domingo, 20 de enero de 2019

Revelación de secretos: Blindar el corazón



Viernes, 11 de enero
FALTAN REPUESTOS

La admiración tiene fecha de caducidad, como el amor o los yogures. Con los años, aprendo escepticismo: el amor de hoy es el odio de mañana, el más agresivo detractor fue el mayor admirador. Pero en uno y otro caso, hay algo más grave: la indiferencia.
            Pronto aprendí a no darle demasiada importancia. Siempre he sido conformista con lo que no tiene arreglo.
            Hasta cierta edad, a un amor le sucede otro, con intervalos más o menos largos, pero nunca demasiado largos, que servían para relajarse y disfrutar.
            Si un admirador se iba (antes le parecías el mejor crítico del mundo, el más valiente, ahora un lenguaraz incapaz de hacer carrera literaria), otro llegaba y a veces había quien volvía después de probar fortuna en los alrededores de Babelia o en sitios peores.
            Hasta cierta edad. Ahora los recambios comienzan a demorarse demasiado. Habrá que cuidar más lo que uno tiene, hacer que dure todo lo posible, porque, como en la Cuba asediada, cada vez resulta más difícil conseguir repuestos.


Sábado, 12 de enero
PEQUEÑO MUNDO

Ocurrió en una estación marítima, la de Yenikapi, de donde parten los ferrys para las islas Príncipe y para varias poblaciones de la orilla asiática del mar de Mármara.
            Yo había llegado paseando al azar, sin intención de embarcar hacia ninguna parte. Las calles que llevan hasta el Cuerno de Oro están llenas de vida: orgullosas mezquitas que parecen alzar sus manos al cielo, fantasiosa arquitectura europea, perspectivas vistas en algún viejo grabado, coloristas puestos que ocupan las aceras desbordando al Gran Bazar. Las que van hacia el otro lado, hacia el sur, parecen de una ciudad distinta, con sus aceras destrozadas, sus retorcidos callejones, sus iglesias acurrucadas en un rincón.
            Al comienzo, sobre los tejados, deslumbra el azul del mar como una llamada, como una tentación. Pero pronto desaparece y cansados de dar vueltas al laberinto renunciamos a llegar hasta él, volvemos a la zona más monumental y animada.
            Aquella tarde, una tarde de agresiva soledad, yo quise confirmar que el azul entrevisto no era una ilusión óptica. Di vueltas y más vueltas, hice algunos descubrimientos (el patio con naranjos ante una iglesia griega, al que se llegaba por un desvencijado y camuflado portón) y por fin di con una infranqueable muralla: una autovía y la línea del metro exterior. La fui bordeando, por una acera que apenas lo era, sorteando charcos y socavones, hasta encontrar un paso elevado. Lo crucé y seguí caminando, por una especie de barrizal (del mar me separaban desvencijados barracones) hasta que llegué a la estación marítima que tenía la imagen de un delfín en lo alto y el nombre de la compañía que parecía utilizarla en exclusiva: Ido. En aquel instante, el sol comenzaba a desaparecer en el horizonte y todo se embadurnaba de melancolía.
            Un puñado de solitarios en el hall, en la cafetería. Nadie hablaba con nadie. Todos daban la impresión de que llevaban allí mucho tiempo esperando y que no les importaría seguir haciéndolo toda la eternidad. Miré el cartel luminoso que indicaba las llegadas y partidas. Dentro de quince minutos, salía un ferry para Yalova. Nunca había oído ese nombre, no sabía si era una población grande o pequeña, nada ni nadie me esperaba allí, pero tuve la tentación de subir a ese barco, de navegar en el crepúsculo, de llegar de noche a ninguna parte.
            ¿A ninguna parte? Saco el móvil y me entero de todo lo que hay que saber sobre Yalova: que es más o menos del tamaño de Avilés, que en ella residió Atatürk, que cuenta con fuentes termales. No merece la pena la aventura, seguro que allí no hay aterradores lestrigones ni Circes que me conviertan en cerdo ni sirenas que me lleven a la perdición.
            Cuando todo el mundo cruza los controles para subir al barco, yo me quedo solo en la sala de espera. ¿Solo? Eso creía. Un anciano se me acerca y, tras dirigirme lo que parece un saludo, me suelta una larga parrafada. Cuando le hago entender que no entiendo su idioma, se entera de dónde soy y comienza a hablar en un borroso español: “De joven, viví algún tiempo en Argentina y conocí a Jorge Luis Borges. Yo trabajé como mesero en una de las confiterías que él frecuentaba”.
            Una vez le prestó dinero, otra vio como una mujer mayor, que debía ser su madre, le sacaba de allí a empellones, dejando a la muchacha que le acompañaba con los ojos llenos de lágrimas y a todos los clientes avergonzados.
            Qué pequeño es el mundo, me dije sonriendo. Volvía a sentirme cerca de todo, lejos de nada.


