domingo, 26 de febrero de 2017

Sin trampa ni cartón: Contar destellos



ábado, 18 de febrero
QUÉ BIEN ME CONOZCO

––La vanidad creo que he aprendido a gestionarla bastante bien. En primer lugar, no la disimulo, nada de falsa modestia; más bien la exagero un poco, que es una manera de tomarla a broma para que moleste menos. Y solo me preocupa la posteridad. Me importa que se me siga leyendo dentro de cien o doscientos años. Los premios, los honores, los reconocimientos para quienes sospechan que, como no se esfuercen en la promoción, nadie se va a ocupar de ellos. Yo confío en el lector del futuro, ese que no tendrá en cuenta lo que se recomienda en Babelia.
            ––¿Y de verdad crees que, si ahora nadie se ocupa de ti, alguien se va a ocupar después?
            ––Lo bueno de dejar las recompensas para después es que, si me equivoco, no me voy a enterar. Así puedo ser vanidoso, completamente vanidoso, sin molestar y sin preocuparme de si alguien comparte o no la buena opinión que tengo de mí mismo.
            Me vienen bien estas sesiones semanales de psicoanálisis. Y lo mejor es que no tengo que abonar honorarios. Yo mismo soy el paciente y el analista: juego a desdoblarme, un juego que se me da bastante bien. “¿A qué se debe que no pueda estar en casa, no ya una mañana o una tarde enteras, sino ni siquiera más de dos horas?”, me pregunté una vez. Y en seguida obtuve la respuesta: “Quizá a la experiencia de haber pasado siete días con sus siete noches incomunicado en una celda de la que solo salías para sesiones de interrogatorio no demasiado amables”. Sonrío. Qué bien me conozco.


Domingo, 19 de febrero
UN OVNI EN ELCA

No creo, por supuesto, ni en el horóscopo ni en los extraterrestres, pero el primero lo leo siempre en el periódico y los programas televisivos sobre objetos volantes no identificados y seres de otros mundos son los que más me divierten y más me ayudan a desconectar y a conciliar el sueño.
            Por la antología consultada de Francisco Brines que acaba de publicar Renacimiento, me entero de que también el poeta valenciano fue testigo de la aparición de un Ovni. Lo cuenta Alejandro Duque Amusco en el prólogo. Ocurrió en Elca, durante un verano especialmente caluroso. Desde el jardín de su casa, vio una esfera negra suspendida en el aire. Se mantuvo allí largo tiempo y él se quedó mirándola con ojos fijos. Desapareció de pronto, como si se deshiciera en el aire. Lo atribuyó a una alucinación provocada por el calor. Tiempo después le dedicó uno de sus mejores poemas "Esplendor negro": "Solo una vez pudiste conocer aquel Esplendor negro, / e intermitente recuerdas la experiencia con vaguedad, / aproximaciones difusas, inminencias, / y así desde tu juventud arrastras frío, / un invisible manto de ceniza escarlata".
            No existen los Ovnis, pero los testigos de los avistamientos se cuentan por millares. Tampoco existe ninguna divinidad, pero hay constancia documental de docenas y docenas de milagros.


Lunes, 20 de febrero
ÁNGEL GONZÁLEZ INÉDITO

En un número de Cuadernos de Ruedo Ibérico que me pasa el librero de La Noceda, encuentro dos poemas de Ángel González no recogidos en Palabra sobre palabra. ¿Dos poemas? Resulta excesivo llamarlas así. Mejor, dos ocurrencias de las que, con muy buen criterio, se arrepintió después. No pasará mucho tiempo sin que algún erudito las añada a su poesía completa. Una edición "crítica" o "científica", por supuesto, que es a menudo la peor de las posibles. A veces pienso que la primera condición para dedicarse al estudio de la literatura es carecer de competencia literaria, no distinguir entre el poema y el borrador del poema, entre una enumeración caótica y la lista de la compra. Juan Ramón Jiménez sabe mucho de ello. Culpa suya por no ser capaz de romper papel.
            Pero los poemas ya publicados no hay manera de hacerlos desaparecer. A Ángel González seguro que le avergonzaría que yo copiara aquí su "Parquímetro" y su "Gene rarísimo". No lo haré. Ya se ocupará de hacerlo algún teórico de la poesía postmoderna. Quizá Vicente Luis Mora, primer laureado de la cátedra que lleva el nombre del poeta.


Martes, 21 de febrero
CONFIDENCIAS

¿No has sentido nunca la sensación de que, al entrar en casa, alguien acaba de abandonarla? Alguien que tiene buen cuidado de dejarlo todo como tú lo dejaste, sin mover un libro ni un papel de sitio. A mí me ocurre con frecuencia, y ha llegado a obsesionarme. A veces pongo trampas, como en las malas novelas de detectives que leíamos en la adolescencia. Ya sabes: un cabello sujeto a la puerta, una fina capa de arena o de harina para detectar pisadas. La verdad es que nunca quedó marcada ninguna huella ni se rompió el pelo o el hilo que puse alguna vez. Pero yo seguía teniendo esa curiosa sensación, sin prueba alguna, y llegué a pensar, como tú pensarás ahora, que era una paranoia mía.  Una noche, al levantarme para ir al baño, me di cuenta de que la luz de la cocina estaba encendida. Al ir a apagarla, me asusté. Había creído oír unas frases susurradas. Allí había alguien. Quedé un momento inmóvil. No sabía qué hacer. Los susurros cesaron. Quizá había oído mal: un grifo mal cerrado, una conversación en el piso del vecino. En la cocina, como era de esperar, no había nadie. Apagué la luz, volví a la cama, pero ya no pude dormirme. Pasaron unos cuantos días, no muchos, y ayer, cuando estaba escribiendo en mi rincón de Los Prados, una pareja sonriente, bien parecidos los dos, de poco más de treinta años, se acercó hasta mí sorteando las mesas vacías. No me extrañó. A veces se acerca a saludarme gente que no conozco, pero que ha leído algo mío, o que me presentaron alguna vez y cuyo rostro he olvidado (soy mal fisonomista). Aquellos dos desconocidos no me dijeron su nombre, daban por supuesto que yo sabía quiénes eran, y en seguida comenzaron a hablar de la película que iban a ver, Moonlight. Yo les dije que me había gustado mucho. Charlamos de cosas intrascendentes y de pronto, cuando ya se despedían, ella dijo: “Vaya susto la otra noche, ¿no? Perdone, tendremos más cuidado”. Y yo, de inmediato: “¿Erais vosotros los que estabais en mi cocina? ¿Cómo entrasteis?”. Ella sonrió, soltó la mano de su acompañante, volvió hasta mí, tropezando con alguna mesa (están demasiado juntas, como una barrera protectora en torno mío), me dio un beso sin decirme nada y luego se alejó de nuevo. No sé cómo ponerme en contacto con ellos, debería haberles pedido el teléfono. ¿Tú crees que eran los visitantes? Qué absurdo, ¿no? Pero estoy pensando en cambiar de casa, aunque sospecho que no valdría de nada. Sean quienes sean, seguro que se van a mudar conmigo.


Miércoles, 22 de febrero
OSCURIDADES Y DESTELLOS

Qué mal titulan algunos poetas: Brines, Entre dos nadas, su última antología; Aitor Francos, Filatelia, una colección de haikus. Mejor, Entre dos oscuridades (“Entre dos oscuridades, un relámpago” escribió Aleixandre) y Contar destellos, el verso que concluye uno de los haikus. Contar destellos: lo que yo hago cuando escribo. O lo que intento hacer.


Jueves, 23 de febrero
TODAVÍA

––Martín, Martín, ¿tampoco vas a hablar de política ahora que al cuñado de tu jefe, tras condenarle a seis y tres meses de cárcel, le dejan en la calle, con la única condición de que avíse, si quiere cambiar de casa, y que si quiere irse de vacaciones que, por favor, no salga de la Unión Europea?
            ––Tampoco.
            ––¿Y no tienes nada que decir cuando primero amenazan y luego le cambian de su puesto al fiscal de Murcia porque se ha atrevido a pedir que investiguen al presunto corrupto que preside la Comunidad?
            ––No.
            ––Se veía venir. Te has convertido al borbonismo y su turno de partidos. Que cada vez se van a turnar menos. Tendremos lo que tenemos para toda la eternidad, con los socialistas con la soga al cuello de unas elecciones que manden a casa a esos diputados que no representan a nadie desde que traicionaron a sus electores, y con Pablo Iglesias, siempre tan ocurrente, como bufón mayor del reino.
            ––De momento callo y me dedico a mis cosas. Quizá a partir de junio...
            ––¿No me irás a decir que todavía crees en Pedro Sánchez? Menudo iluso.


