domingo, 3 de junio de 2018

Acción de gracias: España en marcha





Viernes, 25 de mayo
EL REGIO ALUMBRAMIENTO

Mientras la historia se acelera y nadie sabe qué va a pasar la próxima semana, cuando vuelvo a estar orgulloso de haber votado a Pedro Sánchez y de haber luchado con uñas y dientes por su vuelta, tengo que aguantarme las ganas de hablar de la actualidad y ocuparme de otra cosa.
            Resulta que, imitando a Podemos y su democracia directa, ante las quejas recibidas de bastantes amigos (comenzando por mi editor, Abelardo Linares, y siguiendo por mi admirada Rosa Navarro Durán), he decidido consultar a los lectores si me ocupo demasiado de política. Una abrumadora mayoría, cerca del ochenta por ciento, ha respondido afirmativamente.
            Hablemos, pues, de otra cosa. De la inmortalidad del cangrejo o del nacimiento del desdichado príncipe de Asturias, por ejemplo. El azar pone en mis manos un número de la revista Por esos mundos que da minuciosa cuenta del acontecimiento.
            El alumbramiento tuvo lugar a las doce y media de la mañana del 10 de mayo. Inmediatamente se anunció que era un niño por medio de banderas y salvas de veintiún cañonazos. Los españoles (no sé si las españolas) recibieron con alborozo indescriptible la noticia de que el trono no habría de quedar en manos de una mujer. El rey hizo un donativo de cuarenta mil pesetas para los pobres y el Ayuntamiento y la Diputación acordaron repartir veinte cartillas de doscientas cincuenta pesetas a los niños pobres nacidos en dicho día.
            A las doce y cincuenta minutos, en uno de los salones del palacio real, se presentó el recién nacido al gobierno en pleno. Iba en una bandeja cubierto con un riquísimo velo de encaje; la llevaba en sus manos el rey, vestido con uniforme de capitán general y luciendo el Toisón de Oro, el collar de Carlos III e insignias de todas las órdenes militares. Avanzó hasta el lugar en que estaba el gobierno, presidido por Antonio Maura, y este levantó los encajes. El ministro de Gracia y Justicia, como notario mayor del reino, se acercó entonces para certificar que efectivamente era un niño. Más de un centenar de personas se amontonaban en aquella espaciosa sala, comenzando por el cuerpo diplomático en pleno y terminando con los jefes de palacio, el obispo de Sión, el cuarto militar del rey, los jefes de alabarderos, los jefes de las casas de la reina Cristina y de los infantes...
            No menos nutrida fue la comitiva que le acompañó al bautizo, pocos días después. Estaba formada por dos jefes de oficios, diez gentiles hombres de caza y boca, dos maceros, diez mayordomos, dos reyes de armas, diez grandes de España cubiertos, gentiles hombres de cámara con las insignias del bautismo: duque de Tovar, llevando el salero; duque de Mantomar, el capillo; conde de Velle, la vela; duque de Béjar, el aguamanil; duque de San Pedro, la toalla; Conde de Valdelagrana, el mazapán; don Salvador Sarriá, los algodones.
            Una página entera dedica la revista a enumerar aquella interminable comitiva, que produjo la natural sensación al pasar por las galerías del palacio, atestadas de hermosas y elegantes damas ataviadas con la mantilla española y de caballeros vestidos de frac o uniforme.
            El cardenal Sancha, primado de las Españas, impuso el agua bautismal, que fue traída expresamente del Jordán, al nuevo cristiano, que lloró un rato. Luego vino la imposición de insignias al bebé, con sus discursos correspondientes: el Toisón de Oro, las Órdenes de Carlos III e Isabel la Católica. El padrino fue el papa Pío X, que le envió como regalo un preciosísimo ajuar, confeccionado por las hermanas misioneras franciscanas de Santa Elena, en Roma: un trajecito de bautismo, un corpiño hilado a mano, una falda bordada con los escudos de la familia, otro corpiño de linón, una mantillita con pelerina calada, un cubrefajas de raso duquesa, dos gorritos (uno de velo de seda y otro con encaje de punto de Bruselas), dos camisetas con entredoses, volantes y adornos de encaje de Venecia, cuatro pares de sábanas, cuatro funditas para almohada, la cubierta para la cama, de raso blanco con guirnaldas de rosa sostenidas por cordoncillos de oro, el cojín para el bautismo, con bellísimas representaciones de los emblemas eucarísticos y en el centro un gran escudo de España… Mucho tuvieron que trabajar, pienso yo, las habilidosas monjitas misioneras.
            No podía faltar la comisión del Principado de Asturias que hizo entrega al príncipe, como acto de vasallaje, de un cofre de plata conteniendo mil doblas de oro, "moneda foral con que los asturianos reconocían en tiempos antiguos el señorío sobre aquella tierra del heredero de la corona".


