sábado, 23 de febrero de 2019

Revelación de secretos: No es delito





Sábado, 16 de febrero
UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA

Mea culpa, mea culpa, mea grandísima culpa. He cometido el mayor de los pecados que un hombre puede cometer. Soy nacionalista. Nacionalista español, por supuesto: aquí nací y aquí he vivido siempre.
            Amo a Portugal, a Italia, a Francia (por este orden), pero la única historia que me conozco al dedillo es la de España, algo así como la historia de mi familia. La del siglo XIX me la contó Galdós, que es para mí como ese abuelo que a todos nos habría gustado tener.
            La historia del XX tengo la impresión de que la he vivido, aunque naciera a mediados de siglo. Desde 1970 hasta hoy, con la crisis catalana, tengo la impresión de que he sido protagonista, aunque no haya sido más que un minúsculo figurante que no ha dejado de votar ni una sola vez desde que fue posible ni de manifestarse (estuviera o no prohibido) cuando lo creía conveniente.
            Soy un español de lo más típico: hablo alto y claro, tiendo a dogmatizar, a tratar de imponer mis opiniones en la mesa del café, no estoy muy dotado ni para el dominio de idiomas extranjeros ni para las sutilezas de la diplomacia, pero tampoco –más Quijote que Sancho– me faltan ciertas buenas cualidades que dicen que nos caracterizan.
            Soy un español que ama a su patria, aunque no por eso deja de reconocer sus no escasos defectillos.
            Ya sé que hoy arremeter contra el nacionalismo, “el mayor enemigo de Europa y de la democracia”, está de moda. Pero no por eso voy yo a abjurar de unas ideas, que no son propiamente ideas, sino creencias, para decirlo con la terminología de Ortega.
            Amo a mi patria y me encuentro muy a gusto con los que aman a la suya, siempre que no quieran imponer su amor a nadie.
            La patria es cosa del corazón, el Estado asunto de la cabeza y del bolsillo. ¿Es bueno o malo que tu patria y la mía formen parte del mismo Estado? Sentémonos a negociar, lleguemos a unas conclusiones y luego que la ciudadanía vote. Tranquilamente, sin imposiciones, como ciudadanos libres de un país libre.
            Ser español es un honor, no una condena. ¿Qué una comunidad autónoma no quiere seguir formando parte del Estado español? Expliquemos las ventajas de serlo, aclaremos los inconvenientes de la separación, dejemos a los ciudadanos que reflexionen y luego votemos. Y respetemos el resultado de la votación, sea el que sea. Un país no es más o menos grande por su extensión en kilómetros cuadrados, sino por la libertad y la prosperidad de sus habitantes. Suiza no es inferior a Uzbekistán, aunque su extensión sea menor.
            “Ahí tiene usted / confesado mi delito”, digo con Manuel Machado. “Amo a España y no quiero imponerle a nadie ese amor”. Ojalá que todo el conflicto actual termine como ese poema: “No es delito. / Ya lo sé”.



