domingo, 19 de julio de 2020

El bazar de las sorpresas: El miedo guarda la viña


   
AMAR LA VIDA

En el mercado de Arcachon, encuentro un vendedor de aforismos grabados en decorativos trozos de madera. Muchos son anónimos y parecen más bien banales frases de autoayuda, pero otros los firman Baudelaire, Nietzsche, Borges. Miro a ver si encuentro mi nombre, uno es así de vanidoso, y lo que encuentro son dos o tres frases que podría haber escrito yo: “Nunca hablo de mis humildes orígenes porque no me gusta presumir”, “Era tan inteligente que ni se le notaba”, “El poder entontece y a algunos les hace falta muy poco poder para entontecer completamente”. Este último me hace sonreír, porque un amigo me ha hecho llegar un amenazador tuit del mayoral de mi comunidad autónoma.
            Pero yo ahora estoy lejos de casa, en un lugar en el que no me importaría quedarme a vivir: la bahía de Arcachon. Vine siguiendo las huellas de Rafael Barrett, que aquí murió hace ciento diez años. Se alojó en el hotel Regina Foret. ¿Será el mismo que la Residencia Villa Régina que encuentro en la Ville d’Hiver? Quizá sí. En la publicidad, se indica que lleva abierta desde hace más de un siglo.
            Se me ocurre mirar, por curiosidad, los precios de los apartamentos en esta zona. Prohibitivos, incluso lo más baratos. Pero eso no impide que, mientras paseo a lo largo de la inmenso arenal, temprano en la mañana, sueño con llevar aquí una vida feliz de jubilado. A media hora de tren, está Burdeos y allí la librería Mollat, una de mis sucursales favoritas del paraíso. Pero cada vez me interesa más otro libro, el de la naturaleza, que por esta zona despliega algunos de sus capítulos más hermosos: la mágica Île aux Oiseaux en el centro de la bahía, la gran duna de Pilat a un lado, los bosques de pinos con sus ciervos volantes. Pasaría las horas pescando en Aiguillon o navegando a mi aire por la bahía o incluso atreviéndome alguna vez con el Atlántico.
            Debería haber ahorrado, pero el ahorro no es lo mío. A la memoria me viene un aforismo que leí no se dónde (o que acabo de inventar, como suelo tener por costumbre): “Un caballero ha administrado bien su fortuna cuando a su muerte no deja más dinero que el necesario para pagar sus funerales”.
            Me gusta la luz del paseo marítimo, sentarme en una terraza a ver pasar el tiempo, pero no me gusta menos perderme en la colina de la Ville d’Hiver con sus caserones de fantasiosa arquitectura escondidos entre los árboles. Y ascender al observatorio del parque Mauresque, esa torre metálica con escalera de caracol que termina en una plataforma de madera, para avistar las aves y los colores de las landas y los navíos lejanos y sentirme el rey del mundo. Lo construyó, empleando materiales sobrantes del ferrocarril, un ingeniero cuyo nombre no recuerdo, pero sí el de su jovencísimo ayudante: Gustave Eiffel.
            En Arcachon murió Barrett, pero en pocos lugares resulta más fácil amar la vida.