Viernes, 24 de febrero
BERLÍN-GINEBRA

Los viajes en el tiempo son mis favoritos. Voy a Moscú, al Moscú de Stalin, pero antes me detengo unos días en el Berlín de Hitler, recién llegado al poder. Mi guía es un simpatizante anarquista que contribuyó a la caída de Azaña con sus artículos sobre Casas Viejas y que ahora se encuentra cada vez más cerca de los comunistas. Con todos los gastos pagados, como tantos otros intelectuales, va a Rusia para dejar constancia de que el paraíso está a punto de ser realidad. Antes nos detenemos en Berlín, ya dije. A Ramón J. Sender no le alarma demasiado la figura de Hitler, un advenedizo, un don nadie: "Hitler carece de contornos, de arista hirientes. Su personalidad es no tener ninguna. En el caso de un atentado, el nacionalismo perdería no a su jefe, sino a un individuo de la organización. Esta no se resentiría en lo más mínimo".
            ¿Él antisemitismo? Cosas de los primeros días, ya está remitiendo. Además no se puede decir que los judíos no lo provocaran. Con Sender subo al tren en Berlín: "Los viajeros son, en su mayoría, judíos. Hablan entre sí a voces, con grandes gestos. En seguida se hacen los amos del tren. Si quieren avanzar por el pasillo, meten una maleta contra un costado a los que están delante, nos pisan sin disculparse, escupen y discuten con los empleados. Se explica el odio del germano, hombre inmóvil, exagerado en la corrección, frío y formalista".
            ¿Seré yo tan perspicaz al hablar de mi tiempo como Sender al hablar del suyo? Esa es una de las razones por las que de momento prefiero no ocuparme de política. Ni de ese personaje al que nos quieren presentar como la oveja negra de la familia cuando solo es el chivo expiatorio (un dócil chivo al que le han garantizado que no irá a la cárcel y podrá recoger la recompensa muy cerca de su casa ginebrina).






77 comentarios:

  1. Esa pareja de jóvenes de la que temes no librarte, recuerda al sarcástico duende del conocido cuento asturiano. Ese que se subía, tenaz, al propio carro de la familia que se mudaba para huir de él.

    Aunque quizá esos “visitantes” que atraviesan paredes alegremente y desordenan todo viajan en ovni, quién sabe…

    El parquímetro sí se puede leer en la foto, en el blog (no en edición impresa). Aunque eso ya lo sabes, y tampoco creo que a Ángel González le importase mucho (incluso impreso, pienso yo). Su mordacidad de “trasgu” sí que derribaba cualquier muro, ajeno o propio.

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  2. "Entre dos nadas" me parece muy superior a "Entre dos oscuridades" El primer título es más rotundo, más fiel, más metafísico...y más breve. Lo que hay antes y después de toda vida: dos nadas, no dos oscuridades.

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  3. A mí el del parquímetro me ha gustado, aunque para entenderlo quizás hay que saber lo que es buscar aparcamiento en una ciudad como Madrid. En cuanto al título de Brines, ten en cuenta que en tu propuesta se pierde la picante polisemia.

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  4. "Entre dos nadas" es un título estúpido, dogmático, anti-poético, porque afirma contundentemente algo que está por ver. Es un título tan estúpido como lo sería, para un poemario, "Dios no existe" o "La vida no tiene sentido". Un poeta para el que la existencia no es un misterio, un poeta que SABE, puede ser un excelente versificador pero nunca será un gran poeta. Decía el gran Lucian Blaga, uno de los mejores poetas del siglo XX, que "una poesía que carezca totalmente de elementos metafísicos y místicos es imposible". Y tenía razón. Imagina uno mal a Holderlin, Baudelaire, Emily Dickinson, Rilke, Yeats o Saint-John Perse, entre muchos otros grandes poetas, titulando una antología de sus poemas "Entre dos nadas".

    Yo, en cualquier caso, que compro muchos (demasiados) libros, no compraría nunca un poemario titulado "Entre dos nadas". Ni siquiera lo abriría, pensando que se trata del típico ateo adolescente, tan sectario como inmaduro, que va por la vida de rebelde sartriano.

    Y esto lo escribe alguien para quien Brines es, con Claudio Rodríguez, el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo pasado.

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    1. Mejor entonces "Entre dos oscuridades", ¿no? Lo que hay antes y lo que hay después está en lo oscuro. La sugerencia me parece mayor.

      JLGM

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    2. Mucho mejor, por supuesto. "Entre dos oscuridades" conserva el sentido del misterio, esencial en poesía.

      ("Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas". F.G.Lorca).

      E infinitamente mejor "Contar destellos" que "Filatelia".

      (Lástima que no dirija usted la editorial de Abelardo Linares...).

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    3. Me parece que su discrepancia incurre en una descalificación excesiva, rayana en la pontificac ion del título, facultad que debe respetarse a quien lo ha considerado conveniente, como autor de la obra.
      Yo no Pontificia, pero desde mi condición de humilde Arcipreste le recuerdo que desde la aparición del impresionismo, no solo en la pintura, sino en la música y en la literatura, los creadores se regodearon bautizando a sus criaturas con nombres que, en buen a lógica, fueran igual de originales. Abundó el oxímoron y Cortazar nos impuso una alambrada lectura, mientras los dodecafonicos componían sin respeto al pasado.
      Ni ellos ni los títulos de sus obras fueron en general estúpidos.

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    4. Alambicada, no alambrada. Maldito móvii, tanto en la nada como en la oscuridad.

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  5. ¿Y por qué no “Entre dos sombras”?, es más breve.

    Creo que lo de “Entre dos nadas” (que sí suena un poco a eso mismo: a nada, por eso no me gusta) subraya adrede una evidencia física, como reto propio del autor para entrecomillarla luego con la metafísica del verso. Es como cuando Manrique dijo que nuestras vidas se pierden irremediablemente en el sumidero del mar. En vez de decir que se “evaporan”, por ejemplo, como un cambio de estado. Aunque luego, en los demás versos, sí que habla de la trascendente vida de la fama y de la "eterna" incluso (“ahí es nada”)

    En todo caso, un título es algo secundario siempre, salvo para hacer la cirugía a alguien (y no hablo de medicina únicamente)

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  6. Miguel el Entrerriano27 de febrero de 2017, 15:26

    Seré muy infantil, qué importa, pero a mí me ha resultado gracioso y ocurrente el salto "Generalísimo" --> "Generarísimo". Aunque entiendo que no se le puede llamar poema.

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    1. ¡Y yo que no había caído en ese juego de palabras!
      Gracias, Miguel.

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    2. Miguel el Entrerriano27 de febrero de 2017, 19:13

      Tampoco yo caí a la primera, pero eso de "solamente se momifica" me abrió los ojos. Por lo tanto, el juego es doble:
      Gene-ralísimo --> Gene-rarísimo
      Se modifica --> Se momifica.

      Anduvo fino el poeta jugando con el lenguaje.

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    3. Es lo que tenía la censura, que hacía aguzar el ingenio para poder burlarla.

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  7. "No existen los Ovnis, pero..." hay países que han reconocido oficialmente su existencia, como Finlandia, Perú, Chile o Rusia, entre otros.

    Los Estados Unidos han publicado (obligados) viejos papeles del FBI que hablan de ellos sin tapujos (se pueden descargar en formato pdf).

    En Francia un grupo de militares de alto grado presidido por un general del ejército del Aire hizo el "Rapport Cometa" destinado al Presidente de la República y al Primer Ministro, en el que se dice que el asunto es muy serio y concierne la seguridad nacional. En él se confiesa que no se conoce el origen del fenómeno y se recomienda decir poco a poco la verdad a la gente para que no haya un choque psicológico en caso de invasión repentina.

    Y sobre todo, y para mí la mejor prueba: muchos gobiernos han confesado (entre ellos el de los Estados Unidos) que guardan información "top secret" sobre el tema. Si los ovnis no existieran, si fueran un cuento chino, ¿para qué tanto secreto?
    ¿Por qué son los militares y los servicios secretos los que se ocupan de "la inexistencia" de un fenómeno que existe desde hace miles de años y que millones de personas han visto por todas partes?

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    1. Hombre, Paseante, existen objetos volantes no identificados. Que sean naves de otro planeta, esa es otra cuestión. Muy tímidos deben de ser los extraterrestres que llevan siglos asomando la nariz y sin dejarse ver. Me fascina que haya gente, adulta y racional, que crea que los servicios secretos nos ocultan que hay seres de otros planetas que vienen por aquí de excursión para que no nos asustemos.

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    2. Pues es el caso, JLGM. Y hay miles de pruebas de ello, por muy inverosímil que parezca a alguien poco informado.

      Hay investigadores del tema que han escrito a la NSA americana para pedirle las informaciones "top secret" que guarda y la NSA no ha negado que las tenga, ha respondido simplemente que por razones de seguridad no pueden publicarlas.

      Y la NSA no son los únicos servicios secretos que confiesan tener información sobre el tema que no pueden sacar a la luz, los ingleses, los franceses y los rusos, entre otros, también lo admiten.