Domingo, 17 de febrero
ENCUENTRO EN CATANIA

La realidad es un estado de ánimo. De pronto, al atajar por una calle en la que no había estado nunca, me volví a sentir como en aquel invierno en Catania, un paria, un solitario, alguien al que el mundo entero había vuelto la espalda.
            Era la hora del anochecer, la más melancólica del día, y no había ningún bar en aquella calle, que parecía fruncir el ceño, cerrarse sobre sí misma, mirarme de mala manera.
            La mañana había sido luminosa y a dos pasos estaba mi casa, la rutina feliz. Pero yo volvía a estar en una ciudad en la que no conocía a nadie, en la que a las cinco de la tarde era de noche, en la que no había sido capaz de encontrar ningún rincón en el que leer a gusto y entretenerme con las conversaciones ajenas (allí parece que no existían los cafés a la española), en la que no había centro comerciales, en la que todo el mundo se retiraba temprano y a mí me dejara fuera o en la solitaria habitación del hotel, hasta que llegara el sueño, que siempre se retrasa cuando lo esperas.
            Y sin embargo en Catania entreví la felicidad. Había pasado el domingo, también era domingo, en Siracusa. Un domingo feliz, como este hasta entré en esta calle, deslumbrante el mar en torno a la isla de Ortigia, rezumante de frescor virgiliano la fuente de Aretusa, pero al salir de la estación, ya de noche, aunque no era muy tarde, se me vino el mundo encima.
            Nada más deprimente que el camino que lleva desde la estación hasta la plaza Stesicoro, cerca de la cual estaba mi hotel. Solares sin urbanizar, naves comerciales, todo mal iluminado y solitario. De vez en cuando me cruzaba con una sombra presurosa. Una vez creí escuchar cerca detonaciones que me parecieron disparos.
            Tras el brillo y las memorias platónicas de Siracusa, la realidad parecía haberse convertido en una selva oscura como aquella en la que Dante se encontraba antes de entrar en el infierno. De pronto, al final de un callejón a mi izquierda, vi brillar luces. Me dirigí hacía allí, sin pensarlo.
            Entre edificios oscuros, un chalet con un gran ventanal iluminado que daba sobre un pequeño jardín. Hasta la acera llegaba el rumor de la música y de las conversaciones. Sin duda se celebraba una fiesta. Yo miraba como el niño ante el escaparate de una pastelería. De pronto, un tipo elegante, de unos cincuenta años, que llegaba con una botella en la mano, se detuvo junto a mí. Iba a disculparme, no debía ofrecer muy buena imagen allí al acecho.
            ––¿Quiere pasar?
             Le reconocí vagamente. Nos habíamos visto en la biblioteca de la Universidad.             ––No estoy invitado, dije y traté de sonreír.
            ––Le invito yo con mucho gusto.
            Me hizo entrar con él a aquel salón que yo había visto desde fuera y que por unos momentos me pareció la imagen misma de la felicidad, como en El gran Meaulnes, la novela de Alain-Fournier. Pero nada más entrar le llamaron –“disculpa un momento”– y me dejó solo, entre gente a la que no conocía.
            Todas las miradas si fijaron en mí, o esa impresión me dio, y empecé a sentirme mal, sin saber qué hacer ni qué decir. Lo cierto es que todos siguieron con sus conversaciones sin hacerme mucho caso. Una joven interpretaba al piano canciones de Reynaldo Hahn sobre poemas de Verlaine (yo recuerdo que las había escuchado por primera vez en el apartamento neoyorquino de Muñoz Millanes), se cansó de tocar, recibió unos corteses aplausos y tras inclinar con gracia la cabeza se acercó a mí.          ––No te conozco. ¿Eres amigo de Mirna?
            ––No la conozco, en realidad no conozco a nadie. Estaba en la puerta y…
            De pronto, pareció perder todo interés por mí. Yo me encontraba cada vez más incómodo. Una pareja, en el centro del salón, comenzó a discutir. Cada vez lo hacían en voz más alta y como si estuvieran solos. Yo no los entendía porque, aunque comenzaron en italiano, pronto pasaron al dialecto.
La pianista volvió a acercárseme.
            ––Vámonos, esto comienza a ponerse desagradable. Son los dueños y parece que se han olvidado de que tienen invitados. Ella es muy celosa y él coquetea con todas, también conmigo, pero yo no le hago ningún caso.
            Fuimos paseando hasta la plaza de la catedral. Había una gran luna y el frío parecía haber desaparecido. Hablamos de Giovanni Verga, el día antes había estado yo visitando su casa, de Cavalleria rusticana, y luego de Pirandello. Ella era profesora de literatura italiana en un liceo.
            ––Así es si así os parece. Qué razón tenía Pirandello. También la verdad se inventa.
            ––Eso lo dijo, antes que él, o a la vez que él, Antonio Machado.
            Yo le hablé de un libro, muy pirandelliano, del psiquiatra Castilla del Pino, El delirio un error necesario. A veces para poder soportar la realidad tenemos que inventarnos otra realidad.
            En la plaza Stesicoro, a un lado el anfiteatro romano, al otro la gran estatua de Bellini, teníamos que separarnos. Mi hotel estaba en dirección contraria a la de su domicilio. Pensé en invitarla a cenar  para seguir charlando. Pero tardé en decidirme. Ella me miraba sonriente. A nuestro lado se detuvo un autobús. Me dio un rápido beso y subió de un salto en cuanto se abrió la puerta.
            Yo debía de quedar triste, pero la verdad es que volví al hotel de buen humor. Me sentía aliviado. La felicidad mejor verla desde fuera, soñarla al otro lado del cristal. Si lo atravesamos, deja de ser felicidad.


Lunes, 18 de febrero
RETRATO Y AUTORRETRATO

“Célibe y maniático, lúcido y pesimista, viviendo para su tarea de investigación, sin más aficiones ni pasiones que su trabajo, razonando inhumanamente, frío y certero, con un insufrible orgullo e invulnerable a cualquier tentación, acorazado contra cualquier debilidad”.
            Qué bien me conoce quien escribió esas líneas. Podría haberlas escrito cualquiera de mis enemigos mejores. Pero no hablaba de mí, sino de Sherlock Holmes.