Domingo, 13 de enero
REGRESOS

La última vez que fui al cine (estoy perdiendo esa buena costumbre) me apetecía ver El regreso de Mary Poppins, pero sentí un poco de vergüenza, me parecía un divertimento impropio de mi edad y condición, y me decidí por Tiempo después, el regreso de José Luis Cuerda.
            Me arrepentí de inmediato: no es más que un dilatado chiste. No sonó ni una sola risa en la sala, a pesar de que toda la película está llena de golpes de humor al apolillado estilo de La Codorniz. A ratos me daba la impresión de asistir a una función colegial, a un piadoso homenaje a una vieja gloria.
            Este domingo dejé de lado mis prejuicios contra la acaramelada factoría Disney y volví a escuchar el cuento de la niñera (que nada tiene que ver con El cuento de la criada, de Margaret Atwood) y disfruté tanto como si tuviera de nuevo siete u ocho años (en realidad, los sigo teniendo).
            Sonreí ante el malvado banquero que interpreta Colin Firth. Es un corderito enternecedor si se compara con los banqueros reales, con ese Francisco González, por ejemplo, que no tuvo reparo en encargar (pagando con dinero ajeno) que se pincharan los teléfonos de quien hiciera falta (del rey abajo, no se salvó ninguno) para que a él no le movieran la poltrona antes de tiempo y le impidieran llevarse a casa el botín previsto.
            “El genio es la infancia recuperada a voluntad”, afirmó Baudelaire en frase que a mí me gusta repetir. Si es así, yo soy bastante genial.

Lunes, 14 de enero
OTRA HISTORIA

No todas las vidas duran toda la vida. Algunas se acaban mucho antes. La de Juan Cueto, por ejemplo. Era el maestro, el ejemplo a seguir, en los años de Cuadernos del Norte, de su colaboración continua en El País. Vigía avizor, nada que valiera la pena parecía escapársele. Estaba al tanto de los avances de la semiótica o de la teoría política y del fútbol y de la música pop y de todo lo que se moviera en la alta, la baja y la ínfima cultura de cualquier país.
            Pero ese Juan Cueto, el que ha quedado en la memoria de todos, el que estos días exaltarán por un día los más diversos articulistas, no solo el servicial Juan Cruz, desapareció hace un cuarto de siglo, cuando fue fichado para poner en marcha la primera televisión de pago española.
            Tuvo éxito en la complicada empresa, pero para ello debió dejar a un lado al escritor que era. Siguió dando tumbos, de éxito en éxito hasta la derrota final, por Francia y por Italia. Tejemanejes empresariales devolvieron al aprendiz de brujo a Gijón, a su Villa Ketty, y a la vida que no debía haber abandonado. Reanudó la colaboración en El País, pero ahora sus antaño deslumbrantes artículos, aunque seguían con la misma llamativa retórica, o quizá por eso, dejaron de tener gracia, o tenían una gracia vintage, algo demoledor para quien siempre había querido ir un paso por delante de los pioneros.
            Al poco llegó la enfermedad y Juan Cueto, que hasta entonces estaba en todas partes, bajo todos los focos, se recluyó en sí mismo. No le olvidaron los buenos amigos de los tiempos de gloria y hubo varios intentos de rescatar su obra, el más sonado Cuando Madrid hizo pop, recopilación a cargo de Miguel Barrero. El eco periodístico, como siempre ocurrió con Juan Cueto, fue grande, pero no sé si tuvo muchos lectores.
            “La moda es lo que pasa de moda”, decía Jean Cocteau. Qué envejecidas nos resultan hoy las novedades de los años ochenta. No me he atrevido a releer algún capítulo de los libros que tanto admiré en su momento, Exterior, noche o Pasiones catódicos. Lo dejo para más adelante.
            Ahora es el momento de recordar a la persona generosa, ya un personaje, que una tarde se acercó a mí en el Café Dindurra (nunca habíamos hablado antes). Me saludó y me dijo que había leído algún número de la revista Jugar con fuego y que le gustaría que yo colaborara en la revista que estaba preparando, Los Cuadernos del Norte. Y yo colaboré –en los primeros números– con nombre propio y ajeno y con unos irreverentes diálogos que a punto estuvieron de causarle un problema. Pero el problema le vino por otro lado, por el de su admirado Camilo José Cela, la Virgen de Covadonga y la ultraderecha asturiana. Pero esa es otra historia.


Martes, 15 de enero
NO ES VERDAD

He blindado tan bien el corazón, lo he protegido tanto, que ya no sé si tengo corazón. Hago recuento de amores perdidos, de amigos perdidos, y siento menos tristeza que alivio. “Quien deja de quererte no te ha querido nunca”, me digo para consolarme. Y finjo que me lo creo, aunque de sobra sé que no es verdad.


Miércoles, 16 de enero
QUÉ FÁCIL

Qué fácil hacer daño a los demás, incluso sin querer. Qué difícil ayudarles, aunque pongamos todo el empeño en ello.
            Un amigo pasa por un mal momento y yo debía abrazarle, llorar con él, hacerle sentir que cuenta conmigo. Pero soy incapaz. Me quedo rígido a su lado sin saber qué decir.
            Lo mío es la ironía, el debate, el choque de espadas, el juego y el silogismo. Cuando llega la hora de la verdad, me temo que valgo para poco.


Jueves, 17 de enero
TELÓN O GUILLOTINA

A veces el telón cae mucho tiempo después de que haya terminado la función; otras golpea de pronto como una guillotina. Dos malas maneras de abandonar el mundo, la de Juan Cueto, años después de abandonarlo, y la de Areces, el político al que yo siempre voté, en ocasiones con reparos, que ni tuvo tiempo de percatarse de la que se le venía encima. Me deja temblando esa espada de Damocles que todos tenemos sobre nuestra cabeza.
            Dos malas maneras de abandonar el mundo, si es que hay alguna buena. Yo prefiero la segunda, pero si es posible después de cumplir los noventa años.


Viernes, 18 de enero
DECIR ADIÓS

No te encariñes demasiado con nadie, no dejes que nadie se encariñe demasiado contigo. Así, cuando llegue la hora, quizá decir adiós te resulte más fácil.



