domingo, 10 de junio de 2018

Acción de gracias: En este mundo traidor


Viernes, 1 de junio
LAS COSAS COMO SON

No hablo de política, por supuesto, pero tampoco comulgo con ruedas de molino. Escucho la pataleta final del portavoz del partido que hoy deja el gobierno.
            Dice algo que Pedro Sánchez será presidente por un fraude de ley porque los gobiernos los eligen los españoles y no oscuros pactos de despacho. Y yo, que he prometido no hablar más de política, y que cumplo siempre mi palabra, no puedo por menos de recordar cómo llegaron al poder los que hoy nos abandonan por la puerta de atrás.
            Rajoy fue el candidato más votado en  2015, pero a pesar de ello no solo no formó gobierno, sino que ni siquiera aceptó el encargo del rey para intentarlo. Cuando se repitieron las elecciones, volvió a serlo, pero tampoco podía ser investido presidente, ni en primera ni en segunda vuelta, porque los síes eran menos que los noes.
            Fue entonces, y no ahora, señor Hernando, cuando se puso en marcha una operación de despachos para hacerle presidente violentando la decisión de los votantes. Intervinieron en ella Felipe González, Juan Luis Cebrián y muchos otros próceres. Se opuso el que hoy será presidente del gobierno, que se negó  a estafar a quienes le habíamos votado.
            No hace falta que recuerde lo que ocurrió: se le obligó a irse, por ser fiel a su palabra, y se puso al frente del partido a un títere que, sin consultar con la militancia, cambió el “no” a Rajoy por un “quédese usted, señor Rajoy, que los mercados le necesitan”. Javier Fernández, intentando justificar lo injustificable, pronunció una de esas frases que merecen grabarse con letras de oro en el Congreso: “lo democrático es abstenerse para que no haya elecciones”. ¡Lo democrático es que no haya elecciones!
            Resumo: Rajoy volvió a ser presidente del Gobierno en 2016, no por voluntad de los españoles (que claramente habían dicho que debía irse), sino porque se obligó a decenas de diputados (solo unos pocos resistieron) a votar en contra de su compromiso electoral. La segunda legislatura de Rajoy fue legal (se cumplieron formalmente todos los requisitos), pero de dudosa legitimidad: no contaba con el apoyo de la mayoría de los diputados, sobre todo después de que los militantes, que son quienes deciden, recuperaran el poder en el partido socialista.
            En fin, que la moción de censura ha permitido, por fin, que tengamos un presidente acorde con los resultados de las elecciones de 2016: el que han decidido, y por mayoría absoluta, los diputados, libremente y sin imposición externa alguna: en la votación anterior se les obligó desde fuera del Parlamento a votar contra su conciencia y contra sus electores.
            ¿Recordar esto es hablar de política? Creo que no. Es solo que aún no he perdido la memoria. Y no sé si seré o no tan inteligente como me creo, pero de una cosa estoy seguro: mi inteligencia (poca o mucha) está bien educada: trata de buscar siempre la verdad de los hechos, no la que a mí me conviene.


Sábado, 2 de junio
BASTANTES MÁS

¿Y si, cuando alguien deja de ser tu amigo, en lugar de lamentarlo sientes que te has quitado un peso de encima?
            A mí me ha pasado con tres o cuatro. ¿A cuántos les habrá pasado conmigo? Seguro que a bastantes más.


Domingo, 3 de junio
RECURRENTE PESADILLA

Entro a ver Basada en hechos reales, la película de Roman Polanski, sabiendo que lo voy a pasar mal. Lo que cuenta es una de mis recurrentes pesadillas, la admiradora que acaba convirtiéndose en carcelera.
            He tomado todas las precauciones para que eso no ocurra, la principal de todas no ser importante. “La celebridad atrae a los chiflados como la luz a las polillas”, me dijo una vez Rosa Montero. Yo ni he tenido ni tendré nunca que firmar horas y horas (solo de pensarlo me entran sudores fríos), como la protagonista de la película de Polanski (y de la novela de Delphine de Vigan), pero poseo un peligroso talón de Aquiles: soy muy sensible a la adulación.
            Me aterra la sonriente admiradora que llega con un libro mío a Las Salesas, que me pide permiso para volver, que me regala por mi cumpleaños una primera edición de Cantos de vida y esperanza (“Sé que te gustan estas cosas”, “Te habrá costado una fortuna”, “Ni un euro, un tío abuelo o bisabuelo mío fue amigo de un poeta de Cádiz, Eduardo de Ory, amigo de Rubén Darío”), que pasa a visitarme a casa un día que me retiene la gripe, que me pone la mano en la frente para ver si tengo fiebre, que se hace con una copia de mis llaves no sé bien con qué pretexto… Escapo a tiempo, pero dejando jirones de piel entre sus garras.
            Veo la película de Roman Polanski y me veo a mí mismo resbalando por las escaleras, rompiéndome una pierna, necesitando ayuda durante meses… Y a una angelical admiradora ofreciéndomela y esforzándose en no molestar hasta que el caballo de Troya está dentro de los muros, y entonces se quita la careta y comprendo que no tengo escapatoria.
            Es estas cosas pienso mientras veo la película de Polanski, con estas cosas sueño a menudo. Afortunadamente siempre me despierto en el último momento, cuando estoy a punto de casarme con la viuda de Rafael Alberti, o peor aún con otra viuda de cuyo nombre no quiero acordarme.


