domingo, 21 de octubre de 2018

Revelación de secretos: Rojo es rojo



Sábado, 13 de octubre
FALSOS CULPABLES

Abro al azar un libro que compré el domingo pasado en el mercadillo del Fontán: “El día 22 de octubre de 1945 se descubrió el cadáver de un leñador llamado Mario Pascual”. Yo conozco esa historia, pero según mis noticias ocurrió algunos años antes. Me la contó el nieto de quien fue condenado por el crimen.
            El cadáver tenía una cuchillada en el cuello y la cabeza aplastada por una piedra. En el barro de alrededor, había huellas de unos zuecos con suelas de goma. Las sospechas se centraron de inmediato en otro leñador con el que algunos vecinos dijeron que le había visto discutir: un español, de carácter hosco, hombre de pocos amigos. Se le interrogó, incurrió en múltiples contradicciones, nadie dudó de que fuera culpable. Su calzado se correspondía con las huellas, en su camisa había manchas de sangre. Dijo que procedía de un cordero que había sacrificado clandestinamente (trapicheaba en el mercado negro), pero pronto se descubrió que era en parte humana. Afirmó entonces que también había ayudado a un compañero herido. No se le creyó. Se le condenó a trabajos forzados y cadena perpetua.
            Ramón Solera fue compañero mío en los dos primeros años de la Facultad, los comunes, luego marchó a Madrid a estudiar una especialidad que no se impartía en Oviedo y dejé de verle. Le interesaba la filosofía y charlamos muchas veces, después de las clases de Gustavo Bueno, que no acabábamos de entender del todo, en el Cundo, donde a veces coincidíamos con algún catedrático pasado de alcohol.
            Me contó la historia de su abuelo analfabeto, condenado a cadena perpetua por un crimen que no había cometido. En clase de literatura, había salido a relucir el caso Dreyfus, y ese fue el pretexto.
            La historia que me contó mi amigo la encuentro ahora, más de cuarenta años después, en el libro de René Floriot Los errores judiciales, que ya estaba publicado entonces, pero que probablemente mi amigo no conocía.
            El condenado a trabajos forzados no dejó ni un momento de proclamar su inocencia. En prisión, donde la norma es que los culpables se declaran inocentes, a él --cosa rara-- todos le creyeron. Dejaba una mujer enferma y un niño pequeño. Como era analfabeto, sus compañeros se ofrecieron a escribirles cartas de súplica a las autoridades judiciales y también al propio ministro de Justicia.
            Y el azar quiso que una de esas cartas fuera a parar al fiscal general del tribunal de apelación de Angers. Le llamó la atención el apellido, que era el mismo que el de un compañero suyo en la guerra del 14, al que le unía una gran amistad, que había muerto en sus brazos. Ese azar, esa casualidad, tuvo importantes consecuencias. Pidió que le entregaran el sumario y le llamó la atención lo débil de las pruebas. No se había determinado, por ejemplo, el grupo sanguíneo del leñador asesinado, por lo que no se pudo comprobar si coincidía o no con el de la sangre que aparecía en la camisa del acusado. Decidió ir a ver a Solera acompañado de un comisario de policía. Lo primero que le preguntó fue si tenía alguna relación de parentesco con el soldado muerto en la Gran Guerra. No tenía ninguna.
            Al fiscal le sorprendió que en la cárcel todo el mundo, sus compañeros, el capellán, los funcionarios que le trataban, estuvieran convencidos de la inocencia de Solera. Ordenó entonces una nueva investigación para encontrar algún dato que permitiera revisar el caso. Volvió a interrogar a los que habían declarado que conocían la animadversión de Solera hacia el leñador asesinado. No dudaron en desdecirse, o en afirmar que no estaba tan clara, o que habían dicho lo que la policía quería que dijeran, para cerrar pronto el caso, porque se trataba de un pobre español analfabeto.
            Descubrió también que había otros sospechosos, dejados de lado: un cazador furtivo que había sido visto por los alrededores; otro leñador que compartía amante con el muerto y que se había suicidado poco después de que se condenara a Solera. Se le había condenado por las huellas de pasos y por la camisa ensangrentada, pero todos los leñadores llevaban el mismo tipo de calzado y las huellas de sangre no podían proceder de Pascual. El médico forense había dicho que le habían dado un tajo en el cuello y luego le habían aplastado la cabeza. En realidad, había ocurrido al revés. Al ser la cuchilla “post mortem”, no había producido hemorragia ninguna, no podía haber manchado la camisa del asesino.
            Como Dreyfus, el abuelo de mi amigo fu solemnemente rehabilitado. Su abogado, Jean Rozier, del colegio de Burdeos, consiguió que le dieran una indemnización de ocho millones de francos antiguos.
            ––Poca cosa, pero permitió que el hijo de un pobre español analfabeto, mi padre, estudiara medicina. Ya ejerciendo fue a ver al médico forense que, con su apresurado y chapucero informe, había propiciado la condena de un inocente. Pensó decirle quién era, pero para qué, pensó, qué arreglaba con eso. Además aquel viejo doctor sintió de inmediato simpatía por el joven médico y le invitó repetidas veces a comer. Mi padre dudó bastante, pero acabó aceptando. En esa primera comida, luego habría muchas en común, conoció a una joven tímida, la hija más joven del doctor, mi madre.
            Qué folletinesca la vida. Ahora un libro sobre Los errores judiciales me trae a la memoria la historia que me contó mi amigo, y que yo había olvidado. Fue allá por el 73 o el 74. Poco después, tendría yo ocasión de experimentar en carne propia lo que son los errores judiciales. Pero esa otra historia.