EN QUÉ MANOS ESTAMOS

----¿Y qué vas a hacer ahora que se nos obliga a los asturianos a usar siempre mascarilla, tanto si es necesaria como si no? --me preguntan quienes conocen lo indignado que estoy por los atentados contra nuestra salud que se llevan a cabo precisamente con el pretexto de proteger nuestra salud--. ¿No habías dicho que pensabas redactar un manifiesto, pasarlo a la firma de profesionales de prestigio, recaudar dinero y luego publicarlo en los periódicos? ¿Un manifestó que afirmara que obligar a llegar mascarilla cuando se puede mantener la distancia de seguridad tiene tanto efecto a la hora de contener el virus como encenderle velas a la Virgen de Covadonga?
----Con la diferencia de que las velas a la Virgen al menos no dañan la salud mientras que las mascarillas sí. Es como si nos encerraran en una habitación obligándonos a respirar una y otra vez el aire viciado que sale de nuestro pulmones. Profesionales tiene la sanidad asturiana que deberían redactar ese manifiesto y otro indicando el daño para la salud que supone lavarse las manos cuanto más mejor. Lavarse continuamente las manos por miedo al contagio es una patología muy estudiada. La tuvo Manuel de Falla. Consigue lo contrario de lo que pretende: deteriora la piel, una protección natural, y aumenta el riesgo de infección.
----¿Y no decías que pensabas presentar una demanda contra esa medida que no tiene ninguna justificación sanitaria?           
----Ni justificación sanitaria ni justificación jurídica. He leído tres o cuatro veces, con incredulidad creciente, la resolución de 14 de julio de 2020 de la Consejería de Salud. Entre los “fundamentos de derecho” se citan varias leyes que permiten a las comunidades autónomas adoptar medidas “sanitariamente justificadas”, cuando existan “indicios racionales que permitan suponer la existencia de peligro para la salud de la población”, “un riesgo inminente”; cuando lo requieran “motivos de extraordinaria gravedad o urgencia” podrán adoptar “cuantas medidas sean necesarias para asegurar el cumplimiento de la Ley”.
Y los motivos “de extraordinaria gravedad o urgencia” que se señalan en la resolución son los siguientes: 1/ “el carácter de los brotes surgidos en otras Comunidades Autónomas”, 2/ “la relajación en el uso de las mascarillas por parte de la población, incluidas las personas que visitan el Principado de Asturias en el presente período estival", 3/ “la alternativa entre uso de mascarilla o distancia de seguridad da lugar a frecuentes manipulaciones de aquella cuando se pone o se quita en función de esa distancia, incluso a un uso inadecuado al colocarla, por ejemplo, debajo de la barbilla, todo ello en el supuesto de que realmente se atienda a esa distancia, lo que puede pasar inadvertido más fácilmente cuando cada vez más personas circulan sin mascarilla”.
El punto primero sobra: no es competencia de Asturias resolver los problemas de otras comunidades. El punto segundo, la supuesta relajación, se soluciona aumentando el control policial. El punto tercero es el más alucinante: ponerse la mascarilla cuando es necesaria y quitársela cuando no es necesaria (algo que todo el mundo hace muchas veces al día: para tomar un café, para comer, para fumar, para sonarse) se convierte en peligroso cuando se hace porque caminamos por un lugar en el que no hay “aglomeración de personas” y es posible mantener la distancia de seguridad. Y para prevenir estos motivos supuestamente “de extraordinaria gravedad o urgencia” –colocarse, por ejemplo, la mascarilla por debajo de la barbilla--, al Consejero de Salud, Pablo Ignacio Fernández Muñiz, no se le ocurre otra cosa que declarar obligatorio el uso de mascarillas, aunque pueda garantizarse el mantenimiento de una distancia de seguridad interpersonal, “en las vías públicas de los núcleos urbanos” (en las vías públicas, no en los parques ni en las playas: ahí parece que no hay peligro, al menos de momento) y en las vías públicas de las zonas rurales “cuando se produzca una aglomeración de personas” (de donde se deduce que las personas pueden aglomerarse en el campo asturiano siempre que vayan provistos de mascarilla). No sigo. La resolución está llena de perlas que harán las delicias de cualquier lector al que el miedo no le haya privado de la capacidad de razonar. Y ningún jurista dejará de llevarse las manos a la cabeza.
Hay dos meses para presentar recurso contra esta resolución. Motivos no faltan. Me imagino que ya se estará trabajando en ello. Pocas veces se ha argumentado menos una resolución con graves efectos punitivos.


DOS POEMAS DE MARILYN MONROE

La soledad de ahora,
la negra soledad,
la soledad que sigue
a un gran amor que nunca fue verdad,
pero que yo creía que lo era
y me llenaba de infelicidad,
es lo mejor que jamás
me ha sucedido.

Me dicen que estoy viva,
que debo dar gracias a Dios
por estar viva.
Me dicen que estoy viva.
y debe ser verdad,
solo en la vida caben
este dolor,
este vacío,
este no ser nadie
en las manos de todos,
solo en vida se puede
desear con tanta fuerza,
como al mayor amor,
la muerte.


EL ARTE DE VIVIR

Compro Mex grands bordeaux una soleada mañana en uno de los puestos de libros de la plaza de la Victoria, en Burdeos, muy cerca de la gran tortuga que parece acercársenos lentamente en busca de también de lectura. El autor es Pierre-Jean Remy, diplomático y escritor como Paul Morand, que fue director de la Academia Francesa en Roma y Presidente de la Biblioteca Nacional de Francia y de la Sociedad de amigos de Marcel Proust.
“Tengo veinte años y amo el burdeos”, comienza el primer capitulo. Y luego continúa década a década hasta llegar a “Tengo sesenta años y amo el burdeos”. El libro se publicó en 1997, cuando el autor cumplía precisamente sesenta años. Tiene algo de complacida mirada atrás.
Sobre la colección en que aparee, “Le dandy moderne”, se dice: “Hay hombres para los que la expresión ‘el arte de vivir’ no es una palabra vana. Esta colección se dirige precisamente a ellos, los dandis modernos, o a quienes aspiran a serlo”.
            El libro se inicia el vagón restaurante de un tren hacia París, sigue en Londres; nos lleva luego al Pekín anterior a la revolución cultural, a un palacio romano domina la ciudad (“cada día, al abrir la ventana, la misma maravilla”), a un château entre viñedos donde alguna vez se alojó Picasso con su joven amante…
Viajes, vinos, libros, amigos y amores. Si eso es ser un dandy moderno, a mí no me importaría serlo, aunque yo sustituiría los vinos minuciosamente paladeados en estas páginas por un vaso agua fresca y no creo que mi felicidad disminuyera en nada.



