Sábado, 24 de enero
MALA CONCIENCIA
“Hay pocas cosas que me gusten tanto como no
hacer nada”. “No te creo. Si te pasas la vida haciendo cosas...”. “Cierto. Lo
que más me gusta es no hacer nada después de haberlo hecho todo para calmar mi mala conciencia de
no ser, en el fondo, más que un holgazán”.
Domingo, 25 de enero
REPROCHES DE PAREJA
"Cuando tienes un
problema, eres demasiado orgulloso para pedir ayuda a nadie, y menos que a
nadie a mí. Tengo que adivinar lo que te pasa y pobre de mí como no lo haga;
esa es una ofensa que aunque te la calles, como te lo callas todo lo que de
verdad te importa, no perdonas nunca".
"Tonterías", digo. Sé que tiene razón, pero
jamás lo reconocería.
Lunes, 26 de enero
EL TUIT DELATOR
La novela del mal
periodismo continúa. En la información sobre el caso Nisman, el diario El País --que yo, inasequible al
desaliento, leo desde mayo de 1976-- se supera a sí mismo, ¿Qué trae hoy en
portada? Pues nada menos que el siguiente titular "Me pregunto si mi tuit
arruinó el plan de alguien" y como subtítulo "Habla el periodista que
huyó a Israel por amenazas tras desvelar la muerte del fiscal".
¿Por desvelar la muerte del fiscal? ¿Pero no encontraron el cadáver su
madre y un guardaespaldas e inmediatamente se personaron en el piso la policía
y las autoridades judiciales? Pues parece que todos ellos querían mantenerlo
oculto y el periodista Damian Pachter les fastidió el plan con el siguiente
tuit: "Encontraron al fiscal Nisman en su casa sobre un charco de sangre.
No respiraba".
¿Y cómo se enteró él antes que nadie? Pues por "una fuente de su total
confianza" que le citó en un lugar secreto en el que también había alguien
más. Tras dar a conocer la noticia en su tuit, le siguió "durante varias
horas un hombre con vaqueros, chaqueta tejana y gafas de sol Ray Ban". Un
informante le aseguró que era un agente de seguridad argentino. Ese misterioso
informante --al que llama "su fuente"-- también sacó una fotografía
en la que aparecen el periodista y su perseguidor. En Israel se la muestra
orgulloso, como prueba, a Noga Tarnopolsky, la periodista que envía tan sustanciosa
crónica, digna de figurar en portada, a El
País.
Los montajes de los personajillos que se juntan y separan en Sálvame tienen más rigor y ni siquiera
Kiko Hernández se habría dejado engañar, como el director del presunto “diario
de referencia”, por este Alberto Isla
deseoso de fama mediática.
Su tuit --dejó "entrever" (es la palabra que emplea Noga
Tarnopolsky) en una entrevista-- "podría haber ayudado a que no se pudiera
alterar la escena en que fue encontrado muerto". Pues salvo el charco de
sangre, que es lo único que menciona, todo podía ser alterado para que el
suicidio pareciera asesinato o para que el asesinato pareciera suicidio, que ya
no se sabe que es lo que más convenía al gobierno argentino, al parecer el
único objetivo de este atentado contra el más mínimo rigor periodístico.
Seguirá informando El
País del caso Nisman y nos seguiremos riendo sus veteranos lectores como se
ríe el audaz periodista presuntamente amenazado al comprobar el éxito de su
montaje, según la foto que el propio periódico publica ilustrando la
sustanciosa crónica. Y si yo fuera mal pensado me preguntaría: ¿Qué negocios de
la empresa editora de El País dificulta
el gobierno argentino para que se obligue a su director a hacer el ridículo de
semejante manera?
Martes, 27 de enero
EN EL DIVÁN
Me llamaron de una emisora
de radio para hacerme una entrevista de pocos minutos sobre un libro de
escándalo que, al parecer, se presenta en Oviedo mañana. Luego, mientras tomo
un café en Vetusta y hojeo un libro de Juan Mayorga que acabó de comprar (me
veo reflejado en Claudio, el perverso adolescente de El último de la fila) me entretengo entrevistándome a mí mismo, uno
de mis deportes favoritos.
----¿Cual sería para usted el máximo éxito literario? ¿Conseguir el premio
Nobel, vender cientos de miles de ejemplares?
----A mí lo que me gustaría es tener más talento. El éxito, cualquier
éxito, siempre sería bien venido, pero no lo necesito.
----¿Prefería ser autor de novelas, como las de Pérez-Reverte o María
Dueñas, que venden miles y miles de ejemplares, o de una obra maestra que se
quedara inédita en un cajón?
----Creo que ya está contestado en la pregunta anterior. Preferiría ser el
autor de una obra maestra, pero que no se quedara inédita. Tampoco hace falta
que vendiera mucho. Me conformaría con que dentro de cien o de cien mil años
siguiera teniendo tan pocos lectores como tengo ahora.
----Más de una vez ha afirmado que
el único cargo político para el que tiene condiciones es el de dictador. Supongo
que se trata de una broma. ¿O hablaba en serio?