      A mí lo que siempre me ha fascinado es que haya gente, adulta, racional e inteligente, que no pueda admitir evidencias que contradigan sus creencias religiosas, filosóficas o políticas.

      La fe en la inexistencia de Dios, por ejemplo, siempre me ha fascinado - y no lo digo irónicamente.

      La Historia está llena de gente lúcida que simplemente por haber admitido evidencias tuvo que luchar contra los dogmatismos oficiales, antes en nombre de la religión, hoy en nombre de la "ciencia" (Galileo, Pasteur, Semmelweis, Georges Lemaître, Jacques Benveniste, etc, etc, etc).

      El problema de los escépticos sistemáticos es que, como decía Lenin, los hechos son testarudos.

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    3. Algo informado estoy, Paseante. He visto docenas y docenas de programas televisivos sobre el tema. Se encuentran entre mis favoritos.
      Evidencias de las apariciones marianas las hay por cientos (tantas o más que los ovnis) y de milagros, no te digo nada. Todos los santos de cualquier religión han hecho milagros, los hacen todavía.
      Y de fenómenos paranormales, ¿cuántas evidencias hay? Todas las que uno quiera, para regocijo del director de Cuarto Milenio.
      Las evidencias de los ovnis son del mismo tipo, no las voy a discutir. Más raro se me hacen que los servicios secretos se dediquen a ocultarlas, como si fueran las andanzas de algún trapacero jefe de Estado con la Bárbara Rey de turno.

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    4. Absolutamente de acuerdo, José Luis. Digamos que estamos necesitados de creer en cualquier cosa que suponga esperanza. Yo, por ejemplo, creo en Dios como unas indispensables muletas para atravesar la Estigia. Cuestión de fragilidad anímica, debe ser.

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    5. El verdadero “milagro” es que sobrevivamos con nuestra razón humana, tan útil pero tan limitada.

      Seguimos sin resolver siquiera el primitivo conflicto racionalismo vs empirismo (en esta charla se está viendo), aunque en teoría se ha impuesto ya el primero.

      Para mí que el “trasgu” (el genio maligno) de Descartes anda suelto todavía, desordenando habitaciones. En este caso, en nuestra cabeza.

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  8. Me temo que hay una confabulación contra Abelardo L.

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    1. Hombre, Benito, yo creo que confabulación es mucho decir. No hay conexiones ni vías para tanto en un simple foro de casi desconocidos.

      Seguramente lo que hay no pasa de una simple coincidencia y confluencia de antipatías, tal vez a causa de ciertas defensas a ultranza hechas aquí por el señor Linares.

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  9. ¡Hola a todos!

    Lo de que "los millonarios nunca se bañan dos veces en el mismo traje de baño" es un idea de bombero, no es una idea de poeta, ni siquiera de poeta español.

    Es no saber nada ni de millonarios, ni de trajes de baño, ni tampoco... de poesia.

    No le encuentro una explicación lógica al asunto, la verdad.

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  10. Contando destellos pasé yo buena parte de mi adolescencia, sobre todo los que emitía el vecino Anselmo, con cuya conducta modélica comparaban la mía y me mortificaban. Cómo refulgía el serio, el sacrificado, el ejemplar Anselmo, siempre ajeno a timbas y amoríos. "Aprende de Anselmo" y "toma ejemplo" eran ingredientes envenenados que sazonaban mis comidas y mis cenas.

    Mi padre, un católico autoritario obsesionado por el pecado, tenía como descalificativo favorito "pervertido". Quizás "-vertido" le remitía a "verter" y a los flúidos orgánicos, lo que espoleaba su morbo. Cada vez que yo volvía algo desarreglado (o él lo creía) de la cita con una chica, su comentario invariable era: "Tenlo presente, muchacho. Lo que haga contigo lo hace con todos".

    Pasó el tiempo y cuando Anselmo casi tocaba su flamante título en Leyes, se supo que ni siquiera él estaba a salvo de la caída, y no fue del mejor modo, sino que corrió el rumor de que Anselmo no tenía novia, sino novio. Algo se quebró en el cerebro de mi padre. Hubo una conmoción, un interdicto. El nombre de Anselmo fue desterrado y sepultado en el silencio. Terminaron para siempre las crueles comparaciones. Gays y gayas de todo el ancho mundo, contáis con mi agradecimiento.

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  11. Ramón J. Sender... Recuerdo la cara que se les puso a los redactores de "Triunfo" y a lo asistentes a la conferencia de este intelectual del exilio venido de los USA, cuando elogiaba sin pudor el sistema norteamericano (dicen que, al saberlo, Líster echaba mano a la canana), el mismo que había sostenido al dictador que -presuntamente- le había obligado a él a estar ausente de la patria por largos años. Puede que la sombra de McCarthy planeara aún sobre su ánimo y sobre su vocabulario. De modo que encuentro coherente aquel desplante con lo que, muchos años antes, había escrito sobre los judíos intratables que atoraban los pasillos de los ferrocarriles europeos. Y es que solemos confundir categorías: un escritor puede ser un incompetente para todo lo que no tenga que ver con el ejercicio de las letras. Aquí son legión los que opinan -impunemente- sobre lo divino y lo humano. Y casi siempre se equivocan.

    Martín, le dices a ese pelmazo que te interrumpe en Mc Donald's y que dice que Pablo Iglesias es el bufón oficial del reino (él, que no pisa la moqueta borbonera), que es un imbécil. Te lo agradezco de antemano.

    PS.- Nunca publicarías los fiascos del Ángel..., pero los publicas. Quede constancia del daño hecho.

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    1. Tonterías, F.
      a/ El bufón del reino no divierte al personal en la Zarzuela, sino en el Congreso y en los platós.
      b/ No, no publico los fiascos del poeta, me limito a reproducir una página de una revistas que está en las bibliotecas (y en la historia).

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    2. Esta vez, Martín, haces de ventrílocuo: parece que hablas con la barriga. Un desastre. Y las tonterías son las tuyas: one more time.

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    3. Las tonterías son siempre las de los demás, F.

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    4. Es cierto: esa mano, cabezón.

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  12. Bueno, lo único cierto es que existen personas que DICEN que han visto aparecérseles la Virgen de la Arrixaca o la Virgen de Garabandal. O esos viajantes que una noche de verano se paran a mear contra una encina y ven cómo un objeto esférico (siempre la forma redondeada) se eleva silenciosa y lentamente del barbecho para, súbitamente, lanzarse como una centella hacia las profundidades del cielo estrellado. Es un clásico y se nota la influencia la iconografía hollywoodiense.
    Hace años, un tal Jiménez del Oso -al parecer psiquiatra y seguro periodista desinhibido- nos obsequiaba desde la tele con unos programas sobre parapsicología y el fenómeno OVNI. Adoptaba aquel actor (no me consta que fuese otra cosa) una pose pausada, con voz grave y bien timbrada, mientras daba chupadas a una cachimba de la que nunca vi que saliera humo. Y le tengo visto dar pábulo a las supercherías más descabelladas; eso sí, sin perder el aire profesoral y comedido. Luego, te enterabas de que vivía principalmente de la publicación de revistas del tema, que escribía libros y que editaba documentales al respecto. Y de que en alguna ocasión fue acusado de ofrecer mercancía falsa entre otra fetén. Siempre la pela, detrás de todo este mundillo cherchez la pasta.
    Parece mentira que gente normal no tenga asumido que solo ese llamado "método científico" debe informar cualquier conclusión, especulación o toma de partido.
    Hace unos días publicaba la presa el descubrimiento de un sistema planetario compatible con una vida semejante a la terrestre. Lo malo es que estaba a la friolera de...cuarenta años luz. Casi nada.
    Se puede especular todo lo que se quiera (en esta dictadura que nos han impuesto es de las pocas cosas que uno puede hacer impunemente, además de robar cantidades millonarias), dejarse sugestionar por esa clase de literatura acientífica, que puede resultar entretenida, hasta bella. Pero, acto seguido, habría que relegarla al cajón de lo quimérico, como si se tratara de un cuento de Lewis Carroll.

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  13. Pues yo, de acuerdo en la mitad.

    Jiménez del Oso sí era psiquiatra de verdad, alumno del célebre López Ibor. Donde hay más ambigüedad (religiones y metafísicas varias) también reina la mitología, eso sí es cierto.

    Pero ojo con Lewis Carroll, su introspección (sin salir de la ficción, claro) es más que mera “fantasía”, tiene muchos niveles de lectura (científicos incluso, Carroll era matemático). Cuando Alicia sale de la madriguera, Carroll deja claro que “todo fue un sueño”… más bien por autocensura. Era aspirante a párroco en una comunidad tradicionalista, y debía tener cuidado con ciertos deslices de la imaginación herética.