Domingo, 14 de octubre
NO PRESUMAS TANTO

A veces pienso que tengo todos los defectos del mundo, salvo el de la hipocresía. “No presumas tanto –me replica alguien que me conoce bien–. Te falta alguno más”.
            A veces pienso que solo tengo uno, pero que es el peor de todos, el de creerse superior a los demás”.


Lunes, 15 de octubre
CONSEJOS DE PRÍNCIPE HEREDERO

Tuve una pesadilla. Un periodista entra en el consulado de su país para realizar unos trámites que le permitan contraer matrimonio y allí es detenido, interrogado, torturado, descuartizado, sacado en trozos en dos coches del cuerpo diplomático.
            Pero esta no es la pesadilla. Tampoco que el periodista activara su reloj inteligente al entrar en el consulado saudí en Estambul y que toda esa siniestra ceremonia fuera grabada por su teléfono, a disposición de los investigadores.
            Tampoco que el rey Salmán, tras la llamada de Trump, se entrevistara con el príncipe heredero, un poco asustado: “Hijo mío querido, creo que esta vez te has pasado un poco”, “De ninguna manera, papá. Ya sabes que quien paga manda y a la mayor parte de los mandamases de esos países que protestan los tenemos en nómina, de una u otra manera. Pero como dependen de las elecciones, no como nosotros, para contentarlos he ordenado que detengan a tres o cuatro agentes del servicio secreto, que los torturen, que confiesen que han sido ellos por motivos personales los que mataron al periodista, y asunto solucionado. Y no tendrán más remedio que creérselo, o hacer como que se lo creen, que viene a ser lo mismo. Ya lo verás, papaíto”.
            La pesadilla fue que cuando España amenazó con tomar represalias por ese crimen, quien había encargado la ejecución, el hombre fuerte del país, el príncipe heredero, soltaba una carcajada.
            ––¿Represalias? Sí, como con las bombas. Chasco yo los dedos y tengo a unos miles de obreros andaluces en huelga y manifestándose para que no hagan nada que pueda enfadarme y hacerme retirar los barquitos que estoy construyendo allí. Ahora hay elecciones en Andalucía. Ya convencerá la presidenta Díaz al presidente Sánchez de que no es el mejor momento para andarse con escrúpulos de moralidad.
            Pero no fue eso lo peor de la pesadilla. El sátrapa saudí volvía a España y en ella era recibido como en Bienvenido, mister Marshall, con cánticos y en hedor de multitudes. Y le agasajaban en el Palacio Real, como la última vez. Y en un momento de mi sueño-pesadilla se acercaba al jefe del Estado español y le susurraba al oído:
            ––Primo, creo que tenéis un problemilla con no sé qué súbditos díscolos. Pues ya sabéis el remedio. Mano de santo. Con la ventaja además, en vuestro augusto caso, de que España es una democracia sabia, no como otras, y al jefe del Estado le ha puesto al margen de la ley. ¡Ya quisiera Trump, perro ladrador pero poco mordedor, que la Constitución de su país le permitiera estar al margen de los tribunales tanto por sus actividades públicas como por las privadas, según fue el caso de vuestro augusto padre, el mejor amigo de mi país, y es el vuestro, de acuerdo con los más reputados catedráticos de Derecho Constitucional!
            (Me desperté bañado en sudor y todavía durante mucho rato, no sé si dormido o despierto, seguí escuchando la risa del príncipe y los alaridos del periodista mientras le iban destrozando los dedos uno a uno.)