49 comentarios:

  1. Señor Martín, en privado tiene usted todo el derecho a criticar y hasta burlarse de las medidas sanitarias que adopta la administración. Pero hacerlo en un medio público es de una irresponsabilidad indignante, cuando lo más inoportuno es lanzarle a la población mensajes de duda que alienten su rebelión. Esta alineación con el progresismo libertario del sesenta y ocho es anacrónica y patética. Ojalá no lo contagie otro desquiciado como usted. Aunque sería buen argumento para escribir otro articulo desde el hospital.

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    1. Alentar la rebelión de la población contra la irracionalidad probada y la arbitrariedad es el deber de toda persona responsable y decente. Y el deber nunca es anacrónico ni patético, coincida o no con el "progresismo libertario".

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  2. El aforismo sobre cuya autoría duda JLGM si es propia o ajena, me refiero al de que “Un caballero ha administrado bien su fortuna cuando a su muerte no deja más dinero que el necesario para pagar sus funerales”, parece pensado por alguien que o no tiene a nadie a su cargo o no le preocupa. Si el "caballero" en cuestión deja, por ejemplo, hijos pequeños, que por serlo no pueden ganarse la vida, ¿no habría administrado mejor su fortuna si dejara algo con que puedan mantenerse?
    Respecto a las mascarillas, ya sé que es inútil lo que pueda decir. Me limito pues a dejar constancia de que los profesionales sanitarios que las usan diariamente durante ocho o más horas y llevan meses haciéndolo no han sufrido, que se sepa, ni un solo caso de problemas respiratorios derivados de su utlización (sí, en cambio, de contagios del COVID por falta de ellas o deficiente calidad de las que se les suministraron). Eso no obstante, y como Fernando Simón ya explicó en su día, la ley establece excepciones, por ejemplo, para personas con problemas respiratorios.

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  3. Lavarse continuamente las manos sí es una patología, pero lavarlas con frecuencia es muy necesario, incluso sin pandemia. Pero con pandemia, lo es aún más, ojo con eso… La leyes y recomendaciones médicas no generan males que ya existían previamente (como los propios virus y bacterias, por cierto).

    Todo lo demás de las mascarillas y las distancias es debatible, porque sí es verdad que se ha incurrido en incoherencias. Primero la mascarilla para el ciudadano de a pie era inútil, ahora es obligatoria incluso… Si tienes una enfermedad respiratoria puedes aportar informe médico para ir sin ella pues te dificulta respirar. Pero ¿qué pasa si estás sano, pero con el calor te falta el aliento cuando subes una cuesta y te la quitas justo cuando pasa un policía?

    Van a llover las multas arbitrarias, como aquella de 600 euros que le pusieron a alguien en Valencia por comprar “solamente” dos coca- colas, chocolate y un paquete de salchichas. Como supuesta excusa para ir al súper de paseo, según el policía que calificó la compra de “innecesaria y mínima” en su denuncia (y se quedó tan ancho).

    En todo caso los gobernantes (con más o menos pericia) intentan siempre no pillarse los dedos. Así que igualan por lo bajo a los ciudadanos y su sentido de la responsabilidad e inteligencia, incluso a riesgo de insultar la segunda en muchos de ellos. Y aplican la filosofía de la maestra (o maestro) de jardín de infancia, que consiste en asegurarse de que los niños no rompen la hilera al cruzar la calle, haciendo que se sujeten la puntita de la bata escolar (¿innecesariamente?) unos a otros. Aunque sepan que Juanito o Susanita sí son responsables y no necesitarían ese truco, pero no se pueden hacer leyes para todos. Otra cosa es hacerlas bien, esa es la verdad (y lo difícil).

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  4. Espero que el deseo de que te pongas malo por criticar en público no se cumpla, y algún día podamos tener un libro con tus versiones de los poemas de Marilyn.

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    1. "Ojalá no lo contagie otro desquiciado..." jamás puede interpretarse como "el deseo que se ponga malo por criticar en público".
      Mire, hacer la pelota soltando veneno para tergiversar las palabras sueñas no es demasiado elegante, aunque ninguna ley exija ser elegante.

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    2. Clara, sus palabras están escritas aquí; cualquiera que lea puede deducir si las interpreto bien o no. El hacer la pelota supongo que es un modo elegante de decir que estoy de acuerdo con el "desquiciado", no sólo en este caso sino en otros (no en todos). En fin, dejo la pelota en su tejado.