62 comentarios:

  1. Los sábados a estas horas suelo olfatear un rato por los blogs que sigo con cristiana asiduidad.
    Después de comprobar la desolación que transmite la hemeroflexia del distinto y distante Trapiello,
    entro en el de Martín y según avanzo en la lectura me sorprende mi absoluta coincidencia con él en su escéptica apreciación del amor. Me pregunto un rato a qué se deberá y para mí asombro descubro que hemos nacido el mismo día, razón suficiente, creo yo, para que astrólogos, quiromantes y rappeles nos hermanen con entusiasmo, cual gemelos destetados.

    En cuanto a Francisco González, lo que me resulta más imperdonable es que haya excluido al monarca Juanito de sus cochinas investigaciones. Algunos se obstinan en respetar la biografia del mejor embajador, cuando para conseguir una ventilación adecuada sería mejor barrer debajo de sus múltiples camas.

    Con Juan Cueto coincidí casualmente a principios de los ochenta en un restaurante de Madrid. No me cayó bien, y yo a él tampoco. Y eso que los asturianos solemos confraternizar cuando estamos lejos de nuestra tierra.

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  2. Ayer "atrayeron", hoy "sin que nunca habíamos hablado antes". ¿Estás olvidando la gramática, José Luis?

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  3. Gracias por la atención con que me lee, samaritano Galindo.

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    1. Creo, amigo JLGM, que tenemos que crear un equipo de corrección ortográfico-gramatical entre tus lectores. Aunque si te señalamos estos (presuntos) gazapos quizá sea porque no tengamos nada que objetar al meollo de tus entradas. Yo también soy de los que desea que llegue el fin de semana para leerte. ¡Enhorabuena!

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  4. Y se me olvidó la cita de Baudelaire, en la que falta un "a": “El genio es la infancia recuperada a voluntad”.

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    1. Un amigo pasa por un mal momento y yo DEBIA abrazarle, dice Martín en el comentario del miércoles 16 de enero.
      Un amigo pasa por un mal momento y yo DEBERÍA abrazarle, es lo correcto.

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  5. Benito de Soto, no hace falta crear ningún equipo. Nada le gusta más a cualquier lector (me incluyo) que señalar errores del autor. Como, al contrario de lo que ocurre en un libro, esta primera difusión en la Web se puede editar y corregir, yo lo agradezco. Es como tener un corrector múltiple y gratuito (los editores saben lo difícil que es encontrar uno bueno y lo mucho que cobran). Lo corrijo cuando es un lapsus o una errata, claro, cuando es una ultracorrección de quien ignora que la lengua viva admite variantes, es un organismo, no un mecanismo sujeto a las reglas de alguna academia.

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  6. La lengua la fortalecen los malos hablantes, y los buenos escritores se alimentan de su estilo. Además hay algo cabalístico en las erratas y los "errores", pero esto es creencia rara, otra cuestión.

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  7. Cuesta trabajo comprender la personalidad de quienes se asoman a un foro para rastrear gazapillos intrascendentes. Yo creo que la mala leche, cuando es tan infantil, es mejor diluirla en el biberón.

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    1. Pues a mí me resultan muy útiles, Marcos. No los desanimes. Recuerda que uno de los mejores impresores del mundo (tiene un museo en Amberes, el Plantin-Moretus), tras corregirlas, colgaba las pruebas de sus libros a las puertas del taller y pagaba a todo aquel transeúnte que encontrara en ellas una errata. Yo cuelgo las pruebas de mi próximo libro aquí y no tengo que pagar a quiénes me señalan las erratas o los lapsus. ¿Cómo no mostrarse agradecido?

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    2. Es estúpido pensar que haya gente que viene aquí a "rastrear gazapillos intrascendentes". Todos venimos aquí a leer lo que JLGM escribe, por considerarlo interesante.

      Y no sé si usted se ha dado cuenta, pero el propietario de este blog es profesor de literatura, escritor y responsable de ediciones diversas, además de director de una prestigiosa revista literaria. Teóricamente, pues, dado su oficio, en sus escritos no tendría que haber faltas de ortografía ni errores de gramática. Y dado que los textos son cortos, tampoco tendría que haber erratas.

      Es pues normal que haya gente a la que le choquen los errores que descubre leyendo dichos textos. Y que una vez vistos, los señale, aunque ésa no sea su intención primera al venir aquí. Y ello tanto más cuanto que el propio JLGM pide y agradece que se le señalen, como es lógico.

      Todo esto para decirle que es normal que a usted le cueste trabajo entender la personalidad de gente que no existe.

      En cuanto a la mala leche que usted parece recomendar que se dé a los bebés, tenga cuidado con las asociaciones de defensa de la alimentación infantil, no vaya a ser que le denuncien por incitación al envenenamiento de personas vulnerables.

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    3. Y también: "Una vez le prestó dinero, otra vio como una mujer mayor, que debía DE ser su madre."

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    4. Nada más que añadir. Galindo: hay comentarios que no merecen respuesta. Y por supuesto que no me refiero al anfitrión que generosamente nos acoge aquí

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    5. Galindo, verdaderamente pueril.