Miércoles, 20 de febrero
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Tuve que visitar esta mañana dos clases de tercero de primaria (alumnos de ocho o nueve años) para evaluar a unos profesores en prácticas. Me sorprendió la manera cómo enseñan a los niños a arreglar sus desavenencias: “Cuando surge un conflicto entre el alumnado, los profesores les ofrecen la posibilidad de solucionarlo entre ellos saliendo al Iguaderu. Una vez allí uno de los alumnos se sitúa bajo la boca para exponer el problema según él lo ve. Mientras tanto, el otro permanece bajo la oreja y escucha. Solo puede escuchar, esto es muy importante. Cuando el primero acaba de hablar, cambian de sitio: el que antes hablaba ahora escucha y el que antes escuchaba ahora habla. Podrán cambiar de sitio las veces que necesiten hasta aclararse. Al final, si llegan a un acuerdo, se dan la mano y vuelven a la clase o al patio. Si no lo resuelven, piden ayuda a una profesora o profesor”.
            Me enseñan el rincón del Iguaderu, bajo un gran ventanal: una mesa, dos sillas y sobre cada una de ellas un cuadro representando en un caso una boca y en el otro una oreja. Hay también una hoja de papel donde se anota la fecha y si finalmente llegaron a un acuerdo. En los cuatro casos de febrero, hay empate: dos veces se llegó a un acuerdo y otras dos veces no.
            Está claro –pienso al salir del colegio, muy esperanzado con lo que he visto–  que a los líderes de la nueva derecha española no les enseñaron a resolver así sus conflictos. Seguro que no fueron a un colegio público, como el Novo Mier. Debería estar prohibido que se transmitan las sesiones parlamentarias en horario infantil. Son un pésimo ejemplo.
            Disparates que antes solo se oían en las tertulias de la telecaverna en las que solía participar Juan Manuel de Prada, ahora se escuchan en el Parlamento con total naturalidad. Yo estoy expectante por ver si mis compatriotas, en las próximas elecciones, premian o castigan esa desfachatez. Comparado con el actual líder de la oposición, Gabriel Rufián resulta todo un caballero.


Jueves, 21 de febrero
UN BUEN JUGADOR

La alegría de ganar y el fastidio de perder me duran exactamente lo mismo: más o menos cinco minutos.


Viernes, 22 de febrero
OTRA CONFESIÓN

No estar enamorado es mi manera de ser feliz; estar enamorado, mi manera de no olvidar que sigo vivo.



56 comentarios:

  1. Decía Romain Gary (y De Gaulle, que supongo lo recogería de él) que "el patriotismo es amar lo propio, y el nacionalismo es odiar lo de los demás".
    Por lo que JLGM nos cuenta, él es patriota (yo también). Nacionalista es, por ejemplo, Torra, el de los no independentistas como “carroñeros, víboras, hienas. Bestias de forma humana, sin embargo, que emiten odio”; cosa que, explica, puede deberse a una “cosa freudiana” o a un “estremecimiento en su cadena de ADN”. Todo ello recogido en su tristemente famoso artículo "La lengua y las bestias", que más de una vez he citado aquí.
    Yo entiendo, ya digo, que ser patriota está bien (también no serlo: uno es libre para amar o no a su país); ser nacionalista. en cambio, está mal.

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    1. Creo que sí comparáramos lo que otros nacionalistas gritaron en Colón con las tonterías de Torra, éste parecería un pobre aprendiz de pirómano. Pero ya sabemos por Freud que contra ciertas obsesiones no hay nada que hacer

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  2. Qué bobada, Jose, qué bobada. Dicho con todos los respetos. Y cuánto jugo se le saca al famoso artículo. También podríamos decir que el patriotismo encarcela y el nacionalismo solo pide que les dejen votar.

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    1. He citado aquí varios artículos más. No alargaré esto, no quiero repetirme más de la cuenta, pero bastará con que cite el titulado "Joan Solà, Ciudadanos i el PP", donde Torra se explaya a gusto calificando a quienes no compartan sus generosos puntos de vista de "bestezuelas descerebradas", y otras lindezas semejantes.
      Como poder decir, podríamos decir (hay quien lo dice, en efecto) que la Tierra es plana. Lo que no podríamos decir, porque no es cierto, es que un presidente del gobierno español haya dirigido, en su ejercicio o antes de él, descalificaciones tan zafias a los catalanes, o ni siquiera a los independentistas.
      Y, respecto a lo que dice Benito de Soto, las barbaridades que se gritan (y no una vez: muchas) en las manifestaciones independentistas catalanas no tienen nada que envidiar, al contrario, a las que pudieran oírse en Colón.
      Pero aquí no hablamos de lo que pueda gritarse en una manifestación, que no suele ser el sitio más apropiado para buacar ponderación y racionalidad; hablamos de lo que en toda una serie de artículos publicados en la prensa (lo que es muy distinto) ha tenido el gusto de berrear quien hoy preside Cataluña.


