domingo, 7 de junio de 2020

Sin propósito de enmienda: Arrojado a los tiburones




Sábado, 30 de mayo
OTRA HERIDA EN MI VANIDAD

Los profesores universitarios, cuando les llega la jubilación, pueden solicitar la condición de eméritos, que permite seguir vinculado a la institución dos años más. Muchos lo consideran como un último entorchado en su carrera, así que suele ser un honor apetecido y disputado.
            No es mi caso: ni me interesa seguir “disfrutando” del despacho y de las fotocopias gratis ni cumplo los requisitos formales para ello, ya que he ido por libre en mis trabajos de investigación.
            Pero mi admirado cervantista Emilio Martínez Mata, en el último consejo del Departamento, pidió que se solicitara esa condición para mí. Nadie se manifestó en contra y la directora le dijo que, para iniciar los trámites, debería hacer llegar mi petición. Por no desairar a Martínez Mata, pensé en formalizar la solicitud. 
Luego lo pensé mejor y le escribí a la directora que preferiría seguir con mi intención inicial. Y ella me respondió escuetamente: “De acuerdo”. 
Y yo me sentí un poco herido en mi vanidad. Debería al menos haber fingido que pensaba que era un honor que yo, etc. Pero fue una herida muy superficial, un mínimo rasguño.


Domingo, 31 de mayo
CONSIDERACIONES

El tiempo que tiramos a la basura no se puede reciclar.

            Difícil hacer de la propia vida una obra de arte, intervienen demasiados guionistas y suele escasear el presupuesto.

            La mayor parte de los libros no son más que sucedáneos de libros.

            Tener poco tiempo es para mí tener todo el tiempo que necesito.

            Todos los días están por estrenar, ninguno ha sido usado antes.

            Poder vivir solo es un privilegio que a menudo no dura toda la vida.

            La realidad, como las malas películas, está llena de golpes de guion.

            A vivir se aprende demasiado tarde.

            De los mejores amigos salen los peores enemigos.

            Se profetiza para que no ocurra lo que profetizamos.

            A veces basta con sonreír al mundo para que el mundo te sonría.

            También a la última cita se puede llegar demasiado tarde.

            Hay cosas que no hemos perdido, pero no somos capaces de encontrar.

            (Invento rutinas. La de estos últimos meses es ir llenando de ocurrencias, al final del día, un cuaderno de páginas en blanco. Ya he llenado dos y llevo a medias un tercero. Los aciertos son impersonales; las ocurrencias inanes son enteramente mías. Me parece que esto es bastante común. Los buenos aforismos son de todos, deberían publicarse como anónimos.)



Lunes, 1 de junio
LO QUE A MÍ ME FALTA

El mes de junio, el de mi cumpleaños,  siempre ha sido un mes de recapitulación y celebraciones. Este año hay especial motivo para ello, pero yo noto un cierto desasosiego. Me tiendo en el diván y hablo con mi psicoanalista.
            ----Es curioso. Echo la vista atrás y creo que no me he equivocado en las decisiones fundamentales. He cometido infinidad de pequeños errores, como todo el mundo, pero me parece que en lo que importa he acertado. Nunca fui ambicioso, nunca quise ocupar el primer puesto en ningún escalafón, a lo único que aspiraba es a que me dejaran ir a mi aire. Y eso creo que lo he conseguido. Y sin embargo noto que algo me falta, que he fallado en algo importante. No sé bien en qué, pero empiezo a sospecharlo. He sido demasiado racional. Debería haber perdido de vez en cuando la cabeza. O al menos haberla perdido una vez. Vivir a solas ha sido para mí un motivo de felicidad. Compartir la vida me habría traído más disgustos que satisfacciones. Mis amores eternos solo duran mucho tiempo (a veces incluso hasta un año) si no son compartidos. En caso contrario, al tercer fin de semana ya me aburren. Pero me gustaría haber tenido hijos o, en su defecto, ser abuelo. 
            Mi psicoanalista imaginario sonríe y luego dice:
            ----Todavía está a tiempo. Cuando su hijo cumpliera veinte años, usted solo tendría noventa. A esa edad, si la salud acompaña, todavía se puede llevar una vida perfectamente activa.
            Sé que me toma el pelo, pero yo me lo estoy pensando. Ahora que me jubilo tendría todo el tiempo del mundo para cuidar del bebé. Y si fueran gemelos, mejor que mejor.