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    6. Tan interesado el señor Galindo en lo correcto (supongo que en lo político también), lo emplazo a que me ilustre sobre esta aberración que me quita el sueño. Estos días la tragedia de Totalán está rellenando gratuitamente horas y páginas de los medios de comunicación. Y una vez más, cómo no, los periodistas imponen a los panolis su terminología ignorante, hablando de "túnel vertical". En mis más de cuarenta y cinco años de relación con la construcción, el vocablo túnel lo he encontrado siempre adscrito a la excavación horizontal que comunica dos puntos, sea tanto para utilidad del automóvil como del tren o incluso de las personas. En cambio, cuando se actúa verticalmente en el terreno para hincar pilotes o ejecutar cimentaciones o abrir pozos, se habla de perforaciones o excavaciones. Contrarrestada mi perplejidad con los señores de Fundéu, me contestan con calculada ambigüedad, legitimando los usos populacheros. Sólo les falta afirmar que lo importante es entenderse.
      Vivan ramalazos como "Ya la dije a Carmen", "Ya lo dije a Carlos", o el precioso "Coge el lápiz y tráemele". Todo vale, sean caenas o lenguajes de whatsapp.
      Supongo que no me contestará el señor Galindo que para llegar a su piso desde el portal se adentra en el ascensor que circula por el túnel vertical.

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  8. Contra lo que suele pensarse, estimado Galindo, la obsesión por la ortografía y las erratas es más una muestra de deficiente formación cultural que de lo contrario.
    Ignora, por ejemplo, que entre el original de una obra y el texto que aparece publicado hay un arduo trabajo de edición llevado a cabo por profesionales especializados. El autor corrige pruebas, pero ninguna editorial que se precie publica un texto corregido solo por el autor, independientemente de que sea catedrático o director de la Academia de la Lengua. Por otra parte, muchos de los originales enviados al editor (sean de Camilo José Cela o de Gabriel García Márquez o de quién sean) han sido puestos en limpio por un eficaz secretario (a veces, en el caso de Cela, la santa esposa).
    Ignora también el mecanismo de la lectura, que no va letra a letra, ni sílaba a sílaba ni siquiera palabra a palabra. Tras el comienzo, adivina el resto. Por eso el autor --y el buen lector-- no ve la mayoría de las erratas, solo perceptibles por un corrector profesional, que lee de otra manera.
    Un texto "limpio" es importante (eso separa a un buen editor de otro que no lo es), pero conseguirlo tiene menos que ver con la cultura del autor que con el tiempo que se le dedique.
    Y por último, ¿sabe cuál es el libro español que apareció con más descuidos de impresión? Pues el Quijote. Todavía anda Francisco Rico limpiándole de erratas.

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  9. Estas páginas de un diario --definitivas en cuanto al contenido--, se revisan antes de aparecer en libro. Y antes, gracias a los espontáneos.

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  10. Otra cosa que no tiene que ver con las erratas, son los presuntos errores gramaticales, resultado también de la ignorancia en cuestiones del lenguaje. No hay que creerse todo lo que nos cuentan. En el uso lingüístico actual (y quizá en el de siempre), la diferencia entre obligatoriedad y duda en el uso del verbo deber viene indicada más por el contexto que por la ausencia o presencia de la preposición "de". Escuche y lo comprobará. Y los ejemplos escritos son también innumerables.

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  11. Miguel el Entrerriano21 de enero de 2019, 15:15

    A mí, para ser sincero, el nombre de Juan Cueto no me decía mucho. Se fue no más, se fue sin alharacas, como van/vamos desapareciendo todos. Y quieran los inexistentes dioses (es decir, el azar y la necesidad), que sea de un modo sereno, sin la angustia de pensar en un mundo exento de nosotros y del que ya nunca sabremos nada.

    Mucho me decía, en cambio, el nombre de Anne Wiazemsky, ex-esposa de Jean-Luc Godard, adolescente turbadora y mórbida en el film Teorema, del inquieto Pier Paolo Pasolini. Me entero ahora de que desapareció, ya mayor, sombra de lo que fue, en 2017.

    Y es que a partir de cierta edad (o ni siquiera) nos vamos pareciendo a la bella Hegeso, ΗΓΗΣΩ, representada en una bella estela del Kerameikós ateniense mientras se despide de las joyas de que disfrutó, que es su particular y alegórico modo de despedirse de la vida.

    Algunos no usamos joyas, o fueron joyas mentales, sueños de libertad y justicia que vamos viendo rotos, incumplidos y fracasados. La hermosa Hegeso, prematuramente arrebatada, al menos se despidió de sus joyas intactas.

    Martín, que con frecuencia reflexiona sobre el tema de los galardones literarios, no debería perderse el artículo de Vargas Llosa en El País de este domingo. Para qué le sirvió el Nobel. Para derramar entre los crédulos engaño, parcialidad, desorientación y falsía. Pura La Voz de su Amo.

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    1. Queridos feligreses de misa de doce:
      Miguel es, para entendernos, un exégeta de nuestro señor José Luis. Leedlo, escudriñad,
      y ntre golpe y golpe de incienso dejad que vuestros pulmones se carguen de aire renovado. Eso sí, no permitáis que el sabor a alfajor os empalague.

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    2. Muy típico, su comentario, de los fanáticos de toda especie. El artículo de Vargas Llosa al que se refiere, y que yo he leído, puede o no equivocarse en lo que dice (personalmente creo que no, que no se equivoca). Pero esa posibilidad, la de que el otro esté equivocado, la admite una persona tolerante. Una que no lo es, como usted, no la admite: sólo hay una Verdad, la suya, y quien no comulgue con sus muy personales ruedas de molino no es que esté equivocado, sino que le pagan para no verla, esa única Verdad, o para fingir que no la ve. Esa actitud suya tiene un nombre: fanatismo. Qué se le va a hacer: no lo he inventado yo, el nombre. Ni la actitud.