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    2. Qué pesadilla, Jose. La verdad es que acabas con la paciencia de un santo (y yo no soy ni un santo ni demasiado paciente). Un señor, Joaquín Torra, que entonces no se dedicaba a la política, en unos artículos polémicos descalificó al contrario. No es el único. Lee La Razón o El Mundo, a Juan Manuel de Prada o a Félix de Azúa (el que dijo que la alcaldesa de Barcelona no estaba capacitada ni para fregar suelos). Lee los tuits de unos y otros. El señor al que tú aludes, muchos años después, aceptó ser presidente de la Generalitat porque, el que habían elegido los ciudadanos de Cataluña, no lo pudo ser por razones más o menos legalistas (y que aún no han resuelto del todo los tribunales). Pidió disculpas por esas afirmaciones. Ya está. Volver sobre ellas es síntoma de algo que no sabría calificar. Júzgale por sus declaraciones institucionales, desde que habla como President y no como un particular. Seguro que tienes mucho que criticar. Pero no olvides lo que se dice de él: lo más reciente, que debería estar en el banquillo de los acusados (y en la cárcel) y no asistiendo como invitado al juicio. Se le ha llamado, se le sigue llamando golpista, lo cual es un grave delito. También se le ha llamado eso, y traidor a España, al presidente del Gobierno. Al lado de tales calumnias, lo de "bestezuelas" resulta casi cariñoso. Y ten en cuenta que quien llama golpista a Sánchez (y no es un incontrolado en una manifestación, sino los líderes de esa manifestación, que además son parlamentarios), al hacerlo, está llamando prevaricadores a los fiscales y a los jueces españoles, porque un golpista debe de ser detenido y juzgado.
      En fin, Jose, lo siento mucho pero creo que tu visceral rechazo al independentismo no favorece demasiado el debate intelectual.
      ¿Lo dejamos aquí? Por favor, no me cites más lo que han dicho este y el otro en contra del independentismo ni las barbaridades de algunos de los que lo defienden (sería el cuento de nunca acabar si nos ponemos a citar las barbaridades de mis compatriotas contra los independentistas).
      Estamos ante un dilema ético, no legalista (eso que lo decidan los tribunales). Si mayoritaria y democráticamente, una comunidad autónoma española decide no formar parte del Estado español, yo creo que lo que hay que hacer es negociar las condiciones de la separación (algo complejo y que puede llevar años), no encarcelar a sus políticos.
      Está claro que tú piensas otra cosa. No hace falta que insistas. Además, eso es lo que opina toda la prensa española, políticos españoles, etc, etc. Tu posición es redundante, me parece. Llevas hierro a Bilbao.

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    3. Pues nada, dejaremos el hierro en casa.
      Sin embargo, creo que lo de la redundancia no es cosa sólo mía, y que de hecho, en este blog al menos, más bien es la posición suya la redundante, máxime repitiéndola la cantidad de veces que lo hace, por activa y por pasiva.
      La mía, por el contrario, es aquí muy minoritaria, y como JLGM no puede ignorar me ha valido descalificaciones e insultos de todo tipo. Sin embargo, y como se comprenderá, no serán ellas quienes me hagan variar de opinión: uno ya es mayorcito para que ciertas barbáricas zafiedades le intimiden.
      Lo que sí es obvio es que si uno buscara la comodidad y la aprobación de la mayoría, en este blog debería defender justamente lo contrario de lo que defiende; aquí, al menos, mi postura no tiene nada de cómoda, al revés.
      Pero qué le vamos a hacer; lo que uno piensa, no lo piensa porque eso sea lo confortable o lo aplaudido, sino por razones de más peso.

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    4. José: con respeto y sin "acritú", que decía el ex. (aquí, por lo que quieras)
      1. No tengo nada que añadir a lo que ha dicho nuestro anfitrión. Ya ha contestado lo que yo pensaba contestar
      2. Lamentas o te quejas de que tú opinión aquí sea minoritaria. Aquí se te trata con respeto y se te lee. En los foros en que sustentan tus mismas opiniones,a los que piensan como yo se les censura y se les insulta. Lo dejo a tu interpretación

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    5. Ni lamento ni me quejo; me limito a recordar. Y no tengo ni idea de a qué "foros" se refiere, con lo cual habría que interpretar que son todos. Pero nadie puede conocerlos todos, así que supongo que es sólo un modo de hablar. A mí me han censurado en foros independentistas y en foros que no lo son, en ambos casos muy minoritariamente; en la mayoría, por suerte, se puede discrepar con libertad. Cosa distinta es que cuando (como en éste mismo ocurre con alguna frecuencia), ciertos polemistas abandonan el terreno de las opiniones y pasan al del ataque directo y personal; esto es, dicen no "no tiene usted razón, por..." sino "es usted un...", quien administre el blog entienda que eso está fuera de lugar. A mí no me ha pasado, porque me interesa razonar, no insultar; hacer esto último me parece infantil. Pero hay quien no lo ve así; qué le vamos a hacer.

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    6. Naturalmente que no me refiero a todos, no está uno para perder el tiempo. Hay sitios donde ni se ocurre opinar. Pero quizá le sorprenda que me han borrado entradas escritas en medios del grupo Prisa, por ejemplo, cuando se supone que su línea editorial está más cerca de mi modo de pensar que Libertad Digital, por decir algo. Aunque desde que echaron al académico se han vuelto más permisivos

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    7. También a mí me han borrado alguna nota en El País, por ejemplo. Y en otros sitios; a veces, siguiendo criterios que uno no comprende. Incluso me ocurrió, hace ya tiempo, que una nota mía que habían publicado y luego borrado, y que yo había conservado en mi ordenador, volví a remitirla al día siguiente, y se publicó sin problemas. (Por cierto, no sé quién es "el académico". ¿Juan Luis Cebrián? Si es él, no entiendo bien lo de "echarlo": en este mismo mes de Febrero se han publicado varios artículos suyos, aparte de ser Presidente de Honor del diario).