----Una broma, por supuesto, pero ya se sabe que yo solo digo la verdad
cuando hablo en broma. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo, ese sería mi
lema, como el de los déspotas ilustrados del siglo XVIII.
----O sea que, como Borges, tiene poca simpatía por la democracia.
----No exactamente. Reconozco una cierta tendencia autoritaria, pero nunca
he tenido ocasión de ejercerla. Es una de mis frustraciones.
---.Tiene fama de decir siempre lo que piensa.
----Una fama inmerecida..
----¿Qué edad le gustaría tener?
----La que tengo, pero con las cualidades propias de otro edad. Me gustaría
ser tan inteligente y tan lleno de curiosidad como era, por ejemplo, a los seis
años.
----¿Prefiere ser admirado o amado?
----Admirado, por supuesto. El amor siempre me ha incomodado un poco.
----¿Y eso por qué? ¿Ha consultado con algún psicoanalista?
----Sí, conmigo mismo, como hago ahora mismo Y no encuentro explicación.
Miércoles, 28 de enero
NI JAVIER MARÍAS
¡Quién te ha visto y quién
te ve, Enzensberger! El ensayista alemán que nos deslumbró con su lucidez en
los años ochenta, en los años de Cuadernos
del Norte y de Juan Cueto, publica ahora Reflexiones del señor Z., un libro en el que se recogen los
pensamientos de una especie de Sócrates actual, de un Juan de Mairena bávaro.
Con ironía y humor reflexiona el señor Z., una máscara del Enzensberger último,
sobre todo lo humano y lo divino. Uno de los fragmentos nos cuenta que se le
acercó un chico de dieciséis años y le preguntó "si todavía usaba el
teléfono". El señor Z. respondió "cuando no tengo más remedio".
"No lo entiendo", dijo el chico. "El teléfono es molesto, anticuado
y superfluo. A la gente de mi edad ya no le apetece perder el tiempo hablando
de tonterías. Un SMS tiene ciento sesenta caracteres, Todo el mundo chatea, bloguea y tuitea, y
con eso es suficiente. Debería dar de baja el teléfono".
Ni Javier Marías podría superar una cosa así.
Enzensberger ha oído campanas digitales y no sabe dónde. ¿Los jóvenes
consideran el teléfono molesto, anticuado y superfluo? ¿Los adolescentes ya no
pierden el tiempo hablando de tonterías? ¿Un SMS tiene ciento sesenta caracteres? ¿Todo el
mundo se dedica a chatear, blogear y tuitear desde sus ordenadores y por eso ya
no utiliza el teléfono?
Sorprende
que alguien sea capaz de escribir una tontería semejante y que un editor serio
sea capaz de publicarla.
Jueves, 29 de enero
UN PÁJARO EXTRAÑO
"El pensamiento es un
pájaro extraño que se alimenta de sus propios errores", escribió Ortega. A
mí a veces se me indigestan.
Viernes, 30 de enero
THE ART OF LOSING
Acaba todo casi antes de
empezar y yo trato de sonreír y seguir mi vida. El arte de perder se aprende
pronto, como afirma Elisabeth Bishop en su poema más memorable: “The art of
losing isn’t hard to master”.
Pero
yo debo de ser muy bruto. Me he pasado la vida tratando de aprenderlo y aún no
lo he conseguido..
EL ARTE DE PERDER
ResponderEliminarEl arte de perder no cuesta tanto
irlo aprendiendo (insisten las cosas
hasta tal punto en perderse, que el llanto
por ellas dura poco). Y el espanto
por perder algo cada día, rosas
que se deshojan, horas, llaves, cuanto
pueda ocurrírsele a uno, no es tanto.
Practica entonces perder más, y goza
el ritmo de la pérdida, su encanto:
pierde ciudades, nombres, y en Lepanto
pierde una mano, un destino, una moza:
nada de esto será para tanto.
Perdí el reloj de mi madre, y el manto
con que cubría mis hombros, la loza
en que tomaba el té, pero igual canto.
Perdí mi tierra, mi rumbo y aguanto
de lo más bien tanta pérdida. Es cosa
de acostumbrarse: no, no es para tanto.
Perderte a ti, por ejemplo, tu encanto
y tu cariño perder, dolorosa
prueba sería, pero nunca tanto
(aunque parezca condena espantosa).
Elizabeth Bishop y Fernando Pérez
http://www.letrasenlinea.cl/?p=153
Página de don Fernando Pérez en la que incluye el original inglés y también dos traducciones suyas menos libres.
Muy adecuado complemento.
ResponderEliminarJLGM
Hola, Martín, ¿qué opinas del "pacto de estado" suscrito por esos dos grandes hombres de idem?
ResponderEliminar¿Quién sería el berzas que puso en duda la talla de Pedro Sánchez? Pues de talla va sobrao, colegas.Y de sonrisa (a ver si le pasa como al papa Luciani, que se lo cargaron por sonreír tanto). La Gran Esperanza blanca está servida: ¡tor mundo ar suelo!