Lunes, 4 de junio
¡MUERA LA INTELIGENCIA1

El profesor Antonio Insuela, de cuyo minucioso conocimiento de la historia literaria siempre saco buen provecho, me pasa unas fotocopias de El Diluvio, “diario republicano y federal”, publicado en Barcelona hasta el final de la guerra civil.
            En la primera página del 27 de enero de 1937, encuentro el siguiente titular: “Las últimas palabras de Unamuno”. Tomando como fuente “un periodista extranjero, recién llegado de Salamanca”, se nos describe el famoso acto del 12 de octubre del 36: “Unamuno presidía, representando al general Franco. Aunque no tuviese intención de intervenir, el ataque dirigido a los vascos provocó por su parte una apasionada réplica: ‘Se ha hablado aquí de la España y de la anti-España. Pues bien, yo afirmo que en los dos lados hay patriotas y anti-patriotas. Yo me considero atacado, como vasco, y el obispo de Salamanca, sentado a mi lado, es catalán. Nosotros dos somos tan españoles como vosotros, por lo menos. Del lado rojo, nos dicen que las mujeres van a luchar al frente. En este lado, las mujeres no toman noblemente parte en la lucha. pero llevando medallas o insignias asisten a los fusilamientos y a las ejecuciones’. En este momento se produjo un escándalo indescriptible. El general Millán Astray, el Goebbels español, se levantó gritando: ‘¡Muera la inteligencia!’ Este grito sacrílego en la Universidad de Salamanca causó una enorme sensación. El profesor Bermejo protestó e hizo notar: ‘¡Estamos aquí en la casa de la inteligencia!’. El poeta monárquico Pemán exclamó: ‘No, no digamos muera la inteligencia, sino mueran los malos intelectuales’. La sesión terminó entre mumullos y Unamuno fue destituido de su cargo de rector vitalicio y sustituido por el profesor Madruga”.
            Una rápida consulta en Google me permite encontrar la misma información, y el mismo día, en el diario ABC, con el antetítulo “Si quieres aprender, no vayas a Salamanca” y el título “¡Muera la inteligencia!”. Se indica la fuente: el diario francés Vendredi.
            Sigue luego, en ambos casos, una entrevista con Unamuno en la que precisa el sentido de su intervención. Y yo, al leerlo, recuerdo el revuelo que hace un mes causó un artículo de El País,  “Lo que Unamuno nunca le dijo a Millán Astray”. Resulta que según Severiano Delgado, historiador y bibliotecario, nada ocurrió como se nos ha contado. Todo es un mito creado por Luis Portillo en un relato que se publicó, traducido al inglés, en 1941. Se volvió a publicar en 1953, pero en España no se enteró nadie del asunto hasta que en 1961 lo citó Hugh Thomas en su estudio de la guerra civil.
            Recuerdo que, cuando leí ese artículo, firmado por Sergio del Molino, un escritor presuntamente serio, como el diario en que aparecía, no pude contenerme y escribí al margen: “¡Qué bobada!”, que es lo que digo siempre que leo o escucho una bobada. Tuvo un cierto recorrido y fue comentado por otros periódicos como un gran descubrimiento que echaba por tierra uno de los mitos de la izquierda.
            Sergio del Molino afirmaba muy seriamente: “Toda la investigación de Severiano Delgado se basa en documentos digitalizados de acceso gratuito en bibliotecas y archivos, por lo que cualquiera puede comprobar su investigación desde su casa”.
            ¿Y por qué no lo comprobó Sergio del Molino o el propio periódico? Está claro que no tiene un servicio de fact check como el de The New Yorker. El relato de los hechos no puede preceder de una invención de 1941 porque ya se había publicado en varias ocasiones años antes. El “historiador” (qué cosas) Severiano Delgado reconstruye lo que de verdad ocurrió aquel 12 de octubre basándose “en los pocos testigos del acto que escribieron su testimonio”. Pero entre esos pocos testigos se olvida del principal, Miguel de Unamuno, que anotó previamente los puntos de su intervención en un sobre (se conserva en su casa-museo) y que comentó el acto en varias cartas, entre ellas dos, estremecedoras, a Quintín de Torre: ”¡Hubiera usted oído aullar a esos dementes de falangistas azuzados por ese grotesco y loco histrión que es Millán Astray!”
            Esas cartas, por cierto, no están inéditas ni publicadas en oscuros centones universitarios, sino recogidas en dos volúmenes de la colección Austral. Si Severiano Delgado es bibliotecario debe ser de esos que no tienen por costumbre leer los libros que fichan ni los documentos que custodian.
            Y luego en El País se escandalizan de la gran cantidad de fake news que circulan por las redes. Es como si un equipo de científicos que trabajara para un laboratorio farmacéutico que nos vende costosos medicamentos que no curan nada pero tienen dañinos efectos secundarios pusiera el grito en el cielo porque un charlatán de feria trata de vender una pócima que lo cura todo.