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    8. "Echarlo", literal Jose, quiere decir quitarle el poder ejecutivo. El presidente de honor ya no decide la línea editorial del diario. A Juan Luis Cebrián le han dado una patada hacia arriba. Una cosas es escribir en un periódico y otra marcar el rumbo del periódico. Lee sus editoriales y lee la reseña de Cebrián en Babelia sobre los libros de Sánchez y Guerra.

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    9. Seguramente no me he explicado bien. La pregunta, en resumen, es ésta: que el cambio de estatus profesional de Cebrián se debe, precisamente, a "una patada hacia arriba", ¿es sólo una suposición, o hay motivos consistentes para creerlo? Quizá no sobre recordar que Cebrián no sólo es uno de los creadores del periódico, sino su director en la etapa que tantos ahora echan de menos.

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  3. Respuestas
    1. Pues qué bien, Anónimo. Pero si quieres corregir una errata debes indicar línea y página (en este caso línea y día).

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    2. En una primera lectura di por bueno "adjurar", y resulta que no, que significa, por lo que vi, casi lo contrario. Como contrarios son aquí tú y Jose. No estoy siguiendo el caso catalán, y no suelo ver a Torra ahora, lo que dice lo que hace, pero estoy de acuerdo contigo. Pero esto al parecer más que lógica parece ser un juego de simpatía-antipatía, por parte de Jose. Bueno, no me meto en esto. Más me intriga tu parecido con Sherlock Holmes. Sabes muy bien que la errata está en el día sábado, creo que en el sexto párrafo. D y B, qué letras tan parecidas.

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    3. De nada. Ctrl + F es más rápido.

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  4. Muchas gracias, Jesús. La verdad es que no encontraba la errata. Uno escribe, publica, y luego se dedica a otra cosa. No me apetecía nada una lectura minuciosa en busca de erratas.

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  5. Me gusta leerlo todo, señoras y señores.
    Pero se me hace que están ustedes engolfándose mucho en política. Es muy respetable.
    Yo prefiero, como gusta escribir el señor Gª Martín, CAFÉ y LIBROS, que para mí es lo mismo que decir LITERATURA.

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  6. Pues entonces, Odin, estás de enhorabuena porque cada semana comento un libro en mi otro blog, "Crisis de papel", y lo llevo haciendo desde hace más de treinta años, sin faltar una sola semana.

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  7. Lo sé.
    Crisis del papel y Café Arcadia son para mí, por lo que a lectura se refiere, como dos caras de una misma moneda.

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  8. Me gustaría, si es tan amable, conocer el poema de Manuel Machado del que entrecomilla unos versos. Muchas gracias.

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  9. Poema “Mi Phriné”, incluido en el libro titulado “El mal poema”.

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  10. "Expliquemos las ventajas de serlo, aclaremos los inconvenientes de la separación, dejemos a los ciudadanos que reflexionen y luego votemos. Y respetemos el resultado de la votación, sea el que sea."
    Entresaco este párrafo de lo escrito por JLGM por las dudas que me suscita. ¿Se refiere a que en esa votación estarán implicados todos los ciudadanos españoles? ¿ O solamente los residentes en Cataluña?
    De ser una cosa u otra el resultado y su aceptación cambiarían radicalmente.

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  11. José Luis García Martín25 de febrero de 2019, 15:18

    Para saber si los catalanes quieren o no la independencia, deben votar obviamente solo los catalanes; para aceptar las condiciones de esa independencia (si se diera el caso de que esa fuera la propuesta) deben decidir todos los españoles.

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  12. Querido José Luis: como en este momento no tengo ganas de polemizar contigo, te comento, pero a destiempo, la entrada del pasado 13 de febrero en tu diario, en la que anotas, refiriéndote a mi: Cuando iba apareciendo, semana tras semana, Hablando claro, el tomo que está a punto de publicar, me decía: “Habla de libros, habla de libros, deja de hablar de los catalanes. Ya ves, se aplicó el 155 y se acabó el problema. ¿Quién se va a acordar dentro de un año de Puigdemont y del procés?”
    ¿”Semana tras semana”, es decir, docenas y docenas de veces, te estuve repitiendo lo que tú entrecomillas como palabras mías? Al parecer, por lo que cuentas en tu diario, no sólo soy tonto sino también un pesado pesadísimo y (muy probablemente) un nacionalista español o un fascista andaluz (o viceversa). Ya sé que lo que dices, lo dices para dejarme bien y de paso mostrarle a tus lectores que no le tienes ningún miedo a tu editor (lo que estaría feo), y yo te lo agradezco. Pero al César lo que es del César y a la literatura lo que sólo es de tu literatura.

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  13. Hombre, don Abelardo, tampoco es para ponerse así. Ya sabes que, como buen español, soy un poco vehemente y bastante exagerado. Quita, quita, todas las semanas que quieres.
    Y, por otra parte, como me conoces bien (a veces pienso que demasiado bien) sabrás que no exagero cuando digo que nada me gusta más que el que mis mejores amigos tengan ideas políticas opuestas a las mías, ya que así puedo debatir con ellos. Si pasaran a pensar como yo, para poder seguir discutiendo (mi deporte favorito), tendría que pasar a pensar como ellos y ponerme a defender a Mario Vargas Llosa, Juan Luis Cebrián o incluso, vade retro, a Alfonso Guerra.
    O sea, que sigue pensando como piensas, resiste, resiste mi lógica aplastante, no te dejes convencer por mí, que me harías la pascua.

