sábado, 23 de junio de 2018

Acción de gracias: Olor de mes de junio



Sábado, 16 de junio
ESTACIÓN INTERNACIONAL

Xavier de Maistre escribió Viaje alrededor de mi cuarto; Marguerite Yourcenar, Una vuelta por mi cárcel. Todos mis viajes son una cosa y otra. Me asusta el mundo ancho y ajeno, no me atrevo a poner un pie fuera de la cárcel de la costumbre.
            Esta vez comienzo el viaje alrededor de mi cuarto o de mi celda en la estación Internacional de Hendaya, lugar de encuentro y despedida, rosa de los vientos donde todo parece posible.
            Desde Hendaya miraba airado Unamuno la España pachorrienta de Primo de Rivera y vertía su indignación en las incendiarias Hojas libres; desde Hendaya, contemplaban los exiliados españoles cómo sus compatriotas se masacraban al otro lado del río.
            Junto al monumento a Pierre Loti, herrumbrosos cañones que apuntan aún hoy hacia Fuenterrabía. A Pierre Loti ya no lo lee nadie, pero hubo un tiempo en que nos hacía soñar con sus exóticas fantasías, con su erotismo orientalizante y demodé.
            Siempre que paso por Hendaya, me acerco hasta el castillo de Abadía, situado en un alto rodeado de mar y de verdor. Neogótico, con cocodrilos de piedra vigilando las entradas, parece producto de algún capricho extravagante, pero es obra de un explorador y científico, Antoine d’Abbadie, que quiso que fuera un observatorio astronómico y un laboratorio geológicvo. A su muerte, lo legó al Instituto de Francia.
            Yo recorro esta mañana de nubes y claros, de sol y llovizna, sus solitarios alrededores. Pienso en Antoine d’Abbadie, que solo tenía cuarenta años cuando adquirió esta propiedad, y ya había recorrido el mundo, que se había aventurado en la remota Abisinia, cuyo arte quiso recrear en el interior del castillo.
            Murió en 1897, cuando tenía un año menos de los que yo cumpliré mañana. Dejó un hermoso legado, yo no dejaré más que un montón de palabras, aire en el viento.
            ¿Importa eso? Mientras doy una vuelta alrededor de mi cuarto, o de mi celda, acaricio la hermosura del mundo, tan frágil, tan imperecedera. Y soy todos y soy nadie: los dioses no tienen más sustancia de la que tengo yo, como escribió Juan Ramón Jiménez.
            El regalo de estar aquí no se nubla por saber que algún día no estaré. Todo lo contrario, esa certeza multiplica su brillo y su esplendor.


Domingo, 17 de junio
FINAL EN MONTAUBAN

Quizá es porque llego buscando un cementerio por lo que Montauban me parece un cementerio, una ciudad muerta.
            Todo está cerrado, no hay nadie en las calles. Cruzo el puente sobre el turbio Tarn; frente al museo de Ingres me encuentro con un doliente centauro de bronce; la gran torre de la iglesia de Santiago parece a punto de desmoronarse; por la rojiza plaza doblemente porticada solo se pasea el tedio… Solo sé, cuando llego a Montauban, que aquí residió sus últimos días, y aquí está enterrado, Manuel Azaña, dimitido presidente  de la derrotada República, igualmente odiado por unos y por otros.
            Residía cerca de Burdeos cuando la invasión alemana. La rendición ocurrió un día tal como hoy, el 17 de junio de 1940. Francia quedó partida en dos. En la zona ocupada quedó L’Eden (irónico nombre), la casa de la familia Azaña en Pyla-sur-Mer.
            Para evitar que el expresidente fuera detenido por la Gestapo, se decidió su traslado a Montauban, bajo el régimen de Vichy. En Mantauban no se encontró más alojamiento que una pequeña habitación de un piso compartido con otros exiliados republicanos. Un día oyeron la algarada de unos falangistas bajo las ventanas. Se decidió el traslado al Hotel du Midi, junto a la catedral.
            Su residencia había sido saqueada por la policía alemana y española y su cuñado, Cipriano Rivas Cherif, detenido y trasladado a Madrid. Él nunca lo supo.           
            Cuando condenaron a muerte a otro de los detenidos en Francia, Julian Zugazagoitia, la mujer de Azaña visitó al obispo de Montauban para que intercediera. Mandó un telegrama a Franco y otro al Vaticano. A la mañana siguiente, pasó por el hotel para interesarse por el enfermo. Le hicieron pasar a verle, sabiendo que a Azaña le gustaría aquella visita. “Muy complacido y sonriente –le escribió su mujer, Dolores, a Rivas Cherif–, sentado al lado de la chimenea, en el corto tiempo que estuvo, le habló de ti, de los niños, de su juventud en la Universidad del Escorial, en fin, de cuanto le preocupaba, sobre todo de vosotros, como una idea fija. Poco más pudo decirle porque estaba muy mal. El obispo, viendo sin duda que se cansaba, nos dejó enseguida”.
            Mucho se ha fantaseado con este coloquio entre Azaña y el obispo; en España se tomó como una abjuración final de sus ideas.
            Yo miro hacia las ventanas del Hotel du Midi, me imagino a Azaña asomándose por última vez a una de ellas. Esta plaza atardecida y solitaria fue la última visión que se llevó del mundo.
            Visito luego su tumba. Dolores de Rivas Cheriz marchó a Vichy inmediatamente tras el entierro. Dejó el encargo a unos amigos de cómo quería la sepultura definitiva: “Simplemente una lápida de piedra, con dos cipreses a su cabecera, y en la piedra una cruz de bronce sobre la inscripción: Manuel Azaña 1880-1940”.
            Esa cruz –que a él, creyente o no, no le molestaba, y de la que era más digno que la incivil jerarquía católica española– está ahora casi siempre oculta por una bandera republicana.