    En la historia del Mago de Oz, Frank Baum sí que deja claro que el reino “mágico” del cuento es auténtico, en el texto. Dorothy “viaja” de verdad allí. Pero irónicamente, en la versión cinematográfica posterior la censura fuerza el guión. Para que Dorothy despierte de un sueño como Alicia, lo que desvirtúa la historia en pro de un forzado final racionalistamente unívoco y opaco. En unos tiempos de crisis y prebélicos donde la urgencia era armarse, sin lugar para especulaciones metafísicas que cuestionasen el statu quo pragmático (no hablaré del nuevo emperador, llamando ahora a la plebe a “volver a ganar guerras”).

    Los sueños, sueños son. Y sobran las supercherías. Pero tampoco podemos obligarnos a “soñar” también la realidad que no entendemos, por racionalista autocensura. Porque eso, además de constreñir la creatividad, empobrece también el conocimiento (y la ciencia incluso, que se nutre de ambas).



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  14. Un saludo cordial, Bonifacio. Tú sabes mucho de ese mundo fabuloso de los cuentos para niños.

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    1. Más que fabuloso, mítico, como la Odisea (con todo lo que la mitología connota para la historia real).

      Te dejo un aforismo propio como respuesta críptica a lo del que “mea en la encina”, inspirado justamente en la literatura infantil. A ver si lo descifras, es sutil (o lo hace alguien).

      «En un paseo rutinario, me encontré con un oxímoron: un milagro escéptico. Se trataba de una común tela de araña, pero con una palabra imposible (aunque realmente) escrita en ella: “Desconfía”»

      Cuando se te vuelva a enredar la capa en mi verja, allí te espero.

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  15. Es muy curioso: las reacciones, cuando se habla de un tema "esotérico" no admitido aún oficialmente de manera unánime, son siempre las
    mismas.

    Yo no he hablado más que de HECHOS comprobables (reconocimiento oficial de ciertos países de la realidad del fenómeno ovni, papeles oficiales del FBI desclasificados que todo el mundo puede leer, "Rapport Cometa" hecho por militares franceses, confesión de la NSA y otros servicios secretos de que guardan información "top secret" sobre el tema) y se me responde saliendo por peteneras: que si hay cientos de apariciones marianas y milagros, que si hay todas las evidencias de fenómenos paranormales que uno quiera, que si necesitamos creer en algo que suponga esperanza, que si lo único cierto (sic) es que existen personas que dice que han visto aparecérseles la Virgen de la Arrixaca o la Virgen de Garabandal, que si hay "viajantes que una noche de verano se paran a mear contra una encina y ven cómo un objeto esférico (siempre la forma redondeada) se eleva silenciosa y lentamente del barbecho", que si Jiménez del Oso "daba chupadas a una cachimba de la que nunca vi que saliera humo", etc, etc, etc.

    Nadie responde a los HECHOS, ni se pregunta qué significan, ni tampoco osa decir que la gente que reconoce oficialmente el fenómeno en ciertos países o que lo investiga en el FBI o en la NSA y otros servicios secretos, o los militares franceses de alto grado que escribieron y mandaron al presidente de la república el "Rapport Cometa", están locos o son imbéciles que no tienen "asumido que solo ese llamado método científico debe informar cualquier conclusión, especulación o toma de partido."

    Hay miles, si no centenas de miles, de PRUEBAS irrefutables de la existencia del fenómeno de los ovnis, basta buscar información sobre el tema para encontrarlas - como había pruebas irrefutables de que la Tierra era redonda, de que no era el centro del universo (cosa que la
    Ciencia Oficial negó durante siglos), o de la existencia de microbios que causaban infecciones y contaminaban a los pacientes (cosa que la Ciencia Oficial del tan científico siglo XIX negó durante décadas), o de "la memoria del agua" cuyo descubrimiento costó el Nóbel a Jacques Benveniste hace menos de 30 años (y que la Ciencia Oficial sigue sin admitir a pesar de que las pruebas sobre su existencia se acumulan).

    Que haya gente que niegue las PRUEBAS utilizando el "método científico" de hablar de la cachimba apagada de alguien que las expone o de la necesidad de esperanza que tiene el ser humano, es algo que a mí me cuesta mucho comprender.

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    1. Es muy curioso. Cuando algún partidario de la tesis de la Tierra Plana (y no me lo invento, existen, incluso hay una sociedad con ese nombre) expone sus "ideas", las reacciones son siempre las mismas. ¿Por qué será? Una conspiración a nivel mundial, no hay duda. Pero la Verdad acabará triunfando (el lema de la Sociedad que decía es "In veritate victoria"). Y usted que lo vea.

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  16. Lo que es la fe, Paseante. En los papeles desclasificados se puede leer de todo. Recogen informes, no siempre comprobados, de diversas personas que cuentan lo que creen haber visto. ¿Qué tendrá que ver que la tierra es redonda o no con que los extraterrestres se paseen por la tierra y todos los gobiernos del mundo se esfuercen en ocultarlo? Eso es paranoia pura, algo solo aceptable para el que cree en esas patrañas. ¿Cómo voy a demostrar yo a quienes creen en las apariciones marianas que se trata de fenómenos psicológicos? Si hay extraterrestres, no tienen más que convocar una rueda de prensa, aparecer en el congreso, en una calle de Nueva York, responder a preguntas (exactamente lo que hacen en las películas y en las novelas, los únicos lugares en que de verdad existen).
    En fin, en cuestiones de fe, allá cada uno. Pero no encontrarás ningún científico que, en un foro científico (no en un documental sobre ovnis, ya jubilado), admita que hay evidencias de la existencia de seres extraterrestres que en naves llamadas platillos volantes visitan o han visitado alguna vez la tierra.
    Pero yo te agradezco que pienses en serio como pienso yo en broma. Así seguirán rodándose esos documentales que a mí me gustan tanto.

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  17. "¿Qué tendrá que ver que la tierra es redonda o no con que los extraterrestres se paseen por la tierra y todos los gobiernos del mundo se esfuercen en ocultarlo? [...] Si hay extraterrestres, no tienen más que convocar una rueda de prensa, aparecer en el congreso, en una calle de Nueva York..."

    Tiene que ver porque ambos fenómenos fueron negados por la Ciencia Oficial de la época, pues ambos chocaban contra los dogmas y los intereses del Poder.

    En frases como ésas es donde se ve que su desconocimiento del tema es grande. Su imagen del fenómeno es la que se tenía en los años 50. Ya en los años 60 el gobierno americano, públicamente, encargó a un grupo de científicos, psiquiatras, etnólogos, sociólogos y filósofos un estudio muy serio sobre el impacto en las sociedades humanas de la revelación de que varias docenas de extraterrestres de diferentes procedencias y con motivaciones distintas (algunas de ellas hostiles) visitaban la Tierra. La conclusión del estudio (que puede leerse en inglés y del que todos los libros serios sobre la historia del fenómeno hablan) es que dicho impacto sería devastador y destruiría las sociedades humanas tal y como las conocemos hoy, a comenzar por las élites y los ejércitos encargados de proteger a los países (de la
    misma manera que incas y mayas desaparecieron con la llegada de los españoles).

    Y eso es algo que los extraterrestres que nos visitan desde hace milenios (como lo cuenta muy claramente la Biblia - sobre todo cuando está bien traducida), y que vienen de civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra, saben mucho mejor que nosotros.

    "Pero no encontrarás ningún científico que, en un foro científico (no en un documental sobre ovnis, ya jubilado), admita que hay evidencias de la existencia de seres extraterrestres que en naves llamadas platillos volantes visitan o han visitado alguna vez la tierra."

    Eso es totalmente falso. El físico, astrofísico y matemático francés Jean-Pierre Petit, uno de los raros científicos de alto vuelo que ha confesado su interés por el fenómeno ovni y los desafíos que representa para la ciencia humana (sobre todo su modo de propulsión), cuenta en alguno de sus libros que en los congresos de física y astrofísica, en los pasillos y en los cafés, en pequeños grupos, se habla mucho de ese tema (de la misma manera que los pilotos de aviación conocen todos muy bien el fenómeno - por cierto, ¿por qué será que todas las grandes compañías aéreas enseñan a sus pilotos lo que deben hacer en caso de avistamiento de un ovni? ¿Porque no existen o porque muchos pilotos de línea se han topado ya con ellos? Como la de los controladores aéreos, la de piloto es una profesión en la que nadie se ríe del fenómeno ovni).

    Pero hay muchos otros grandes científicos muy interesados por el tema, como por ejemplo J. Allen Hynek, Jacques Vallée, John Edward Mack o Claude Poher (astrofísico e ingeniero del "Centro nacional de estudios espaciales" - la NASA francesa - y creador del GEPAN, organismo oficial dedicado al estudio del tema y que ha probado que varios casos de aterrizajes de ovnis en Francia fueron reales).

