domingo, 1 de febrero de 2015

Nadie lo diría: El arte de perder


Sábado, 24 de enero
MALA CONCIENCIA

Hay pocas cosas que me gusten tanto como no hacer nada”. “No te creo. Si te pasas la vida haciendo cosas...”. “Cierto. Lo que más me gusta es no hacer nada después de haberlo  hecho todo para calmar mi mala conciencia de no ser, en el fondo, más que un holgazán”.


Domingo, 25 de enero
REPROCHES DE PAREJA

"Cuando tienes un problema, eres demasiado orgulloso para pedir ayuda a nadie, y menos que a nadie a mí. Tengo que adivinar lo que te pasa y pobre de mí como no lo haga; esa es una ofensa que aunque te la calles, como te lo callas todo lo que de verdad te importa, no perdonas nunca".
            "Tonterías", digo. Sé que tiene razón, pero jamás lo reconocería.


Lunes, 26 de enero
EL TUIT DELATOR

La novela del mal periodismo continúa. En la información sobre el caso Nisman, el diario El País --que yo, inasequible al desaliento, leo desde mayo de 1976-- se supera a sí mismo, ¿Qué trae hoy en portada? Pues nada menos que el siguiente titular "Me pregunto si mi tuit arruinó el plan de alguien" y como subtítulo "Habla el periodista que huyó a Israel por amenazas tras desvelar la muerte del fiscal".
¿Por desvelar la muerte del fiscal? ¿Pero no encontraron el cadáver su madre y un guardaespaldas e inmediatamente se personaron en el piso la policía y las autoridades judiciales? Pues parece que todos ellos querían mantenerlo oculto y el periodista Damian Pachter les fastidió el plan con el siguiente tuit: "Encontraron al fiscal Nisman en su casa sobre un charco de sangre. No respiraba".
¿Y cómo se enteró él antes que nadie? Pues por "una fuente de su total confianza" que le citó en un lugar secreto en el que también había alguien más. Tras dar a conocer la noticia en su tuit, le siguió "durante varias horas un hombre con vaqueros, chaqueta tejana y gafas de sol Ray Ban". Un informante le aseguró que era un agente de seguridad argentino. Ese misterioso informante --al que llama "su fuente"-- también sacó una fotografía en la que aparecen el periodista y su perseguidor. En Israel se la muestra orgulloso, como prueba, a Noga Tarnopolsky, la periodista que envía tan sustanciosa crónica, digna de figurar en portada, a El País.
Los montajes de los personajillos que se juntan y separan en Sálvame tienen más rigor y ni siquiera Kiko Hernández se habría dejado engañar, como el director del presunto “diario de referencia”, por este Alberto Isla deseoso de fama mediática.
Su tuit --dejó "entrever" (es la palabra que emplea Noga Tarnopolsky) en una entrevista-- "podría haber ayudado a que no se pudiera alterar la escena en que fue encontrado muerto". Pues salvo el charco de sangre, que es lo único que menciona, todo podía ser alterado para que el suicidio pareciera asesinato o para que el asesinato pareciera suicidio, que ya no se sabe que es lo que más convenía al gobierno argentino, al parecer el único objetivo de este atentado contra el más mínimo rigor periodístico.
            Seguirá informando El País del caso Nisman y nos seguiremos riendo sus veteranos lectores como se ríe el audaz periodista presuntamente amenazado al comprobar el éxito de su montaje, según la foto que el propio periódico publica ilustrando la sustanciosa crónica. Y si yo fuera mal pensado me preguntaría: ¿Qué negocios de la empresa editora de El País dificulta el gobierno argentino para que se obligue a su director a hacer el ridículo de semejante manera?


Martes, 27 de enero
EN EL DIVÁN

Me llamaron de una emisora de radio para hacerme una entrevista de pocos minutos sobre un libro de escándalo que, al parecer, se presenta en Oviedo mañana. Luego, mientras tomo un café en Vetusta y hojeo un libro de Juan Mayorga que acabó de comprar (me veo reflejado en Claudio, el perverso adolescente de El último de la fila) me entretengo entrevistándome a mí mismo, uno de mis deportes favoritos.
----¿Cual sería para usted el máximo éxito literario? ¿Conseguir el premio Nobel, vender cientos de miles de ejemplares?
----A mí lo que me gustaría es tener más talento. El éxito, cualquier éxito, siempre sería bien venido, pero no lo necesito.
----¿Prefería ser autor de novelas, como las de Pérez-Reverte o María Dueñas, que venden miles y miles de ejemplares, o de una obra maestra que se quedara inédita en un cajón?
----Creo que ya está contestado en la pregunta anterior. Preferiría ser el autor de una obra maestra, pero que no se quedara inédita. Tampoco hace falta que vendiera mucho. Me conformaría con que dentro de cien o de cien mil años siguiera teniendo tan pocos lectores como tengo ahora.
----Más de una vez  ha afirmado que el único cargo político para el que tiene condiciones es el de dictador. Supongo que se trata de una broma. ¿O hablaba en serio?
----Una broma, por supuesto, pero ya se sabe que yo solo digo la verdad cuando hablo en broma. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo, ese sería mi lema, como el de los déspotas ilustrados del siglo XVIII.
----O sea que, como Borges, tiene poca simpatía por la democracia.
----No exactamente. Reconozco una cierta tendencia autoritaria, pero nunca he tenido ocasión de ejercerla. Es una de mis frustraciones.
---.Tiene fama de decir siempre lo que piensa.
----Una fama inmerecida..
----¿Qué edad le gustaría tener?
----La que tengo, pero con las cualidades propias de otro edad. Me gustaría ser tan inteligente y tan lleno de curiosidad como era, por ejemplo, a los seis años.
----¿Prefiere ser admirado o amado?
----Admirado, por supuesto. El amor siempre me ha incomodado un poco.
----¿Y eso por qué? ¿Ha consultado con algún psicoanalista?
----Sí, conmigo mismo, como hago ahora mismo Y no encuentro explicación.