Martes, 2 de junio
EL BUEN DISCÍPULO

Mientras acompaño al pequeño Martín en sus correrías por el parque de Santullano y en su búsqueda de cochinillas mágicas que ahuyentan a los dragones, pienso en las palabras de un sabio judío que a Eugenio d’Ors le gustaba repetir: 
----Tres cosas aprenderás de un niño: a estar alegre sin motivo, a no estar ocioso ni un solo instante y a reclamar con energía lo que te hace falta.
En esas y en otras cosas igualmente esenciales tengo el mejor maestro y yo creo ser un buen discípulo.


Miércoles, 3 de junio
STEINER Y DIOS

El pasado viernes volvió la tertulia a su ser natural, sin intermediarios tecnológicos, pero la realidad tiene sus limitaciones y se quedaron sin poder asistir quienes habían vuelto a ella desde Nueva York, Oslo o Madrid. Para solucionarlo hemos recuperado la tertulia de los miércoles –la que durante muchos años se celebró en la cafetería San Remo-- de forma no presencial.
            Comenzamos siendo una especie de taller literario, antes de que se pusieran de moda. Ahora me gustaría que fueran un lugar de reflexión, un poco –soñemos alma, soñemos-- como la academia platónica o, mejor aún, como las charlas de Sócrates y sus amigos cuando paseaban por las calles de Atenas o admiraban los ejercicios atléticos desde una esquina del gimnasio.
            Hemos podido comprobar últimamente que los especialistas no dan pie con bola cuando se los saca de su especialidad. George Steiner, especialista en literatura comparada y en las vaguedades propias del humanismo tradicional, dedica su aclamado libro Presencias reales a argumentar la tesis de que “cualquier explicación coherente de la capacidad del hablar humana para comunicar significado y sentimiento está garantizada por el supuesto de la presencia de Dios”. 
            ---Esa afirmación –digo yo en la tertulia— es del mismo tipo que la que afirma que la Virgen María fue virgen “antes, durante y después del parto”, carece de cualquier justificación racional.
            Steiner dedica trescientas páginas presuntamente –en realidad solo vuelve a ella en las páginas finales-- a demostrar esa tesis. El próximo viernes yo me dedicaré a desmontar sus argumentos y desafío a cualquiera, lástima que Steiner no asista a nuestras tertulias, a sostenerlos. 
            En estas cosas nos entretenemos ahora.


Jueves, 4 de junio
MI DEPORTE FAVORITO

Ponerse en ridículo por vanidad es un deporte que todos hemos practicado alguna vez.


Viernes, 5 de junio
PARA UN HOMENAJE

Recibo un ejemplar de Alrededores de José Luis García Martín, el libro que con mucho sigilo ha preparado Hilario Barrero en Nueva York como especial regalo de cumpleaños. Colaboran treinta escritores más o menos conocidos y más o menos amigos. Me enteré del proyecto porque uno de los invitados, Andrés Trapiello, quiso que diera el visto bueno a lo que había escrito. Me pareció lleno de reproches sin fundamento, le vi más a él en esas páginas que a mí, pero por supuesto le di el visto bueno, faltaría más. Ya se sabe que los libros de homenaje no interesan más que al homenajeado, pero en este caso no será así.
            Me reprocha muchas cosas mi querido amigo Andrés. La más extravagante mi sumisión a las autoridades universitarias. El crítico feroz, viene a decir, se cambia en manso corderito cuando tiene que referirse a aquello de quienes depende su promoción en el trabajo: “Pero esa cruzada contra la impostura no es indiscriminada: sabe distinguir entre popes y popes, éxitos y éxitos, y me parece bien, no es un suicida, y calibra, como todo el mundo, pros y contras, beneficios y perjuicios (y así lo comprobé el día en que compartí una cena en Oviedo con una jefa suya de departamento, cargante y medio loca, cuyas extravagancias y ridiculeces quedaron reflejadas a los pocos días en su diario con un “la buena de Menganita”; ¿habría sido igual de piadoso con otra persona con la que no tuviera un trato laboral? Nadie puede saberlo)”.
            Si el resto de los colaboradores están a la altura de estas consideraciones (por cierto, yo nunca he cenado con ninguna jefa de departamento), no me cabe la menor duda que el libro se venderá mucho. Los que me detestan (que son unos pocos más de los que me aprecian) no dejarán de hacerse con él.
            Abro al azar el libro --no me atrevo a hincarle el diente-- y me encuentro con este prometedor comienzo de capítulo firmado por Lorenzo Oliván: “Lo primero que tengo que decir es que José Luis García Martín resulta un amigo puñetero, picajoso, punzante, fustigador, enredador, liante, discutidor hasta el más puro delirio, un amigo en definitiva que te obliga a estar con la espada de la inteligencia y del ingenio desenvainada, siempre dispuesta al abordaje, si no quieres dejarte arrancar la piel a tiras, ser colgado del palo mayor o arrojado a los tiburones”.