Miércoles, 17 de octubre
COSAS DE POETAS

––Creo que no valoras mucho mi poesía –me dice César Iglesias en el Vetusta–, porque nunca te has metido con ella.
            ––Hombre, tampoco me he metido nunca con Jorge Manrique –le respondo.
            (Pero la verdad es que yo solo me meto con los poetas que juegan en primera división.)

Jueves, 18 de octubre
SIN TEMOR

Cuando camino por la calle, siempre me fijo en la publicidad. “Rojo es rojo. No es rosa después de treinta lavados. Lava sin temor”, leo en una parada de autobús.
            Sonrío y de inmediato lo convierto en otro tipo de cartel: “Rojo es rojo. No es rosa después de tres meses de gobierno. Gobierna sin temor”.


Viernes, 19 de octubre
ADIÓS A TODO ESO

Como en la fábula de la zorra y las uvas, repito que me alegro de no estar invitado, como durante tantos años, a la entrega de los premios Princesa de Asturias: así no tengo que ponerme corbata ni que llegar tarde a la tertulia.
            Pero la verdad es que me fastidia un poco. Lo pasaba bien cotilleando con Rosa Navarro Durán y otros buenos amigos durante la comida del Reconquista y luego escuchando los discursos en el Campoamor (siempre el más largo y didáctico, y a menudo también el mejor, era el del príncipe, ahora rey). 
            El año pasado no tuve más remedio que rechazar la invitación, por razones de conciencia. Resultó muy provechosa la etapa en que formé parte del jurado y añoraré sus debates, a veces bastante ásperos, sus intrigas y sus buenos momentos, primero con Graciano García, todo espontaneidad y pasión poética, como director, luego con Teresa Sanjurjo, más diplomática, pero no menos inteligente ni cordial.
            Como soy un ser humano, aunque haya quien lo dude, tengo mis contradicciones. Nunca fui partidario de la monarquía, pero siempre apoyé a Felipe de Borbón. Hasta que, en un momento crucial de la historia de España, me pareció que dejaba de ser parte de la solución para ser parte del problema. Nada me gustaría más –sigue contando con todas mis simpatías– que estar equivocado.  




27 comentarios:

  1. "Nunca fui partidario de la monarquía, pero siempre apoyé a Felipe de Borbón. Hasta que, en un momento crucial de la historia de España, me pareció que dejaba de ser parte de la solución para ser parte del problema. Nada me gustaría más –sigue contando con todas mis simpatías– que estar equivocado".
    "Me pareció": admirables palabras, propias de quien tiene opiniones, no certezas. Que es lo que me pasa a mí.
    Yo creo que a JLGM también le pasa. Sólo que a veces se le olvida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero lo de que hay que pensárselo dos veces antes de meter en la cárcel a alguien, y que hay que dejarlo libre en cuando haya alguna duda de que pueda no ser necesaria esa medida drástica para que se le juzgue adecuadamente, no es es una opinión. Es una certeza.

