domingo, 30 de noviembre de 2014

Nadie lo diría: Lo que más me cuesta


Sábado, 22 de noviembre
UN PINTOR CHINO

“Nunca harás nada porque eres incapaz de estar sin hacer nada”, me digo. Y recuerdo aquel apólogo sobre un pintor chino al que el emperador le encargó un cuadro que representara un amanecer sobre los jardines de palacio y las Montañas del Este. El pintor pidió ser alojado en una habitación del palacio con hermosos ventanales. Varios meses pasó acostándose tarde y levantándose pronto para ver la llegada de la aurora, sin tocar siquiera el pincel. Durante el día escuchaba música, leía versos, probaba los mejores vinos, cortesía de su anfitrión. Cuando el emperador le preguntaba por el encargo, respondía que aún no estaba listo y volvía a la contemplación matinal y a la buena vida durante el resto de la jornada. Los cortesanos murmuraban: el pintor no era más que un holgazán y lo único que pretendía era darse la mejor la vida a costa del soberano. La paciencia del emperador se agotó un día. Le llamó a sus estancias y le dijo que o comenzaba a pintar el cuadro o aquella misma tarde ordenaba que le cortaran la cabeza. El pintor sonrió: “Ya está terminado” Los cortesanos pensaron que se había vuelto loco. El pintor pidió entonces que le trajeran un lienzo blanco y sus pinceles y en unos pocos minutos pintó el más asombroso amanecer que se haya visto nunca, síntesis perfecta de todos los que había visto aquellos días en que no había hecho nada.

Domingo, 23 de noviembre
AUTORRETRATO DE DESCONOCIDO

Deja que las cosas maduren dentro de ti, pero evita que se pudran.
            Hay días en que la vida parece que se ha encaprichado con nosotros y nos acaricia en público sin pudor ninguno.
            Todas las religiones son verdaderas, pero ninguna está en lo cierto.
            Me basta estar seguro de una cosa para que comiencen a entrarme dudas.
            Soy el que mejor me desconoce.


Lunes, 24 de noviembre
CARA Y CRUZ

Qué hermosa, a veces, puede ser la vida.
Sin dormir, sin parar, iluminado,
escribo y canto y te sueño al lado,
recorro mares, gano mi partida.

El mundo, un buen amigo que sonríe.
Con su mejor careta me enamora,
me hace creer que ayer es siempre ahora,
me da su mano para que confíe.

El mundo, camuflado cementerio,
donde doy tumbos con mi tumba a cuestas,
quiere hacerme creer que está de fiestas,
me ofrece amor, oculta su misterio.

Dentro del ataúd vivo escondido.
Sueño que soy feliz. Me sé perdido.


Martes, 25 de noviembre
TRISTES TÓPICOS

Una veterana y ponderada periodista, Pilar Rubiera, pasa por clase para hablar de su oficio. Dice cosas muy sugerentes y provechosas para los alumnos, pero les repite más de una vez: “El problema de los jóvenes es que leéis poco, bastante menos de lo que leíamos nosotros, y sin muchas lecturas no se puede ser periodista”.
            No se me ocurre replicar, claro, al menos mientras está ella delante, pero luego no puedo dejar de poner los puntos sobre las íes: “Oiréis muchas veces eso de que los jóvenes cada vez leen menos; ya se decía allá por 1970, cuando yo tenía veinte años. Y es cierto que los jóvenes siempre leen menos de los que nos gustaría que leyeran, pero casi siempre suelen leer más que los adultos que les reprochan su falta de interés por la lectura”. Y les conté la anécdota, que siempre cuento, de aquel compañero que, en el último curso de la licenciatura, se jactaba de haber sacado buena nota sin leer ninguna de las lecturas obligatorias (para pasar el examen le bastó con el resumen que circulaba entre los más avispados) y al que no volví a ver hasta diez años más tarde cuando daba clases de Lengua y Literatura en un instituto. “¿Y qué tal te va?”, le pregunté. “Bien, bien, pero los alumnos de ahora son un desastre, no son como nosotros, no leen nada”.  