Martes, 5 de junio
SE REPITEN, ME REPITO

Afirma el anterior presidente del Gobierno que se va por oscuras maniobras y no porque haya perdido “el respaldo de los españoles”, ya que fue el candidato más votado en las últimas y en las penúltimas elecciones.
            Lástima que no estuviera yo delante cuando dijo esas palabras. Sin meterme en política, allá cada uno con sus ideas, le respondería: “Vamos a razonar un poco, señor Rajoy. En las elecciones de 2015, usted, aunque perdió más votos y más escaños que nadie respecto de las anteriores, fue efectivamente el candidato más votado. Y el rey, cumpliendo con su deber, le encargó formar gobierno. ¿Lo formó usted? No, señor, ni siquiera lo intentó. Le dijo al rey que se buscara a otro que usted ni se tomaba la molestia de ir al Parlamento. ¿O sea que entonces sabía que es presidente del Gobierno quien obtiene la confianza de la cámara y no directamente el candidato más votado en las elecciones? ¿Lo ha olvidado desde entonces? No ofenda nuestra inteligencia, señor Rajoy”.


Miércoles, 6 de junio
VIDA SANA

Sonrío al leer los tuits sobre el deporte del nuevo ministro de Cultura. Me siento identificado. Como he dicho más de una vez, yo llevo una vida muy sana: no fumo, no bebo, no hago deporte.


Jueves, 7 de junio
MIENTE CAMPOAMOR

En este mundo traidor / algo es verdad o es mentira, / no todo es según color /
del cristal con que se mira.



32 comentarios:

  1. Pues muy mal, Martín; harías muy bien en hacer caso a tu sueño y casarte con la Pepa.

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    1. Me han dicho aquí (con fraternal cariño) que mi cerebro está hecho polvo. Lo que sí debo ser es disléxico. Juro que leí: “Deberías casarte con el Papa”.

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  2. Señor García Martín, vaya palabra la de traidor; lastima,quiebra, astilla, punza...Traición a la confianza, a la lealtad; no se vuelve de ella, es un estigma. En el último foso del último círculo del "Infierno " de Dante están los traidores. Me pregunto si hasta allí llegará la conciencia y se regeneran.
    No lo creo, no hay retorno; ya hicieron lo suyo por los siglos de los siglos, Amén.
    ¿Amigos? Uno no se saca de encima a los amigos porque entonces no eran amigos sino cualquier otra cosa.
    Como siempre, leerlo no sólo es un placer, también aprendo mucho, de usted y de sus contertulios.

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  3. Se debería poder hablar de política sin miedo y distendidamente en cualquier parte, paraninfos y tabernas. Pero habría que tener cierto cuidado a la hora de politizar el habla (y los lugares). Quizás ahí está el problema.

    Yo mismo iba a hacer un juego de palabras chistoso con Rajoy y Unamuno. Pero es un doble riesgo aquí, donde algunos confunden un distendido café con un espacio académico, y además le añaden leche amarga.

    Lo que no es ninguna broma es que, en la rivalidad política en España, el “venceréis pero no convenceréis” se ha convertido en un “No tolero que venzáis”, a secas, en una arisca campaña electoral perpetua. O quizá es que siempre ha sido así.

    Un saludo a Jesús Castellano. Del instinto se podría hablar mucho, aunque no sé si este es el lugar. Hay mucha pretensión de omnisciencia aquí, y la intuición se lleva mal con eso.

    P.D. Esa misma pesadilla también la sufría un escritor en Misery, de Stephen King, torturado por una loca enfermera admiradora de su obra.


