sábado, 20 de enero de 2024

Coraje y alegría: Verbos irregulares

 

 

Sábado, 13 de enero
ENEMIGOS ÍNTIMOS

Soy demasiado racionalista y eso no siempre es razonable. Quiero buscarle una explicación a todo y no todo tiene explicación o, si la tiene, es tan compleja y está tan oculta que conviene actuar sin esperar a dar con ella.

            Hay gente que me quiere, y que me sigue queriendo y apreciando desde hace medio siglo, o más. Debería celebrar eso y no tratar de buscar explicación al odio de otros.

            A veces, demasiadas veces, meto la pata o doy un pisotón. En cuanto lo advierto, pido disculpas. Unos las aceptan y otros no. En el primer caso, tan amigos; en el segundo, pues qué se le va a hacer, adiós, muy buenas.

            Pero la verdad es que –da un poco de vergüenza confesarlo-- no podría vivir teniendo solo amigos. Necesito un puñado de enemigos escogidos con los que quedar de vez en cuando para una buena pelea. Dialéctica, por supuesto. Nada de puñetazos ni de hacer sangre.

No vale cualquiera para enemigo mío. Tiene que ser inteligente, incluso más que yo (aunque tampoco hay que pasarse). Tiene que ser de noble corazón, como en las novelas de aventuras. Saber ganar y saber perder. No ser rencoroso. 

No resulta fácil encontrar enemigos así. Yo los cuido mucho. Sin ellos, yo sería menos yo y mi vida peor. También me gusta tener algunos gigantes y cabezudos con los que jugar al pim pam pum. Tienen que estar muy encumbrados; si no, sería bullyng. Reírse de un artículo de Vargas Llosa en el que pone a Cercas por encima del pobre Galdós (que no entendió las innovaciones de Flaubert) o de una novela detectivesca de Pérez-Reverte o de unas declaraciones sobre estética de Gamoneda está bien; reírse de un premio Planeta o Nacional de Poesía puede resultar crueldad innecesaria.

            Pero hay enemigos, o amigos, que se enfadan de veras y no practican el fair play. En ese caso, mejor no explicar nada. Dejarlos de lado y a otra cosa, mariposa.

            ---¿Y si ellos no olvidan fácilmente y se dedican  a perseguirte y calumniarte?

            ---Pues no entrar al trapo y esperar a que se aburran. Se aburren pronto; he tomado la precaución de no ser importante.

Domingo, 14 de enero
DÍAS PERFECTOS
 

Como todo el mundo (salvo las excepciones habituales) quedo fascinado con Perfects Days, la película de Wim Wenders. La verdad es que el protagonista se me parece mucho, o se parece mucho a una versión idealizada de mí mismo. Un trabajo rutinario, hecho con amor, y una atención constante a los pequeños prodigios de la vida cotidiana.

            Luego lo pienso mejor y veo que no se me parece tanto. Habla poco, todo le parece bien, es un santo varón contemplativo.

            Exactamente, lo contrario que yo. 

Lunes, 15 de enero
LEER O NO LEER

No estoy yo muy de acuerdo con los versos de Bergamín: “Amigo que no me lee, / amigo que no es mi amigo, / porque yo no estoy en mí, / sino en aquello que escribo”.

            Yo acabo no leyendo a mis amigos, al menos a los que tengo más trato, porque me sé de memoria lo que van a decir. Me limito a hojear y elogiar cada nuevo libro suyo. Con eso basta y sobra para conservar la amistad.

            Y si yo no leo con demasiada atención a los amigos a los que más frecuento, no sé por qué ellos iban a leerme a mí. Supongo que harán conmigo lo que yo con ellos.

            Los otros amigos, los que no conozco, son los que me leen, y para los que de verdad escribo. Me leen, pero no siempre, que si leyeran todo lo que escribo no iban a tener tiempo para hacer otra cosa.

Martes, 16 de enero
CRUZAR UN PUENTE

Como cada mañana, en torno a las diez, atravieso el parque de Santullano y saludo a la iglesia entre los abedules, para ir a tomar el primer café con el primer libro a Noor. De pronto, encuentro cerrado el paso.

Van a tirar el puente que cruza la autopista y hoy por primera vez resulta impracticable. Ayer, sin saberlo, lo crucé por última vez. Ahora tengo que dar un rodeo para llegar a mi destino. Se acabó por un tiempo este grato paseo matinal. Será para bien: el entorno de San Julián de los Prados y la Fábrica de Armas quedará mucho mejor. Pero eso no evita el topetazo de la melancolía.

Recuerdo un viejo poema mío, escrito cuando cumplí cuarenta años: “Hoy, como cada día, he de cruzar un puente, / su frágil armazón de inseguros instantes”. Ese puente metafórico lo seguiré cruzando cada día.