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    3. Miguel el Entrerriano25 de enero de 2019, 21:31

      Tardé en ver esta exhibición de fanatismo, lo siento. Pues no hay mayor fanatismo que andar calificando de fanáticos a los que, como usted, se limitan a exponer sus creencias, dándolas, por supuesto, por verdaderas. Justo lo mismo que usted hace. Pero usted tiene bula, como todo buen integrista. Si lo que yo hago, con todo derecho, es fanatismo, lo que hace usted debe ser talibanismo. Ni siquiera entendió que usted actúa como todo hijo de vecino cuando debate o discute. Usted va por las WEBs como El Ungido. Patético, penoso y de mucha vergüenza ajena. Pero sí, hay gente así. Y por si fuera poco, carcelero.

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    4. No, perdón. usted y yo no nos parecemos en nada. Usted da por hecho ("Voz de au Amo") que Vargas Llosa escribe lo que escribe no porque realmente lo piense (eso, me imagino, le resultará inconcebible), sino porque actúa movido por poderes más o menos oscuros a los que obedece o sirve. ¿Cuántas veces me ha visto a mí acusarle a usted, o a cualquiera que discrepe de mí, de eso, de estar vendido, y a quién? Para mí es del todo legítimo que alguien no piense como yo, y no por eso le acusaré, como usted hace, de ser corrupto y venal, ni creeré sin pruebas que lo sea. Para usted, obviamente, es todo lo contrario. Si no ve la diferencia, lo siento; pero es muy obvia.

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    5. Miguel el Entrerriano26 de enero de 2019, 11:55

      Por supuesto que Vargas Llosa es corrupto. Oculta, silencia aspectos fundamentales del asunto que trata. Habla de la segregación de Texas, pero no de Escocia o de Quebec o de Chekia y Eslovaquia. Calla el hecho crucial de que el Estado impide por la fuerza una simple consulta, preguntar nomás, para conocer números y proporciones de ciudadanos; y que ordena atacar por las armas a los votantes. Vargas es un vulgar tramposo. En cuanto a venal, no sé si cobrará sus servicios en dinero, supongo que no lo necesita, pero los cobra en aceptación por el establishment, en entronización en la élite, en publicar en El País.

      Por supuesto que usted y yo no nos parecemos en nada, es lo que faltaba, qué dirían mis amigos. Usted no se parece a nadie de los que asoman por este reducto de libertad. Primero, los participantes emplean razón, inteligencia, ingenio, mente. En su carencia o limitación, supongo, usted emplea citas, enlaces, collages y recortes, generalmente elegidos con torpeza porque vienen de quien es juez y parte. Segundo, a ningún participante se le ocurre la zoncera de suponer que es distinguido y especial por su tolerancia con las opiniones ajenas. ¿Tolerancia? Usted defiende su posición exactamente igual que los demás, convencido de tener razón, con furia y atacando cuando se tercia, injuriando o burlando cuando le parece. De ahí que esa reivindicación atorrante de Único y Ungido, tan de niño de su papá, resulte en extremo ridícula y particularmente ñoña.

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    6. Dice usted que por supuesto que Vargas Llosa es corrupto; todos los ejemplos que da serían, en todo caso, de manipulación o mentira (o medias verdades), lo que es muy otra cosa. Pero a su "razón e inteligencia" todo le vale, supongo.
      Le pondré otra cita, ya que tan bien le parecen. Dice usted que "el Estado impide por la fuerza una simple consulta..., y que ordena atacar por las armas a los votantes". Vaya.
      Tiene aquí, y no es la primera vez que lo pongo, el comunicado que al respecto emitió en octubre Amnistía Internacional (https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/actualizacion-de-la-situacion-en-cataluna/). En él, donde no se ahorran críticas a ciertas actuaciones del Estado español, podrá leer también que el "uso excesivo de la fuerza" policial se produjo "en el contexto de una operación LEGÍTIMA [subrayado mío] para cumplir la orden del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña cuyo objetivo era impedir la celebración del referéndum del 1 de octubre en Cataluña (1-O)".
      También, que "Los actos cometidos por los altos cargos catalanes en el ejercicio de sus funciones oficiales para celebrar un referéndum ILEGAL [subrayado igualmente mío] no estaban protegidos ni por el derecho a la libertad de expresión ni por ningún otro derecho humano establecido en el derecho internacional".
      ¿Es también "juez y parte" Amnistía Internacional?
      Por otra parte, muy irritable señor, no se equivoque: en ninguna parte verá que yo diga de mí mismo que me considero "distinguido y especial por mi tolerancia con las opiniones ajenas", y muchísimo menos "Único y Ungido". Todo lo contrario: la tolerancia con las opiniones ajenas, cuando existe, no le convierte a uno en nadie especial, sino simplemente en una persona normal; o así debería ser. La intolerancia con ellas, como es su caso, en lo que le convierte a uno es justo en eso, en intolerante, nada más. Y nada menos.
      Por último, los agradables adjetivos que tiene a bien dedicarme sólo prueban una cosa: que carece usted de argumentos. Me recuerda la historia que cuenta Borges, de aquél a quien en una discusión le arrojaron un vaso de vino a la cara, a lo que su respuesta fue, sin perder en absoluto la calma, "esto, señor, es una digresión; espero su argumento". Sus "ridiculeces", "ñoñerías" y "niños de su papá", etcétera, no son más que eso, digresiones, burradas fuera de lugar, inútiles agresiones verbales. No sé si a usted le convencerán de algo; a mí, sólo (y no es poco) de que no tiene inconveniente en emplearlas.