Sábado, 26 de mayo
A MAL FIN NO HAY BUEN PRINCIPIO

España parece que por fin se pone en marcha, tras el tapón de los últimos años, y yo, fiel a mis compromisos, me veo obligado a hablar de otra cosa.
            ¿Quién le iba a decir a aquel niño, que recibió al nacer mil doblas de oro y todas las bendiciones, destinado a continuar la gloriosa historia de España, que iba a morir en Miami, tras estrellarse borracho contra una cabina telefónica, acompañado de la cigarrera de un cabaret, Mildred Gaynor, guapa y pobre y encantada de sacarle lo poco que le quedaba de su fortuna?
            Acababa de cumplir treinta y un años, se había casado dos veces, le habían retirado el título de Príncipe de Asturias (le dejaron en un modesto conde de Covadonga), su padre, al que había defraudado muy pronto, le odiaba, nadie de su familia asistió a su funeral (la madre le envío una desganada corona de flores), se había pasado media vida en hospitales y la otra media tratando de divertirse y olvidar.
            Cuando echaron de España a su padre, él, que debía sostener el trono, ni siquiera tenía fuerzas para abandonar por su pie el palacio en que había nacido y recibido todas las bendiciones. Tuvieron que sacarle en brazos como a un niño pequeño.
            ¡Pobre Alfonso de Borbón! Al nacer, le recibieron como a un Dios, pero toda su vida no fue más que un pobre diablo.


Domingo, 27 de mayo
ESTOY VIVO

Soy de esas personas recelosas que nunca se acaban de creer los elogios ni el afecto de los demás.  Mi vanidad es un poco extraña: detesta homenajes y reconocimientos, que siempre apestan a jubilación.
            Me gusta ser combatido, me rejuvenece ser odiado (siempre que sea sin demasiada razón, aclaro).
            Si no molestas a nadie, no eres nadie. Ese es mi lema.
            Mientras tengas enemigos, estás vivo.


Lunes, 28 de mayo
NO PIERDO LA ESPERANZA

A mi edad, y aun antes, a mucha gente le molesta cumplir años. A mí no, todo lo contrario. Me gusta tanto que a ello dedico todo un mes, el de junio. Desde el día primero, comienzo a recibir regalos. Este año tengo el pálpito de que me preparan uno muy especial para el día uno. Pero no puedo revelar nada, no sea que se frustre esa esperanza.
            Habitualmente, el 17, que es el día en que nací, estoy en Venecia, pero este año en que cumplo 68, el café espero tomármelo en Toulouse después de darme una vuelta por Montauban. Se cumplen cincuenta años del mayo francés y a mí se me ha ocurrido celebrarlo visitando la tumba de Manuel Azaña, una de mis más viejas admiraciones.
            Siempre he sido republicano, pero sin impaciencias. Mientras la monarquía funcionara, no había ninguna prisa en cambiar de régimen. Y con don Felipe me pareció que podíamos tener un jefe del Estado ponderado, equilibrado y decente. No había prisas porque llegara la república.
            Pero el nuevo reinado no arrancó con buen pie: primero, el sucio apaño de la Gestora socialista que permitió seguir en el gobierno al representante de la corrupción anterior; luego, el recrudecimiento de la cuestión catalana, que hizo perder los nervios al jefe del Estado y, mal aconsejado por su entorno próximo a Ciudadanos, le llevó a pronunciar un discurso en el que dejó de ser rey de todos los españoles para serlo solo de aquellos que pedían mano dura contra los españoles que no querían seguir siéndolo.
            La verdad es que todavía siento simpatía por don Felipe, a pesar de mi republicanismo.  Aún está a tiempo de rectificar y volver a ser lo que nunca debió dejar de ser. Le bastará con otro discurso en el que exprese su deseo de defender los derechos civiles y las libertades tanto de los independentistas como de los no independentistas, todos ellos ciudadanos españoles.


Martes, 29 de mayo
LO QUE MÁS ENVIDIO

Reúne Ricardo Álamo en Escritores al desnudo las respuestas a los cuestionarios Proust y Bolaño de varios escritores. Yo me avergüenzo al releer las mías, por demasiado sinceras. ¿Te consideras un hombre inteligente?, dice una de las preguntas. Y soy el único que responde con un escueto “sí”, sin matizaciones ni bromas (“Si lo admitiera, no lo sería”, afirma Fernando Iwasaki; “Me considero un hombre curioso, con tendencia a saber cosas absurdas”, Luis Alberto de Cuenca), aunque sospecho que la mayoría, por no decir todos, si fueran sinceros habrían respondido de la misma manera. A fin de cuentas, todo el mundo se queja de su memoria, pero pocos de su inteligencia.
            La verdad es que la inteligencia es la cualidad que más admiro y la única que envidio. ¿Es más rico que yo? Pues con su pan se lo coma. ¿Tiene más éxito que yo? Pues que lo disfrute. ¿Es afortunado en el amor? Pues no le arriendo la ganancia. Pero escucho o leo a alguien más inteligente que yo (soy muy sensible a la inteligencia ajena) y mi primera reacción es amarillecer de envidia. Afortunadamente, se me pasa pronto.
            Me gustaría tener más talento que el que tengo, pero como eso no es posible trato de sacarle todo el partido al poco o mucho que tengo (creo que lo hago bastante bien). Y tras la primera reacción de envidia, que no puedo evitar, me llena de alegría comprobar que el mundo está lleno de gente que vale más que yo (bueno, lleno, lleno... Tampoco hay que pasarse en la falsa modestia).