Lunes, 18 de junio
UNA INSCRIPCIÓN

La encuentro en Burdeos, frente al Pont de Pierre, cuando voy camino del barrio de Saint Michel: “La Junta Española de Liberación dedica esta lápida a la memoria de Pablo Sánchez, exiliado español, muerto en este lugar por las balas nazis el 27 de agosto de 1944 en defensa de la libertad”.
            Acababa de retirar la última carga explosiva con que los alemanes, en retirada, querían volar el hermoso puente construido por Napoleón. Alzó los brazos en señal de triunfo y en ese momento una ráfaga de metralleta acabó con su vida.


Miércoles, 20 de junio
EN EFECTO, TONTERÍAS

Recibo un correo de Severiano Delgado, el bibliotecario salmantino que pretendió “desmontar” el mito de Unamuno: “Como he visto que en su blog Café Arcadia se refiere a las tonterías que escribo, tengo el gusto de enviarle mi investigación ‘Arqueología de un mito’, porque estoy interesado en conocer su opinión al respecto”.
            Leo su documentado estudio sobre el acto del 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, corroboro que las dice, y así se lo hago saber.
            De su propio trabajo se deduce exactamente lo contrario de lo que hizo creer a Sergio del Molino (¡menudo periodista!), de lo que divulgó El País de entonces (el periódico, como el país con minúscula y sin cursiva, ya es otro).
            El incidente del Paraninfo, en sus rasgos fundamentales, fue conocido casi de inmediato, a pesar de la censura franquista. Y nada tuvo de incidente banal. Fue un acto heroico por parte de Unamuno, nadie más hizo algo semejante (puede compararse con la actitud de otro catedrático, Jorge Guillén, en la inauguración del curso en Sevilla).             
            Copia Severiano Delgado el testimonio de uno de los presentes, Eugenio Vegas Latapie. Menciona Unamuno, en sus improvisadas palabras, a José Rizal, y fue exactamente en ese momento cuando “Millán Astray se puso en pie y lanzó un grito, ahogado en parte por la gran ovación con que fue acogido. Pero yo le oí perfectamente decir ‘Muera la intelectualidad traidora’. Admito que muchos no pudieron oír la última palabra de la frase, por el tumulto que se desencadenó. Entre las imprecaciones, las amenazas y los insultos, llegó a percibirse el ruido característico de algún arma que se montaba. Insisto en que me encontraba muy cerca de Millán Astray; puedo por ello negar rotundamente que lanzara después ningún otro grito, ni mucho menos el famoso ‘¡Viva la muerte!’, que es el grito de la Legión. ¿Lo lanzó, en medio del alboroto, dirigiéndose a los legionarios de los que siempre se hacía acompañar y que se hallaban también en el Paraninfo? No tengo razones para ponerlo en duda. Lo que afirmo es que, después de lanzado aquel primer grito suyo, como réplica a ciertas palabras de Unamuno, tras unos instantes de angustiosa indecisión, él mismo, en voz muy alta y con tono imperativo, se dirigió al rector, que se mantenía erguido en pie detrás de la mesa, para ordenarle: ‘¡Unamuno dé el brazo a la señora del jefe del Estado!’. Es muy posible que esto salvara la vida del rector. Del brazo de doña Carmen salió del Paraninfo entre los insultos y amenazas de muchos de los allí presentes”.
            Esto es lo que cuenta un testigo, esto es lo que reproduce Severiano Delgado. Y sin embargo, en un artículo publicado en El País el pasado 11 de junio, insiste en que no pasó nada, que todos los que intervinieron –Carmen Polo, Millán Astray, Unamuno y el obispo– se despidieron formalmente a la puerta de la Universidad y que incluso todos, salvo el obispo, subieron al mismo coche (¿Millás Astray con su guardia de legionarios? Qué apretujada debió de quedar doña Carmen Polo).