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    1. A ver cuándo tomamos un café, Paseante. Me gusta conocer a la gente que cree en ciertas cosas. Yo creí que ya no quedaban, que los supuestos expertos de los documentales lo hacían como un modo de ganarse la vida. Pero me extraña que alguien pueda pensar que los incas o los mayas podían haber ocultado la llegada de los españoles y entonces su imperio se habría mantenido. ¿De verdad cree que una cosa así, la llegada de seres de otros planetas (y desde hace siglos) se puede ocultar? La catástrofe, caso de que eso supusiera una catástrofe (como llegada de los españoles a América) estaría en lo que hacen al llegar, no en que se sepa o no. ¡Pues no sería divertido que Jorge Javier Vázquez entrevistara a un aliens en Sálvame! Máxima audiencia garantizada.

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    2. La mayoría de la población planetaria (por estadística) tiene irracionales creencias religiosas. Son pocos los instruidos y sensatos (si es que ambas cosas son lo mismo...). Un contacto abierto sería una bomba fanática, sin duda.

      Por cierto, un tal Stephen Hawking (que no es precisamente del “sálvame”) usó justo ese ejemplo: que un contacto directo tendría el mismo efecto destructivo en la raza humana que el que tuvieron los españoles en los indígenas. Claro, que él es británico, y olvida que los ingleses sí hicieron un exterminio total (los españoles no tanto).

      En todo caso, como dije, como mucho nos tirarían cacahuetes. No me menosprecio como humano, pero ni nosotros ni nuestro limitado entendimiento dan para gloriarse demasiado. Y desde luego, no para reírse.




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  18. Una lanza a favor de Paseante, cuyo error dialéctico es ignorar que el rabo no hace al toro. Lo desclasificado es mal ejemplo. Aunque sí acierta en la intención.

    Abriendo mucho la mente (con credulidad) se nos puede desparramar el cerebro, que es lo peor. Pero cerrándola demasiado, corremos el riesgo de que se nos pose un ovni en la cabeza (nadie dijo que no puedan ser minúsculos. Imaginación, señores…)

    Bromas relativas aparte (por relatividad física, y porque lo dije medio en serio) la paradójica trampa del racionalismo imperante (como el de Martín y F.) es que se basa en la verdad, y no en otra cosa. Y eso es demasiada trampa, es lógico caer. Es decir: sabe bien que la credulidad es lo peor. Pero eso le lleva al error contrario (aunque no tan grave) de reducir a falsedad alegremente (y hasta con burla, eso le delata un poco) lo que se escapa a su experiencia directa.

    La ciencia (imprescindible sin duda, pero idolatrada hoy día en su positivismo irónicamente por los que no son científicos –los que sí lo son pelean con ella a diario, y no la idealizan tanto-) tiene la última palabra con su método, pero nunca el verso entero. Y además, ni quita ni pone rey. Simplemente, es intrínsecamente falsable, y se acomoda. Es herramienta (irrenunciable) primero, y registro de la evidencia finalmente.

    ¿Ruedas de prensa, dejarse ver? Si existiese una (hipotética) raza superior a la humana (cosa no muy difícil, no hay más que ver al nuevo “líder planetario” agitando en el aire el hueso bélico zafiamente, como el homínido de Kubrick en la célebre película 2001), y yo perteneciese a ella, no me subiría a la altura de un árbol a despiojarme con los monos. Como mucho, les echaría cacahuetes entre los barrotes (creo que se entiende).

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  19. El Paseante se pasa un tanto cuando habla de "pruebas irrefutables"... ¿Nos podría él aportar alguna? Como siempre, habla de avistamientos, supuestos informes secretos (?) guardados en criptas y cámaras acorazadas de servicios no menos secretos. Pero pruebas fehacientes, ni por el forro.
    Porque una cosa es creer que existan ovnis (en realidad meros objetos no identificados, que pueden ser cualquier cosa que el avistador no reconozca ni pueda asociar con cosa conocida..., y ahí entran en consideración los conocimientos de cada cual), circunscribiéndolos al mundo físico en el que vivimos, y otra muy distinta dar pábulo a creencias desatinadas, incompatibles con la Física, la Biología y con el conocimiento que tenemos del mundo (y alrededores). No me escandaliza que estas creencias se hayan extendido en parte de la población (el fenómeno religioso, la fe en lo no demostrable vienen a ser lo mismo), pero sí que quienes así creen sean refractarios a los argumentos en contrario, inspirados en el "método".
    Si un labrador del Alentejo viese sobre su cabeza un artilugio de reducidas dimensiones que hiciera pasadas sobre su finca, no sabrá que tiene encima un dron, sino que dirá que le parece que le está vigilando un ovni. Si fuese un pragmático de secano, del modelo Saramago, supondría que los malditos españoles andaban enredando; si fuese habitual de "Canal Historia", pensaría que unos hombrecillos verdes bien pudieran estar dentro del ingenio. Si se diese el caso de haber leído algún libro de Jiménez del Oso (Edições A Bola, Póvoa de Barzim), quedaría convencidísimo de que los extraterrestres estaban al caer.
    Y es que lo que no puede ser no puede ser: además es imposible.
    Recuerdo una anécdota que se contaba referida al naturalista francés del XVIII Georges Louis Leclerc, conde de Buffon. Este gran hombre de ciencia se preciaba de conocer las características de un vertebrado solo por examinar uno de sus huesos. Para gastarle una broma, una tarde en que el eminente profesor se hallaba durmiendo la siesta, algunos alumnos suyos quisieron gastarle una broma. Así que disfrazaron grotescamente a uno de ellos con trapos y piezas de esqueletos animales del gabinete del naturalista, colocándole en los pies unas pezuñas de bovino. Así travestido, llevaron al bromista al pie del catre en donde dormitaba Buffón, quien se despertó con el jolgorio y, mirando con ojo experto a aquella figura amenazadora, les dijo: "Tiene pezuñas, cuernos y rabo...; luego es herbívoro: nada tengo que temer". Y dio media vuelta en el diván y continuó durmiendo.
    Pues esa es la actitud coherente de quien tiene fe berroqueña en la ciencia y no se deja influenciar por teorías descabelladas.
    Si de regreso a casa, a altas horas de la madrugada, se me apareciese en el rellano de la escalera una Virgen envuelta en un resplandor perfumado y bajo los acordes de Ariodante de Händel..., antes que creer en una aparición "mariana", pensaría que me estaban metiendo garrafón cosa mala en la tasca de Prudencio.

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    1. No es lo mismo fe ciega religiosa que especulación laica - más o menos atrevida- sobre la realidad científica (valga el oxímoron) que aún se desconoce. Hacer esa identificación tosca alegremente, acaba siendo irracional por el extremo contrario (creo que el punto de Paseante, es ese).

      Entre “¡Ohhh, ya vi la luz!” (con voz de idiota beato), y “Ostiaaaaa… A ver si me abduce una marciana buenorra y me alegra el cuerpo juas juas”, con la voz aguardentosa y un palillo en la boca (es un decir, la imaginación me pierde. Con la marciana, digo), media un abismo entre dos extremos insensatos. Más absurdo el primero, sin duda. Pero el segundo sí que choca precisamente en personas instruidas, que deberían tener, al menos, una rendija de la mente abierta (no mucho más que eso, para que no se les desparrame la idealizada herramienta).

      "... y además es imposible"

      Ese positivismo a ultranza, es castrador. Prefiero "Como no sabía que era imposible, lo hice", ya puestos. De hecho, así avanza la ciencia en buena parte (aunque no en esencia, tampoco voy a desbarrar yo)

      P.D. Habría que ver a Buffón en los sanfermines...

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    2. Boni, Buffon sabía de la nobleza inofensiva de los toros de lidia cuando pastan o inseminan en paz en las dehesas españolas.
      Tenía el naturalista un amigo anglo-español, de Medina Sidonia por más señas, terrateniente y poseedor de una ganadería de bravo, que le invitaba a su cortijo algunos setiembres por la fiesta de la vendimia. Sabía, pues, aquel prodigioso observador del comportamiento del toro de lidia en libertad, de su mansedumbre y carencia de peligro si la chusma no le persiguiera con palos aguzados, lanzas o se le embrearan las astas con fines tan bárbaros que es ocioso que describa.
      Sepa Boni que jamás hubo gañán, espigadora o mayoral que sestearan a la sombra de una encina, que conste que hayan sido agredidos por uno de estos pacíficos rumiantes. Vaya si Buffón lo sabía: por eso siguió durmiendo.
      Los de los sanfermines, que se jodan.

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    3. Ya sé que no es lo mismo creer en la divinidad que especular con que alienígenas pudieran visitarnos. El ejemplo de la Virgen del Rellano se refería a mi absoluta incredulidad ante presuntos fenómenos que alguno trata de colar aquí como "hechos irrefutables". Y, como en el caso de la Virgen, aunque mis sentidos parecieran indicar lo contrario, antes dudaría de ellos que de mi convicción insobornable. Eso.

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    4. A mi madre le atacó un toro bravo en una dehesa de Ciudad Rodrigo, porque se metió en terreno indebido por despiste, y sin provocar al bicho. Por fortuna, corrió más que él. Eso es testimonio directo, aunque no de un ovni. Ni tampoco fue como lo de Pasífae que usted conoce. Aunque sí me habría gustado ser un Minotuaro. Por aquello de tener un rabo enorme con el que compensar los cuernos cuando crecen.