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    1. Gracias, Bonifacio. Un saludo también para ti. Yo esta semana no entro en discusiones. El anónimo me hizo recordar una que tuve con la Pepa, a cuenta de la voz pasiva, y ganó ella. Lo tomo como un aviso.

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    2. Bueno Jesús, también se puede charlar sin discutir. Cuenta la leyenda que hubo una vez dos españoles que se ponían de acuerdo sin demasiada pelea. Coincidían en sus inclinaciones incluso, y hasta llegaban a un consenso rápido sobre en qué dirección había que moverse. Eran siameses.

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    3. Charlar sin discutir es como hacer fabes sin judías. Y la verdad sin la mentira es como novio sin novia, y la mentira sin la verdad es como zorra sin gallina. ¿Qué estaba haciendo Unamuno representando a Franco? ¿Se dio cuenta en ese momento dónde se había metido? En fin, en lo que están de acuerdo Martín y Campoamor es que este es un mundo traidor. Lo demás son consecuencias.

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    4. Una precisión, Jesús: las fabes no se hacen con judías (se nota que hace tiempo que no comes una fabada).
      Y por qué Unamuno representaba a Franco lo puedes ven en cualquier biografía del escritor, lo mismo que por qué se desengañó después de apoyar el llamado Alzamiento.

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    5. Los cocineros llaman “asustar las fabes” a enfriarlas de golpe cuando entraron en ebullición. Sin ahondar en símiles políticos (con el 34 y Franco, por ejemplo) supongo que las riñas de café también tienen ese mismo y delicado punto crítico. El cual no hay que superar, si no se quiere terminar manco como Valle Inclán por culpa de un gemelo (de la camisa, no siamés).

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    6. Sí, Martín, hace tiempo que no, por lo menos no en la que ponían la pota al fuego de cocina de carbón. Pero ¿qué me estás diciendo? ¿que la fabe no es una variedad de judía o alubia? Si es así, estaba yo equivocado, y la equivocación genera errores. Porque no creo que haya una nueva receta y ahora la fabada se haga con garbanzos.

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    7. Y sobre lo de Unamuno, ¿no es mejor que tÚ lo cuentes? Porque si no, estás dejando la historia incompleta.

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    8. Pues sí hacemos caso a la Wikipedia tienes toda la razón, pero si en Asturias te ofrecen un plato de judías, ten por seguro que no es una fabada.
      Y en cuando a Unamuno, ¿por qué no lees alguno de los libros e él dedicados? Cuentan muy bien el incidente y los últimos meses de su vida.

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  4. 629 argumentos para estar contentos; dejen en paz los agoreros de la malafollá: un respeto, un retén, un pararse y respirar. Gestos para la galería quisiera siempre como estos.
    Dicen que las carpas se van a alzar en el musgoso circuito de los coches de carreras y en el cauce antiguo del Turia ahora reseco, entre el costillar de los monstruos calatravos. Estaría escrito que la ciudad que sostuvo los fastos de la corrupción y el despilfarro, llegado el tiempo, diese buen fin a aquello que, inútil de principio, hallaría su justificación como lugar de acogida de los parias de la tierra. Ediles, gobernadores y ministros perspicaces tildados de corruptos y malversadores..., y resulta que eran clarividentes y previsores servidores públicos.
    Cualquier día, veremos la monstruosa dársena vacía del Musel ser base estable de la escuadra de guerra norcoreana. Ahora que se acaba el carbón se impone el tiempo de las ideas innovadoras. Luce tan poco el sol por estos pagos y el personal indígena es tan rudo de modales que no nos podemos agarrar al socorrido turismo que salva a España. Vengan, pues, escuadras a tender las anclas, por si empieza de una vez a amanecer.

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  5. Miguel el Entrerriano13 de junio de 2018, 13:39

    Me produce gran enfado la mistificación ofrecida por El País del incidente Unamuno-M.Astray. Casi llegué a creérmela. Ahí ven al periódico "profesional", el más propenso a utilizar despectivamente los términos "populismo" y "demagogia". En estas, y en muchas otras cosas, resultan ser poblanos cantamañanas sin asomo de rigor.

    Los recién desalojados devastadores del Estado de bienestar dejan ya entrever que harán una oposición algo más que bronca, navajera y maleva, entreverada de insultos y descalificaciones. Ya empezaron a destacar que Pedro S tomó el poder sin elecciones, via censura, como si esa opción fuese discorde con la Constitución. Son tan otarios que llevan meses motejando de "inconstitucionalistas" a los catalanes, pero resulta que no conocen su Constitución (o lo fingen) y los modos legítimos de alcanzar el poder.