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  14. Miguel el Entrerriano25 de febrero de 2019, 23:39

    "Hanno ammazzato cumpare Turiddù!!" es el grito femenino desgarrado que resuena en mi cabeza en cuanto leo el título Cavallería Rusticana. Un grito que se mezcla con imágenes de los viejos barrios decrépitos de Palermo.

    El lenguaje es una herramienta para el pensamiento, pero también un obstáculo severo, lo vió bien el Wittgenstein postrero. "Nacionalismo" es un término singular, pero apunta a realidades plurales. Francia, digamos, es un pais con fronteras poco discutidas y con escasas reivindicaciones separatistas. Un "nacionalismo francés" estaría por ello fuera de lugar salvo como chauvinismo, engreimiento o arrogancia. Pero ¿y durante la invasión hitleriana? Ah, entonces el nacionalismo francés significaba libertad y liberación, y rebosaba sentido. Muchos dieron la vida por él. O pensemos en un nacionalismo/USA: prepotencia, intervencionismo, derrocamientos directos o subrepticios... y comparemos con el nacionalismo palestino o saharaui, esa ansia de gobernarse y liberarse. Nada que ver. El que está mal dotado de herramientas mentales críticas iguala, un sustantivo = una realidad. Se engaña gravemente, aunque no engañe a otros. Nacionalismo en el segundo sentido es pelea por la libertad, pelea por la independencia, por gobernar y ordenar los asuntos propios sin que vengan a gobernarlos desde fuera. Una lucha de tal elevación ética que ha sido un motor capital del mundo. Una pelea celebrada en decenas de novelas y películas, Casablanca, Roma, città aperta... En tal medida es así, que sería ocioso argumentar sobre la dignidad y el valor moral, heroicidad en muchos casos, de tal dedicación. Ocioso, claro, siempre que medie buena información y buena capacidad mental de discriminar significados y valores semánticos. Lo que no sucede siempre, ni mucho menos, para desgracias propias y ajenas.

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    1. Lo siento, Entrerriano. Te leo con placer pero esta vez me he perdido. Quizá entre el Uruguay y el Paraná

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  15. Miguel el Entrerriano26 de febrero de 2019, 21:41

    Gracias, Benito de Soto, lamento que por torpeza o por limitación de espacio el mensaje no quedase preciso

    En resumen, hay un nacionalismo/chauvinismo, que es un nacionalismo despreciable, equivalente a arrogancia o prepotencia. Y hay un nacionalismo/libertad, que es un nacionalismo ético, encomiable. El hecho de que ambos se designen con el mismo sustantivo (nacionalismo) no debería ocultar (a nadie que tenga sentido crítico) que señalan actitudes esencialmente diferentes. Mis disculpas por la falta de claridad.

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    1. Disculpado y gracias por la claridad (Decía Ortega que "la claridad es.." En fin, dejémoslo) Pues siento de verdad no estar de acuerdo. Para mí, todos los nacionalismos son perversos y aborrecibles. El que más, el español. Por nacionalismo estamos como estamos. Por nacionalismo elegimos la cutrería ensotanada y pederasta en vez de la revolución y las luces francesas. Por nacionalismo cuartelero y meapilas perdimos los avances progresistas republicanos.. ¿Sigo?

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    2. Pues no, Benito, no sigas porque no me parece que tengas mucha razón. Sin el nacionalismo no existiría el mundo tal como lo conocemos. No existiría Estados Unidos ni Chequia ni Italia ni Eslovenia ni Alemania. No confundamos el uso con el abuso, el querer imponer el propio nacionalismo a otros con la defensa frente a esas imposiciones. Ningún partido, ni en Francia ni en España ni en ninguna parte, puede gobernar sin un componente nacionalista. Otra cosa es el exceso, el ultranacionalismo o el nacionalismo mal entendido.

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    3. Me temo que hablamos de cosas distintas o a lo mejor lo que yo llamo nacionalismo es ese "nacionalismo mal entendido". En la Primera Guerra mundial, muchos escritores alemanes fueron al frente con entusiasmo llevados por ese nacionalismo dispuestos a disparar contra sus colegas franceses con los que un dia antes se habian cruzado cartas. De la Segunda Guerra, mejor no hablar. Supongo que era un nacionalismo mal entendido. Como soy muy antiguo sigo creyendo en aquel internacionalismo que aprendí clandestinamente cuando el del Valle firmaba sentencias de muerte

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    4. José Luis García Martín27 de febrero de 2019, 23:00

      Ciertamente el de los nazis era un nacionalismo mal entendido. El de los partisanos franceses, Churchil o los resistentes polacos, no. En la Gran Guerra se enfrentaron no solo naciones, sino también imperios. En fin que es un poco simplón pensar que si desaparecen las naciones con sus intereses particulares desaparecen las guerras.