Miércoles, 17 de enero
NOSTALGIA REPUBLICANA

Siempre tuve a Romanones por un figurón de la vieja política. Pero de vez en cuando cae en mis manos un libro suyo y mi consideración va cambiando.

Hoy le toca el turno a Los cuatro presidentes de la Primera República Española (que en realidad fueron cinco, todo el mundo se olvida de Serrano). No parece el tema más adecuado para un libro publicado en 1939, sobre todo porque tiene mucho de apologético: “Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar son magníficos ejemplares de la mentalidad española y señalan uno de los momentos de mayor esplendor de la elocuencia parlamentaria. Su talento grande y no menos grande su cultura; moralidad llevada hasta el escrúpulo, cada uno en su género modelo de patriotas”.

No faltan elogios, como no podía ser de otra manera, al bando triunfante en la guerra civil, pero todo el libro parece una critica a los nuevos tiempos: “En el siglo pasado, y aún bien entrado este, era axiomático que la cultura extensa constituía la más útil preparación para el hombre de Estado. En la hora presente, tal prejuicio se ha desvanecido, pues quienes se imponen como dueños y señores de los destinos de los pueblos no son Humanistas, ni Polígrafos, ni Universitarios, ni poseen elocuencia suma. Para comprobar este aserto, no es necesario citar nombres, bien presentes se encuentran en la memoria de todos”. (El primer nombre que vendría a la memoria de todos sería precisamente el de Franco.)

            Para acabar con la Primera República, fue necesario disparar unos pocos tiros al aire, los de Pavía al entrar en el Congreso,  pero luego todo se recompuso ordenadamente hasta que, un año después, llegó el nuevo rey.

Romanones, que ayudó al desmontaje sin trauma de la monarquía, soñaba con que la Segunda República acabara como la primera y diera paso, sin derramamiento de sangre, a una restaurada monarquía liberal. De ese ensueño procede este libro.

Romanones no se hace ilusiones sobre el nuevo tiempo: “La Libertad ha muerto, lo afirmo con emoción verdadera, no en balde durante cincuenta años la rendí culto”. Y termina el prólogo con la emocionante expresión de su desengaño: “Cuando se pierde la fe en las convicciones políticas, si estas son sinceras y profundas, se produce en el alma un vacío imposible de llenar al término de una vida, como al ser abandonado por la mujer querida o traicionado por el amigo del alma”.

Jueves, 18 de enero
PARA UN HOMENAJE

Conocí al poeta Pelayo Fueyo, el más poeta que yo haya conocido (y no sé si eso es bueno o malo), cuando se presentó en mi casa, acompañado de José Luis Piquero, para proponerme que organizáramos un homenaje a Luis Cernuda, de cuya muerte se cumplían veinticinco años y nadie parecía acordarse. Pero resulta que andaban un poco despistados: estábamos en 1987 y el aniversario era al año siguiente. Hoy, en la presentación del nuevo libro de Pelayo, se habla de la intención de proponerle al Ayuntamiento de Oviedo un homenaje a Víctor Botas con motivo del treinta aniversario de su muerte. ¡Treinta años ya! Los suficientes para que hayamos podido comprobar que su poesía sigue viva, que no es benemérita arqueología.

            ---¿Y qué homenaje se le podría proponer al Ayuntamiento?, me preguntan.

            ---Cualquiera que no sea la creación de un premio literario con su nombre.

            ---A lo mejor a él le gustaría, quizá no les tenía la manía que tú les tienen.

            ---Pues no se presentó a ninguno, algo querrá decir eso.

            ---Un premio no, entonces. Una mesa redonda y una lectura poética parece poca cosa. Estuvo muy bien el homenaje del Club de Tenis, con la película de José Havel.

            ---Yo creo que lo mejor sería colocar una placa en su casa natal. Ya la tienen José García Nieto y Antonio Gamoneda, aunque muy mal redactadas. Podrían servir para trazar un itinerario literario en Oviedo. Víctor Botas nació en un hermoso edificio que hace esquina entre el paseo de los álamos y la calle Milicias Nacionales, su vecino es Woody Allen. Seguro que tienen muchas cosas de las que charlar.

            ---Pues no me parece mala idea. El nombre, las dos fechas, 1945-1994, y una frase memorable como las que solía redactar Eugenio d’Ors.

Viernes, 19 de enero
CADA DÍA

Pudiera pensarse que, con el paso de los años, se va acentuando la monotonía y decrecen los sobresaltos. Pero no. Como en el poema de Auden, cada día sigue trayendo nuevos verbos irregulares que hay que aprender a conjugar.

            Aunque basta con uno, ”vivir”, que es el más irregular de todos.



2 comentarios:

  1. Victor Botas, vengo ahora a pensar, fumaba en pipa. No es difícil de esculpir. Un busto (uno más) por el parque San Francisco estaría bien.

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  2. Creo que es mejor una discreta y elegante placa señalando su lugar de nacimiento que un busto.

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