            Después del acto, varios de los participantes fueron a comer, invitados por el Ayuntamiento: “Naturalmente –continúa Eugenio Vegas Latapie–, no se habló de otra cosa que de lo ocurrido por la mañana en la Universidad. Antes de emprender viaje Pemán aquella misma tarde, convinimos en que hablaría yo con el generalísimo, para poder explicar el alcance y las consecuencias del hecho. En carta fechada en Cádiz, el día 16, me preguntaba Pemán: “Estoy preocupado por cómo terminó lo de Salamanca. ¿Hablaste con Franco?”.
            ¿Y por qué se preocuparía Pemán si todo fue un incidente banal recreado fantasiosamente por un tal Luis Portillo en 1941 y luego copiado y hecho popular por Hugh Thomas en un libro traducido al español en 1963?
            Pero todo vale para lograr un minuto de fama, pareció pensar Severiano Delgado. Y encontró el mejor aliado en un diario que atravesaba el periodo más negro de su historia. Y la falsa noticia –la valentía de Unamuno, ¡otro mito de la izquierda!-- se echó a volar por esos mundos, acogida gozosamente por Carlos Herrera y tantos otros comunicadores de su misma categoría.


Viernes, 22 de junio
ACCIÓN DE GRACIAS

Hago recuento de regalos en este mes en que cumplo sesenta y ocho años: las ventanas que se abren de golpe e inesperadamente en un país que olía a cerrado y sacristía; una mañana en San Juan de Luz; el mercadillo dominical de la Place Saint Michel y las primeras ediciones de Paul Léautaud que allí me esperaban; el velero ruso Kruzenshtern, tan alto como una catedral, que me fue a visitar al puerto de San Juan de Nieva, en otro cumpleaños, y ahora vuelvo a encontrar en el puerto de La Lune; el pequeño Martín, que cada día me descubre inabarcables y diminutas maravillas; el té que compro en la Compagnie Anglaise des Thés (Rue Port Neuf, Bayona), ya elogiado por el duque de Angulema cuando pasó por aquí, en 1823, al frente de los cien mil hijos de San Luis; un camino de sirga en Toulouse y el canto apacible de pájaros sin nombre interrumpido por la estridente urraca; la gran roca de la playa de Biarritz y de un poema de Víctor Botas, “El perplejo”, en el que yo voy “camino de Óliver con un puñado de libros y revistas bajo el brazo”; el que siga yendo todavía; una cita de Gabriel Miró: “Es la felicidad la que tiene su olor, olor de mes de junio”; un poema que habla de un ciruelo en flor y del deseo de resucitar a Dios para poder darle las gracias.


[NOTA: Con esta entrega termina el tomo XXI de mi diario, un diario que inició hace casi treinta años Días de 1989. A partir del próximo domingo comienza una serie, titulada La verdadera historia, que continuará durante julio y agosto.]

41 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Coro de subvencionados24 de junio de 2018, 13:33

      ☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☹☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺
      ¡No pasaraaa...
      la bastardía supremacistaaa...!
      ¡Seguiremos siendo puurooos
      a pesar del dineeroooo!
      ¿Con qué nos divertiremos, si nooo...?
      ¿A quién aplastaremos, si nooo...?
      ☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺

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    2. The Mamas and The Papas24 de junio de 2018, 14:52

      https://www.youtube.com/watch?v=h81Ojd3d2rY

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  2. Vaya comentaristas que tiene uno. Esperemos que no representen a la mayoría de los lectores.