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    7. Miguel el Entrerriano26 de enero de 2019, 19:02

      No se haga ilusiones con el personaje borgiano, no es usted ni por asomo. No por el ingenio, no por la calma. Por lo primero, sólo vemos la máquina copipega, otra vez, y un tanto averiada, ya que ni siquiera filtra, sino engulle sin discriminar. En cuanto a la calma, sus comentarios están grabados, prolijos y clorofórmicos, y si alguien se sobrepone al tedio verá que Su Serenísima no es tal, que se subleva, insulta, denigra y burla cuando le conviene, como los demás, aunque luego se las dé de excelso y aburra con sus exquisitos dengues de refinado y probo.

      Por supuesto que AI es juez y parte. Lo ha demostrado en multitud de ocasiones, por ejemplo, en relación con el conflicto Israel-Palestina, o más cerca, con motivo de los procesos contra ETA.

      "Ñoñerías", "niños de su papá", etc, etc son locuciones descriptivas de ciertos tipos de personalidad. Si no las comprende, si nunca las aprendió, si las desterró de su léxico, más le vale enmendar el mal paso. Se necesitan con frecuencia, por ejemplo cuando aparece un "discurso" del tipo que usted depara. Discurso que queda perfectamente identificado cuando usted copipega:

      "Los actos cometidos por los altos cargos catalanes... no estaban protegidos ni por el derecho a la libertad de expresión ni por ningún otro derecho humano establecido en el derecho internacional".

      Concluya, por favor: ...Y por lo tanto estaba justificado apalear, perseguir, detener, privar de libertad durante meses....

      No nos vaya a ahorrar aquello que mejor lo define.

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    8. Es inútil razonar, o intentarlo, con quien no razona; sólo insulta, y cree con ello definir (y lo hace: se define a sí mismo, aunque no lo comprenda). Basta.
      Usted, eso ha quedado claro, no acepta la posibilidad de que alguien piense de otro modo que como usted mismo lo haga, de que alguien disienta. Quien lo hace ha de ser necesariamente o corrupto o débil mental.
      Intentar debatir con alguien así, no es más que una triste manera de perder el tiempo.
      Siga usted, pues, con sus certezas inamovibles, y con sus descalificaciones sin freno a quien no las comparta. Y pensando que eso es tener razón.
      Yo no puedo hacer más que compadecerle.
      Un saludo.

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  12. En qué quedamos, JLGM: ¿Te señalamos los errores ortográficos y gramaticales puesto que "nada le gusta más a cualquier lector (y aquí te incluyes) que señalar errores del autor" o desistimos para encubrir nuestra "deficiente formación cultural"?

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  13. José Luis García Martín21 de enero de 2019, 17:56

    Ya he dicho que quien señala las erratas, los descuidos de la prisa semanal, me hace un favor.
    Ahora quien pretende dar lecciones de corrección gramatical, me hace reír, qué se le va a hacer.

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    1. Para justificar tus errores, ya sólo te falta, José Luis, citar los versos de Apollinaire:

      "Ô bouches l’homme est à la recherche d’un nouveau langage
      Auquel le grammairien d’aucune langue n’aura rien à dire".

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  14. Viernes 11 de enero, segundo párrafo: "Pronto a aprendí a no darle ...". Creo que sobra una a.

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  15. Miguel el Entrerriano21 de enero de 2019, 19:53

    Señor Anónimo, haga un pequeño esfuerzo, si es que alcanza, para no decir majaderías. "Esa persona de la que usted me habla" no suele necesitar exégesis (¿pero sabe usted lo que es?) porque escribe de un modo bastante claro. En cuanto al incienso, he releído sin encontrar vestigio de tal aroma. Quizá lo confunde con lo que usted fuma antes del tecleo. Ahora repose, no haga más alardes sin dar descanso a la sabiola, o al sucedáneo que usted use.

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    1. En España a su actitud con Martín le llamamos hacer la pelota, actitud que siempre busca rentas y avergüenza a los espectadores.

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    2. Miguel el Entrerriano21 de enero de 2019, 23:11

      "Le llamamos", ¿qué es señor Anónimo? ¿Plural mayestático? ¿Quienes más, entre los dotados de sentido común, "llaman" de ese modo a compartir unos pocos puntos de vista? De veras ¿no lo había visto antes?
      Tengo con Martín unas cuantas coincidencias y unas cuantas discrepancias. Unas y otras ya han ido apareciendo aquí, eventualmente. Y como comprenderá no tengo por qué andar disimulando u ocultando nada sólo para que no se ponga cabrero un sujeto que confunde "exégesis" con "halago". Siga reponiéndose, y tomando diccionario.

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    3. Quién le ha dicho que confunda yo exégesis con halago?
      Si precisamente usted los practica simultáneamente y con mucho entusiasmo cual alumno en busca del aprobado, para mayor gloria de nuestro señor Martín

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    4. Miguel el Entrerriano22 de enero de 2019, 16:57

      Pues hombre, ya que lo pregunta, su confusión me la revela usted mismo en el primero de sus mensajes estólida e injustificadamente hostiles. Qué descuido.

      El "aprobado" ya no lo voy a conseguir, ni de Martín ni de ningún otro, me temo. Pero quizás usted sí, si se aplica un poco. Igual que aprendió la palabra "pelota", aprenda también "cantamañanas". Me temo que la va a oír mucho.