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    5. Una cosa es moverse, caminar en el dominio de un toro y otra hacer de don Tancredo yacente. Pasífae se estuvo quietecita y el toro la obsequió.

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    6. Entonces, digamos que los toros bravos son "pacíficos rumiantes"... salvo que pises su terreno o te muevas mucho.

      O sea: salvo que les toques las gónadas, como todo el mundo... Pos vale.

      ¿Cómo "sesteas en una encina" como Tancredo sin caminar primero hasta ella moviéndote, por cierto?

      Bueno, supongo que mientras el toro está sesteando él y no vigila. Será cuestión de hacer turnos en eso, como en la mili...

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  20. Aparezco aquí como un "ovni" (léase objeto volador no identificado) y leo distintos comentarios, en particular sobre ovnis, la verdad, la mitología, el racionalismo, en algunos casos " a ultranza", citas de nombres científicos importantes, reconocidos - confieso que no conozco los nombres mebcionados - y recordé algo que me dijeran dos o tres científicos, no de Europa, asombrados, sin respuesta a mi experiencia: Por qué no lo hacia público, no tanto a la prensa sino a personas serias de la cultura, junto con otros científicos de distintas especialidades, directores de cine... A tantos racionalistas y les contara lo que le sucedió a mi persona, absolutamente racionalista, desde 1986 a la fecha.
    Escribo para desahogarme en un espacio serio, y lamento muchísimo no poder contarlo aquí. Por ello, por el suspenso que se puede haber creado con este comentario, o no, quizás provoca risas, quizás digan que descolocada y desubicada esta persona que escribe esto y nos deja en ascuas..
    Disculpas, otra vez. Pero consideren que yo pierdo la oportunidad de verles la cara a los ultra racionalistas, a los incrédulos, como era yo.
    Si es posible, tomen esto como esos relatos de Martín en sus encuentros con fantasmas.
    Hasta siempre
    Ex racionalista a ultranza.

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  21. Demetrio Cárdenas1 de marzo de 2017, 22:16

    Pasan por este blog unos cuantos que ignoran, o que no aplican, aquel encomiable principio filosófico conocido como "navaja de Occam", según el cual conviene no multiplicar arbitrariamente las entidades existentes, o a las que se atribuye existencia. Viene bien recordar a Laplace, a quien Napoleón preguntó qué lugar ocupaba Dios en su monumental tratado de física titulado Mecánica Celeste. Laplace le replicó: "No he tenido necesidad de esa hipótesis".

    Yo no sé por qué al Escritor le preocupa la posteridad, que también es una hipótesis dudosa (y más después de Trump). El Escritor (que escribo con mayúscula por ser, entre los que conozco, el que mejor funde e imbrica vida y obra) seguirá con seguridad siendo leído, pues si no cuenta con promoción ni márketing, y tiene pocos premios, hace algo mejor: merecerlos, como él mismo ha dejado escrito. Y goza del reconocimiento de sus happy few.

    Todo esto, bien entendido, si en la vidriosa posteridad se conserva la capacidad y el gusto de leer, otra hipótesis muy arriesgada.

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    1. Señor Cárdenas,

      Aplicar a Occam en esto conduce a una ironía, pues la "opción más simple" que aconsejaba escoger él, sería justamente pensar que "algo sí que debe haber", ante el aluvión de testimonios no siempre en boca de iluminados o ignorantes (Paseante puso ejemplos).

      Pero justamente aceptar ese aluvión sin pruebas, violaría el método científico (el tema es una excepción a la regla de Occam, que también tiene sus límites)

      Lo de Dios y Napoleón ya lo respondí, la fe es tema aparte y no interviene en esto. Aunque algunos iluminados se fanaticen cuando ven nubes redondas por ejemplo, y digan que es la virgen católica en triciclo.

      Pero el asunto de base es científico, de cualquier modo.

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  22. Con modestia, no me parece inoportuno del todo comunicar a esta noble concurrencia la curiosidad de que soy uno de los finalistas en el Premio Azorín que se fallará mañana jueves. La novela, "Volverás a Ítaca", recoge en su primera parte las añoranzas de muchos Ulises asturianos cuando experimentan el desarraigo fuera de su tierra. Aunque luego gira hacia una trama inesperada, para volver a cerrar el círculo.
    Y nada más, ni se me ocurre pensar en ser premiado. Soy de buen conformar y la satisfacción de haber sido seleccionado me basta.
    Saludos afectuosos al patrón y resto de tripulación.

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    1. Buena suerte José. Y enhorabuena. Ese tema sí da para una (triste) novela. Seguro que es interesante.

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    2. Norabuena, José Cancio; un placer verte amanecer en este encuadre-cielo amarillo-marciano.
      Un saludo afectuoso. Y a venir con más frecuencia a tomar algo a este Café.

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    3. Muchas gracias a Bonifacio Álvarez y F. Para mayor curiosidad les contaré que la semana pasada también fui finalista en el Premio de Cuentos Martín Gaite.
      Un abrazo y mi compromiso a regresar a este café del que solo me han quedado buenos recuerdos.

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  23. Qué gracioso que haya tantas pruebas de la existencia de naves extraterrestres y que no aparezcan por ningún lado (ni las naves ni las pruebas). Ante un tribunal el caso sería sobreseído. Pero algunas aficiones son, supongo, como la religión: pura cuestión de fe.

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    1. Qué gracioso que haya gente que ignorándolo todo sobre un tema se atreva a dogmatizar sobre él.

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    2. Repito aquí lo que digo más abajo. Paseante, decir que José Luis Piquero (uno de los más destacados poetas de ahora mismo, no alguien que hace afirmaciones tapándose la cara para que no sepamos que autoridad tiene) lo ignora todo sobre el tema resulta, cuando menos, aventurado. Hubo un tiempo en que investigó el tema, lo sabía todo, luego acabó desengañándose.

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  24. Entiendo su reacción, JLGM: es mucho más fácil ironizar sobre lo que yo digo que rebatirlo.

    En cuanto al café, vivo a 10.143 kms exactamente de Oviedo.

    Y para cerrar la discusión, me permito la osadía de darle un consejo para su blog: hable más de literatura y menos de los temas en los que usted es mucho menos competente. Lo que afirma usted sobre ciertos temas le quita credibilidad a su indiscutible competencia literaria. O dicho más claramente con un ejemplo: si alguien que conoce el fenómeno de los ovnis mucho mejor que el de la literatura (es decir, la mayoría de los jóvenes) lee las tonterías que usted ha escrito sobre él, va a pensar que lo que afirma sobre libros y escritores es igualmente frívolo y tonto.

    Me atrevo a pensar que la gran mayoría de los lectores de su blog vienen aquí a buscar reflexiones y críticas literarias lúcidas, algo que escasea mucho en nuestros países hispanohablantes. Y le confieso que para mi gusto, alguien que sabe tanto sobre literatura como usted, debería escribir aquí bastante más sobre ella, comentar más lecturas y publicar más poemas y aforismos.

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    1. Paseante, siento que esté tan lejos. Y en lo de tonterías, dejemos que eso lo decidan los lectores. Lo que escribo de libros puede leerlo en otro blog "Crisis de papel". Y José Luis Piquero no es un ignorante del tema: lo sabe todo sobre él (durante un tiempo fue un creyente tan fervoroso como Paseante),

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  25. Hablando de juicios, y con un abrazo para el señor Piquero.

    Lo diré una última vez. El debate surgió de una afirmación categórica discutible del señor Martín (discutible justamente por categórica).

    Los ovnis (sean lo que sean, o aunque no sean nada) pertenecen al campo de la ciencia, no de la fe, equivocar eso lleva a una vía muerta. Aunque algunos iluminados tengan "fe religiosa" en ellos, eso sí, porque al parecer no existen procesiones de Semana Santa en su pueblo y se aburren. No obstante, equivocar fe con ciencia (aunque sea a favor de la segunda) siempre es un error y enturbia el debate. Error fruto de la enquistada inercia posmoderna de hacer leña del árbol del dogma (felizmente) caído.

    Aunque en algunos, más que error es pereza escéptica de oídas (no voy a señalar).

    Afirmar sin aportar pruebas es ridículo. Pero negar rotundamente sin estar seguro, con sonrisita de suficiencia (o carcajada chusca y palillo en la boca, algunos) en vez de suspender el juicio socráticamente (que sería lo verdaderamente sabio en este tema), es un lujo que personas instruidas no deberían permitirse en un tema científico, demostrado o no. Y que honestamente me sorprende en algunos.

