la paciencia, de los contertulios habituales y les propongo una serie de problemas lógicos. Sencillitos, que no quiero asustar. Por ejemplo: “Tienes dos jarras de agua, una de cuatro litros y otra de tres, Puedes llenarlas y vaciarlas cuantas veces quieras. ¿Cómo conseguirías la cantidad exacta de dos litros en una de ellas?”

            Para mi sorpresa, los contertulios –incluso los que son buenos poetas—salen bastante bien parados de la prueba.

            En un compendio de sabiduría hinduista, leo el siguiente apotegma: “Si quieres saber lo que vales, divide por dos lo que crees que vales; si quieres saber lo que valen los demás, multiplica por dos lo que crees que valen”. Me temo que es lo contrario de lo que yo hago.

Jueves, 7 de octubre
EN LA SUITE PRESIDENCIAL

Un buen amigo que trabaja desde hace años, lo mismo que su mujer, en un importante medio de comunicación, me cuenta que ha sido invitado a pasar unos días en Cádiz alojado en la suite presidencial de no sé qué hotel. “Es la más fastuosa suite en la que yo haya estado nunca, Martín”. Luego, es así de ingenuo, comienza a recitarme las ventajas de la tercera dosis, como si fuera la ministra del ramo, y me anima a que corra a ponérmela. “Te queremos mucho, no queremos que nos faltes”. Yo, como no soy mal pensado, no relaciono una cosa con la otra.

Viernes, 8 de octubre
LA PEOR ALERGIA

La alergia a la estupidez es la peor de las alergias. Se la encuentra uno por todas partes y en todas las épocas del año.



24 comentarios:

  1. Uncandidato para oo7? Mayor Thompson

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  2. Pos son listos los poetas de la tertulia. A mí me costó dos días resolverlo. No veía forma sin una tercera jarra. Pero al fin lo logré.

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  3. De doña Josefina recuerdo en una de sus clases una discusión sobre la existencia de la voz pasiva en español. Me apabulló. No aprobé su asignatura. Pero guardo buen recuerdo, una mujer guerrera, con poder.

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    2. https://www.lavozdeasturias.es/noticia/cultura/2021/10/05/madrileno-santiago-lopez-navia-premio-emilio-alarcos-poesia/00031633458532311114261.htm

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    3. Viene en las noticias de prensa, no todavía en la Wikipedia.

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  6. 007 nunca muere, sino lo habrá que resucitar.
    Es interesante la lista de actores que no han podido, o querido, interpretar a James Bond. El primero Cary Grant, británico y con experiencia. Ya tenía casi 60 años cuando se rodó la primera película. Clint Eastwood fue rechazado por yanqui, al igual que Burt Reynolds.
    Incluso se pensó en un 007 a la española, con Antonio Banderas.
    Salud. Victor Menéndez

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    1. No muere 007, que es un agente del MI6 (de hecho en la última película desempeña ese cargo una mujer), el que muere es James Bond.

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  7. Se entiende que las jarras están vacías. Era más difícil el problema que le pusieron a Bruce Willis, resacoso, en "La jungla de cristal", 2 o 3, con Jeremy Irons de malo. En una había 5 y en otra 3 tienen que pesar exactamente igual.
    Et tout le rest est literature.
    Victor Menéndez