Miércoles, 30 de mayo
MI VERDAD

Miento mucho, pero no engaño a nadie.


Jueves, 31 de mayo
POR FIN

¡Vaya momento que he escogido para dejar de hablar de política! Tras unas cuantas horas llenas de temores y esperanzas, por fin parece seguro que Rajoy se marcha, Rivera se queda en la cuneta y España se pone en marcha. Y yo, que siempre cumplo mi palabra, no puedo hablar de ello.

           

24 comentarios:

  1. Los comentarios son como las flores del árbol. Bueno, una idiotez, sinónimo de bobería, o de tontería, palabra más usual en Martín, bello, inteligente y bondadoso poeta, crítico y narrador, a quien admiro aunque lo critique, porque su inteligencia no cuenta con el instinto (sí con la intuición). Pero la cosa iba de política, en los comentarios de la entrega anterior, y a eso me remito. Como Pedro Sánchez haga medio bien las cosas, se apacigüen los ánimos entre españoles independentistas y no independentistas y ordene un poco la casa, este hombre va a ser reelegido en próximas elecciones, con un Podemos que ha cometido torpeza, un Ciudadanos que se ha quedado en órsay y un PP esperando un milagro, y una Cataluña más calmada (bueno, esto es lo primero que hay que ver). Y nada más, por ahora.

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    1. LO veo difícil. La insania y afán de venganza de PP y Ciudadanos (sólo hay que ver sus primeras declaraciones), con la alianza de unos medios de comunicación indignos de ese nombre, se lo van a poner muy dificil. Alguien ya ha llamado a lo que se avecina "teoria de la conspiracion 2"

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    2. Por lo que estoy viendo, el españolismo esta vez a esos dos partidos les puede salir por la culata. Pedro Sánchez no es el independentismo catalán. Ser español contra un español declarado, no sé si cristiano viejo o no, es cómico si sale mal, como creo que va a suceder. El mejor Rajoy, que se ha despedido con una de sus frases antológicas: "Joder, que alguien pare esto, coño" (cito de memoria). Sólo le faltó decir que dejaba el PP y se pasaba al PSOE.

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  2. Se ve que Castellano ha amanecido hoy con la autoestima por los suelos, porque dice que los comentarios que se clavan en este corcho son flores de bobería: allá él, que sabrá de corolas, estambres y pólenes canarios.Tampoco me peta que le cuelgue de la levita ditirambo florido al buen Martín. Eso de alabar la desmesurada inteligencia de nuestro polígrafo frisa un tanto el demasié: lo dice porque el otro lo dice (y algún otro otro) pero, en mi opinión, JLGM no pasa de ser un señor de una cultura más que mediana (aunque sesgada y llena de oquedades), con buen sentido en el pensar, algo tendencioso y bastante cabezón. Si fuéramos a hacer un escrutinio de sus errores y previsiones fallidas y ello pesara a la hora de medir el intelecto... De todas formas acepto que es una persona que suele ver con mayor clarividencia que la mayoría de los tertulianos de este café; a otros no hace sino secundarlos en lo que vienen pensando previamente. Yo le valoro más que cualquier otra cosa, el estilo llano y depurado de hojarasca de su prosa y (mea culpa) sé mucho menos de su poesía (pero todo se andará). Honestidad intelectual, bastante; no le duelen prendas por reconocer si se ha equivocado en un juicio de valor y no tiene empacho en remover del escalafón a sus iconos si le decepcionaran. Pero hasta que queda patente esa equivocación suele defender sus argumentos con una obstinación a veces temeraria. En definitiva, creo que goza de un plus de presunción ajena de inteligencia porque llama tanto bobos a los demás que uno hasta se lo termina creyendo. Yo, lo estimo bastante y me fiaría de él si se tratara de hacer negocios.
    Otro asunto es el análisis político que hace Castellano de los méritos de unos y otros, que es excesivamente esquemático y carente de matices. Así encomia la figura de don Pedro, al que pronostica un futuro halagüeño si la conjunción de ciertos astros diera para ello, a la par que dice de Podemos que ha cometido torpeza (¿cuántos centenares de torpezas habrá cometido el partido de don Pedro, que llegó, hace nada, a presentarse del bracete con una novia de extrema derecha (rama vergonzante), con la que quería maridarse en buen gobierno y que los bolivariano-etarra-iranios lo bendijesen desde la puerta de la cocina y sin probar siquiera un canapé. Pero eso no es torpeza, a lo que se ve. Y en lo que alude a Ciudadanos y al PP peca de adjetivación inadecuada: del primero se podía decir algo más que se ha quedado en órsay, y del segundo mucho más que espera un milagro. Y la calma de Cataluña es una nebulosa sumamente imprevisible.
    Estoy contento de tener a don Pedro como Presidente.