37 comentarios:

  1. Pues con Emilio Mata debes llevar toda la vida. A mi me daba Literatura en Magisterio, me puso una notaza por haber leído "El Quijote".
    ¿Te acuerdas de Francisco Serrano Castilla? Antiguo censor y "amigo de Alarcos", me odiaba porque me vinculaba con un inspector comunista, por entonces.
    Hace poco coincidi, en Boal, estando yo en el Carlos Bousoño, con Gloria Tellez. Hablamos de todo eso un poco.

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  3. Preparar el libro homenaje, en momentos tan difíciles, fue para mi una gran ayuda. Tuve la ocasión de volver a la poesía de jlgm, de cartearme con algunos de los colaboradores y leer entre líneas los ajustes de cuentas y a las claras, los elogios. Un libro que recomiendo a todos: especialmente a los que “odian” al crítico que aprenderán que es también un buen poeta. HB.

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  4. No guardo rencor. Martin, si te jubilas en la Universidad, tienes muchas cosas que hacer.
    Cuenta conmigo, un amigo

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  5. Muchas gracias, Víctor. La universidad es solo uno de mis trabajos. Seguiré igual de ocupado. Fue bonito mientras duró. Eso es todo.
    Serrano Castilla fue compañero y buen amigo mío.

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  6. Mío no, pero ya no importa.

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  7. «Todo aniversario es un error de fecha", dijo alguien. Pues eso. Felicidades, Martín, por tu obra sin interrupción (un género literario en sí mismo, un 'garciamartín', o sea), donde cada día es nuestro cumpleaños. Tú pones las velas y nosotros las encendemos y apagamos. A celebrarte, pues. Nada más. Y nada menos. Salud.


    DE VUELTA

    EN el salón de casa, queda esa luz de invierno,
    de moneda girada aquí, allá: un espejito
    de ir y de venir de verse la sonrisa
    de certeza absoluta, de muralla en su boca,
    y de saber quién es, quién soy, quién eres;
    una fotografía, su escritura de pájaros,
    «si tu cuerpo es un barco viajo en primera clase»,
    pero ojos turbios como el agua que no corre;
    la blanca estilográfica —el sexto dedo,
    un hueso dislocado de su mano—,
    unas notas pequeñas, «cuidar la línea»,
    «llamar a Salva», «Londres, Berlín o Viena»,
    fantasea, divaga, reflexiona, se miente,
    «vistas de Roma desde el Gianicolo»,
    «¿lo que nunca empezó también termina?»;
    el soleado anillo de los viernes,
    el reloj que marcaba horas felices,
    un cigarrillo a medias, un fósforo apagado;
    queda esa luz que vuelve de donde no se vuelve,
    que es un naipe en la manga del vestido
    a estrenar, como una nueva duda, parece
    no acabarse el color rojo, ¿verdad que sí?,
    no lo desgastará cada lavado,
    te acercas y lo coges —lo acoges, mejor dicho—,
    con qué cuidado lo descuelgas —mírate—
    de esa especie de horca,
    y lo guardas con él
    —como un símbolo demasiado fácil,
    aunque no menos conmovedor por eso—,
    un presente sacado de un jarrón, una rosa
    que aún no ha acabado de pasar
    y ya es historia, muy como de otro mundo.

    Pero qué importa. Nunca verás a esa mujer.

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    1. Es tuyo y es mío (y de algún otro). Aunque Alejandro Lérida me sugiere ahora que donde dice "unas notas pequeñas" debería decir "unas notas furtivas". Es un juego, sin más, a partir de JLGM-y-Cía, ese 'otro' que, a veces, se hace pasar por ti. Fdo: un aprendiz de brujo.

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    2. Al final no me he enterado de quién es el poema. Y me gustaría

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  8. Qué poco acierta Trapiello. La "jefa cargante y media loca" es la Pepa, la viuda de Alarcos, imposible no reconocerla. Prometedor.

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    1. Una persona a la que Clarín no hubiera dejado de lado en La Regenta por nada del mundo.

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  9. Es mío, Benito de Soto. Aunque está escrito a partir de JLGM, que ha hecho que vuelva a escribir tras un tiempo sin hacerlo. Y no sé ahora si eso es bueno o malo (para vosotros, digo). Un saludo.

