viernes, 25 de junio de 2021

Después y todavía: Dime de qué presumes

 

Sábado, 19 de junio
DEL AMOR

“La confianza es una necesidad del amor y de la amistad; pero las almas grandes gustan poco de la confidencias”.

            Prefiero contar historias en lugar de contar mi vida. La historia de amor entre Guillermo de Humboldt y Carlota Diede, por ejemplo. El gran filólogo, el ilustre diplomático, el prócer prusiano, el hombre ejemplar, casado felizmente, tuvo un amor secreto, tan secreto que ni los más íntimos amigos llegaron a sospechar nada.

En 1788, recién cumplidos los veintiún años, se acercó hasta la estación balnearia de Pyrmont, entonces muy de moda. Allí, en la mesa redonda de la fonda en que se hospedaba, quedó deslumbrado por una joven, hija del pastor de un pueblo cercano. La atracción fue mutua. Los tres días siguientes apenas si se separaron uno del otro. Cuando llegó el momento de la despedida, Guillermo prometió a Carlota que no tardaría en acercarse a Luderhausen, donde ella residía, para pedir su mano. No lo hizo, no volvió a dar señales de vida. Muchos años después, ya un hombre ilustre, recibió una carta de aquella mujer desdeñada. Le contaba una historia triste, en la que había matrimonio, maltrato y pobreza, y le pedía su ayuda. Humboldt respondió de inmediato –no la había olvidado, dijo-- y continuó con esa correspondencia hasta su muerte. Tomó todas las precauciones para mantenerla en secreto, incluso la dirección en los sobres las escribía siempre otra persona.

Confiaba en que Carlota destruyera sus cartas una vez leídas, como él destruía las de la mujer. Solo se volvieron a ver dos veces: un día en Frankfort, en 1817, y otro en Cassel, en 1828. Esas cartas de amor son las más raras cartas de amor que se hayan escrito nunca y solo por ellas se leyó y se sigue leyendo al sabio Humboldt fuera del círculo de los especialistas. “Los verdaderos placeres son aquellos de los que podemos prescindir porque toda necesidad es un dolor que empieza”, escribió en este tratado de la renuncia y desasimiento, escrito por alguien que no renunció a nada, salvo a lo que más le importaba.

            “¿Qué necesito hacer para sufrir menos?”, le pregunta Carlota. “Necesita hacer lo que yo: mirar con indiferencia muchas cosas; convencerse de que todo lo que nos ayuda a madurar es bueno; tener cuidadosamente equilibrado el espíritu; adquirir este reposo del corazón que he poseído desde joven y que es preferible a la alegría”.

Domingo, 20 de junio
EN BIARRITZ

Qué difícil es ayudar sin ofender, cuánta inteligencia se necesita. Fernández Flórez contó la historia de aquel elegante caballero que, en Biarritz, a poco de su llegada, en cuanto algún conocido iba al casino, le pedía que apostara en su nombre cien francos.

Pero nadie apostaba ese dinero, sino que se lo devolvía añadiendo cien o doscientos francos más, como si hubiera ganado. Aquel caballero no aceptaría una limosna ni pediría prestado lo que no sería capaz de devolver. Necesitaba Biarritz para vivir como otros necesitan el aire. Era el primero en llegar y el último en marcharse. En París vive en casa de un hermano gruñón que le recuerda cada día que es él quien le mantiene.

Hace años yo fui aquel menesteroso de Biarritz y ahora no sé devolver sin ofender la ayuda que en otro tiempo recibí.

Martes, 22 de junio
QUÉ PERSONAJE

Lo mejor del libro de Ernesto Ekaizer El rey al desnudo es el subtítulo, “Historia de un fraude”, y el apéndice documental. Qué personaje, Dios mío, qué personaje, entre el esperpento y la novela negra, hemos tenido en España durante cuarenta años, cuarenta, como jefe del Estado. De él se rumoreaban muchas cosas, pero solo la justicia suiza, mientras la justicia española miraba para otro lado o se dedicaba a poner piedrecitas en las ruedas, ha cumplido con su deber iniciando una investigación criminal que hará pasar a la historia universal de la infamia al principal protagonista.

            Ekaizer reproduce el escrito, de fecha 5 de marzo de 2019 (un año antes de que los españoles tuviéramos conciencia de él al anunciar Felipe VI que renunciaba a la “herencia” de su padre que pudiera corresponderle), en el que los abogados londinenses de Corinna zu Sayn-Wittgenstein cuentan el acoso al que el llamado rey emérito y ciertos cuerpos de la seguridad nacional están sometiendo a su clienta.