      Eliminar
    2. No discuto esas generalizaciones. Lo que está en discusión no son los principios generales, sino su aplicación al caso concreto de los políticos catalanes ahora en la cárcel.
      ¿Cree JLGM que Amnistía Internacional no piensa, en esos principios, como usted? Y, sin embargo, NO DISCUTE en su nota de hace unos días el encarcelamiento de dichos políticos (como tampoco discutió en su día el de "los Jordis", cuya libertad pide ahora por entender que las acusaciones contra ellos no justifican, NO SU ENCARCELAMIENTO, QUE NUNCA DISCUTIERON, sino su actual permanencia en prisión. Y sólo la de ellos dos, no la de los demás).
      Por otra parte, asegura usted ahora que lo del actual rey "le pareció", etcétera. Hace no mucho tiempo, en mayo pasado, decía usted literalmente esto, relativo al rey: que un mal entendimiento, por su parte, de la situación catalana, "le llevó a pronunciar un discurso en el que dejó de ser rey de todos los españoles para serlo solo de aquellos que pedían mano dura contra los españoles que no querían seguir siéndolo".
      EN EL QUE DEJÓ, etcétera. Ahí no hay ningún "parecer", sino una "certeza", para emplear sus palabras de ahora.
      Y es que, a pesar de todas sus afirmaciones (y no son pocas) sobre la mucha razón que siempre tiene, y lo muchísimo que le gusta tenerla, leyéndole me parece obvio que NO ES esa razón objetiva de la que tanto habla la que suele guiarle, sino más bien las "razones del corazón que la razón no entiende" pascalianas.
      Nada en sí muy extraño o criticable (y más en un poeta; ya Machado dejaba claro que él se quedaba "con el piso de abajo"), aunque, eso sí, no conviene confundirlas.

      Eliminar
  2. Sustraerse a la tentación de ir a una recepción del rey es fácil: basta con no ir.

    ResponderEliminar
  3. Sustraerse a la tentación del alcohol es fácil: basta con no beberlo.

    ResponderEliminar
  4. Hombre, si tú crees que ir a ver al rey es lo mismo que una adicción que necesita tratamiento...

    ResponderEliminar
  5. Respondí con una tontería a lo que me parece una tontería. ¿Qué tendrá que ver ponerse en la calle a ver pasar al rey o ir a una convencional audiencia, si te invitan, con participar en un jurado para conceder un premio, debatiendo con gente con la que no tendrías ocasión de tratar de otra manera, o comer en el Reconquista con una plural muestra de lo más destacado de la sociedad española de hoy? Lo que tengo de fisgón y periodista disfrutaba viendo juntos a generales, obispos, deportistas, banqueros, escritores y escritoras, estrellas varias y glorias de Vetusta, en fin, toda la comedia humana de la España de hoy. Recuerdo a Urdangarín junto a la reina Sofía y otras muchas viñetas de interés, también la disputa con Letizia, todavía periodista y ya secretamente prometida. En fin, que pierdo mucha novelería por no estar de acuerdo con el comportamiento del rey en el problema de Cataluña. Pero el deber es el deber, y hay que igualar con la vida el pensamiento, como se dice en la Epístola moral a Fabio.

    ResponderEliminar
  6. Yo no hablaba de ser jurado en un premio o charlar con gente interesante, sino de esa pequeña vanidad de ir a ver al rey, y que te vean. Y conste que no lo digo por ti.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues entonces no sé a qué venía tu comentario, no encajaba con lo que yo digo en mi diario. Y tampoco tiene mucho sentido. Mejor lo de Oscar Wilde: "La mejor forma de vencer la tentación es caer en ella".