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    3. Sea como sea, le pido disculpas por haber interpretado mal sus palabras,

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  5. Clara Cancio: criticar en público es un deber ciudadano en cualquier democracia. Relea usted lo que yo he escrito, lea atentamente la disposición del Principado a la que me refiero (está disponible en Internet) y luego ya me dirá si mis reparos están o no bien argumentados y razonados. Llamar "desquiciado" a quien ejerce su legítimo derecho a la discrepancia me recuerda a aquello tiempos de la Unión Soviética en que a los disidentes se los internaba en hospitales psiquiátricos.

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    1. Creo que el grado de tragedia que estamos y seguiremos viviendo aconseja aceptar las recomendaciones de quienes tienen más criterio que nosotros para lanzarlas a la población. Criticarlas con la lupa encima, por el simple hecho de que suponen restricción a la libertad individual o se perciben ciertas contradicciones me parece inadecuado y frívolo. Hay muchos ciudadanos que interpretamos la situación actual como una variante del estado de guerra. Y cuando hay guerra lo razonable es cerrar filas y retrasar la censura y la petición de cuentas hasta que escampe. Que el PP ataque al Gobierno Central por la gestión de los primeros días de la pandemia me parece tan rastrero y villano como las imputaciones que hace el PSOE al Gobierno de la CAM. La historia juzgará a unos y otros con la inclemencia que se merece su abyección.

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    2. O sea, lo que viene a decir Clara es: doblen la cerviz, dobléguense, obedezcan sin rechistar lo que diga "la autoridad competente", que para eso manda. No caigamos en la frivolidad de pensar y ser críticos. Más bien gritemos al unísono "vivan las cadenas", ya que estamos en un estado de emergencia.
      Como si no fuese en los estados de emergencia cuando más se necesita el análisis, el pensamiento y la crítica. Con unos cuantos miles de "mentalidades Clara" aún seguiríamos en el esclavismo y sometidos a algún Dux clarividente y mandamás. Hay que ver qué secuelas dejan los años de dictadura poco discutida.

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    3. La enfermedad da miedo, pero da más miedo la forma de "pensar" de Clara. Aterra pensar que hay mucha gente así y que los políticos se aprovechan de ellos para cosechar votos. Clara ni siquiera se ha enterado de que esas "autoridades" que ella pretende seguir a ciegas cambian de criterio de un día para otro, andan dando palos de ciego en muchos casos.

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    4. Para el Sr. Martin
      Su con las paulatinas restricciones que se están adoptando resulta que el problema empieza a desbocarse, no es difícil imaginar lo que ocurriría si el uso de las mascarillas se dejara al buen criterio de los ciudadanos. Hace muchos años se,descubrió la necesidad de insta lar semáforos y nadie protesta porque el color rojo le impida el paso. Se asumió su conveniencia y punto. Y como este ejemplo se pueden poner cientos, solo que ahora,cuando estamos presionados como nunca, se nos ocurre plantear rebeliones difíciles de comprender.

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  6. Hombre, Jose, "un caballero ha administrado bien su fortuna" no se refiere a alguien que muere en accidente a los cuarenta años, sino a quien tiene la suerte de llegar a la jubilación y más allá.
    Los profesionales sanitarios usan las mascarillas cuando son necesarias, no cuando la "autoridad" lo impone caprichosamente. Y en algún caso no las usaron, contagiándose y contagiando, porque al parecer no las tenían o no se las facilitaron (imprescindible exigir responsabilidades).
    No poder respirar libremente siempre ocasiona un perjuicio, menor o mayor, para la salud. Se puede aceptar en beneficio de un bien mayor, pero no gratuitamente y para que quede claro quién manda aquí.
    La obligación debe estar fundamentada y razonada; en la disposición que se comenta no lo está. Y si lo duda, haga el favor de leerla.

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  7. En resumen: primero dijeron que la mascarilla era como un gorrito de papel en vez de un duro casco de albañil (lo que es de veras), cuando no había cascos para todos y temían que se descalabrase (incluso más) el personal médico que estaba en el epicentro si las escasas unidades las acaparaba la ciudadanía.

    Y ahora que ya hay cascos a mansalva, quieren que los usemos todos como si fuesen asfixiantes yelmos medievales (de cabeza completa) y estuviésemos en el pico de la pandemia con 900 muertos diarios. En vez de usarlos como unas “gafas de cerca” que uno tiene en el bolsillo y emplea cuando procede y de manera libre y responsable para ayudar en la desescalada.
    Información sobre dónde y cómo hacerlo (aglomeraciones, personas vulnerables cerca) hay de sobra a estas alturas y sin necesidad de forzar leyes.

    Seré yo, pero me suena al viejo cuento, aunque al revés: dijeron que no venía el lobo cuando sí venía, y fiero. Y ahora que ya no muerde tanto (aunque colea, y podría resurgir) pretenden que nos creamos que se trata del mismísimo y tricéfalo perro del infierno. Para que parezca que no existió otra fiera antes, cuando no supieron prevenir ni enfrentar bien la que sí que fue salvaje de verdad.