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    1. Vamos a ver, F. Te contesto sobre la marcha porque si no no te contesto. Primero, entendiste mal lo de que los comentarios son flores bobas. La bobería es la metáfora de que son flores de esa planta que es el blog... Sobre la valoración de nuestro autor, eres menos esquemático que yo, y por tanto más acertado. Y en política también. Yo me muevo por simpatías. Pedro Sánchez no me caía nada simpático. Su mayor torpeza, en mi consideración, fue cuando se proclamó don limpio, que él era más limpio que nadie. Pero cuando lo oí esta vez, lo que le oí, vi a alguien que no se entretiene en construir lemas para pancartas, sino comprometido en arreglar esto, en lo que pueda. En política no suelo estar con nadie, pero esta vez estoy con Pedro. Por lo pronto. Y que Rivera quería elecciones ahora, ¿estás de acuerdo, no? Si Sánchez funciona, y me parece que va a funcionar, intuición, Ciudadanos no va a presentarse tan feliz a unas próximas elecciones. ¿Y Podemos? Hablamos otro día.

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  3. Esta noche volví a leer el comentario, y salvo la metáfora o como se llame, en que me expliqué mal y F me entendió peor, estamos de acuerdo en todo, y él lo explica con más conocimiento que yo, lo que es de agradecer. Y lo de corolas, estambres y pòlenes, sé muy poco, la verdad.

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  4. PEDRO SANCHEZ DELLA ROVERE

    Te explicaste bien, Jesús, pero me divertía retorcer tus argumentos para llevarlos al tercio en donde me gusta lidiar, que es a la vera de los tendidos (sol) del sarcasmo, demasiado corrosivo al parecer. Pero no lo tomes en serio. Aunque, a veces, una caricatura retrate mejor que el mismo Vicente López.
    Te entendí perfectamente y no había ditirambo (qué palabro) en lo tuyo hacia Martín. Del mismo modo que, para no caer en él, he juzgado a este (o lo he aparentado) con más dureza de la que se merece. Porque, como es vanidosillo, hay que darle un poco de estopa para que no se desmande en la auto alabanza.
    Lo que dé de sí el gobierno de Sánchez está por ver; de momento es indiscutible que hizo lo que debía: sacar a la mafia corrupta del gobierno era un imperativo ineludible para un líder de la oposición que fuese simplemente demócrata..., especie menos habitual por estos pagos de lo que pudieran creer en Luxemburgo. Y puesto en esta tesitura, y dada la diversidad ideológica de los sostenedores del voto de censura triunfante..., don Pedro va a tener que demostrarnos bastante de su propia naturaleza. Algunos nombramientos que acaba de hacer ya han producido sarpullido en Cataluña: el Borrell pancartero que desfila sin rubor al lado de la ultraderecha... Y si fuese cierto que se tentó a Jordi Sevilla como eventual ministro de Economía... Lagarto, lagarto. Y están los dinosaurios impresentables del PSOE largando inmundicias a tutiplén (qué vergüenza escuchar a Alfonso Guerra, qué horrorosos los teoremas de José Bono...). Si pintan todavía lo que aparentan dentro del tinglado socialista, malos augurios se pueden hacer. Esperemos que Pedro Sánchez se parezca menos a Bertone que a Della Rovere, y que comprenda que son tiempos para la épica.

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    1. estimado F, por el sarcasmo no te preocupes. Me muevo con cierta destreza en ese terrero. Lo más que me gusta de ti es que me obligas a ilustrarme, como Martín, del que, ditirambo o no, soy un admirado lector (no hace falta jurarlo) y es una persona a la que le tengo afecto desde hace tiempo. Su vanidad de mente inteligente no se la aprecio, ni se la desprecio. Tiene el talón de Aquiles, o de la tortuga de Aquiles, y no sabe que razón sin considerar el instinto es razón en las nubes. Lo de Borrell lo veo un acierto. Es decirle a los españoles catalanes que quieren dejar de ser españoles que paren un poco el carro, que hay prioridades ahora y que el justo referéndum tiene que esperar. Y además ministro de exteriores, no de Interior. Al tal Jordi Sevilla no lo conozco de nada, no sé de qué pata cojea. A la que sí oí hablar un día fue a Margarita Robles, y me pareció que esa mujer es buena lanza y buen escudo del ahora Presidente, a quien vi antes en la tele del bar, con Iniesta y la selección española. Bella estampa, sin duda, mientras el gaznápiro que ahora quiere salvar España ladra, ladra y ladra. Con la pólvora mojada. Eso espero.
      Y que de las diez mujeres que tenemos hoy en el Gobierno, espero que ninguna sea como varias de las miembros de Zapatero.