      Eliminar
  7. Son cosas distintas: que no estés de acuerdo con el comportamiento del rey no te obliga a rechazar tu participación como jurado en ese premio. Por esa regla de tres, como nunca fuiste partidario de la monarquía, nunca deberías haber participado, por muy bien que te caiga Felipe. Pero se te requirió como especialista... ¿Rechazaría un fontanero arreglar el baño de rajoy en santa pola sólo por tener ideas distintas que él? Hay que saber separar, y tú sabes, aunque el tema Cataluña te confunda como a otros la noche o el alcohol. Además, ¿qué esperabas que dijera el rey, en aquel discurso televisado, si según el artículo 56 de la constitución es el símbolo de la unidad y permanencia de España? Yo tampoco soy partidario de la corona, que tampoco me molesta, pero sabiendo cuál es su papel no entiendo tu decepción: el rey, lógicamente, dice su texto, no el del independentismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay muchos especialistas, nadie es imprescindible.
      ¿Qué esperaba que dijera el rey? Nada. Ese discurso fue extemporáneo. Era al gobierno al que le correspondía adoptar las medidas que considerara conveniente, como así hizo. A rey le hicieron parodiar el discurso de su padre el 23-F, pero entonces el gobierno estaba secuestrado. Y le aconsejaron mal porque se creyeron la metáfora de que estábamos ante un "golpe de Estado". Curioso que, para defender la Constitución, se obligara al rey a no respetarla, al adoptar un papel que correspondía al gobierno.

      Eliminar
    2. No recuerdo el discurso con detalle, la verdad. Si fuera breve y memorable como un poema de Emily dickinson... No lo recuerdo, no, pero no me parece que no respetara la constitución.

      Eliminar
    3. No es necesario opinar sobre todo, Adolfo. De lo que se ignora mejor callar.

      Eliminar
    4. La constitución me la sé de memoria... Y además la entiendo: de lo que se ignora, Martín, mejor callar.

      Eliminar
  8. El rojo es rosa, efectivamente. Resulta increíble que el PSOE ni siquiera haya planteado derogar la reforma laboral y la ley Mordaza en 3 meses de gobierno.

    ResponderEliminar
  9. Miguel el Entrerriano22 de octubre de 2018, 13:28

    A mi entender, el concepto de "error", sea judicial o matemático, entraña un elemento de involuntariedad o inadvertencia. Entonces el caso del reo Solera no fue en absoluto un error judicial. Fue incuria judicial, impericia judicial, incompetencia judicial, irresponsabilidad judicial. No se cotejan todos los datos, se pasan por alto las inconsistencias, se juzga con descuido y desidia. Por cierto que se parece un tanto al show del Supremo respecto a las hipotecas, que recién conocemos. Bastó un pequeño toque de alarma, dado por los banqueros, para que el Altísimo, me refiero al Altísimo Tribunal, dé marcha atrás y "reconsidere" su postura, no sea que incomode a "personas de calidad", que decía Cervantes. Admirable independencia de criterio, la de la Justicia en España. No todo es malo, seguro que no. Servirá para divulgar en el mundo lo que es aquí la Justicia, y eso vendrá bien, a corto plazo, para argumentar recusaciones y denunciar atropellos.

    Cierta pregunta retórica, por ahí atrás, me parece que ofende al esforzado Gremio de la Fontanería. Conozco fontaneros que se negarían a reparar el baño (no digamos las cloacas) de un sujeto que ha mentido y a sabiendas ha perjudicado a millones de sus compatriotas, deteriorando seriamente su calidad de vida. Y aquí no hay retórica. Conozco de veras a esos fontaneros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La pregunta dice "...sólo por tener ideas distintas que él?". No hace referencia a las mentiras de rajoy, de las que algunos fontaneros pueden no ser conscientes, por cierto. Y a otros les dará lo mismo: se limitarán a hacer su trabajo y a cobrar. No: esos fontaneros que conoces no deben de ser los únicos del gremio. Separar en lo posible ideología de trabajo, o de trato personal, esa es la idea que sugiere la pregunta, pues lo contrario es más sectario que democráta. Y con esta aclaración, y tu permiso, me retiro del debate: esto es un diario con valor literario y seguir contribuyendo, en estos comentarios, a convertirlo en un foro de política, a mi personalmente me resulta algo feo.