    Después de gozar de incomprensibles meses de libertad (incomprensibles por comparación con los catalanes encerrados por razones políticas, o con los raperos huidos, o con los mozos de Alsasua), parece que el baloncestista y malhechor señor Urdangarin va a entrar en prisión (habrá que verlo). Algún que otro insensato frecuentador del blog ignorará estas diferencias y entonará loas a la Justicia española, tan objetiva ella, tan imparcial. El encarcelamiento del infanto volverá más otarios a los que ya estaban en ciernes.

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  6. ¿Qué coño le pasa a la gente con la pasta?
    Màxim Huerta, el ministro mìnim, gana más de 300.000 pavos al año como chico televisivo, provocador, tertuliano y más o menos gracietas. Diez veces más que un trabajador bien pagado. Mucho más que la mayoría de los médicos, científicos, profesores, escritores y otra gente de bien. Es un privilegiado y lo tiene que saber. Lo gana legalmente, así que no hay nada que reprochar.
    Sólo que ¿cómo es posible que, sabiéndose privilegiado y afortunado, se le ocurra siquiera hacer trampas para cotizar menos de lo que le toca financiar de su propio país, el que le convierte en afortunado? ¿Cómo coño se puede ser tan asquerosamente insolidario?
    No son preguntas retóricas. Las dejo caer por si algún alma caritativa tiene a mano una respuesta en este espacio de escritores informados. Mientras entiende o no su psicología, el gobierno lo ha tenido que largar. O Màxim, o credibilidad. No tenían punto intermedio.

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    1. ¿Cuánta gente paga en este país, o en cualquier país, el 45 % de sus ingresos como impuesto? Sospecho que pocos (desde luego, ningún gran empresario). A partir de cierto nivel, todos buscan un buen asesor fiscal. No nos rasguemos las vestiduras con Máxim Huerta. Hizo lo que creía legal. Cuando se demostró que no, pagó lo que le correspondía. Eso es todo. La legalidad en Hacienda no siempre está clara; por eso sus decisiones pueden recurrirse judicialmente y nunca se sabe de antemano quién quien las va a ganar (depende, en muchos casos, del juez que te toque y del abogado que escojas). No aprovechemos el caso para hacer demagogia.

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    2. Tan importante como saber dónde poner el acento, es saber dónde poner el escándalo. Yo el escándalo (como tal) lo pondría en lo mal que se usan los impuestos. Y no en lo mal que se recaudan, aunque eso también es un problema.

      Por lo demás y sin olvidar la presunción de inocencia en este caso, hay pícaros por vocación (los sinvergüenzas). Y hay otros (la mayoría) que lo son eventualmente, cuando les aprietan las tuercas en exceso. Y justamente porque los segundos son legión, habría que pulir mejor las leyes (en este caso, las de Hacienda) para evitar que el fraude se contagie, porque la honradez colectiva es imposible.

      Por cierto, el país propio no le convierte en afortunado a uno, pienso yo. Cuando no le obstaculiza, le ayuda un mínimo, pero nada más. Entre las virtudes de España en concreto (que tiene muchas) no está precisamente la de apoyar activamente a los emprendedores, sino más bien en ponerles trabas. Entre otras cosas, con abusivos impuestos.

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    3. El pobre creía inocentemente que imputar como gasto deducible una casa en la playa no era delito. Por eso admitió ser ministro de un gobierno de regeneración ética. Le pasó cómo a Iglesias, que se dijo que consumir como la derecha es compatible con ser un combativo izquierdista. Este comportamiento sí que es pura demagogia, como hipócrita es quien pretende justificarlo. Me gustaría escuchar que se entiende en la actualidad por ser de izquierdas.