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  3. "¡No! Eso no puede ser, Aragón. Dios no puede volverle la espalda a España. España se salvará porque tiene que salvarse. ¡España no puede perderse!”.

    Palabras de Unamuno -al parecer- poco antes de sufrir el percance que le costó la vida, cuando mantenía una acalorada discusión con el falangista Bartolomé Aragón, y que definen al personaje en cuanto a la lucidez y la objetividad cartesiana de sus pensares y de las determinaciones consecuentes: no me fiaría nunca del raciocinio de razonadores que tal razonan.
    Lo cierto es que salió de la Casa de la Muertes a hombros de notorios falangistas, y que en el cortejo había prohombres del nuevo régimen de terror, que asesinaba por millares en un solo día: la sangre por el tobillo en el ruedo pacense, que bien cerca le caía a Salamanca y a su rector.
    ¿Alguien va a creer que lo dicho y hecho en el paraninfo universitario hubiese situado a Unamuno frente a los golpistas de manera concluyente, que no dejara duda?
    Especular con que el taimado Franco se hubiera abstenido de pasar por las armas a don Miguel, por temor a lo que pudieran pensar las potencias democráticas, cuando aquel acababa de decantarse paladinamente por los fascismos emergentes en Europa -que le ganaron la guerra- y que solo unos meses después las agredieron a sangre y fuego..., es inconsistente.
    Prueba evidente de que la figura de este intelectual no fue repudiada por el Régimen es que en los libros de texto de la dictadura la figura de Unamuno era mencionada. Por el contrario, hay quienes supieron de un magnífico poeta por nombre Manuel..., e ignoraron hasta mucho después que este tenía otro hermano, Antonio, también poeta de mérito y que murió en Colliure.
    A veces damos demasiado valor a los testimonios ajenos, a lo escrito, y descuidamos la intuición y la lógica elemental.
    PS.-Y a los troles, que les den.

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  4. Vaya manera de razonar, F. Unamuno es Unamuno, no vamos a descubrirlo ahora, con su obsesión religiosa, su irracionalismo,su lucidez, sus tropezones y su coraje final. El franquismo trató de que no supiera el encontronazo del Paraninfo, no podía perder a uno de sus pocos valedores intelectuales. De ahí que la prensa adicta no hablara de ello y de ahí el entierro como uno de los suyos (tras haberle expulsado de todos los cargos). Y luego claro que se habló de él, tenía muchos puntos a los que agarrarse, pero varios de sus libros estuvieron en el "índice". En fin, un hombre demasiado grande y demasiado complejo para ciertas mentalidades que todo lo ven en blanco y negro. Y una última precisión: a Antonio Machado siempre se le valoró más que a su hermano (gran poeta, por cierto) incluso en la España de Franco. Su rescate empezó nada menos que en mil novecientos cuarenta y pocos y de la mano de un Dionisio Ridruejo todavía falangista. En fin, más leer y menos opinar visceral y prejuiciosamente.

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    1. Me preguntó algunas veces si quién tuvo lugar que quedarse en Burgos fuera Antonio y en el Madrid republicano Manuel, llegarían a nuestros días con la misma valoración desproporcionada que ahora les dedicamos. Siempre tuve la impresión de que a los talentos los ayudan para perpetuarse sus especiales circunstancias vitales.

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    2. Antonio, en Burgos, habría sido fusilado. Su prestigio literario no cambiaría: ya había escrito lo fundamental de su obra. Manuel, siempre ha contado con la admiración de los buenos lectores de poemas por un puñado de espléndidos poemas.

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    3. Su prestigio literario se convirtió en una leyenda por su calvario y muerte.De haber sobrevivido tal vez hubiera hincado la rodilla y su leyenda perdiera incienso

      Ninguno somos hoy capaces de situar en su verdadera magnitud la calidad tudad poética de Lorca si no hubiera sido fusilado en plena juventud siendo además homosexual. Por mucho que se me contradiga, ciertas circunstancias comportan l lustre y patina épica. Lo que ocurre es que cuesta mucho reconocerlo porque necesitamos adornos a referentes. Sin ir más lejos, si se pudiera demostrar con veracidad absoluta que el incidente de Unamuno en el Paraninfo no fue tal como nos han contado y hemos querido creer, el disgusto y desilusión serían morrocotudos por esa razón que acabo de explicar y que un pdicologo explicaría Sun mejor: para sobrevivir neceditamossubirnos a unos carriles y que no nos los remuevan.