      Eliminar
  10. Ustedes venga a hablar del rey y nada de la taimada Iglesia Católica. ¿Qué vamos a hacer si esta decide acoger la momia de Franco en SU catedral de Madrid?
    Una nación de verdad regida por un régimen de libertades cancelaría -en ese caso- el Concordato y echaría a los de la sotana de los centros de adoctrinamiento infantil, concertados -esos que pagamos también los ateos- y desconcertados, y hasta les miraría la matrícula a tantos inmuebles, catedrales y mezquitas inmatriculados, por si el fraude clamoroso fuese reversible..., que lo es.
    Pero venga a darle con el Borbón, como si este fuese el único anacronismo que impera en esta satrapía.
    Del Tribunal Supremo, en otra ocasión.

    PS.- Me temo la respuesta airada de los opusdeístas consortes.

    ResponderEliminar
  11. Aquí se comentan las entradas de un diario, no se analizan en general los problemas del mundo contemporáneo en general y de España en particular. Don Higgins se ha equivocado de ventanilla.

    ResponderEliminar
  12. Pues las monsergas extenuantes que te traes con el Dilecto y otros parroquianos, si pican la veta catalana, derivan cosa mala y poco tienen que ver con las dichosas " entradas". El anfitrión debiera predicar con el ejemplo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La veta catalana es una constante en las "entradas", y la dialéctica con el Dilecto ha sido, en mi caso, ilustrativa. A veces un poco reiterativa, es verdad, también.

      Eliminar
  13. Lo de rojo es un cantar; gobernar no. Escollos hay pero ese hombre está gobernando bien. Que siga en el Gobierno. Aunque destiña un poco. Y en cuanto al rey, estoy con Martín. Salvo el 1-O, está ahí y no molesta. Y Soraya apoyando... bueno, no sigo.

    ResponderEliminar
  14. Cojonudo, Catellano: el rey no molesta y con ello ya tiene bien ganado el sueldo. O sea que un tonto de capirote modosito pudiera ser un buen candidato a la Jefatura del Estado, con tal de que no moleste.
    Pues a mi me molesta, mirá vos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cabral, aquí sí me cogiste. En lo del sueldo. No estaría mal que tuviera una vida más humilde y predicara con el ejemplo.

      Eliminar
    2. Saludos cordiales, don Jesús.

      Eliminar
  15. Obdulio Siniestrillal23 de octubre de 2018, 16:30

    Con qué facilidad concede Martín su aval a perfectamente desconocidos suyos, y qué intransigente es con otros que se le atraviesan por capricho...
    ¿Qué superficialidades y lugares comunes habrá cruzado con el Preparado que den pie a un juicio tan favorable? ¿Pretenderá que en los escasos minutos que habrá tenido ocasión de conversar con aquel hubo elementos de juicio suficientes como para que sea fundada su tan buena opinión del Altísimo? ¿Ignorará de dónde viene este señor, qué representa, cómo vive, qué desconectado está de las miserias de sus compatriotas? ¿Tendrá información de talentos y cualidades que se nos escapan al común de la gente?
    Malicio que va resultar que Martín es un frívolo y un abrazafarolas; que él que presume de racional se deja sugestionar por el atrezzo de opereta y ve talento donde sólo existe escenografía, pompa, lujo y circunstancia.
    Pero es tan inteligente que a lo peor es uno el que desbarra.

    ResponderEliminar
  16. Anónimo (Veneciano)25 de octubre de 2018, 9:39

    Se tiene un acuerdo o un contrato con otra persona (un seguro, un préstamo, un taller de coches, un alquiler de piso) y al fin se descubre que esa persona es un criminal descuartizador. ¿Hay que cumplir el acuerdo? Pues yo creo que sí, los compromisos hay que cumplirlos. No solo por los beneficios que traigan. Sobre todo porque es un acuerdo. ¿Incluso si el acuerdo es para venderle cuchillos de carnicero? Pues supongo que sí, que hay que vendérselos. Y inmediatamente hacer todo lo necesario para que deje de descuartizar. Esto es lo que no van a hacer, se ponga la Merkel como se ponga, que tampoco se va a poner mucho. Si no tuviera petróleo ni pasta gansa, le bombardeaban seguro. Pero la tiene, luego hará lo que le salga de sus santas narices. Ya ha dicho el Trump, más o menos, que la milonga que está contando es increíble, pero que él quiere creérsela. Ver para creer.

    ResponderEliminar