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  7. Miguel de Unamuno..., un caso ilustrativo de cómo la Historia trata con benevolencia a unos mientras maltrata a otros. Creo que esa superchería que se refería a la anécdota del general lisiado y del rector atrabiliario tiene más visos de verosimilitud de lo que pudiera parecer, pese a que existen testimonios fehacientes -como los que trae aquí JLGM- y que son irrebatibles. Me refiero al espécimen humano que era don Miguel, que daba para esperar de él las cosas más estrambóticas e irrisorias..., esto último si no fuera porque dieron fueros a los que cometieron un genocidio impune.
    De diputado republicano-socialista a energúmeno de los de Santiago y cierra España.. ¿Excesivo? Aportaré luego algunas perlas salidas de su mano.
    Su nefasta credulidad tiene parangón con la del aciago Julián Besteriro, cuando en vísperas de la traicionera entrega de Madrid a los fascistas decía a sus afines que iba ser muy positiva la rendición a Franco (que él tramaba con los insignes Casado, Carrillo -padre- y otros más) porque, según tenía entendido, el general rebelde iba a ser magnánimo con los vencidos y hasta tenía pensado dejar dentro de la ley a...la UGT (!!!). Y así fue que obró en consecuencia y colaboró a la entrega de la capital a manos de quienes no tardaron nada en hacer una escabechina entre los “rojos” ahora inermes. Talento premonitorio el que tenía el gallego. Y hasta tiene un busto en el Congreso de los Diputados. Grandes beneficios le debe la patria, sí...
    Pues Unamuno, lo mero: fue un aguerrido defensor del golpe de Franco contra una República que denostó, vituperó, insultó y escarneció allí donde se le escuchaba con respeto, porque era un intelectual intachable y prestigiado internacionalmente. Su postura inclinó hacia la suya la voluntad de otros intelectuales que se dejaron influir por él.
    El desplante del paraninfo de Salamanca es cierto..., pero de él no hay que deducir que su aparente y puntual abominación del nuevo régimen fuese cierta porque, pocos días después del incidente que le llevó a encerrarse en su casa hasta que le llegó la muerte, continuó destilando veneno contra la República. Véase lo que le dijo al periodista francés Jérôme Tharaud, a últimos de octubre de 1936, después del incidente de la Universidad:
    “Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de sí misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral. Si el miserable gobierno de Madrid no ha podido, ni ha querido resistir la presión del salvajismo apelado marxista, debemos tener la esperanza de que el gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. (...) Insisto en que el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional...”

    Borges, al menos, pidió perdón por haber dicho que Videla y secuaces eran unos “cabasheros”. De haber sobrevivido a noviembre, no sé que hubiese seguido opinando de los nuevos (?) bárbaros Miguel de Unamuno.

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  8. Señor JLGM, sabemos que hay muchos evasores fiscales, sabemos el daño que hacen, sabemos que no harían falta recortes en Sanidad o Educación si todos pagaran. Pero que el delito sea general no es razón para justificar a un defraudador particular. También hay muchos conductores temerarios, y eso no justifica a ninguno en concreto. Yo no estoy tan seguro de que "hizo lo que creía legal". Le echa usted un capote. Pagó lo que debía cuando le obligaron. Las normas de Hacienda pueden ser confusas para un desinformado, pero hablamos de un sujeto preparado y con todos los recursos para haberse enterado perfectamente. El proceder del señor Huerta me parece insolidario a más no poder. Y se permite achacar su caída a los ataques de "la jauría" (¿Periodistas de la misma ideología que él?).

    Honestamente me parece que hay más demagogia en la defensa del personaje que usted hace que en mi crítica. Si P Sánchez no lo hubiese despedido de manera fulminante, a lo peor estaríamos cantando un Réquiem por el esperanzador nuevo gobierno.

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  9. Julián Besteiro era madrileño, no gallego.

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  10. Respuestas. A F.
    Conviene informarse un poco antes de hablar, estimado F. No nos venga a descubrir ahora que Unamuno apoyó a Franco: por eso se le destituyó del rectorado, por eso se le quitó el título de ciudadano de honor de la República. Pero luego tuvo el valor de hacer lo que nadie se atrevería a hacer: denunciar los crímenes del nuevo régimen en la propia Salamanca, por eso se le volvió a destituir del rectorado (Franco le había nombrado de nuevo), por eso se le sometió a arresto domiciliario (no se le mató porque ya había ocurrido el asesinato de Lorca, con la repercusión consiguiente). Solo añadir que siguió viviendo hasta el final de año y tuvo ocasión de escribir lo que pensaba del nuevo régimen (la entrevista que cita tenía que pasar por la censura y ya es bastante explícita: nadie en la España de Franco era capaz de decir eso).
    Al anónimo Tío Vania.
    Está visto que usted todavía cree en cuentos de hadas. Las normas de Hacienda solo son claras para los que vivimos sujetos a una nómina y nos retienen el IRPF cada mes. Para la gente importante, futbolistas, banqueros y demás, tienen toda clase de matices. Por eso muchos inspectores de Hacienda dejan su puesto para trabajar como asesores fiscales: legalmente consiguen que este o aquel empresario importante pague un tanto por ciento bastante menor del que pago yo, por ejemplo (un tercio de mis ingresos). La realidad, amigo bienintencionado, es más complejo de lo que nos quieren hacer creer. Y en Hacienda dan por buena una manera de declarar hasta que llegan órdenes (Montoro se jactaba de ello) de que cambian los criterios y con efectos retroactivos (como son los criterios y no la ley lo que cambian pueden serlo).
    En fin, que Máxim Huerta hizo bien en irse, pero una discrepancia con Hacienda, resulta por los tribunales, no es motivo para lapidar a nadie. Ha contribuido como el que más a financiar la Educación, etc. Sospecho que hay muchos españoles (de derechas o de izquierdas) que no pueden decir lo mismo.