Los hechos: “En 2012, nuestra clienta recibió del rey emérito una cartera bancaria, plenamente invertida, depositada en una cuenta del banco Mirabaud de Ginebra a nombre de una fundación llamada Lucum. Los beneficiarios de esta fundación son el rey emérito, su majestad Felipe VI y la infanta Leonor. Este regalo no fue solicitado y se presentó como irrevocable”. Dos años después, el rey emérito le solicitó a Corinna que le devolviera esos fondos. Como ella dijo que legalmente no podía hacerlo, la acusó de haberlos robado. Y esa acusación se hizo no solo en privado, sino “ante jefes de Estado extranjeros y ante los clientes y socios comerciales de nuestra clienta, así como ante su familia y sus hijos, que se han visto afectados de manera muy especial por esta campaña de desprestigio”. Y no se vayan porque aún hay más: “El rey emérito también ha atacado a los dos hijos de nuestra clienta, incluyéndolos como miembros en varios chats online de grupos privados en los que ha publicado reiteradamente comentarios falsos, peyorativos y ofensivos acerca de su madre”.

            Por supuesto, en el libro se incluye el contrato de donación entre S. M. Juan Carlos I, rey de España (Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón), en adelante “el donante”, por un lado, y Dña. Corinna zu Sayn-Wittgenstein, en adelante “la donataria”, por otro, de los famosos 65 millones de euros. Al exigir la devolución, el donante está admitiendo que era un contrato simulado para ocultar una fortuna no declarada al fisco y de origen oscuro, que le comprometía. Está admitiendo que es un delincuente. La fiscalía debería intervenir de oficio. Y es lo que hizo el fiscal Yves Bertossa. En Suiza, por supuesto.

Miércoles, 23 de junio
EL HONOR DE ESPAÑA

Leo a Schopenhauer: “El orgullo más barato es el orgullo nacional. Este orgullo denuncia en quien lo siente la carencia de buenas cualidades individuales de las que pudiera estar orgulloso, porque de tenerlas no recurriría a otras que ha de compartir con tantos millones de individuos. Cualquiera que tenga distinguidos méritos personales reconocerá, por el contrario, con mayor exactitud, los defectos de su país, porque los tiene constantemente a la vista. Pero todos esos imbéciles, dignos de lástima, que nada tienen en el mundo de que puedan enorgullecerse, se acogen a ese último recurso de sentirse orgullosos de la nación a la que, por casualidad, pertenecen; a ella se adhieren y en su gratitud se hallan prontos a defender, con el pie y con el puño, todas las majaderías propias de su patria”.

            Pues yo, admirado filósofo, a pesar de eso, me siento orgulloso de ser español, y profundamente avergonzado del anterior jefe del Estado, de quienes se enriquecieron con él y de quienes permitieron que eso ocurriera y de quienes le rieron las gracias y también, puestos a ello, de buena parte de mis compatriotas que lo consintieron y consienten, como agachando sumisamente la testuz consienten tantas otras cosas..

Jueves, 23 de junio
LA FAMOSA INVIOLABILIDAD

La famosa inviolabilidad que tantos usan como justificación para mirar para otro lado cuando se habla de delitos cometidos antes de 2014 (o de los de después, hasta que se vieron obligados por la justicia europea) es una mala excusa. Basta leer la Constitución –léanla, jueces y fiscales y catedráticos de Derecho Constitucional-- para enterarse de que los actos de los que el rey no es responsable, debido a su inviolabilidad, son responsables quienes los refrendan. Por lo tanto, deben ser investigados ante cualquier indicio de delito para enjuiciar a quien corresponda. Por ejemplo, si los famosos indultos del pasado martes fueran delictivos, como pretenden algunos, el responsable no sería Felipe VI, aunque los haya firmado, pero habría un responsable, el presidente del gobierno, y no solo político, sino también penal si ese fuera el caso.

Da un poco de reparo repetir estas verdades elementales. Pero todavía la inviolabilidad sigue utilizándose no para eximir al jefe del Estado por sus actividades como jefe del Estado, de las que sería responsable el gobierno, sino como particular, cosa que, desde Calígula para acá, no admite ninguna constitución del mundo. Ni siquiera Pinochet pudo acogerse a ella cuando, ente 1998 y 2000, se planteó en Londres su juicio de extradición, como muy bien recuerda Ekaizer en la página 316 de su libro, aunque en otras parece seguir aceptando el cuento de la inviolabilidad tal y como nos lo han habitualmente contado. 

Viernes 25 de junio
DE QUÉ PRESUMO

“Dime de qué presumes y te diré de que careces” afirma la sabiduría popular. Y nadie presume más de racionalidad y sentido común que yo.

Y nadie más torpe en las cosas que de verdad importan.





 

3 comentarios:

  1. Pues a mi el texto que citas de Schopenhauer no sólo me parece brillantísimo y me hace sonreir sino que estoy completamente de acuerdo con él

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  2. Están esperando a que se muera, simplemente, para no tocarlo más.

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  3. La imagen de entrada recuerda a las palabras que Robert Mitchum mostraba grabadas en sus dedos, en la película "La noche del cazador", única obra maestra de Charles Laughton
    Víctor Menéndez

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