Miércoles, 26 de noviembre
MI DEPORTE FAVORITO

Ya sé que no debía decir esto, que voy a enfadar a la mayoría de mis lectores y que en otros tiempos sería acusado de alta traición (Blasco Ibáñez fue encarcelado por declararse a favor de la independencia de Cuba), pero me parece admirable la firmeza democrática con que están actuando los catalanes en defensa de sus derechos. Y de todos los políticos catalanes el que está dando mayor talla de estadista es Artur Mas, hasta el punto de que su última intervención ha dejado con un palmo de narices, no ya a Mariano Rajoy, que de estas cosas no se entera, sino al mismísimo Oriol Junqueras: ese Artur Mas de quien tanto se burlaron a este lado de la futura frontera cuando perdió la mayoría absoluta en las anteriores elecciones anticipadas. Yo creo que está haciendo historia, dando un ejemplo al mundo. Y si me equivoco o no ya lo dirán los manuales dentro de unos pocos años.
            Estas cosas no suelo comentarlas con nadie (los que nos criamos en el franquismo nunca hemos perdido por completo el miedo a opinar libremente en asuntos políticos), pero no sé cómo todos los que me conocen saben lo que pienso al respecto. “¿Y no te preocupa que si se declara la ley marcial como respuesta a la declaración unilateral de independencia vuelvas de nuevo a la cárcel?”, me pregunta un amigo.      “Hombre, espero que no lleguemos a tanto. Si eso ocurre, volveré a sepultar el libre pensamiento en las catacumbas, como en los tiempos de Felipe II o Francisco Franco, pero mientras tanto no quiero privarme de un lujo del que tan poco hemos disfrutado en la historia de España”.
            “Me parece a mí que tu único lujo, tu deporte favorito, es opinar sobre cualquier asunto lo contrario de lo que opinan los demás”.


Jueves, 27 de noviembre
HISTORIA DE HOY, HISTORIAS DE AYER

En el palacio de Toreno, Abla Saadat, esposa de un dirigente del Frente Popular de Liberación de Palestina encarcelado desde el 2002, habla de la situación de los presos palestinos. Cuenta muchos pequeños detalles exactos y terribles, como que los presos son una fuente de ingresos para Israel: a los familiares les está prohibido llevarles ropa o comida, dicen que por razones de seguridad, y ellos han de comprarlo todo en el economato de la cárcel, a un precio varias veces superior al de la calle. Y a mí entonces me vino a la memoria el economato de Carabanchel, hace ahora exactamente cuarenta años. Dentro de la cárcel no funcionaba el dinero, sino unos vales que hacían sus veces. Yo recuerdo que uno de los primeros días que salí al patio compré un bocadillo para matar el hambre, la comida que nos daban era muy deficiente, y al recibir la vuelta me di cuenta de que me habían dado de más. Lo dije en voz alta y traté de devolver aquel vale que sobraba (una cantidad insignificante, quizá una peseta), chocando con los que se apretujaban para hacer su compra, y entonces alguno de los que se amontonaban ante la ventanilla me sacó fuera de un empujón y me dijo: “Eh, chico honrado, ¿qué haces tú en tan mala compañía?”. Me escabullí como pude entre las risas de todos. No sé por qué, mientras Abla Saadat hablaba, yo recordé aquella anécdota sin importancia. O la otra en que mi absurda cabezonería me puso en riesgo de perder la vida, o eso llegué a pensar. Resulta que en aquel mundo fuera del mundo que era la séptima galería de Carabanchel en 1974 se les daba por las tardes un vaso de vino a los reclusos que lo querían. El reparto era en el patio. Se formaba una larga cola ante las grandes garrafas y los que bebían, para que no pudieran repetir, pasaban al comedor hasta que terminara el reparto. Yo contemplé con curiosidad, como hacía con todo en aquel planeta insólito, la operación y luego, al subir a las celdas, me encontré con que mis compañeros –yo estaba con los más peligrosos, con los fuguistas, con los que manejaban el cotarro y hacían allí dentro lo que les daba la gana– se habían quedado con el vino sobrante y me invitaban a compartirlo con ellos. Respondí que no bebía. Insistieron. Seguí negándome. Comenzaron a mirarme con malos ojos. Uno de ellos dijo: “Este tío raro es un chivato”. Otro sacó un pincho (una cuchara con el mango afilado y punzante) y lo acercó a mi pecho: “Ya sabes lo que hacemos aquí con los chivatos”. Y yo, a pesar de ello, seguí en mis trece: “No soy un chivato, pero no bebo”. Al final me dejaron por imposible: “¡Tiene cojones el tío!”
            No sé por qué recordé estas cosas mientras Abla Saadat contaba la barbarie israelí, el sufrimiento palestino. ¿Por ese afán que todos tenemos de ser protagonistas en cualquier situación? Quizá. Aquellas viejas historias mías ya hace tiempo que son agua pasada que no mueve ningún molino, ni el del rencor ni el del resentimiento, pero Palestina ahí sigue, encarcelada y masacrada, y nada puede hacer para mejorar su situación, cualquier acción en defensa propia es replicada con el ciento (o el mil) por uno. Atendemos a las palabras de Abla Saadat en el palacio de Toreno, nos conmovemos, nos solidarizamos, escuchamos después al Ocas Jazz Ensemble, apuramos de un trago la copa de la buena conciencia y volvemos cada uno a nuestros asuntos.