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  8. Casi nadie usa mascarilla.Su vida util es de cuatro horas.

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    1. Tiene usted aquí ( https://cadenaser.com/emisora/2020/07/18/ser_toledo/1595059664_151510.html ) un reportaje de la cadena SER de Castilla-La Mancha preguntando a los profesionales de la zona sobre el uso de las mascarillas.
      Como podrá ver en él, el Colegio de Médicos de la zona explica que "están a favor del uso de las mascarillas como medida de protección, ya que a veces no se puede mantener la distancia de seguridad" (cosa que cualquiera que viva en una ciudad puede certificar), y también que "la mayor parte de la población las utiliza", que es exactamente lo contrario de lo que usted nos dice.
      Tratándose de un problema tan grave, que ha producido ya miles de muertes y secuelas graves en miles de los que han tenido la suerte de superarlo, sería de agradecer que si hace usted una afirmación como ésa, indicara las fuentes en las que se basa. Lo contrario, me parece, es frivolizar en un asunto que no tiene nada de frívolo, o quizás otra prueba de que, como se dice en el reportaje, algunos no tienen "conciencia real del problema".

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    2. Conviene indicar el nombre de a quién se replica, Jose. Por si acaso respondo yo.
      El colegio de médicos de La Mancha, como yo, como cualquier persona sensata, está a favor del uso de mascarillas cuando no se puede mantener la distancia de seguridad. Lo que aquí se crítica es la obligación de usarla según el gobierno de Asturias se pueda o no mantener la distancia de seguridad. Por ejemplo, a las seis de la mañana en una calle solitaria. Eso es una estupidez, sin fundamento sanitario y con dudoso fundamento legal (estamos estudiando recurrir la disposición que, en opinión de muchos, no se ajusta a derecho). Y sin embargo hay gente que la defiende. Esa gente es la que a mí me aterra tanto o más que los políticos demagogos que piensan que ser cuanto más duros mejor les dará votos (no más eficaces, sino más duros).
      Y si usted replica a Ángel, demuestra una vez más que tiene tendencia a interpretar literalmente los textos lo que es la forma más segura, en la mayor parte de los casos, de interpretarlos mal. Desarrollo la frase de Ángel: "Casi nadie usa la mascarilla correctamente. Su vida útil es de cuatro horas. Si se utilizara correctamente la mascarilla quirúrgica (la que usa la mayoría de la gente), cada cuatro horas habría que reciclar unos veinte millones de mascarillas. Piense un poco en lo que supondría. Y piense también en si las mascarillas (o trapos con gomas) que venden por ahí en cualquier parte han pasado los controles sanitarios correspondientes.
      Las mascarillas son útiles bien usadas y adecuadamente usadas. En caso contrario resultan perjudiciales. Y esto último lo saben todos los médicos, pero no lo dicen en voz demasiado alta.

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    3. Usar la mascarilla mas de cuatro horas, que es lo habitual, es como no usarla, porque pierde el filtrado protector (Fuente: Colegio Oficial de Farmaceuticos, y el propio envase cuando el fabricante es minimamente fiable o no desconocido.Por eso digo que casi nadie usa mascarilla (exceptuando la minoria que lleva las blancas de protección, que duran mas tiempo).
      Lleva razón Garcia Martin, esas cosas de colores cubriendo la boca de la gente, solo sirven realmente para perjudicar el proceso respiratorio de quien las lleva.
      Los politicos, ante la imposibilidad de acabar con el virus hasta que se consiga vacuna, se van instalando en politicas de perjudicar a todos para no señalar a nadie.
      Si usted está sentado a solas en un banco público, a tres metros de la mesa de una terraza de bar, está obligado a llevar mascarilla. En el caso inverso, no....
      Y así...

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    4. Lo que dice literalmente Angel, en el mensaje al que yo respondo, es esto:
      "Casi nadie usa mascarilla.Su vida util es de cuatro horas".
      Lo que, según JLGM, debemos leer ahí (so pena de ser unos literalistas que no se enteran de nada) es esto otro:
      "Casi nadie usa la mascarilla correctamente. Su vida útil es de cuatro horas. Si se utilizara correctamente la mascarilla quirúrgica (la que usa la mayoría de la gente), cada cuatro horas habría que reciclar unos veinte millones de mascarillas. Piense un poco en lo que supondría. Y piense también en si las mascarillas (o trapos con gomas) que venden por ahí en cualquier parte han pasado los controles sanitarios correspondientes".
      O acaso, puesto que JLGM olvida cerrar las comillas, haya que interpretar como parte todavía de lo que dice Ángel, esto otro que sigue:
      "Las mascarillas son útiles bien usadas y adecuadamente usadas. En caso contrario resultan perjudiciales. Y esto último lo saben todos los médicos, pero no lo dicen en voz demasiado alta".
      En uno u otro caso, yo reconozco que, en efecto, mis graves limitaciones intelectuales no me habían permitido advertir que la frase de Angel dice, y dice indudablemente (sólo que de modo no explícito) lo que JLGM "desarrolla" después.
      Me pregunto si soy yo el único que no había leído en ella todo lo que JLGM nos advierte que debíamos haber leído, aunque no lo pusiera.
      (Eso aparte, tampoco Angel parece haberse enterado del todo de lo que él mismo, aunque de modo no explícito, decía, si es que el último párrafo también hay que entenderlo como de su secreta autoría. Porque en él se lee, repito, "Las mascarillas son útiles bien usadas y adecuadamente usadas"; pero Angel nos dice luego que "esas cosas de colores cubriendo la boca de la gente, solo sirven realmente para perjudicar el proceso respiratorio de quien las lleva". Poca utilidad me parece ésa a mí).
      [sigue]