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    1. No, no era mi intención "descubrir" algo tan notorio como que Unamuno apoyó el alzamiento de Franco contra la República. Lo que trato de razonar -a la vista de testimonios que parecen fiables- es que el intelectual vasco nunca renegó de su apoyo inicial a Franco ni, consecuentemente, se arrepintió de ello, pese a que tenía conocimiento de la brutalidad extrema de los métodos que empleaban los sediciosos. También está en cuestión que estuviese en posesión de eso que llamo inteligencia "universal", puesto que las evidencias a las que dio la espalda el susodicho dan para suponer que era bastante lerdo en la comprensión de cosas elementales, al alcance de una mente del montón. Si no vio desde un principio la vesania de Queipo en Andalucía o la monstruosa matanza de Badajoz (crímenes que sí conocieron y denunciaron intelectuales como Jacques Maritain o François Mauriac, de su misma filiación cristiana) es que estaba sordo y ciego. Si no lo estaba, la que sufre es la presunción de que era un hombre bueno al estilo machadiano.
      Por entonces no existían ni la vertiginosa Internet ni la ubicua televisión, pero sí la radio, el teléfono y los amigos informados. Si damos por auténticas y fieles a lo dicho las entrevistas que concedió al periodista y escritor francés Jérome Thazaud (que cito más arriba) el 20 de Octubre, cuando permanecía recluido en su casa, y la que le hizo Nikos Kazantzakis unos días más tarde, habremos de llegar a la conclusión de que Unamuno seguía apostando por la victoria de los rebeldes, que habrían de “liberar” a España de las salvajes y sanguinarias hordas marxistas y al catolicismo de la espantosa persecución de que era víctima durante la República que él tanto aborrecía.
      Si esa era su inteligencia, su integridad moral, su bondad... Y sobre la valentía, digo que no es de las virtudes que más valoro, sobre todo si la ejerce gente fanática, ocurrente o con la cabeza a pájaros.

      PS.- El régimen de “prisión” domiciliaria no debía de ser tan estricto cuando el rector mantenía tertulias en su casa en las que, al parecer, se discutía acaloradamente. Algunos de los asistentes eran falangistas, como lo era Bartolomé Aragón, que estaba presente cuando don Miguel murió repentinamente, victima de una hemorragia cerebral y en el transcurso de una discusión con aquel. Y por entonces no se discutía con los falangista, no..., a menos que le consideraran a uno de los suyos. Por eso quisieron los del yugo y las flechas enterrarle con honores de falangista.
      Y llegados a este extremo, pregunto: ¿es coherente que quienes mataban a sangre fría a cualquiera que fuese mínimamente desafecto con el nuevo régimen de terror tuviesen semejantes miramientos con quien se nos quiere presentar como un encendido opositor?

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  11. Blas Ardura Iparraguirre-Bode15 de junio de 2018, 9:54

    Sigue don Boni con sus pintorescas maneras de opinar. Ahora resulta que la plétora de pícaros defraudadores del fisco español existe porque "se le aprieta demasiado las tuercas" al personal. De modo que lo que procedería -según su opinión desparpajada- es bajar la tasa impositiva para que la tentación de delinquir se minore o desaparezca. De modo que los estrujados odontólogos, profesionales liberales varios, vendedores de toda laya, que son tan refractarios a extender una factura como no sea a punta de pistola..., de ese modo, repito, iban a ser probos ciudadanos que apoquinarían sus, entonces, tolerables impuestos. Y a las SICAV lo mismo: fuera ese depredatorio uno por ciento que los grava.
    Se ve que es un bulo esa especie que dice que los inspectores fiscales están medio maniatados y que el gobierno no ha incrementado su plantilla desde tiempos de la República. Será por los recortes.

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  12. Para el Bode (con erre en medio).

    Me parece que mi forma de opinar, que sin duda es falible, va siempre un paso por delante de su escasa receptividad (más que comprensión) lectora, que adolece de un sesgo ideológico evidente. Y no solo conmigo. No hay más que leerle arriba en su empeño por etiquetar como falangista “latente” a Unamuno a toda costa, simplemente porque su oposición al golpe militar “no fue muy encendida”. Léase: porque Unamuno no compartía extremo (más que inclinación concreta) con usted.

    No le quiere usted "comprometido contra el fascismo abiertamente", aunque subraye eso. Le quiere en su (polarizado) bando, que es distinto. Y se nota.