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    4. Lorca ya era el escritor más conocido y aplaudido de su generación en vida; lo de que era homosexual se mantuvo en secreto hasta tiempos muy recientes, no intervino en su difusión mundial.
      En lo fundamental, no hay ninguna duda de lo que ocurrió en el Paraninfo: hablaron los testigos y el propio Unamuno. Dudar de su significación y de sus consecuencias es como creer en Ovnis. Pero la duda se sembró en El País, para algunos tontos --no solo de izquierdas--, la biblia del periodismo.

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    5. Sin querer ser reiterativo, creo que la figura de Lorca está hoy agigantada por circunstancias ajenas a su calidad poética. Su caso reúne todas las caractetcaracte del mito. Y yo me refiero precisamente a eso, a la patina que el azar regala a algunos personajes hasta crearnos una cierta confusión.

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    6. Lorca no es grande por la conjura gay-independentista-feminista-sanchista. Ya era un mito antes de que Pedro Sánchez (y quizá Pedro Álvarez) naciera.

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    7. Siento que se haya quedado en lo superficial, cuando mi intención aspiraba a incidir sobre los motivos del mito.

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  5. Miguel el Entrerriano27 de junio de 2018, 21:25

    Muy oportuno el recuerdo de aquel hombre sabio, cultísimo, buen escritor que fué Manuel Azaña. De seguir con vida, esta aciaga semana:

    - se habría enterado de un informe de la Fundación Areces que demuestra que la precariedad (cuantificada) de las clases trabajadoras va para largo y es la consecuencia más clara de aquel fraude al que llamaron "crisis".

    - habría oído en TV a sedicentes tertulianos afirmando que el golpe de Estado del 36 contra el gobierno legítimo de la República no fue sino una revolución violenta contra la otra revolución que en España preparaban las izquierdas. Equidistancia, pues. Así mienten y tergiversan estos cantamañanas profanadores que seguramente despotrican de Stalin porque retocaba fotos para corregir la realidad. Aspiran nomás a engrupir ciudadanos y a embaucar a incautos. No se puede negar que hubiese en España en el 36 gentes empeñadas en una revolución comunista/anarquista. Pero no el gobierno de la República. Incluso el historiador ultracatólico Hugh Thomas reconoce la gran preocupación de la República por contener a los violentos y alborotadores y por mantener el orden. La República siempre estuvo por las vías democráticas. (Bien se le reprochó que no armara a los ciudadanos).

    Si Azaña viviera hoy día, caben pocas dudas de que sentiría que sus elevadas aspiraciones éticas habían fracasado.

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    1. No, las aspiraciones de Azaña no han fracasado del todo. Seguro que estaría más contento con el gobierno de Pedro Sánchez que lo están Felipe González, Guerra, Bono y otros ilustres de su partido.

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    2. Si Azaña viviera hoy día... temería otra guerra civil. Afortunadamente, la historia le ha dado la razón y ya podemos tener una democracia aconfesional.

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  6. No se precisa de muchas lecturas para poder afirmar con solvencia que entre obsesión religiosa y lucidez, o entre irracionalismo y lucidez hay demasiadas contradicciones de por medio. Obseso religioso o lúcido, irracional o lúcido..., pero no ambas cosas a la vez. El coraje lo dejo para que lo juzguen los valentones. Con sus plomizas nivolas se quede el buen señor.
    Y las mismas lecturas llevan a conclusiones diversas a según quiénes. Y el cerebro no deja de ser una víscera, así que no reniego de mi visceralidad. Y ya está bien de sentenciosos epigramas.

    PS.- Vengo de la Provenza y anteayer tomaba una cerveza en el café "La nuit" de Arlés, el del famoso cuadro de V. van Gogh. Salvo unos feos toldos auxiliares todo estaba como en la pintura. Pero estas cosas le interesarán poco al buen Martín...