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    5. Respecto a lo de "no decirlo en voz demasiado alta", si uno pone en el buscador, como yo acabo de hacerlo, "uso adecuado de mascarillas", lo primero que sale son una serie de videos explicando su uso y colocación correctos.
      En el primero de todos, de la Clínica de la Universidad de Navarra, y aparte de todo eso, se dice en cierto momento esto: SU EFECTIVIDAD DEPENDE DE QUE LA LLEVEMOS TODOS.
      Es cierto que hay circunstancias especiales en que pueden ser menos necesarias; "por ejemplo, a las seis de la mañana en una calle solitaria", como dice JLGM. Es ésta una circunstancia en la que yo no me he encontrado desde que empezó todo esto. En la vida normal de una ciudad, y con el horario de vida normal que la mayoría de nosotros tenemos, es imposible (o por lo menos extremadamente difícil) asegurar que, si uno no la lleva, en ningún momento va a encontrarse en situaciones que le conviertan en potencialmente contagiador, o contagiado.
      Por eso lo prudente me parece a mí llevarla siempre que se salga de casa (en la vida y el horario normales al menos).
      Cierto que ni eso garantiza nada, porque efectivamente, como bien dice la Universidad de Navarra, "su efectividad depende de que la llevemos todos", y eso nadie individualmente puede garantizar que ocurra. La única manera de intentarlo es una disposición legal que así intente garantizarlo. En la que, como en cualquier otra, puede haber detalles concretos que sean discutibles, o directamente perjudiciales o erróneos, en cuyo caso hará muy bien (y a todos) quien así lo denuncie.
      Personalmente, prefiero estar seguro, en lo que pueda, de no contagiar a nadie sin saberlo. Y por eso trato de ajustarme a lo que los profesionales de la medicina, que saben de eso más que yo (y que son los primeros interesados en que el contagio se evite, puesto que ellos también salen a la calle y se mezclan con todos, y tienen familias a las que les ocurre lo mismo), sistemáticamente dicen.
      Y si un planteamiento como ése mío "aterra" a JLGM, pienso que se equivoca, porque ése planteamiento es justamente el que (en lo posible) puede garantizar que yo nunca le contagiaré, si por desgracia enfermo y por ser asintomático no lo sé. Y eso, garantizar que nunca contagie a nadie, es exactamente lo que yo quiero que ocurra.

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    6. Qué barbaridad, Jose, qué barbaridad. Lo que es no entender una lengua, que siempre está llena de sobreentendidos. Si alguien dice, "Pedro es alto como un castillo", ahí está don Jose diciendo que eso es imposible, cuando cualquier otra persona entiende lo que significa. Yo glosé lo que Ángel dijo y él aclara en un comentario posterior. ¿Está ya aclaro? Muchas mascarillas no se utilizan bien y por eso dificultan la respiración sin servir para contener la enfermedad.
      Dejo eso y sigo con otras barbaridades: al parecer un médico dijo que la eficacia de las mascarillas depende de que todos las usemos; eso solo es válido si se refiere a cuando es necesaria y a las personas que están en contacto (en las calles de Burdeos casi nadie usa mascarilla y no creo que ni siquiera Jose sea capaz de pensar que eso le pone en riesgo). En caso contrario, cuando las mascarillas no son necesarias, y yo lo digo claro para que Jose lo entienda, usarlas es una estupidez y ninguna autoridad sanitaria será capaz de rebatirlo.
      Lo de si él sale o no a las seis de la mañana es una tontería (lo digo claro); mucha gente trabaja a turnos y tiene que salir a trabajar antes. Pero eso importa poco. Lo cierto es que, según la disposición asturiana que se comenta en este blog, no llevar mascarilla en esos caso --caminar por lugares solitarios siempre que sean "vías públicas", que no espacios públicos: en la playa se puede estar sin mascarilla-- está penado con cien euros y en caso de reincidir cárcel o calabozo. Es posible que Jose defienda tal cosa, allá él con su racionalidad y su conciencia.
      Y lo de que salir de su casa con mascarilla es la única manera de evitar que yo me contagio si salgo sin ella, no necesita comentario. O quizá sí, que a Jose hay que explicárselo todo: para no contagiarme le basta con no acercarse a mí a menos de metro y medio (según la legislación española), un metro (según la francesa), dos metros, si quiere estar más seguro. Y no solo no acercarse a mí, sino no hablarme demasiado tiempo. Cruzarse por la calle con mascarilla o sin mascarilla no contagia a nadie (al menos nadie se ha contagiado hasta la fecha), ni siquiera aunque haya un ligero contacto. Por eso uno de los saludos que se trata de imponer en "la nueva normalidad" es tocarse con los codos (para ellos, hay que estar a menos de metro y medio y tocarse, por supuesto).
      Qué abismos de la mente humana nos descubren estos comentarios. La de Jose, una persona tan culta y tan razonable en otros aspectos, es una de las más sorprendentes.