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  5. Miguel el Entrerriano5 de junio de 2018, 15:20

    Toulouse no es Venecia, pero tampoco está mal. No quisiera exagerar: no estaba mal cuando la visité, y va para treinta años. Recuerdo puentes robustos, catedrales insólitas, alineaciones de robles de hoja muy recortada, singular. Y mujeres lindas, seguras (al comparar), un punto despectivas.

    Es ocioso reivindicar inteligencia. La inteligencia simplemente se muestra o se exhibe (cuando la hay) en aquello que hacemos o decimos, en lo que intuimos o adivinamos. Quien recibió formación científica y aprendió de Lavoisier, de Maxwell, de Faraday, es muy reacio a atribuir inteligencia, propia o ajena.

    Notas de sociedad, no de política (que prohibió Martín): fue lindo asistir a la moción y al desalojo de "los inolvidables", siempre lo es presenciar la expulsión de embusteros y malhechores, aunque fuese sin la deshonra merecida. Pero no hubo aquí derrota. Alcanzaron sus metas. Completaron su función social, arrasar el Estado de Bienestar de su país, obligar a los ciudadanos a rescatar bancos quebrados y fracasados, fijar para España los salarios más bajos de la Europa Occidental, dejar una clase trabajadora precaria y sometida, sin estabilidad ni seguridad ni perspectivas. Jóvenes científicos huidos, vivienda inalcanzable.

    Triunfaron, y lo hicieron con fraude desde el principio, de un modo ilegítimo, utilizando mordidas y billullos ilegales que les daban ventaja en cualesquiera elecciones. Esta es la historia de cómo, gobernando en fraude, unos putrefactos pueden devastar la vida social y económica de un país. La lenta Justicia española, conociendo el caso, fue incapaz de prevenir el desafuero, tardando casi una década en detener las maniobras de los desaprensivos. Lección amarga y dura.

    No lo tendrá fácil il bello Pietro para olvidarse de los bancos que le fían los créditos y tratar de revertir el desastre. Mal por Borrell, un enconador, pero bien por la apaciguadora y admirable Meritxell Batet. En cuanto al otro figurín, el que "sólo ve españoles", habría que esperar que esos españoles lo tratasen de acuerdo a su disfunción visual. Porque si solo ve españoles es que no ve desempleados, ni malpagados, ni presos políticos, ni mujeres discriminadas, ni raperos exiliados, ni nativos de Alsasua sobre los que se cierne larga, enloquecida privación de libertad. Él solo ve españoles. Qué muchacho, pura carne de oftalmólogo.

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  6. ¿YA HABRAN COMENZADO A PEDIR PERDÓN?

    ¿Ya habrán empezado a pedir perdón por la Gran Osadía? Le ponía Monedero las palmas tiernas de las manos sobre las hombreras de la Mari Bárbola pepera guapa y ella que se colgaba de los antebrazos desnudos de él como una Nadia Comaneci que se fuera a alzar a las paralelas asimétricas. Vi más regocijo magnánimo que resabio machista o afán de pitorreo. Hubo hasta algún beso.
    Pues ya está pidiendo perdón Juan Carlos Monedero por algo tan fuera de lugar, machista, despectivo y macarrón. Lo que hay que ver...
    Reciente el escándalo del casoplón de Pablo e Irene -que indignó más en Salamanca que en Vallecas, no se crean-, hemos visto a un Iglesias compungido, casi acorralado ante las cámaras, ofrecer sus cabeza a la militancia podemita, por si estimara que había habido incoherencia, resbalón o indicios de renegadura. Y ayer, que el líder coletudo le hace a Rajoy una despedida en la Red propia de juegos florales, y de quien alabó la inteligencia y la elegancia, y hasta se mostró honrado de haber cruzado el acero con tan acreditado líder de la banda más corrupta que haya jamás esquilmado los campos góticos, las feraces huertas valencianas, la estepa castellano-manchega, la ensimismada Galicia...
    ¿Veremos a los ediles del cambio cursar instancias y suplicatorios a los cuartos de banderas por si la retirada de alguna que otra placa callejera pica, incordia o achicharra?

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  7. Ya que el Entrerriano habla de oftalmólogos desde su particular visión (nunca mejor dicho).

    El gobierno cambia (ojalá traiga aire limpio) pero no los españoles, no hay manera. Da igual, ganen o pierdan.

    Los españolitos se ponen casi todos unas gafas 3D obsoletas, de esas planas y simplonas de cartón con un cristalito rojo y otro azul. Las modernas son distintas, parecen gruesas gafas de buzo, es decir: para las profundidades.

    Pero la tecnología en España (gran país pese a sus defectos) es la que es. Rojito y azulito.

    El rojito a la izquierda y el azulito a la derecha (muy propio todo, y lo pueden comprobar: no me lo invento). La idea de las gafas es “aumentar la realidad” del observador, aunque lo que hacen es justo lo contrario: constreñir el mundo ajeno (externo) al tamaño del prejuicio propio.

    Y encima usan el invento torpemente, como los típicos abuelos. Unos guiñan el ojo de la derecha para ver solo con el de la izquierda, y otros el de la izquierda para ver solo con el de la derecha (ocurre en este mismo foro), en vez de dejar ambos abiertos para que el cerebro haga el trabajo.