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    1. Nadie es de una pieza, no ya el paradójico Unamuno, sino ni siquiera el simplista F.

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  7. Pues, compañero, te juro que me parece que quien presenta más matices y ángulos menos sobados es servidor. Lo fácil es seguir con la matraca de la valentía y el pundonor de un hombre que fue unos de los palmeros iniciales de la atroz matanza de Franco, que contribuyó a que otros -de dentro y de fuera- no tomaran desde el primer momento una postura beligerante contra los facciosos, porque creyeron en el buen juicio de alguien que era testigo privilegiado y a quien algunos pretenden engañando, pese a que ciertos episodios de los más sangrientos coincidieron con la afección hacia los insurrectos del excéntrico rector por Salamanca, e información no habría de faltarle.
    Simplismo es sostener que Unamuno se desencanto del "movimiento" cuando vio de qué manera "salvaban España" aquellos criminales. Cualquier persona medianamente informada tenía que saber quiénes estaban detrás del golpe de Franco: cómo era la Iglesia Católica de aquellos tiempos, cómo los latifundistas agrarios, cómo los pistoleros falangistas, qué ideario segregaba aquel potaje ultramontano. Pero era Unamuno un hombre demasiado grande"(Martín dixit") como para rebajarse a considerar esas bagatelas: le bastaba con tener línea directa con su Dios y abstraerse en lamentar los desconchones de la patria. Por cierto: un lenguaje el suyo, unas ideas, muy parecidos al de nuestras ultraderechas actuales.
    Simplismos los del buen Martín. Nadie es perfecto. Ni yo, mira tú.

    PS.- No se puede ser paradójico y sensato a un tiempo; al menos mientras dura el acceso de paradojía. Aquí se trata de hablar de lucidez y de buen juicio y de los desastres derivados de su ausencia, no de calidades literarias.

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    1. Bla, bla, bla, señor F. Nada más que añadir por mi cuenta.

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    2. Pues claro que nada que
      añadir por vuestra cuenta (y riesgo), monseñor: se notaría demasiado la diferencia que existe entre dárselas de hiperracional y luego argumentar a base de caprichos y opiniones fundadas sólo en suposiciones.
      Por lo demás, bien por la Moncloa, peor por la Zarzuela.
      Salud.

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  8. F. Simplicísimus.28 de junio de 2018, 11:31

    ¿Por qué Antonio hubiese sido fusilado en Burgos y no Unamuno en Salamanca?

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    1. Porque fue miembro de la Asociación al Servicio de la República y era uno de los más destacados republicanos (por menos fusilaron al rector Alas en Oviedo).
      Porque había apoyado públicamente a la sublevación militar y era más conveniente, desde el punto de vista propagandístico, mantener ocultas sus discrepancias posteriores.

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  9. No cuela, Martín; supones una sutileza en los cálculos de los bárbaros que es poco creíble. Para empezar, si de lo que se trataba era de no perjudicar la imagen internacional de los rebeldes, no habrían de fusilar tampoco a Antonio Machado..., porque el escándalo mundial hubiese existido sin duda alguna, máxime estando aún caliente la sangre de Federico. Y tú mismo lo dices: por mucho menos fusilaron al rector Alas..., sin importarles un bledo la opinión del mundo civilizado.
    Era un momento histórico en que Franco (o lo que él representaba) quiso unir su destino al de las potencias fascistas del Eje: ¿a qué disimular, entonces, sobre las verdaderas intenciones del régimen que empezaba a dar sus primeros y ensangrentados pasos? Cosa distinta fue después, con el declive alemán, cuando sí tuvieron lugar enjuagues y cambalaches con los aliados para salvar el pellejo... Pero quienes empezaron con militares que dieron un tiro en la nuca a sus superiores leales a la República..., ¿qué disimulos iba a haber que sirviesen para ocultar la naturaleza del monstruo recién nacido? Hubo corresponsales de la Alemania nazi que se horrorizaron de la brutalidad inicial de los golpistas. Todos estaban al corriente menos, según parece, Unamuno. Ya...
    En mi opinión, el trato de “favor” que recibió este se debe a que -pese al desplante del Paraninfo- no dejaron de considerarlo uno de los suyos: una oveja descarriada que, con el correctivo pertinente, bien pudiera seguir prestándoles servicios muy valiosos. Y aquí entra algo que es crucial -al menos para mí- para tratar de entender la peripecia de Unamuno. Se trata de si dar por aunténticas o no las que pasan por ser entrevistas hechas a Unamuno por Tharaud y Kazantzakis, cuando estaba encerrado en su casa de la calle Bordadores. Me inclino a considerarlas fidedignas, porque fueron publicadas fuera de España y no cabe aducir que hubo censura que las desnaturalizara. Y, de ser así, queda clara la profunda inquina del vasco hacia la República, a la que no deja de dedicar los improperios más virulentos y resentidos, cosa que lo sitúa del lado de los rebeldes..., aunque les hiciese críticas también.
    “Insisto en que el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional...”, eso dijo en la entrevista de Tharaud, y una cosa así no lo hubiese dicho un demócrata . Ni de entonces ni de ahora.