    Por mi parte, dije impuestos abusivos, no excesivos (no es lo mismo). Y no hablé de bajarlos, eso se lo inventó usted. No siempre coinciden el abuso y el exceso (por eso sí hay micromachismos censurables, por ej.), se le ha pasado ese detalle en su sesgada lectura. Y, a veces, el abuso está en la letra, simplemente. Por eso hablé de reformar/pulir las leyes (todas), no de bajar o subir nada.

    Aunque a algunos la misma idea de reforma les causa sarpullido, y no precisamente por su conservadurismo…

    P.D. “Entonces” sí se discutía (y mucho) con los falangistas sin formar parte de ellos. Sobre todo en el seno de muchas familias divididas, como por desgracia ocurre ahora en Cataluña.

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    1. Abusa usted de los paréntesis porque no sabe construir bien las frases. Además practica un antipático leísmo que nadie que se tenga por buen escritor debe utilizar.El laísmo, no por ser admitido por la RAE deja de ser incorrecto y vulgar.

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    2. Vulgaridad y antipatía son impresiones subjetivas. De hecho, usted me da una impresión antipática (no diré vulgar) sin necesidad de rebuscar en su escritura. Quizá tenga algo que ver con su manía personal (nunca mejor dicho) de perseguirme por los foros. Y perdón por los paréntesis (bueno, no).

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  13. Blas Ardura Iparraguirre-Bode17 de junio de 2018, 9:24

    Al Bonifacio (con s entre la a y la c).

    Pues, don Boni, su forma de opinar no es solo falible sino risible.

    Subo al ring; Atilano, mi segundo, me calza los guantes y anuda los cordones... Pero miro hacia rincón rival y veo a un escuálido todo toalla y costillar, parapetado detrás del cubo del hielo. Escupo el protector de dientes, hablo con el árbitro y digo que me retiro: un peso pesado no se pega con un pluma.
    Se arma el follón, el público brama. Baja el micro de lo alto y Paco Torres dice que se devuelve el parné de las entradas. Ni con esas. Me llevan a la comisaría... En el juzgado de guardia dejan que me vaya. Salgo a la calle con una citación en el bolsillo y la conciencia tranquila: hubiese sido un crimen romperle la cara a aquel infeliz, solo por la bolsa. Que hagan lo que quieran en la Federación.
    En Lavapiés, entro en la churrería de Kid Molledo y me tomo una copa de orujo. Invito al “limpia” y salgo. Empieza a llover.

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    1. No he seguido la discusión; pero está visto que lo que yo he repetido aquí docenas de veces, a saber, que los "argumentos" ad hominem (es decir, no "no estoy de acuerdo con lo que dice, por estas y estas razones" sino "es usted un...") son el recurso de quien no sabe o no quiere razonar, y sólo descalifican a quien los emplea, es cosa que no entra en ciertas cabezas. Lástima.
      De esas cabezas, precisamente, es sin duda de lo que se acuerda Goya cuando pinta su "duelo a garrotazos". Y son ellas las que hacen difícil y agria la convivencia.
      No, mire, señor don Blas, o como prefiera llamarse: ya dijo Machado que "no pueden las ideas brotar de los puños". No dudo de que los suyos, los puños, siquiera dialécticos, sean grandes, hermosos y tan brutos como su propietario; pero aquí se trata, o debiera tratarse, de otra cosa.

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  14. BOXEADOR EN EL ATENEO

    Te equivocas, Pepe: solo me descalificaron una vez, en el Price., por pegar duro debajo del elástico a un paquete húngaro, de nombre Karoly o algo así. El cabrón me buscaba la ceja abierta y me cegué de rabia y le solmené un directo en la bragueta que lo tumbó en la lona , y el arbitro que fue derecho a por mí y que me dijo que estaba descalificado y tal. Las demás reyertas fueron en la calle y hubo calabozo pero no descalificación que me jodiera el palmarés.
    Y la cabeza..., ¿qué quieres, majo? Veinte años de fajador y el frontal que lo tengo machacao. Me hicieron un encefalodrama o como se llame y que lo dejara: seguí todavía cuatro años, que en casa éramos cuatro bocas y, la verdad, no sabía hacer otra cosa.
    Ahora, cuando en el Ateneo de M. les cuento a los colegas cosas de aquella vida airada que tuve hasta la cuarentena..., me miran con incredulidad y dicen que son macanas de las mías. Les enseño los nudillos de las manos y algo de coliflor de las orejas y ya flaquean, ya... Pero, la verdad es que nunca di en la báscula de semipesado siquiera; superwelter casi siempre y a lo último llegué a medio abundante. Pero pegarme con un pluma ni por pienso. Y no iba a empezar ahora, en este Café de gente tan fina.
    Saludos, campeón.

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