    O no tanto, pues es sabido que los “intelectuales” (que también habría que demostrar si existen, por cierto, aunque yo sí los he visto) tales como escritores, filósofos, periodistas… se distanciaron de la ciencia desde Newton (y se nota) cuando les empezó a resultar difícil entenderla. Hay excepciones, claro, no me lapiden…

    Sigue siendo muy sencillo (y gratuito) sentar cátedra con suficiencia provinciana en un café, acerca de lo desopilante que resulta lo que uno no ha experimentado en persona o aprendido de los libros.

    P.D: Les regalo una ocurrencia, en humilde homenaje a Ángel González (que le coló hasta la cocina su ovni disfrazado a todos -yo incluido- menos al Entrerriano)

    "Sólo sé que no sé NASA"

    Si hay algún científico de élite en la sala (o con verdadera información privilegiada) que levante la mano.

    Vaya, no hay ninguno...

    No hay más preguntas, señoría.

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  26. Ex racionalista a ultranza no aclaró que su experiencia no fue con " ovnis". Disculpas, si se pudo entender así. Para mí experiencia, fue no sólo más impactante, también importantísimo desde aquel año hasta el presente. Fundamental. Único. Pero no sólo yo lo vivi; unas cuantas personas más.

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    1. El riesgo de pasar de crédulo a escéptico total en algo, es que el desengaño corta la imaginación por la raíz, y se pierde perspectiva.

      El riesgo de pasar de escéptico a crédulo (como es su caso) es que uno pasa de burlarse de los cuentos de hadas a tragarse a Campanilla de golpe, como si fuera un mosquito. Con lucecita y todo, vamos. Y se queda con la boca abierta absurdamente.

      Yo que usted mantendría la cabeza fría y el corazón caliente, hágame caso. Sea cual sea su experiencia (o lo que usted haya interpretado sobre ella). Simplemente escupa eso (o digiéralo, si puede) y siga con su vida. A fin de cuentas todo está en la naturaleza, lo que entendemos de ella y lo que no.

      Entre mis pocas virtudes, está la de no haber pertenecido nunca a extremos, de ningún tipo y a ninguna edad. Eso me mantiene sensato (aunque falible), al librarme del "efecto péndulo" que lastra la percepción de mucha gente. Sobre todo en estos temas (no hay más que leer en este foro).

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    2. Boni, no comparto eso de que ser un desengañado de la superchería imposible mengüe la imaginación: no en absoluto.
      Un descreído puede dedicar sonetos a Palas Atenea o escribir la Guerra de las Galaxias. La imaginación no tiene nada que ver con eso que tú dices. "Hay otros mundos, pero están en éste. Hay otras vidas, pero están en ti”, decía Paul Éluard. Y es de las cosas más sensatas que he leído.

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  27. No hablo de quien no cree desde el principio (el genuino escéptico). Que es quien más imaginación tiene, de hecho, porque nadie se la inyectó nunca con dogmas. Hablo de los que empiezan creyendo a ciegas (en lo que sea, milagros o política) y luego pasan al otro extremo como un péndulo. Y esos sí que pierden la imaginación, y la perspectiva incluso... Porque primero creen en caballos con un cuerno. Y cuando descubren que no existen, se convencen de que tampoco hay mamíferos que ponen huevos, aunque les enseñes un ornitorrinco. Sobre todo si un libro asegura que los mamíferos no hacen tal cosa, irónicamente sin faltar a la verdad (ese es el riesgo de los libros, que la verdad se atrofia en ellos)

    En cuanto a los "otros mundos", a los desengañados les invitaría a mirar al espacio profundo a través de un telescopio potente. Dejarían de fiarse a ciegas de lo que dice en un papel o en la televisión, ya sea para afirmar o desmentir. Y verían cosas más “inverosímiles” que un ovni, pero que no son un milagro.

    De todos modos lo difícil no es creer en ovnis o unicornios, en realidad. Lo difícil es creer en el ser humano mismo, que ese sí que es un misterio (sobre todo para sí mismo). Por eso los desengañados en la humanidad, se vuelven unos misántropos del carajo.

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  28. Las cosas no funcionan así, ni de lejos. Para empezar, no existe tal cosa como un "genuino escéptico de siempre". Todos empezamos creyendo en los reyes magos y el ratoncito pérez. Más adelante es habitual interesarse por los misterios (sean fantasmas, ovnis o lo que se quiera). Algunos se quedan "cogíos" ahí. Otros siguen leyendo y leyendo y acaban convirtiéndose en escépticos, es decir: personas que no creen la primera tontería que les cuentan sino que se hacen preguntas, presentan dudas y piden pruebas. Existe la idea boborola de que un escéptico es alguien soso y aburrido y desprovisto de imaginación, incapaz de disfrutar de un buen cuento de M. R. James. Algunos grandes escépticos que conozco son fabulosos escritores, por ejemplo, y casi siempre gente muy divertida, porque están acostumbrados a poner los dogmas en solfa. Un escéptico no es alguien de mente cerrada: es un pepito grillo que no comulga con el primer charlatán que se presenta vendiendo humo sino que pide pruebas y hace preguntas y se ríe de los misterios de pacotilla. Sabe que el universo ya contiene misterios fascinantes sin necesidad de buscarlos en un tablero ouija.

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    1. No porque José Luis Piquero y yo seamos uña y carne (como él sabe que lo somos) digo lo que sigue: suscribo la frase con que cierra su escrito de pe a pa; es un argumento que suelo utilizar -casi literalmente- llegado el caso, cuando discuto del tema que nos ocupa con alguien del partido de la quimera.
      Me estoy refiriendo concretamente a los crédulos de la trascendencia, de que existe un dios rector, generalmente el que nos inculcaron desde niños en las absurdas clases de religión (¿necesitaría Dios de intermediarios para hacerse conocer de las las gentes?).
      No me voy a emplear un minuto más en combatir estas ideas irracionales, cada cual que viva en su burbuja de fantasía... Pero lo que jode y hasta irrita es que, desde esa postura descabellada, traten a uno como un disminuido que no sabe gozar del pensamiento noble, elevado, inepto total para
      las virguerías del espíritu. Me decía un pazguato que conozco, melifluo él como cursillista de la Obra: "Qué triste debe de ser ese pasar por la vida creyendo que solo existe el mundo material..., sin darse cuenta de que esa maravilla que es la naturaleza, el universo entero, tienen que ser necesariamente obra de un Creador". Con mi respuesta traté (vano intento, por cierto) de hacerle ver a este buen hombre que delegaba en ese Creador los atributos que son propios de la materia: una rosa es lo que es sin necesidad de una instancia sobrenatural que le disponga los pétalos de aquella forma y color, o que le regale un perfume exquisito. Parafraseando a Piquero, es el propio universo el que es fascinante y toda la belleza del arte y de la poesía proviene de esa misteriosa capacidad que posee de ordenarse en infinitas combinaciones: desde un roble hasta un soneto de Garcilaso, desde una cobra a Felipe González.

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    2. Cierto todo, F. Y lo del universo lo dije yo antes también (y tampoco creo en dios alguno): mirar cosas increíbles a través de un telescopio en el espacio profundo, las cuales no son ningún milagro.

      Aunque eso sí, yo ni cierro ni abro los dos ojos. Sólo uno. Así ni voy a tientas con el desengaño ni me deslumbro con la credulidad tampoco.

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  29. Ex racionalista a ultranza les cuenta que los años jóvenes, los estudios científicos,fortalecían un pensamiento de " ver para creer".
    Y como la vida seguía por esos carriles, pero no en desmedro de la imaginación que la tenía - y creo que la tengo bastante desarrollada - ningún acontecimiento fuera de lo que uno llamaría " normal" modificó una creencia de algunos años.
    Cuando aquello sucedió pensé que era un aprendizaje más, como tantos. Se aprende y se incorpora experiencia hasta el último día de vida, si las neuronas están de acuerdo.
    Ahora tomo aquella vivencia como un acontecimiento extraordinario - fuera de lo ordinario, quiero decir - y no debería haberla contado en aquel entonces a nadie, a ningún profesional; supongo que me llevó a eso la emoción, la adrenalina, el asombro. Los que la vivieron como yo, no sé si viven, dónde están... Lo más probable es que hayan mantenido el silencio.
    Lo único que puedo agregar es que no hay que dudar del todo : ningún extremo es bueno. En nada.
    Contarlo modificaría muchas cosas que no quiero modificar y podría faltarme la tranquilidad que tengo hoy.
    Qué sea un cuento de final abierto, o esos de las extrañas apariciones de los relatos de Martín.
    Faltan otros personajes, pero como la imaginación abunda por aquí, pueden crearlos ustedes.

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  30. Para escéptico yo, pero de los firmes. Los que piensan que sin evidencia real, todo lo polémico es incierto (hasta para negarlo, también).Yo ni me quedé cogido ni me acerqué nunca al cepo siquiera (ese es el matiz). Y menos basándome sólo en libros.

    Sí estimado Piquero. Funciona exactamente así.