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    7. Lo dejo. No es sólo que JLGM interprete lo que le parece; es que, desde su personal punto de vista, no pensar como él piensa equivale a que uno descubra los "abismos" de su propia mente.
      Como yo, efectivamente, no pienso como él en este asunto (ni es ésa la opinión de la Clínica Universitaria de Navarra; porque, aunque sea una persona quien habla en él -que lo hicieran simultáneamente mil sería bastante difícil-, el video se presenta en nombre de la institución, no de una persona concreta; de esa clínica, cuyo prestigio es bien conocido, y de muchísimos otros centros y especialistas médicos en todo el mundo); como, repito, yo no pienso como él, que intervenga aquí para explicarlo sólo serviría para descubrir (aún más, supongo) los "abismos" de mi mente. Dado que ese descubrimiento no aportaría nada a este debate, es una pérdida de tiempo y paciencia que uno se empeñe en insistir.
      Así que eso, lo dejo. Un saludo.

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  9. Este don Bonifacio es la repera; qué manera de desbarrar en un estilo cursi y sin sustancia que él piensa finolis y tal. Apuesto a que lleva consigo un diccionario de antónimos y pseudónimos que brilla en el tejuelo -por el mucho uso- más que el encerado comedor de mi abuela. Suerte que tiene de vivir en el siglo de la Wiki. Uffff...

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    1. No hay mayor desprecio que no hacer…

      Y con esta frase aparte, ya le he regalado diez segundos a un borrico.

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  11. No tardará el Garcia Martin interesado por la naturaleza en advertir en ella la suprema estética.

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  12. Ángel, cuando te refieres a Barret, ¿es a Elizabeth Barret o a Syd Barret? Me imagino que la primera.
    Bonifacio, ni caso les hagas, aquí salen faltos como conejos de un mal mago.

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    2. Gracias Víctor. Dura vida la de los conejos que se esconden en sombreros. Solo pueden optar entre un hoyo de fieltro y un espejo de metal.

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  13. Lo que me faltaba, ir dejando un reguero de mascarillas de desecho, una cada cuatro horas, cuando todo son dudas sobre su capacidad de protección. Ni pensarlo, vamos.
    Cuando vuelvo a casa pulverizo alcohol sobre la mascarilla por ambas caras hasta empaparla, sin forzar ni restregar. La cuelgo y al cabo de un cuarto de hora está completamente seca y desinfectada. Y no se aprecia el menor signo de deterioro ni de pérdida de cualidades. Ya tiene el mundo suficientes residuos.

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  14. Al tal Maelmstrom no se le bajaron todavía los cubatas de la adolescencia. Encima presume.
    Esto pasa por servir alcohol a menores.

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    1. Buena y sugerente aportación, Ángel. La belleza la definía el platonismo como un imán superficial con el que procurar un bien profundo. Algo así como una flor que atrae con su colorido a los insectos como truco para que la polinicen bien. Un tema interesante sería conocer en qué sentido perciben la belleza otros seres vivos, especie humana aparte.

      Es difícil imaginar a los árboles riendo, es cierto. Pero quizá sí que sonríen levemente cuando la primavera vuelve a llenar de pájaros sus ramas. Otra cosa es que se partan de la risa, porque sería como si se talasen a sí mismos, y eso ya no tendría gracia alguna… Gloria Fuertes le dedicó un poema a un árbol que se suicida “harto ya de estar seco y no dar pájaros”.

      Se suele olvidar que la propia belleza es triste también algunas veces, y no solo la naturaleza como tal.