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  8. A mis 25 años, también yo tenía a Juan Ramón Jiménez como poeta predilecto. Disfrutaba mucho con las Pastorales y aún sé de memoria "Dios está azul. La flauta y el tambor...", o aquel otro conocidísimo "Y yo me iré y se quedarán los pájaros cantando". Me parecía lo más elevado que se podía hacer con la lengua castellana. (Conocía mal a Quevedo, y nada a Borges). Luego sobrevino aquella época esotérica del Animal de Fondo, que a mí me parecía sobre todo angustia por la incapacidad expresiva. A la vez, iba uno conociendo las pequeñas maldades, las pueriles mezquindades del poeta, sus celos, su tacañería en elogios para los principiantes (incluso los buenos). Y toda aquella cháchara del Dios Deseado Y Deseante empezaba a adquirir, inevitablemente, una pátina de hipocresía tirando a insoportable. Es el eterno y espinoso asunto del contraste, o del conflicto, entre las actitudes morales de un autor y el disfrute de su obra. (Ya surgió hace poco a propósito de Miguel D'Ors). Sé que la veneración por Juan Ramón continúa para muchos, sin que la mermen ni la menoscaben las ruindades aludidas. Trapiello, por ejemplo, tan sensible y alérgico a cierto desliz de Gil de Biedma, no parece hacer ascos a las envidias juanramonianas, tal vez evidenciando que uno es más indulgente con aquellos pecados de los que se siente cercano.

    Cambiando a un tema que se tomó durante largos años somo simple divertimento, pero que ahora parece haberse convertido en un asunto serio, Daniel Craig me parece lo bastante duro para Bond pero no lo bastante apuesto. Quizás el mejor equilibrio (asunto subjetivo, por supuesto) entre apostura y dureza estuvo encarnado por el polimorfo Pierce Brosnan. (Chica Bond? Sin duda Sophie Marceau).

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  9. Pues hablando de cine, y con James Bond como protagonista. A finales de los 70, cuando el personaje se desinfla, el que mejor hubiese calado era Charles Bronson, que creo lo rechazó para no encasillar. Había hecho meritorios películas en el cine negro francés.
    Timothy Dalton lo más parecido a James Bond que hizo sería "Romeo y Julieta "; Pierce Brosnam no se despeinada aunque le cayese una bomba encima...Daniel Craig se ha hecho con el personaje pero no da más de sí.
    Como de esto opina todo el mundo, también Pérez Reverte, que ha pedido que no le quiten a un 007 machista y macarra.
    Ahí
    Victor Menéndez

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  10. Pues dile a Pérez Reverte, Víctor, que ya se lo han quitado. Nadie menos machista ni menos macarra que el último Bond.

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  11. ¿Y a nadie se le ocurre, antes de hablar, ir al cine, ver "Sin tiempo para morir", y hablar por cuenta propia?

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  13. Pablo, Antonio, a mi tan divertidas me resultan las películas de James Bond, como los poemas de Miguel d'Ors...o estos comentarios.
    No voy al cine, me queda muy lejos. A Los Prados nunca fui.
    Victor Menéndez

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  14. Bueno, yo estoy ocioso porque tengo la tibia rota. Así que voy a explayar, ya que igual leen esto estudiantes de literatura, y doctores tienen las letras.
    ¿Hasta qué punto es lícito, sin que te acusen de plagio, utilizar un personaje ficticio en otra nueva ficción? Me explico, ¿podría hacer como Avellaneda y escribir nuevas aventuras del Quijote?
    G. K. Chesterton escribió "El regreso de D. Quijote", pero recuérdese que eran actores.
    ¿Puedo escribir nuevas aventuras de Sherlock Holmes? Billy Wilder dirigió "La vida privada de Sherlock Holmes", obra maestra, al final de su carrera. El personaje lo hubiese firmado Conan Doyle, sin duda.
    No me vale que lo pongas en un poema, secundario, y demás, que sí se permite.
    Por lo de James Bond, al fin y al cabo un personaje de Ian Fleming.
    Victor Menéndez

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  15. Esa dicotomía, comentaristas, entre cultura popular (007, James Bond) y cultura culta requeteculta (Trapiello, d'Ors, Gil de Biedma, y otros agentes secretos)...me la refanfinfla, es decir, habría que distinguir ambos conjuntos.
    Victor Menéndez

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  16. Una curiosidad, don José Luis: ¿la imagen que ha puesto en el encabezamiento de esta entrada del blog es de Perugia?

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