    Algunos se acostumbran tanto al gesto prejuicioso, que de tanto cerrar el párpado opuesto, se les duerme. Y otros lo abren y lo cierran de forma intermitente, como si fuera un tic nervioso. Hay incluso quien se arranca sin más el ojo que detesta o le estorba, y se convierte en un furioso cíclope. Y el hueco muerto lo cubre con un amenazador parche de pirata.

    También los hay que cierran el ojo simplemente porque se les mete una arenilla en él, cegándoles (la realidad real, no virtual, es muy tozuda, y busca huecos).

    Y los vendedores de gafas, tan felices, vendiéndolas como pan caliente en los kioscos (las regalan también con el periódico). Hace unas décadas hicieron furor las de verdad. Las de cartón y plástico para ver la tele en casa, que resultaron ser un fiasco, ay.

    Las metafóricas funcionan hace siglos en España, por desgracia. Y al parecer siguen triunfando.

    Aquí tienen una breve guía del inventito simplón rojiazul, por si se lo quieren fabricar ustedes mismos.

    Pájaros hay que son heridos por una flecha elaborada con una de sus propias plumas, como en la vieja fábula de Samaniego. Y así es muy difícil volar bien, individual y colectivamente.

    http://manualidadesparaninos.biz/gafas-3d/

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    1. No sé queje mi querido familiar, que el colaborador máximo de Ama Rosa es capaz de parafrasear a Malrau con ese siseo propio de jesuita prefecto. La cultura está de enhorabuena y hasta de enhorabueno.

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  8. Miguel el Entrerriano8 de junio de 2018, 0:50

    Las gafas que usted describe son para ver en relieve dibujos planos, bidimensionales. Yo creo que muchos españoles usan las gafas inversas. Gafas para ver plano y chato lo que es tridimensional.

    En cuanto a mi "particular visión", pues es nomás lo que pasó. Hay gran volumen de material consultable, periódicos, sentencias judiciales, libros publicados que lo recogen. Otra cosa es la valoración que se haga. Ya sabemos que hay neoliberales sin ningún reparo por los desahucios, indiferentes a la miseria. Y fervientes no-intervencionistas encantados con que el Estado intervenga para que los pobres de solemnidad salven bancos que tienen infinitamente más patrimonio que los salvadores forzosos. "Too big to fall" es la (abusivamente escueta) muletilla que emplean como pseudo justificación. Son burdas trampas del actual capitalismo de especulación y casino, tan diferente del capitalismo productivo de bienes, que otrora conocimos.

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  9. Sigue Bonifacio dando cuenta de un desmedido afán por mostrarnos que sabe "escribir"... Y se le nota demasiado esa preocupación, al punto de que se le diluye y desmigaja el discurso para dejarnos solo grumos dispersos de semántica inasequible -digo de significado- que se hilvanan mal los unos con los otros y que dan al traste con lo inicialmente pretendido.
    Algo que conviene que tenga en cuenta este esforzado de las letras es que las metáforas y las paradojas, para ser efectivas, tienen que ser certeras. Decir que los "españolitos" son tan prejuiciosos que solo quieren ver el mundo de un color determinado y describirlos haciendo cola para comprase gafas con los cristales tintados -uno del suyo preferido y el otro del más adverso- es una incongruencia que informa de lo contrario de lo que sostiene. Porque si alguien quiere ver todo de azul -convencionalmente el color de las derechas- se debiera comprar unas gafas con los dos cristales de ese color, y un rojo haría lo propio y sensato, que es hacerse con otras con los colores de su vida. Suponer que los españolitos (qué tontería de palabra...) prefieren calzarse unas gafas bicolores es tanto como suponer que son lo suficiente dúctiles y especulativos como para echar una ojeada al bando contrario de vez en cuanto y, eventualmente, dejarse ganar por argumentarios insospechados: actitudes ambas que desmentirían lo que aparenta sostener Bonifacio.
    Lo de citar a los “típicos abuelos” es otro dislate..., y lo que completa el párrafo una insensatez. Creo que el autor confunde “típicos” con “tópicos”, que es distinto. Por cierto: he visto poca gafa bicolor entre las multitudes jubilatas que se están echando a las calles y plazas de la patria. Se ve que el torpe, en este caso, ha sido don Bonifacio, no los típicos inexistentes.
    Cuando se escribe algo que se pretenda decoroso hay que cuidarse de los adjetivos. No hay que ambicionar hacerlo con la destreza deslumbrante de un Borges -nadie como él- ni con la eficacia de Lázaro Carreter..., pero, hombre, esmerarse hay que esmerarse.
    Todo dicho sin la menor acritud, esforzado Bonifacio.

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    1. Me empeño en mostrar que escribo bien… Le dijo la sartén al cazo. Al menos yo nunca he presumido de ello expresamente, que eso sí es el colmo.