                                                             Viernes, 28 de noviembre
NADA QUE DECIR

Lo que más me cuesta aprender es a callar cuando no tengo nada que decir.



17 comentarios:

  1. El dibujo lo publica hoy Alicia Valera en El Comercio, pero como aparece en blanco y negro la reproduzco aquí para que pueda apreciarse en todo su valor. Es una suerte que mi diario cuente en la versión en papel con una ilustradora tan excelente.

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  2. No se preocupe JLGM, que podrá (estoy seguro) seguir considerando obtusos, y otras cuantas lindezas más, a quienes no comulgamos con sus históricas certezas. Y tiene además mi promesa de que, si su tolerante comprensión hacia las ideas ajenas (siempre, eso sí, que coincidan con las propias) le crease algún problema, este obtuso en particular hará cuanto esté en su mano para oponerse a semejante atropello.

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  3. Perdone la osadía: me admira la nitidez y la textura de su fotos. Podría dejarme aquí el nombre y módelo de su cámara de fotos?

    Ya sé que la excelencia de una foto no sólo está en la cámara, sino en el ojo que elige lo que mira, pero no pudiendo tener sus ojos, me contentaría con una cámara igual a la suya.

    Amparo Sánchez

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    1. Hace tiempo que mis fotos las hago con el teléfono, que es la cámara que uno siempre lleva consigo, o con el iPad. No soy fotógrafo, ni aspiro a serlo, pero, como a todo el mundo, me gusta guardar lo que veo cuando me parece digno de ser conservado.

      JLGM

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    2. Vale, gracias.
      Amparo

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  4. Vayan por delante mi apoyo a la voluntad soberana de cualquier pueblo y la certeza de que todo país es una construcción artificial (ningún estado del mundo resistiría un análisis histórico concienzudo).
    Ahora bien, todos sabemos que el señor Mas no era independentista hasta hace unos años, hasta que el derribo de los derechos sociales en Cataluña por parte de CIU empezó a poner en peligro el engranaje de privilegios que llevaban treinta años engrasando.No nos engañemos, la única patria de Mas es su cartera ( véanse los papeles del señor Falciani). Su único temor, que se levanten las alfombras.

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    1. Pues las alfombras ya han comenzado a levantarse en Cataluña y seguirán levantándose, sin duda alguna, en la Cataluña independiente (si llega a serlo). Recuerde que Pujol confesó (nadie más lo ha hecho) la regularización de un dinero de procedencia dudosa y que fue de inmediato privado de sus privilegios y está siendo investigado como cualquier ciudadano (el único ciudadano por encima del bien y del mal, el único al que nadie se atreve a investigarle su fortuna, no es precisamente catalán, sino español y bien español: el anterior jefe del Estado).
      Y ese reproche de si Mas era o no era antes independentista es un reproche que se repite sin ningún rigor; ni siquiera Bolívar nació ya independentista: durante bastante tiempo se consideró español.
      Aquí de lo que se trata es de respetar la voluntad mayoritaria, libremente expresada, de los ciudadanos de Cataluña (lo mismo que la de los de cualquier otra comunidad autónoma). Y la primera muestra de respeto es permitir que se les pregunte. Cosa que no está prohibida por la ley (como no está prohibido que se investigue al anterior Jefe del Estado si hay indicios de delito en su actuación), sino por una interpretación de la ley, por una más que dudosa interpretación que aún no ha sido refrendada por el Tribunal Constitucional.