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    1. Ahora F se ha convertido en don Erre que Erre, todo sea por Dios. Respondo, sin embargo: la significación internacional de Unamuno no era la del rector Alas. Hablar de lo que hubiera ocurrido con Antonio Machado si se hubiera encontrado en la zona rebelde es hablar de lo que pudo haber sido y no fue; lo más probable es que le hubieran fusilado antes que a Lorca (si le detienen antes). Pero si F. cree que le hubieran respetado por su fama internacional (no tenía fuera de España la de Unamuno ni la de Lorca), pues muy bien, es su opinión, que se queda con ella.

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  10. Yourcenar. Margarita Yourcenar.

    --Cuando necesites convencer a algún machista --me dijo hace años el profe, mas tarde amigo-- de que una mujer puede escribir tan bien como el mejor escritor, no necesitas llevar preparada una lista de nombres. Con uno basta --aseguró.

    --¿Ah sí? ¿Y cuál es?

    --Margarita Yourcenar.

    Yo entonces era casi niña y ni siquiera habia oído ese nombre. Leí las memorias de Adriano, y fue un aturdimiento. Nunca había leído a nadie, hombre ni mujer, capaz de mantener la perfección sin desfallecer un instante. Que cada frase le salga sublime. Es sobrehumana. Es tan perfecta que puede resultar irreal o extraterrestre. Gran regalo me hicieron aquel día, para disfrutar y para disputar.

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    1. A doña Celia:

      Me sumergí a pulmón en la dársena occidental del puerto de Alejandría y a una profundidad de unos diez codos, debajo de una falúa que descargaba una partida de pórfidos de Shellal, sumido en el cieno hasta media nariz..., descubrí el busto blanco de Antinoo.
      Ocurrió por otoño de hace seis años, con ocasión de un trabajo que hice en el estillero artesanal de Sabri Mohamed, que aparejaba un yate de madera para cierto margate malayo del yute y de la copra.
      Me hice con un esquife y monté en él un polipasto del taller de Sabri y, de madrugada y con sigilo, icé a bordo la escultura.
      Los aldeanos que la ven ahora en una hornacina de ladrillo macizo en mi casa de la Arcadia, piensan que es otra más de las piezas que traigo -casi todas pecios marinos y pedazos curiosos de madrépora- de mis viajes innúmeros. Uno que viajó a Florencia en una excursión de la parroquia y que estuvo en la Academia, piensa que es una réplica en yeso del David de Miguel Ángel. Y no le he desengañado.



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    2. Entre el cieno y algas enmarañadas,un puñado de pequeños huesos evocan alas y plumas en un gastado saco. Calculan de tiempo reciente, como de primeros días.

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  11. Por cierto, Martín, dice usted que la homosexualidad de Lorca se guardó en secreto y se desveló muchos años después. Está usted absolutamente equivocado, en la Residencia de Estudiantes ),Lorca no ocultaba sus preferencias ni su afinidad a Dali ni sus continuas visitas nocturnas a un tugurio de las afueras de Madrid donde se encontraba con el bello "ojotes". Además sus propios verdugos lo calificaron de "maricon de mierda" minutos antes de asesinarlo.
    Puede usted ampliar información, por ejemplo, en Las armas y las letras de su buen enemigo Trapiello.