      Borges no necesitaba presumir, supongo. Estaba “tan por encima” de cualquier otro escritor, que solo podía aspirar a superarse a sí mismo. O sea, como cualquier otro escritor.

      Le recomiendo que no idealice a nadie, así evitará el riesgo de que le “decepcione” luego (ojo con Borges, ya sabe lo del borrón y el escribano). Y también esquivará la tentación de intentar humillar a los demás comparándoles con aquello que idolatra.

      Conmigo no se "esfuerce". Solo aspiro a ser yo mismo, que no fácil. Y además soy mi crítico más duro, en la escritura y en la vida. Así que pierde el tiempo.

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  10. Para el Entrerriano.

    Es que la valoración que se hace es clave, don Miguel. En España no sabemos distinguir la (sana) visión crítica del rival de la partidista en su contra, inspirada en un prejuicio previo rayano en el odio en muchos casos. Y ojo: no lo digo por usted. En mi (subjetiva) opinión su visión propia es sesgada, pero razonada y serena. El problema es que muy pocos de los que se polarizan en cualquier sentido (y es difícil no hacerlo un poquito) logran mantener esa encomiable frialdad suya, se extremen de verdad o no.

    ¿Cuántos españoles de izquierda estarían dispuestos a votar a la derecha de forma eventual, y viceversa? Eso sí sería madurez política. Pero nunca lo veremos (ni con gafas).

    Yo no creo que el PP (al que no he votado) haya hecho una gestión tan desastrosa en todo como usted la ve. Y desde luego no me atrevería a decir que alcanzó el poder de un modo ilegítimo, eso es demasiado. Otra cosa es que su corrupción se hizo insostenible, sin duda. Decían por ahí que se volvió un pollo sin cabeza. Más bien el cuerpo del pollo llegó a estar tan podrido, que la (barbuda) cabeza cayó rodando sola.

    Los españoles no toleran al oponente ni que gobierne el oponente. No es que les desagrade o lo critiquen (cosa necesaria) sino que no lo toleran. Vivimos en una bronca campaña electoral perpetua. Y la campaña sigue luego, cuando no ganó quien deseábamos.

    Humildemente creo que no es momento de hacer leña del árbol caído. Como tampoco de pisar con mal perder el brote nuevo. Y ya se están haciendo las dos cosas con saña, en vez de mirar al futuro.

    Y encima ahora se suma el triunfante populismo, en ambos bandos. El estático Tancredo acusó al ardiente fénix que le echó de la silla quemándole las barbas, por supuestamente haber entrado este en la Moncloa “sin contar con el apoyo de la gente”. Cuando la ganzúa legal (constitucional) que el inquilino nuevo usó fue totalmente legítima, aunque no hubiese un sufragio por medio. Falta ver si amuebla bien la casa ahora (ojalá, por bien de todos).

    Tiene gracia, por cierto. Resulta que el frío “legalista” que ignora la voz del pueblo es siempre el otro. Así nos va, eso también es parte del problema.

    P.D: lo del capitalismo productivo Vs. especulativo es muy exacto. Bush Jr. firmó la derogación de la ley que imponía un control mínimo al mercado. Y de ahí vinieron las crisis (en plural), aunque ya nadie habla de eso.


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  11. Andrea Cagliostro8 de junio de 2018, 15:33

    Qué le vamos a hacer, don Bonifacio, si tuvo usted maestros insolventes. Por sendas tortuosas, anodinas, irrelevantes y desorientadas conduce usted al sufrido lector hacia la meta ansiada y pretendida. Pero ¿cuál diablos es aquella meta?
    -Ah!, si el buen don Bonifacio lo supiera!!

    (Es caridad obligada y cristiana hacérselo saber, don Bonifacio, no es por incordiar, no es por herir. Es para que le busque un buen remedio y con la urgencia pertinente al caso asesine a los pérfidos maestros que le dejaron cual zorros el cerebro, o para ser un poco más preciso, esa área de Broca tan nombrada que es, según dicen, sede del lenguaje. Y vigile también los aledaños).

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    1. Bla, bla, bla. Le dije que no se esfuerce en humillarme, ya vengo humillado de casa (como todos, en mayor o menor grado). Al menos me confirma lo que subrayé: que la discrepancia política (o lo que ellos creen que es discrepancia, que es peor) genera un odio automático en algunos, es triste.

      Claro, que también afirmé que no respondería más a los ad hominem (para colmo, anónimos). Las comparaciones son odiosas (se hagan para humillar a otros o no), pero no sé a quién me parezco…


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  12. Bonifacio no necesita demostrar que escribe bien, porque Borges tampoco necesitó demostrarlo. Genial. Me declaro bonifaciano. Y los otros, salvo F que es un ilustrado y sabe llevarlo, demasiada literatura, demasiados foguetes para tan poca fiesta.

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    1. Nadie tiene que demostrar nada ACTIVAMENTE (de eso me acusaron, lea bien). Justo porque sobran los “foguetes”, y la obra habla por sí misma (bien o mal). Por otro lado, cada uno tiene que arreglarse lo mejor posible con sus mimbres (sea Borges o Perico, en eso sí no hay diferencia), ya sea en la literatura o en la vida. Eso dije.