Miércoles, 28 de enero
NI JAVIER MARÍAS

¡Quién te ha visto y quién te ve, Enzensberger! El ensayista alemán que nos deslumbró con su lucidez en los años ochenta, en los años de Cuadernos del Norte y de Juan Cueto, publica ahora Reflexiones del señor Z., un libro en el que se recogen los pensamientos de una especie de Sócrates actual, de un Juan de Mairena bávaro. Con ironía y humor reflexiona el señor Z., una máscara del Enzensberger último, sobre todo lo humano y lo divino. Uno de los fragmentos nos cuenta que se le acercó un chico de dieciséis años y le preguntó "si todavía usaba el teléfono". El señor Z. respondió "cuando no tengo más remedio". "No lo entiendo", dijo el chico. "El teléfono es molesto, anticuado y superfluo. A la gente de mi edad ya no le apetece perder el tiempo hablando de tonterías. Un SMS tiene ciento sesenta caracteres, Todo el mundo chatea, bloguea y tuitea, y con eso es suficiente. Debería dar de baja el teléfono".
            Ni Javier Marías podría superar una cosa así. Enzensberger ha oído campanas digitales y no sabe dónde. ¿Los jóvenes consideran el teléfono molesto, anticuado y superfluo? ¿Los adolescentes ya no pierden el tiempo hablando de tonterías? ¿Un SMS tiene ciento sesenta caracteres? ¿Todo el mundo se dedica a chatear, blogear y tuitear desde sus ordenadores y por eso ya no utiliza el teléfono?
            Sorprende que alguien sea capaz de escribir una tontería semejante y que un editor serio sea capaz de publicarla.


Jueves, 29 de enero
UN PÁJARO EXTRAÑO

"El pensamiento es un pájaro extraño que se alimenta de sus propios errores", escribió Ortega. A mí a veces se me indigestan.


Viernes, 30 de enero
THE ART OF LOSING

Acaba todo casi antes de empezar y yo trato de sonreír y seguir mi vida. El arte de perder se aprende pronto, como afirma Elisabeth Bishop en su poema más memorable: “The art of losing isn’t hard to master”.
Pero yo debo de ser muy bruto. Me he pasado la vida tratando de aprenderlo y aún no lo he conseguido..

3 comentarios:

  1. EL ARTE DE PERDER

    El arte de perder no cuesta tanto
    irlo aprendiendo (insisten las cosas
    hasta tal punto en perderse, que el llanto

    por ellas dura poco). Y el espanto
    por perder algo cada día, rosas
    que se deshojan, horas, llaves, cuanto

    pueda ocurrírsele a uno, no es tanto.
    Practica entonces perder más, y goza
    el ritmo de la pérdida, su encanto:

    pierde ciudades, nombres, y en Lepanto
    pierde una mano, un destino, una moza:
    nada de esto será para tanto.

    Perdí el reloj de mi madre, y el manto
    con que cubría mis hombros, la loza
    en que tomaba el té, pero igual canto.

    Perdí mi tierra, mi rumbo y aguanto
    de lo más bien tanta pérdida. Es cosa
    de acostumbrarse: no, no es para tanto.

    Perderte a ti, por ejemplo, tu encanto
    y tu cariño perder, dolorosa
    prueba sería, pero nunca tanto
    (aunque parezca condena espantosa).

    Elizabeth Bishop y Fernando Pérez

    http://www.letrasenlinea.cl/?p=153

    Página de don Fernando Pérez en la que incluye el original inglés y también dos traducciones suyas menos libres.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Martín, ¿qué opinas del "pacto de estado" suscrito por esos dos grandes hombres de idem?
    ¿Quién sería el berzas que puso en duda la talla de Pedro Sánchez? Pues de talla va sobrao, colegas.Y de sonrisa (a ver si le pasa como al papa Luciani, que se lo cargaron por sonreír tanto). La Gran Esperanza blanca está servida: ¡tor mundo ar suelo!

    ResponderEliminar