      JLGM

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  5. "Tumbos con mi tumba a cuestas,"
    Estos versos son metáfora de la vida y la muerte. Mejor olvidarlos para siempre o recordarlos con cierta ironía. No es fácil la elección.

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  6. Hombre, don José Luis, no me negará usted que resulta bastante sintomático que sea precisamente ahora, cuando los ciudadanos catalanes están cargando sobre sus hombros los excesos históricos de una gestión mafiosa de lo público y hay pruebas documentales del expolio histórico de la familia Mas al pueblo catalán, cuando CiU decida cambiar el discurso de los últimos cuarenta años. Esto tiene todos los visos de ser el último asidero, en clave catalana, de aquel engaño que fue la Transición. Independencia sí, pero no como cortina de humo

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    1. Discrepo. Pero si crees que esa es la razón... La verdad es que lo que menos importa es el cambio de CiU al respecto, sea por la razón que sea. Lo que importa es el cambio de la sociedad catalana que de votar en un veinte o un treinta por ciento a los partidos independentistas parece que ha pasado a cerca de un ochenta por ciento. Ya sé que hay quien lo duda, pero pronto tendremos ocasión de comprobarlo en las próximas elecciones. Sobre si la familia Mas ha robado o no al pueblo catalán, no entro ni salga: que lo digan los tribunales. Pero si ha sido así, no parece que la independencia vaya a tapar nada. Ni me parece a mí que los ciudadanos de Cataluña (que están dando muestra de un ejemplar comportamiento democrático) lo aceptarían.

      JLGM

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  7. Que la población de Cataluña es mayoritariamente independentista (o, al menos, partidaria de poder decidir a través de las urnas) y que está dando un ejemplo de comportamiento democrático sólo pueden negarlo los salvapatrias que no saben distinguir entre legalidad y legitimidad. Nunca les veo rasgarse las vestiduras cuando se vulneran los derechos sociales recogidos en la Constitución. Ahí si que pueden ser más laxos en la interpretación.
    Sobre el asunto Mas, sólo el tiempo nos dará la respuesta.
    Siga usted diciendo lo que piensa aunque, como bien dice, aquella política del miedo todavía siga en algún lugar de nuestro subconsciente.

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    1. Me alegra encontrar a alguien que, en este asunto, coincide conmigo. Curiosamente, en el tema de Cataluña mis lectores no suelen coincidir conmigo (y por eso debo agradecerles más que me sigan leyendo).

      JLGM

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  8. Eso se llama flema, Martín; la del pintor chino que descubre su carta en el último minuto. Mira que si el emperador se levanta de mal humor y, sin preguntar nada, manda al sayón que decapite a aquel pelma de pintamonas que no le ha hecho ni puto caso... Pero ya se sabe que los emperadores chinos eran famosos por su benignidad y por el trato afable. Franco se hubiese limitado a firmar la sentencia de muerte sin avisar, mientras se tomaba un té de manzana y, con displicencia semítica, iba a estampar en el papel de arroz un kanji negro y frío como la ría del Ferrol. Porque de unos ojos rasgados y de un señor que viste seda y lee a Li Po -de la casa de los Tang- se puede esperar lo imprevisible; de unos ojos oscuros, fijos, acuosos como salidos de un lienzo de El Greco, de una frialdad amestada de búfalo y de serpiente aspid, nada bueno, buen Martín.
    Espero que tu furor antinecedad anticatalana-antidemocrática-anticuada se haya atemperado y tengas así más tiempo para dedicarlo a las sagradas escrituras, a los sentidos versos, a la belleza toda por extensión.
    Uno, desde esta celda cartujana, ha tenido tiempo de meditar y de arrepentirse de sus chuscas fintas y de los atentados a la consideración debida al prójimo. Visto la áspera estameña, ciño el espinoso cililcio, calzo toscos zapatones dos números abajo de lo que fuera menester para mi comodidad y solaz. Pero los pecados han sido muchos y la penitencia debe ser acorde con la culpa.
    Laudatur Iesus Chisti.

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  9. Por cierto, don JL, espero ansioso su opinión sobre "El cura y los mandarines" de Gregorio Morán

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