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  16. Blas Ardura Iparraguirre-Bode.22 de enero de 2019, 15:58

    Rojigualdo está dolido con Entrerriano porque este no le aceptó la mano tendida allá por Navidad. Rojigualdo es duro, asaz borde, vinagrón..., pero fue cordial por dos minutos. Y el otro se hizo el sueco. Y dolió.

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    1. Soy siempre cordial, caro Blas, quizá mi colon irritable sea el culpable de mi necesidad de evitar estomagadas empachosas.
      Dígale al reverendo Miguel, si lo considera oportuno, que nunca fue mi intención insultarle aunque la suya sí lo sea. Comprendo que llevar por las venas tres sangres o más escuece a menudo, pero yo, amigo mío, no le doy ninguna importancia a esa suerte buena o mala, cada uno nace donde nuestro señor tiene a bien.
      Suyo afmo.

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    2. Qué gana de dar la tabarra tienen algunos, dicho sea con todos los respetos. No me extraña que no se atrevan a firmar con su nombre.

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    3. De acuerdo, abandono, el juego ya empezaba a aburrir y ninguno de los tres estábamos contando con usted.

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  17. Miguel el Entrerriano23 de enero de 2019, 9:53

    Seguramente acierta Blas Ardura. Pero siempre aborrecí esas hipocresías calcadas del esquema de la confesión católica. Es decir, con la peor mala sombra lanzo mi patadita, mi injuria gratuita, mi descalificación inmotivada. Acto seguido pronuncio una jaculatoria, "Paz en la Tierra", "Feliz Navidad" u otra fórmula vacua. Y ya está! Como por ensalmo, "tus pecados te son perdonados". Igual que en la confesión. Uno puede vivir como un malvado, pero si en el último minuto se confiesa bien, recibe el Ego Te Absolvo. Por eso el catolicismo no promueve mucho la aparición de buenas personas, sino de arrepentidos en la hora final. ("L'heure blême", cantaba Brassens). En este aspecto es muy superior el protestantismo, que propone la vida recta sin discontinuidades.

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  18. No se melancolice la peña, no merece la pena. Además, ya es bastante deprimente que vuelva Martín con su monotema sobre lo difícil que es que le quieran a uno más de unas semanas. Debiera estar desengañado hace muchos años, porque no ha hecho más que cosechar reveses, sin que haya llegado a pisar ese podio inasequible para él que es el amor duradero, y que cambiaría por la mejor plaza en la mesa de un monarca apañadito. Está dura la cosa y parece que se entera cada semana. No le quieren, si acaso le admiran o le temen pero no le quieren, dice él..., quizá sin darse cuenta de que lo vienen repitiendo desde que tenía más pelo y menos dioptrías. No me extraña. Y al decir que no me extraña no le censuro ni le echo en cara que sea un bicho. No lo es: solo esquivo, distante, vanidoso y desmañando. Y eso vende mal, y no solo entre la gente vulgar sino hasta entre la crema. Carece de esas artes que acostumbran a estar al alcance de cualquier granuja simpático o de un chisgarabís cualquiera. Cae antipático, eso que algunos llaman “gordo”. No liga, carece de habilidades sociales, no se enrolla. Al final, se apartan de él. Claro que dándoselas de listo de remate y, lo que es peor, llamando tontolculo a quien objete alguno de sus teoremas infumables, se la tiene ganada en diferido.
    Animémosle los habituales (yo lo soy desde hace tres lunas), démosle calor humano o por ahí porque, si no, igual entra en depre y cierra esta ventana.

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    1. Soy amigo de JLGM desde hace un cuarto de siglo. Y la persona de la que soy amigo se parece tanto a la que aquí pinta "Eneko" como un huevo a una castaña, con perdón para ambos.
      A mí nunca (nunca) me ha caído antipático, ni considero sus ideas (o sus "teoremas", como usted prefiere) "infumables", sino siempre muy lúcidas, como propias de la persona inteligente y culta en grado sumo que él es (aunque yo no siempre esté de acuerdo con ellas, que eso es otra cosa).
      Tales son mis sentimientos, que aclaro para que no haya dudas. Sus resentimientos de usted no necesitan, pienso, de aclaración mayor.

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    2. Entro en este espacio por primera vez y me maravillo leyendo a Miguel y a José, ambos aduladores en grado "sumo", como dice inflamado este último. Me recuerda a aquellos párrafos estridentes que Galinsoga le dedicaba al caudillo y que producían carcajadas contenidas. Si este blog sólo admite a los fans pierde todo el interés.

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    3. ¿Ha leído el comentario al que responde el mío? ¿Y, a pesar de eso, sigue diciendo que "este blog sólo admite a los fans"? Pues que Santa Lucía le conserve la vista, amigo. Quizá lo que realmente quiere decir es que un blog, al menos desde su punto de vista, sólo debería admitir las críticas, pero de ningún modo los elogios. Interesante gusto el suyo.

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    4. Usted demuestra que ser educado y buen patinador son compatibles. No son pocas virtudes, en esta época de pecadores y tarambanas. Una pregunta que seguro me responderá con lucidez: Si le ponen una pistola para que elija entre la extrema derecha de Vox y la extrema izquierda de Podemos, por quien se decantaría? No sé escape diciendo que antes se dejaría asesinar, o respuestas igual de ingeniosas y epatantes.
      Qué silencio se percibe en este espacio mientras se destiñe sumidero abajo el morado de su bandera. Creían que iban a rozar el cielo y día a día se van precipitando hacia el infierno.
      Será todo una inteligentisima estrategia de rearme que otra vez nos sorprendera? No os perdáis el próximo capítulo titulado: Rabia en los establos.
      Fíjese, Jose, según termino me voy convenciendo de que su contestación va a ser de un paternalismo demoledor, verdaderamente hiriente.