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  12. Si, vamos cerrando este chollo, pero antes una última puntualización: no digas que creo que, de haber caído en sus garras, NO hubiesen pasado por las armas al bueno de Antonio Machado; opino precisamente lo contrario y tú lo malinterpretas. Porque la repercusión internacional del crimen se la iban a pasar por el forro, como acreditaron en infinidad de ocasiones. Lo de Unamuno fue distinto y sobre ello ya he expuesto lo que pienso.
    Venga, al café. Y no provoques a don Erre que está muy formal y respetuoso. Hala.

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  13. Pues no, don Pedro, no estoy absolutamente equivocado. Una cosa son los rumores y los insultos y otra que se hablara públicamente del tema. Pasaron décadas, bastantes décadas, hasta que en los estudios o biografías del poeta se mencionara su homosexualidad (era un tema tabú, y su familia velaba expresamente por ello; dicen que por eso se negaba a que se publicaran los sonetos del amor oscuro). Mal podían contribuir al mito de Lorca unas preferencias de las que solo se hablaba, y por los entendidos, en voz baja. El público lector tardó en enterarse, al contrario de lo que ocurrió con Cernuda, cuyas preferencias (por voluntad del autor) fueron públicas desde el principio.
    (Por cierto, Cernuda quiso aludir a ellas en la elegía que le dedicó tras su muerte y en "Hora de España" le censuraron esos versos.)

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    1. Los amores que Federico sintio por Rapun, Valdivieso, Aladrén o el mismo Dalí no eran idilios ocultos, sino ampliamente comentados en los círculos intelectuales de entonces. Qué su familia considerará conveniente ignorarlos oficialmente no desvirtúa la realidad. Hay que recordar que en aquella eépoc Madrid apenas superaba los setecientos mil habitantes, a la mayoría de los cuales, dado el escandaloso analfabetismo, Federico les sonaría a muy poco.

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    2. Qué pesadez, Pedro. Quién me manda a mí meterme en estas disputas. Todos esos amores han pasado a las biografías de Lorca y a los artículos periodísticos en tiempos muy recientes. En su momento, eran relaciones secretas (incluso castigadas por la ley), conocidas solo por unos pocos íntimos y supuestas por los enemigos. Lorca, ya en vida, era un poeta popular. Quienes recitaban "La casada infiel! no se imaginaban que el autor fuera homosexual. Lo mismo ha pasado con Aleixandre: muchos de sus mejores amigos (Dámaso Alonso, José Luis Cano) nunca supieron que fuera homosexual, eso solo lo sabían unos pocos íntimos que participaban de su tendencia. El conocimiento público es de tiempos muy recientes y todavía sorprende a muchos lectores y admiradores de sus poemas de amor.
      Echo el cierre, Pedro Álvarez, aunque ya no parezca un trol. Ya está dicho todo, que cada hipotético lector de estos comentarios saque la conclusión que quiera sobre este asunto.

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  14. Ha visto usted muy pocas fotos suyas de aquella época.
    Pero lo dejo porque están reaccionado contra mí a la defensiva, como si de mis palabras se desprendiera algún interés por denigrar a Lorca.
    El melón lo abrí para debatir sobre las circunstancias externas que coadyuvan a exagerar el mito. Creo que el asunto tiene interés...

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  15. Demetrio Cárdenas30 de junio de 2018, 12:53

    En las memorias de Buñuel ("Mi último suspiro") queda muy claro el secreto que Lorca mantiene, o al menos la nula divulgación que hace de sus inclinaciones. Cuando Buñuel le pregunta por ellas de la manera buñuelesca y grosera que se podía esperar de este genial provocador, Lorca se enfada y se incomoda seriamente con él. Hay que informarse bien.

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  16. No tiene ningún interés, Pedro, porque parte de un error. Hoy no es un baldón, afortunadamente y gracias al trabajo de muchos, lo que en tiempos de Lorca lo era para el común de las gentes y se ocultaba incluso a los familiares. Afirmar que el mito de Lorca se debe en parte a su condición de homosexual, cuando en vida suya no se hablaba de ello y tampoco durante bastantes décadas después de su muerte, es un error, simplemente. Y no ser capaz de reconocerlo y seguir mareando la perdiz algo que dice poco del interlocutor. Y ahora sí, echamos el cierre al asunto.

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  17. Obviamente no he vivido la experiencia de escuchar ni observar a Lorca en vivo y en directo... Pero he leído de alguien contemporáneo suyo eso que he escrito: que no tenía ni voz ni ademanes que lo "delataran".

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