      Eso sí, personalmente los nombres (Borges incluido) me importan mucho menos que las obras. Por no decir que no me importan nada, salvo como referencia puntual. De modo que, admirando a muchos (y no todos ellos célebres, por cierto) yo no me declaro “seguidor” de nadie. Me parece una falta de carácter hacer eso, cuando no directamente sectario.

      Usted haga lo que quiera, claro. Pero a mí no me idealice, hombre. A ver si me lo voy a terminar creyendo de verdad (más allá de la falsa acusación al respecto de algún ardido, inspirada en rencores personales en los que no voy a entrar).

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    2. Seguidor fue Sancho Panza de don Quijote, y eso no le restó carácter. En lo de sectario, cada individuo elige entre los de su especie seguir o estar con unos y evitar a otros individuos. Todos somos sectarios, cuando no es por el cristal es por el color de ojo que tenemos, supongo. Yo te conozco por lo que escribes aquí, por la parte de tu obra que tengo a la vista, y te sigo porque tienes instinto, y el instinto es una forma de conocimiento que no tiene la inteligencia. Y cuidado, no te digo que no seas inteligente. No lo sé.

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  13. A BONIFACIO (2)

    Bonifacio..., claro que sabe escribir; hace relatos solventes y hasta interesantes. Pero cuando entra en discusiones blogueras algo lo traiciona y lo hace desmerecer: eso que llamo afán por demostrar. Y entonces se lanza a la piscina sin calabaza y a veces hasta sin bañador. Y le falla la trabazón necesaria en el discurso, que resulta algo torpe de factura y como improvisado. Pero estoy seguro de que ello es subsanable si se toma unos segundos antes de escribir cada palabra. Solo eso: debe evitar la ocurrencia sobrevenida, solo fructífera en los surrealistas. Y deslizarse por barrizales desconocidos que le puedan dejar en evidencia. Como cuando afirma que Borges no presumía de conocimientos (que se lo digan al pobre Américo Castro, que hubo de sufrir el sarcasmo más atroz, ese que sale de la boca o de la pluma de los flemáticos y más comedidos..., si toca ridiculizar a un prójimo). Y es innecesaria, hasta pueril, la admonición que me hace de que no idolatre a nadie, pues la decepción ulterior estará servida... Borges tiene sus limitaciones y sus carencias, como no podía ser de otro modo. Por ejemplo, le tacho de que se haya emboscado en la broza filosófica para llegar a conclusiones de imposible verificación, que uno sospecha que no son sino pretextos para dar cuenta de su destreza literaria. Amigo de cierta bibliografía apócrifa, de metirijillas..., uno sospecha que una parte de sus citas textuales son pura quimera. Y qué decir en cuanto a su postura inicial (luego se arrepintió de ella) respecto a la dictadura de Videla y compañía...
    Pero lo que no me parece discutible es su altísima calidad literaria y que haya sido poseedor de un lenguaje personal deslumbrante.
    Y, Bonifacio, qué remedio nos queda más que ser nosotros mismos; eso no hay Dios que baje a remediarlo.
    Salud.

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    1. “Como cuando afirma que Borges no presumía de conocimientos”.

      Yo nunca afirmé eso, ni parecido siquiera.
      Y encima dice que justo eso me deja en evidencia.

      Dije (y ello dentro de un razonamiento irónico) que Borges no NECESITABA presumir de ser Borges, el gran escritor. De ser Borges. Solo de eso. Punto. Nada más.

      ¿Dónde entran los “conocimientos”? ¿Dónde los mencioné yo?

      Póngase… gafas.

      Curioso. Primero se ensaña conmigo abiertamente y sin motivo. Y luego finge recular un poquitín a última hora, cuando ya no importa a nadie.

      Mencionando tibiamente mis supuestas virtudes de escritor, para que los demás no piensen mal de usted.

      Ha pasado del incordio al insulto, enhorabuena. La crítica condescendiente y descarnada en frío, pase. Pero el elogio fariseo y tardío de cara a la galería, es vomitivo.

      Una vez más: no intente socavarme moralmente. Estoy ya muy curtido, y la calidad de mi escritura es el menor de mis problemas, créame.

      Yo aquí no “escribo”, en todo caso: comento. Punto. Y no lo hago tan mal. Para la literatura como tal, tengo mi hueco. El mío propio.

      Yo no entro como gallo alfa en corral ajeno y sin pudor alguno como usted. Para exhibirme en él cada vez que se me antoja desgranando sin ton ni son mis literarias parrafadas narcisistas off topic. Con un “esfuerzo” digno de mejor empresa, como ya algunos le han dicho.

      Eso sí, bastante bien escritos esos párrafos. Y yo sí soy sincero al decirlo. Usted da asco.

      P.D. Pruebe a usar su nombre real. No duele.

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  14. Patético, don Boni.

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