    El verdadero escéptico nato (que sí existe) no se “desengaña” tras haber investigado seriamente “lejos de la charlatanería”, eso se da por hecho. Simplemente porque sabe cómo investigar bien, si es que no tiene ya las pruebas en principio (porque pertenece ya al contexto correcto) y entonces no necesita hacer eso siquiera. De hecho, los que de verdad saben de algo importante, suelen pertenecer al segundo grupo (aunque no todos).

    El “desengañado” en un tema es porque primero se engañó, y punto (y no todo escéptico hace eso). Fue un iluso en el método empleado (en el caso de que emplease uno siquiera, y no fuese de oídas), aunque se “documentase bien”, en teoría. Y luego se volvió un escéptico recalcitrante en ese asunto concreto, como dogmático converso a la inversa o ex fumador de tabaco (no ex alcohólico de tasca, que esos sí acaban mal sin excepción, y equivaldrían al dogmatismo religioso).

    Uno no ha sido menos "fumador" por no haber tragado el humo, por cierto. Porque algo siempre entra...

    En todo caso, no todo está en los libros. Tampoco en los que le “iluminan” correctamente a uno (en uno u otro sentido)

    Los niños no empiezan siendo “crédulos” en el ratoncito Pérez y “abren los ojos” luego, ese es un error garrafal. Los niños tienen una innata tendencia al pensamiento mágico, que es distinto. Aunque imaginación (como inocencia) sólo la tienen unos pocos, pese al idealista (y universalmente asumido) tópico al respecto.

    Los que carecen de ambas cosas (la mayoría) son justamente los que se desengañan luego torpemente, y se piensan más lúcidos y “maduros” que los pocos niños que todavía creen a cierta edad. Así que se divierten morbosamente “iluminándoles” sobre los reyes (digo los magos) o el ratón, con la poquita verdad que descubren, y dándoles soberbias collejas. Esos sí son “boborolos”.

    Como los de los “círculos escépticos” de internet (casi tan ingenuos como lo que atacan). O el mismo Richard Dawkins en su cruzada contra el “virus de la fe”, quien es un eminente biólogo pero gasta mal sus energías en eso. La irracionalidad no puede reducirse, solo evitarse, ese es el grave error de todos ellos. Por eso lo mejor es no acercarse a ella siquiera.

    Si hubiese “naves extraterrestres” capturadas o estrelladas (que es mucho decir) no las iban a mostrar al público en una tarima como hace años hizo el Corte inglés con el F1 de Fernando Alonso (que encima, era una copia). Creer eso sí es ingenuo.

    Y menos a una población mundial mayoritariamente creyente en divinidades y milagros (el occidente “instruido” –entrecomillo- sólo es una burbuja), con la brutal bomba fanática que eso implicaría, y más con la inestabilidad política y demográfica presente. Ese es el verdadero punto en todo esto.

    Como dije, si hay algún científico o militar de élite en la sala con verdadera información reservada (no en fotocopias filtradas con sello “top secret” de hace décadas o libritos de gurús), ya sea para afirmar o negar, que se exprese.

    Aunque (como los hipotéticos extraterrestres) no creo que sean tan idiotas (eso sí es seguro) como para levantar la mano en un foro de internet, si es que siquiera entran a uno público.

    Mientras alguno de ellos realiza ese imposible, yo miraré esa maravilla del universo (que yo mismo mencioné) con mi telescopio. Pero con un ojo cerrado y otro abierto (es la forma, el mío es pequeño). No con los dos abiertos o los dos cerrados.

    Como escéptico innato legítimo, que ya no puede ver igual el Barrio Sésamo desde que supo que a la rana Gustavo le metían un brazo por el culo.

    Las buenas novelas de fantasmas, esas sí. Porque sobre ellos, nada está probado públicamente tampoco. Y en el fondo, por eso mismo las leemos.







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    1. Gracias por esa tanda de tópicos mal redactados. Renuncio a convencer a nadie. No veo la necesidad ni que valga la pena.

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    2. Le recordaba más abierto, eso sí que es una “pena”.

      Lo de su expresa y sufrida frustración al no poder “convencerme” (sic) propia de un testigo de Jehová, confirma todo lo que dije de que crédulos y desengañados (que no cualquier escéptico) son extremos que se tocan. Cuando se iluminan/apagan bruscamente en un tema concreto (o más de uno) de manera idéntica, como un interruptor cualquiera.

      Yo no le daré las “gracias” por haber demostrado mi punto usted mismo sin notarlo (y seguirá sin verlo), soy más sincero que eso. Aunque no deja de ser irónico…

      Le reitero un abrazo. Aunque usted no lo reciba y me hable de refilón como si no me conociera ("nadie").

      La vida es breve y prefiero quedarme lo mejor. Y hay muy buenos recuerdos, sin duda.

      P.D:

      La “buena redacción” mejor dejarla para los maestrillos y cazadores de erratas, que abundan aquí y enturbian el ambiente.

      Por el respeto que le guardo, le quitaré lo de maestrillo a usted (por esta vez).

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    3. Señor Piquero: Lo que usted debería saber es, a esta altura de su vida y de su experiencia, que no debe convencer a nadie. La libertad es libre, lo que significa que cada uno es dueño de sus ideas. Hay mucho grandecito por acá. Y no estaría demás, ya que señala generalizando, cuáles son, según su opinión, los tópicos mal redactados. Hay que tener en cuenta que aquí no hay corrector. Cada uno escribe en este espacio desde dónde, cómo y con qué puede. Pues, si no vale la pena, no se tome la molestia; más de uno, agradecido.
      Ex racionalista a ultranza

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  31. Me faltó decir: sí hay escépticos natos. Lo que no hay es ateos natos. Porque para volverse ateo (de la religión o de otra cosa),primero hay que creer.

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  32. El buen Boni (bon Bon)está diciendo cosas raras. Dice que hay escépticos natos y, lo que es la repera: que para ser ateo primero "hay que creer". Creo que ya no le voy a hacer más caso.

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    1. Lo de la “repera del ateo” no es tal como lo dije. Fue justo un anzuelo para usted, y cayó fácil. Sólo quise probar un punto propio (yo me entiendo).

      Si para usted el “hacer caso” depende de sus filias personales (como ya dijo sin tapujos, aunque lo disimulara torpemente), mejor no me lo haga, nada pierdo. Aunque sí que lo lamento igual, no voy a negarlo, porque le he cogido aprecio.

      Lo de “cosas raras” es un elogio. Se dice siempre de quien no habla como la mayoría (acierte o no).

      No me llame “bueno”, no lo soy en absoluto. Aunque si me va a hablar de forma indirecta: “Él habla tal, él dice tal” buscando apoyo de la galería (o de alguien en concreto) mejor no me llame nada, porque eso sí es absurdo.

      Raro cambio repentino el suyo ¿no?

      Ejem...

      Por lo demás puede decir que yo hablo en chino, me da igual. Y jugar lo que desee con mi nombre (estoy acostumbrado a ese recurso simplón).

      P.D: Sospecho que no me "hace caso" ya desde hace un tiempo... Su ego es casi tan grande como el mío.

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  33. Sí te hago caso. Pero la condición de ateo solo concierne a quien no cree en dios, no a quien no cree en "otra cosa": teo significa eso, digo yo. Y lo de escépticos natos tampoco cuela, qué quieres que te diga: ¿conoces a algún lactante escéptico? A que no.
    Ambas rarezas son las del caso.
    Y ego, mucho. Sí.
    Abrazo.

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  34. Lo de a-teo fue un gancho, repito. Obvio se limita a lo divino, lo extendí alegremente en tu honor a ver si te lanzabas a la literalidad de lo escrito. Ese es tu problema, te obcecas con la etimología y el latín.

    Una última vez, ahora sí.

    No es lo mismo un escéptico que un desengañado. El engaño sólo salpica al segundo. Y ahí le queda la mancha para siempre en la pernera (hasta en el nombre: des-engañado), por meterse en charcos sin saber.

    Así que en adelante (perdida, sí, buena parte de su imaginación/perspectiva), piensa que todo el orégano es monte (sic). Y que "todas son putas", porque se des-ilusionó tras arrimarse inocentemente a una novia casquivana (léase: ouija adolescente, documentales de la tele, panfletos de gurús, webs sensacionalistas de Internet, etc).

    O simplemente libros, que no contienen todo (lo escrito, escrito está)

    Obvio se puede ser escéptico redomado (y ateo) y tener una gran imaginación. Jamás dije lo contrario. De hecho, subrayé precisamente que esos son los que más tienen (otra cosa es la comprensión lectora de algunos…).

    Ahí lo dejo. Mi “mala” redacción (que no imaginación, que de esa ando sobrado, y prefiero eso) me impide explicar mejor mi punto.

    Aunque sí soy lo bastante humilde (al opinar, al menos) para no pensar siquiera en convencer a nadie, sólo es mi perspectiva.

    P.D:

    Un lactante es tan escéptico como un obrero en paro. No lloraría si pensase que iba a comer seguro.

    Simplemente, esperaría (hasta desengañarse)

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