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    1. Pues, si es suyo, yo le animo de veras a seguir escribiendo. Tiene, es mi sincera opinión, personalidad e interés; y, en resumen, está muy bien. No lo deje.

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    2. Yo también creo que es muy bueno. Los míos no llegan a tanto. A seguir con ello. Saludos

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  10. Le da usted demasiadas vueltas a "la posteridad", señor García Martín. Debería ser más fiel a aquel otro de sus "yoes" que escribió, hace unos diez años:

    Saber que soy mortal me reconforta.
    Todo el peso del mundo
    que sostienen mis hombros
    ha de rodar un día, sin mí, ladera abajo.

    A mí en particular me reconforta mucho más esta rotunda certeza que cualquier posteridad que pueda imaginar.

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  11. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Hay otra vida después de muerto, que es la vida de la fama, y a todos nos gusta dejar buena fama. ¿A quién le gustaría que sus descendientes tuvieran que avergonzarse de él? Todos querríamos que estuvieran orgullosos. Seguimos viviendo para quienes nos quieren o simplemente nos conocieron después de muertos y a todos nos interesa dejar un buen recuerdo. Y los escritores no escribimos con fecha de caducidad: yo leo a cientos de escritores muertos y sé que poco o mucho se me seguirá leyendo a mí antes del olvido definitivo (que tardará en llegar porque siempre habrá algún erudito curioso). Esa es la posteridad y nada tiene que ver con la mucha o poca vanidad: hay posteridades muy modestas, pero también los escritores menores encuentran lectores. No sé que hay de malo en hablar de estas cosas. Si no nos importara lo que ocurre tras nuestra muerte, nadie haría testamento.

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    1. Se hace testamento por amor a los que amamos y quizás también por desairar a los que despreciamos. Claro que no hay nada de malo en hablar de la posteridad y cosas semejantes. De todo se puede hablar. Pero es que yo entiendo ese "ha de rodar un día, sin mí, ladera abajo" como un anonadamiento final y definitivo y radical. Puede gustarnos pensar y fantasear con que nos seguirán leyendo, pero no sabemos si habrá futuro, ni siquiera gente para seguir recordando y leyendo. El ser humano está muy amenazado, sobre todo por sí mismo, como muestra la actual epidemia. Es todo muy inseguro y muy volátil. Por eso encuentro un tanto estéril dedicar preocupación, tiempo y pensamiento a un asunto tan incierto. Es lo que yo llamaba "darle demasiadas vueltas".

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  12. Si no hay futuro, ¿para que preocuparse de a quién dejamos nuestras posesiones materiales? Eso de criticar a quienes se preocupan por la posteridad es un tópico que no se sostiene: todos nos preocupamos. Claro que no se preocupa lo mismo el dueño de una fábrica que el autor de unos cuantos libros. A uno le preocupa dejar la fábrica en buenas manos y en buenas condiciones, a otro que sus libros no sean chapuceros y sigan manteniendo interés. Lo de que no sabemos si habrá futuro es una vaciedad: no sabemos lo que pasará dentro de cien mil años, pero a corto plazo sabemos que la humanidad seguirá sobre la tierra: esta pandemia es apenas un estornudo comparado con las que ha soportado la humanidad y de las que ha sobrevivido.
    Morimos para siempre, eso es inevitable, pero nuestro recuerdo y, en algún caso, nuestras obras quedan. Yo disfruto de lo que hicieron otros antes que yo y me gustaría dejar algo a los que vienen después que yo. Es una manera de mostrarse agradecido.

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  13. Discrepo, JLGM, ¿la fama?, de vivo importa el dinero.
    Tendrías que explicarnos otras creencias, acaso religiosas, para eso.
    No sigo, una vez muerto me importa poco si he sido famoso o virtuoso.

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  14. Serán ceniza, más tendrán sentido.
    Polvo serán, más polvo enamorado.
    Disfrutesmoslo en este breve misterio que se llama vida.

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    1. "Serán ceniza, más tendrá sentido"

      es lo que escribió el gran Quevedo. El sujeto NO SON las venas ni la ceniza.

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  15. La fama póstuma, como todo, nos importa mientras estamos vivos. Por eso me preocupa ahora.

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  16. José Luis, no legamos bienes porque estemos convencidos de que habrá un futuro, sino porque tenemos una ligera esperanza en un porvenir inmediato y porque no hay alternativa para las posesiones, salvo que se las quede el Estado (que en muchos casos repudiamos).