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    5. Vamos a ver JLGM: ¿De dónde sacas eso de la desaparición de las guerras? He dicho (escrito) que los intelectuales alemanes, debido al (su) nacionalismo, estaban dispuestos a matar a sus amigos que eran de otra nación. Nada más. En fin, dejémoslo. Al menos por mi parte. Tú puedes seguir, tienes más afición polemista. Estás en tu casa

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    6. Qué barbaridad, Martín, qué capacidad para pontificar sobre nacionalismos. Cualquier día nos explica la diferencia entre el bien y el mal y luego nos examina para ponernos nota.

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    7. Los intelectuales alemanes nazis, amigo Benito de Soto, no estaban dispuestos a matar a los franceses solo por ser franceses (con la mayoría de ellos, los colaboracionistas) se llevaban muy bien. A los únicos que estaban dispuestos a matar solo por ser quienes eran era a los judíos, pero esa no era cuestión de nacionaldidad.

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    8. Dije "dejémoslo" y yo lo voy a dejar. Sólo una precisión: cuando digo "Los intelectuales alemanes" me refiero a los que combatieron en la "Grande Guerre", cuando la bicha todavía se estaba incubando en aquel cabo. No en la segunda Guerra mundial

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    9. Dije "dejémoslo" y yo lo voy a dejar. Sólo una precisión: cuando digo "Los intelectuales alemanes" me refiero a los que combatieron en la "grande guerre", cuando la bicha todavía se estaba incubando en aquel sargento. No en la segunda Guerra mundial

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    10. Dije "dejémoslo" y yo lo voy a dejar. Sólo una precisión: cuando digo "Los intelectuales alemanes" me refiero a los que combatieron en la "grande guerre", cuando la bicha todavía se estaba incubando en aquel sargento. No en la segunda Guerra mundial

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    11. Me dice la Wikipedia que al innombrable lo he ascendido. Mis disculpas

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    12. Lo siento por la insistencia. El móvil se ha vuelto loco

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    13. Antes de haber naciones (tal como las entendemos hoy) ya había guerras, Benito. Acabar con las naciones para que israelíes y palestinos --es un ejemplo-- se abracen, más que una utopía parece una tontería.

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    14. Y dale. Mi repulsa del nacionalismo no es porque causen guerras. Es más, hay guerras en las que no queda más remedio que participar. Dije que lo dejaba y lo dejo de veras.

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  16. "¿Que una comunidad autónoma no quiere seguir formando parte del Estado español?"

    ¿Cómo que "una comunidad autónoma"? Le recuerdo que en las últimas elecciones regionales catalanas, el 62,4 % de los catalanes en edad de votar e inscritos en el censo electoral, no votó por los independentistas.

    Así que nada de "una comunidad autónoma" sino "un poco más de un tercio de los adultos de una comunidad autónoma".

    Antes de ridiculizarse ante el mundo entero intentando dar golpes de estado esperpénticos, los independentistas catalanes deberían preocuparse de ser mayoritarios en su región, cosa que continúan sin lograr a pesar de llevar más de 30 años utilizando la propaganda y el adoctrinamiento sistemáticos para conseguirlo.

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    1. Anónimo Veneziano27 de febrero de 2019, 1:18

      Las "últimas elecciones regionales" catalanas fueron para elegir parlamentarios, no para preguntar a los catalanes si querían o no seguir formando parte de España. Por lo tanto son razones de trilero, o sea de tahúr, sacar ahora de la manga ese 62%.
      En el pecado lleva el neofascismo la penitencia: si te niegas a preguntar, te jodes y te quedas sin cifras. Lo que es ponerse en ridículo ante el mundo es no querer saber, no querer preguntar y acto seguido descolgarse con un 62 --o con un 75% que dan otros espabilaos. No tenéis arreglo, queridos nostálgicos del bigotitos ferrolano. Acabaréis por salir en los folletos turísticos al lado de la muralla de Ávila, las procesiones, los toreros y la sangre licuada de San Serenín, o como sea el dichoso santo.

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    2. 1.- Los independentistas catalanes han utilizado todas las elecciones desde 2012 para contarse.
      2.- Siendo un poco más de un tercio de los catalanes en edad de votar e inscritos en el censo electoral, han intentado hacer creer al mundo entero que son mayoritarios en Cataluña hasta el punto de justificar con ello un intento de golpe de estado.
      3.- El fascismo es una minoría intentando imponer su poder a una mayoría saltándose las leyes votadas por la mayoría.
      4.- El insulto es el argumento del fanático impotente ante la realidad.
      5.- La realidad incontestable es que el 62,4 % de los catalanes en edad de votar e inscritos en el censo electoral no votó por los independentistas en las últimas elecciones catalanas.
      6.- Sí, el 62,4 %. Una cifra que deslegitima totalmente al independentismo.
      7.-"Los hechos son testarudos" (Lenin).