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  19. Demetrio Cárdenas24 de enero de 2019, 17:33

    Martín suele despotricar del amor y el enamoramiento como estados que hacen muy desgraciadas a las personas. Pero hoy se queja de lo escasos que están los recambios. Para no caer en contradicción, hay que calcular bien la duración de las relaciones. Si no es muy larga, no hay tiempo para llegar al estado de desgracia. Pero si es corta necesita reemplazos, que ahora escasean. Un dilema. Tan asimilado que algunos ya ni siquiera buscamos. O nos mantenemos, rutinariamente, en algo que ya va siendo largo pero apenas es relación, o buenamente esperamos, sin dedicar esfuerzo, a que algo nuevo "salte". Complicado juego, pero también da empuje y alegría de vivir.

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  20. Pepe, he sugerido que le prestemos calor humano pero tú le metes en una incubadora para niños prematuros. Te pasas en el jabón y resbalas cantidad. Además, resulta hilarante que digas que Martín es lúcido y razonable, puesto que no existe organismo vivo que le haya contradicho más que tú. Y cuando dos discuten demasiado alguno de ellos peca de poca lucidez. ¿En qué quedamos? Con tanta trifulca uno de los dos es poco razonable: ¿cuál?
    Y aclaro que de mis resentimientos no está claro quién sea el destinatario. Además, no los tengo, don José: si esto fuera un hilo de whatsapp, insertaría ahora un monigote con aureola de angelito.

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    1. Ya JLGM responde suficientemente sobre lo que yo pudiera decirle. Sólo precisaré que no es cierto, como parecería desprenderse de su comentario, que yo sólo intervenga aquí para contradecirle; tanto en este blog como en el de "Crisis de papel" pueden verse no pocos elogios míos a JLGM. Respecto a lo de que discutir mucho sea indicio de que uno de los dos es poco lúcido o razonable, no pienso lo mismo; del desacuerdo, siempre que sea realmente eso y no un desahogo irracional de frustraciones más o menos personales, como el suyo anterior, puede muy bien salir, y sale a menudo, la luz.

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    2. Hombre, Pepe, claro que uno tiene sus frustraciones personales..., pero no caben en este rectángulo que miras ni es este recatado blog la estafeta de su expendeduría. Si las hay ni las hueles ni puedes levantar acta.
      Pero tus maratones tipográficos existen y cansa ver tanto empecinamiento en defender sinrazones anticatalanistas. Y, en esas ocasiones, Martín SIEMPRE tiene razón. Y yo con él. Parece mentira que un poeta tan mono (dilecto) desmerezca tanto con esas melonadas. Que por ser de buena fe son doblemente irresponsables (paradoja). Pepe, a lo tuyo, que para eso vales. Mucho.
      Beso.

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    3. Pues muchas gracias por lo último, pero esa seguridad de que uno mismo SIEMPRE (subrayado suyo) tiene razón da que pensar. Muy democrático no parece; y, hablando de poetas, aquello de Antonio Machado, "¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela", que supongo conoce, quizá le convendría leerlo com algo más de detenimiento, ¿no cree? En todo caso, repito, gracias.

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  21. Qué tonterías, Eneko. Confundes el mundo real con el reducido mundo de estos comentarios. Mucha gente me ha contradicho más que el bueno de Jose (que me contradice en poco más que en lo relativo a la cuestión catalana, y en eso coincide con casi todos los patrióticos compatriotas míos). En un cuarto de siglo de encuentros fuera de este arcádico café hemos coincidido (y seguimos coincidiendo) en multitud de cuestiones. En el amor a la literatura y a la verdad, por ejemplo.

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  22. No entiendo muy bien que se quiera descalificar a un autor que uno lee todas las semanas, a menos que se le tenga como enemigo y sea leído para encontrar sus puntos débiles y descalificarlo mejor. Sé que Martín tiene lectores así, nada adictos a él pero que no pueden pasar sin oírlo. Otra cuestión es que en muchas críticas, las que malamente se sostienen, quien las hace se está más retratando a sí mismo que al otro.

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  23. Buenas. Estaba pensando en leer la novela Los Novios de Manzoni.
    Como en este foro hay muchos sabios pido que me echen una mano. ¿Vale la pena leerla hoy, o es una antigualla sin valor?
    Gracias y buen dia a todas.

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    1. Que va, es la consecuencia de un foro desquiciado por su propio autor. El paritorio se ofrece con las puertas abiertas de par en par.

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  24. Santo Cielo, a Tiempo Después, de J. Luis Cuerda, la revista Fotogramas le da 4 estrellas sobre 5. "La película de Cuerda es una rareza milagrosa", dice la señora crítica Desirée de Fez. ¿Discrepancia o comercio?

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  25. Pedro Sánchez acaba de darle un ultimátum al legítimo Presidente de la República de Venezuela. Yo ya he comenzado a dárselo a don Pedro.

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    1. !No puede ser!, De verdad?
      !Imagino lo qué estaréis sufriendo los demócratas!

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    2. Los demócratas de aquí apoyan, como Trump, el golpismo de allí.

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    3. Entonces deberá fundar usted el partido que sea verdaderamente democrático. Su admirado Sánchez ha traicionado sus principios reformistas y auténticamente progresistas. El único consuelo es Rita Maestre.

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