    Discrepo en gran medida de la confianza que usted tiene en el futuro del ser humano. Es cierto que la Humanidad ha sobrevivido a plagas terribles que reducían la población a un 50%; pero nunca han existido amenazas tan globales y tan agudas como las actuales; nunca semejante pérdida de diversidad biológica; nunca semejante reducción de hábitats; nunca mayor contaminación de océanos; nunca mayor trastorno climático que hoy día; nunca una desigualdad tan lacerante, germen de conflictos cercanos. Eche una ojeada y una hojeada a EL PLANETA INHÓSPITO, del periodista científico David Wallace-Wells (Debate, 2019) y comprobará que el punto de no-retorno ya ha sido sobrepasado y que cosa tal como "la posteridad" es una fruslería en la no vale la pena detenerse ni merece un minuto de nuestro pensamiento.
    Y ya sé que el milenarismo catastrofista no es de ayer, que han abundado los heraldos del fin del mundo. Pero no tenían base. Ahora hay cifras, datos, hechos y demostraciones.
    (Y ojalá la razón estuviese de su lado).

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    1. Qué cosas. ¿Y cuándo será ese fin del mundo? ¿Dentro de una semana, un año, mil años o cien mil años? Porque ya sabemos que se va a apagar el sol, la tierra se enfriará, etc, etc. Pero no parece que vaya a ocurrir en esta legislatura.
      Yo, en principio, con que se me siga leyendo cien años después de mi muerte, como a Galdós, ya me conformo.

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  17. Participé muy a gusto en tu libro-regalo de cumpleaños. Me pareció una idea muy acertada por parte de Hilario Barrero. No me centré más que en un poema porque pensé que no se trataba de hacerte un psicoanálisis o un retrato con tus luces y tus sombras. Simplemente, el regalo de alguien que te aprecia. Tal vez fui algo escueta, pero ya sabes, lo mío es el haiku. Recordé mi visita a tus tertulias en Oviedo, donde comprobé lo acogedor y generoso que eres con quienes confían en ti. Felicidades, José Luis. Besos,

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  18. Por favor, es el mejor soneto de la lengua Castellana. Seran se refiere a las venas, médulas..

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  19. Muchas gracias, Susana por tu estupenda colaboración. El libro me ha parecido el mejor de los regalos. Inmerecido, como son siempre los regalos de los que más disfrutamos.

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  20. Tienes razón, Heredia. Que me perdone Quevedo, de seran el sujeto no puede ser otro que venas y médulas, más tendra sentido es cuerpo.

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  21. Alma es ese sujeto.(no cuerpo). Un saludo. Esto nos hace repasar.

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  22. En su antología de la poesía quevedesca (1ª edición, 1974; cito por la reedición de 1989), que procede de la edición de la poesía completa preparada por él mismo, Blecua cita los dos tercetos como sigue:
    "Alma a quien todo un dios prisión ha sido, / venas que humor a tanto fuego han dado, / medulas que han gloriosamente ardido, // su cuerpo dejará, no su cuidado; / serán ceniza, mas tendrá sentido; /polvo serán, mas polvo enamorado".
    El que "dejará", en el antepenúltimo verso, figure así, en singular, hace evidente, pienso, que se trata de un recurso retórico por el que los versos del segundo terceto se corresponden uno a uno con los del primero. Esto es: "Alma... su cuerpo dejará"; "venas... serán ceniza"; "medulas... polvo serán".

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  23. Efectivamente

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  24. [1]
    Amigo José Luis:

    Ya me he leído el libro, que era efectivamente lo que contenía el sobre "confinado". Y lo he pasado muy bien haciéndolo. Es variado, con muchos detalles personales e inteligentes, y sin incurrir excesivamente en la hagiografía, lo que supongo que es el gran riesgo de un asunto así.
    Queda claro tras su lectura, pienso, que tanto el protagonista como su poesía son de mil facetas, casi inagotablemente ricos y complejos. Que la tuya es una poesía honda y lúcida, una de las que mejor retratan este tiempo (y, a través de eso, cualquier tiempo), mediante un perpetuo juego de máscaras con el que parece cumplirse aquella observación de Oscar Wilde: Dad una máscara a un hombre y os dirá la verdad. Claro que eso plantea la posibilidad de que la verdad que así dice sea, no la del hombre, sino la de la máscara, esto es, la de la personalidad más o menos ficticia que asume a través de ella. Pero pienso que esa especie de juego infinito de espejos es parte de su encanto, y una lúcida y valiosa manera de aproximación a nuestro modo de ser lo que somos.
    La colaboración de Andrés Trapiello, la más extensa del libro, me parece también ser la que, en cierto sentido, mejor responde al título; si en efecto -y eso es más o menos lo que yo entendí- Hilario pretendía, como se dice en la contraportada, que supusiera ante todo "el descubrimiento de un poeta vario y memorable", Andrés es quien más habla no, o no tanto, de ese presunto tema nuclear, sino de sus "alrededores": sobre todo del crítico y de la persona, y de las relaciones mutuas y complejas que uno y otra mantienen.