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    3. Qué cosas, Morelli. Qué capaz tienen los seres humanos para engañarse, para creerse sus propias trolas.
      Solo dos precisiones (inútiles, por supuesto).
      Un golpe de Estado es tratar de imponer por la fuerza un cambio en el régimen político (por la fuerza, no por la fuerza de los votos).
      Segundo: vamos a dar por sentado que la mayoría de los catalanes (¡un 62,4 %!) no quiere la independencia. ¿Qué problema hay entonces en hacer un referéndum pactado (y perfectamente legal) para que eso quede claro? Se acabaría el problema, al menos para varias generaciones.
      Pero los Morelli nunca permitirán ese referéndum. Se mienten a sí mismos, pero no se engañan ni a sí mismos.

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    4. Totalmente de acuerdo con un referéndum legal se acabaría de una vez con el problema, pues todas las partes deberían, democráticamente, acatar el resultado del mismo, como se hizo en Escocia y Quebec. Nada más fácil.

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  17. Tal y como esta el patio, me voy a forrar vendiendo hielo para helar corazones

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  18. Miguel el Entrerriano28 de febrero de 2019, 9:09

    Me llamó mucho la atención la apasionada antipatía de Benito de Soto hacia los nacionalismos, sin distingos, igualando. La "cutrería ensotanada", la prevalencia de las supersticiones es transversal a las ideologías. ¿Cree Benito que si Napoleón hubiese logrado hacer su voluntad en España esta sería menos católica? Yo no lo creo. La Unión Soviética estuvo educando a sus ciudadanos durante 50 años en la Ciencia, no en la religión. Y en cuanto Gorbachov relajó el sistema retornó la prevalencia de las sotanas ortodoxas. Tampoco creo que Benito sostenga que los países, por mor del antinacionalismo, deban dejarse invadir, dominar o colonizar por otros considerados más ilustrados o civilizados. No digamos si ni siquiera lo son. Ha habido, sin duda, nacionalismos liberadores y benéficos. No es lo mismo Trump que Simón Bolívar

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    1. Puede, que diría un castizo.
      1. Dudo que la Unión Soviética educara en la ciencia, si acaso en una version estalinista del materialismo histórico ( si es que lo consideramos ciencia)
      1. Los nacionalismos.. Yo creo que todos se parecen porque parten de la base de "qué suerte tengo de ser.." Cuando uno nace donde puede. (Salvo los de Bilbao que, como es sabido, nacen donde quueren)

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    2. Miguel el Entrerriano28 de febrero de 2019, 18:31

      Le educación en la Ciencia fue un clamor, Benito. En el metro de Moscú se veía a jóvenes y no tanto leyendo libros de Hidrodinámica, de Electrónica, de Geometría!! Hombres y mujeres. Y los que tenemos formación científica nos hemos beneficiado largo tiempo de las publicaciones de editorial MIR en todas las lenguas (y seguimos).
      Es injusto pensar que todo nacionalismo se funda en la creencia "que suerte tengo.." Habla con húngaros, por ejemplo, verás que poca suerte creen que tienen (>50% de su territorio perdido). Pero reivindican y esperan justicia.
      Los de Bilbao son aparte. Tienen tanta suerte, la máxima, haber nacido en la capital intercontinental de las Tierras Emergidas, que han decido repartirla, y adoptar. Y cómo saben divertirse. Eskerrik asko.

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  19. Ha venido el señor Morelli (ni se me ocurre que pueda ser señora) a poner sus tesis como un Lutero en las puertas del foro de García Martín. Pero es un Lutero muy desorientado.
    En realidad, los catalanes independentistas NUNCA han tenido ocasión de contarse en libertad. Cuando sabes que tu país va a seguir como provincia, más o menos, del Estado, hay muchas razones posibles e imaginables para que votes como representantes a socialistas o a "comunes", en vez de a independentistas. Luego el 62% de Morelli no tiene ningún valor, o lo tiene muy escaso. Esto ya no es política, es sentido común. Ah, y unos jóvenes subidos al techo de un Land Rover es una algarada, por Dios, no un intento de golpe de Estado, ¿es que se han vuelto locos? La definición que da de fascismo también es errónea, en el caso de Hitler se trataba de una mayoría, etc, etc. Y si los catalanes se saltaron algunas leyes, puede que sí, el gobierno de Rajoy no se saltó menos, amparó la corrupción y mintió por sistema durante meses.
    Por lo que este Lutero está averiado y no será escuchado como el reformador. A menos que pegue las tesis en las puertas de Vox. Ahí tiene futuro.

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    1. Hay que reconocer que José Luis ha buscado un gracioso nombre para su sombra. Scilla suena bastante bien.

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    2. Francesco Durante2 de marzo de 2019, 18:51

      ¡No ha de sonar bello el nombre de Scilla!
      Sepa usted, alto poeta Altolaguirre, que Scilla fue, o quizás es, una ninfa hija de dioses, aquella que con Caribdis formaba el estrecho marítimo peligroso y difícil de navegar.
      Y del nombre de esta isla viene el de la isla de Sicilia, nada menos.

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