      Aporto dos versos de la canción tradicional que popularizó Chavela Vargas, la cual siempre cantaba abriendo los brazos como ramas para desplegar todo su dolor, aunque con una perenne sonrisa de dulzura en el rostro:

      “No sé qué tienen las flores, llorona, las flores del camposanto/ que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando”

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    2. Cuando terminé preu,los que no valían para otra cosa y además eran unos vagos recalcitrantes, estudiaban filosofía y letras. Lo curioso es que de vez en cuando se topa uno con ellos y se resigna a soportarles educadamente su triste pedantería.
      Ah, se me olvidaba, y los que no aprobaban en la Politécnica naufraga ban lamentablemente en Económicas o incluso Políticas, y ahora se las dan de profesionales vocacionales. Otras carreras son, por ejemplo: psicólogo, notario, ats, registrador, sociólogo, Ciencias de la alimentación, arquitecto, ortodoncista. En fin, un mosaico de titulaciones, todas ellas iguales, tan iguales como los que somos demócratas.

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    4. Sospecho que va por mí, don Ángel, aunque no tiene las agallas de decirlo. Siempre esconde la mano para tirar la piedra, aparte de usar múltiples disfraces.

      Eso de Chelo Mon y Mon suena a bailarina de varieté casposa, y en realidad sí le va mucho a la ranciedad del personaje. Aunque la turbia ambigüedad violenta con la que (¿él?) se atrinchera tras la cortina del anonimato para pinchar con el cuchillo a todo el foro, es más propia de un Norman Bates tarado que de una alegre e inocente cupletista. No sabía que el tipo era tan mayor, pensé que era un niñato emborrachado de retórica. Lo peor es su “titulitis” rancia, tan condescendiente y clasista, la cual sí que es pedante y triste en grado extremo. No sabía eso de él, pero sí que encaja con su puritano afán de sojuzgar la forma que los demás tienen de expresarse, incluso cuando sí se expresan bien de veras. Y lo peor es que lo hace sin afán comunicativo ni pedagógico alguno, solo por vulgar y cobarde pavoneo.

      Y encima ahora presume de “verdadera democracia” (tampoco sé a qué vino eso), después de haberse quejado de tener que ¿soportar? estoicamente la pacífica y libre expresión ajena de los que sí que dan la cara y a él no le molestan.

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  16. "¿Qué haremos? Educarnos y educar". RAFAEL BARRETT.

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  17. Vale, no me había dado cuenta.

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  18. Ángel Vizcaino,

    Quien no sabe leer o ver la naturaleza, nada sabe. Hasta el mínimo insecto.
    Yo si he visto reír a los árboles.

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  19. Estaba escuchando "the pipers at the Gate of Dawn", Pink Floyd con Syd Barret de líder. Hay un montón del "Sgts People Lonely Hearts Club Band", de los Beatles. ¡como influyeron los cabrones!

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    1. Por aquellos años yo iba a todos los conciertos, tanto en Madrid como en Barcelona. Descubrí mucho farsante cuya música solo alcanzaba calidad cuando se filtraba una y mil veces en el estudio de grabación. Por ejemplo, el inefable Van Morrison. Con orgullo puedo decir que el mejor directo lo ofrecían sin duda Los Canarios. Tenían una sección
      de viento extraordinaria.

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    2. Don Lázaro Carretero y Bode22 de julio de 2020, 8:18

      Sería vergonzoso, que de vergonzante había poco, en vista de los decibelios derrochados.

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  21. Paul Anka, Elvis, Johnny Cash, Jim Croce, Judy Roderick, John Lennon, DylanBaez, Donovan, Judy Collins, Karen Carpenter, Geldof, Barret, Roger Waters (feo y caballuno de joven, guapo y digno de viejo), David Gilmour (apuesto de joven, tripón insulso de viejo), Aretha Franklin, Winehouse, Cohen, Cohen, Cohen...

    ""Ah patron! Ah patron! Ah patron, siam tutti morti!""

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  22. Puis si, Luis, un pariente mío, casado con mi prima, formó parte del grupo Alcatraz, referente de calidad en los 70: el teclista Rene de Coupoud, recientemente fallecido en Gijon.
    Eran unos virtuosos, escision de Los Canarios (los hermanos Mahiques, etc). Durante un tiempo siguieron llamándose Los Canarios, hasta que Teddy Bautista los denunció. Hacían música increíble en aquellos años, funky, jazz, toques de rock e incluso música étnica.
    Rene, cansado de las giras, fundó Estudios del Norte y talleres musicales, junto con Pedro Bastarrica. Produjo los primeros discos de "Ilegales", "Los locos", etc. También fueron la orquesta de "estrellas", como Camilo Sesto, Albert Hammond, Rocio Durcal...
    R.I.P. querido Rene.

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  23. Bueno, no puedo ser objetivo con Rene. Era tremendo, trabajador, siempre con una sonrisa.
    Cuando murió mi hermano, al llegar al HUCA, allí estaba el, para recibirme con un abrazo.

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  24. No nos olvidemos de quién es el autor de este blog, no soy yo. Gracias Martin

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