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  25. [2]
    Algo hay, y aun bastante, de "JLGM y AT", de exposición de los enredos, y hasta de los agravios, a que la larga relación entre ambos ha dado origen, vistos desde su óptica personal. Por más interés y picante que un asunto así pueda tener, para mi modo de ver son eso, "alrededores", no lo que a mí personalmente más me llega y más me aporta de la poesía y de su autor. Y, con todo, hay un reconocimiento expreso y claro de tus virtudes de crítico ("un crítico culto y con muchísima información, aunque la base de sus críticas es, en mi opinión, una intuición apuntalada en sus ingentes lecturas y en la inmediatez, actualidad y oportunidad"), y, más importante aún, como poeta ("un poeta con poemas muy buenos... y no me cabe duda de que es uno de los mejores de su generación, se lo reconozcan o no quienes a menudo han sido víctimas de su severidad"), que me imagino resultarán tanto más convincentes cuanto menos arropados vienen por nada parecido a la adulación.
    A mí no me gusta mucho eso de dar un lugar a un poeta con respecto a otros, de su generación o de lo que sea; me fijo más en lo que me da (o no me da) sólo él, en lo que tiene de más propiamente suyo; lo otro lo veo más como "alrededores", aunque pueda ser útil en ciertos momentos para fijar criterios. Y por eso destacaría más el hecho de que eres, para mí, un verdadero poeta, con mundo propio (que además nos ayuda a iluminar y transitar el de cada uno) y voz para contarlo, tan definida y personal que hace irremediablemente suyas incluso las máscaras de que a veces (no siempre, ojo) se sirve. Y el crítico más lúcido y penetrante de la poesía española (y no sólo de la poesía, y no sólo de la española) actual, del que he aprendido muchísimo y del que sigo aprendiendo. Que no siempre (aunque sí muy a menudo) esté de acuerdo con lo que dices sólo significa, imagino, que, mal que bien, tengo criterio propio, que por propio no siempre coincide con el tuyo.
    Termino. No entré en mi nota en asuntos personales porque, tal como yo entendía el asunto, no era ni el momento ni el lugar para hacerlo. Resumiría, de todas maneras, el tema diciendo que a veces es difícil no chocar contigo, porque tu confesado propósito de tener siempre razón y tu convicción de lograrlo casi siempre, se acompañan, a mi ver, de cierta tendencia a que no te baste con eso, sino que pretendas tenerla toda, sin dejar a quien no coincida contigo otro espacio que el del error (en el más favorable de los casos) o la estupidez (en el menos, que no es raro). Y eso no puede por menos que resultar molesto para quien lo sufre. Pero incluso eso es peccata minuta, si se atiende a lo muchísimo que uno puede aprender de ti y a lo generoso que eres enseñándolo.
    En resumen, muy bien el libro (y muy cuidado: apenas hay erratas), verdaderamente legible y estimulante, y que enseña de veras, pienso, a leerte mejor y con más provecho. Un excelente regalo de cumpleaños, por el que te felicito también, que ya enseguida toca. Y sumamente disfrutable; yo al menos, y termino con esto como empecé, lo he disfrutado de veras.

    Un abrazo,
    JC

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  26. Muchas gracias, José Cereijo, tu lectura de ese curioso libro-homenaje me parece particularmente inteligente y atinada.

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    1. Pues me alegro de veras de que te guste. Un abrazo, de nuevo, y repito la felicitación.

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    2. Yo voy por la mitad y me está gustando, especialmente los de Cereijo, Gallego, Cuenca y Linares. Esta noche de insomnio escribí un poema bajo su influencia. Dice así:

      AL ESCRITOR TOTAL

      Sabías el qué pero no el cómo,
      por eso decidiste consagrarte a la forma,
      y quisiste llenar de rosas el camino
      y tu secreta escala izaste por bandera,
      que en realidad bajaba muy al fondo…
      para hacer sitio al más íntimo amigo.

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