domingo, 6 de febrero de 2011

Al otro lado: Ejemplo y lección

Domingo, 30 de enero
ESTARÉ SOLO MAÑANA

La obsesión por la ortografía es uno de los recursos infalibles para reconocer a un bobo ilustrado. El otro es su desprecio por la televisión. Cuando oigo a alguien decir (no como quien constata un hecho, sino presumiendo de ello) “yo veo poca televisión, pero escucho mucha radio”, de inmediato sé a qué atenerme. Y rara vez me equivoco.
También hace tiempo que sé a qué atenerme en lo que a Javier Marías se refiere. Hoy critica las nuevas reformas ortográficas. Dice que no conoce a nadie que pronuncie “truhan” como Juan (con una sílaba y no con dos). ¡Qué poco oído tiene el ilustre novelista para el habla coloquial! Así lo pronuncia la mayoría de la gente, incluso probablemente él mismo cuando no se está escuchando a sí mismo.
Termina su artículo defendiendo la tilde del adverbio “solo” con un chiste que parece tomarse muy en serio. ¡Incluso crímenes puede acarrear la desaparición de ese acento diacrítico! ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase “‘Estaré solo mañana”? “Si la escribe en un mail un hombre a su amante, la diferencia no es baladí”, afirma el académico discrepante. Y aclara: “Sin tilde significa que estará sin su mujer; con tilde que mañana será el único día en que estará en la ciudad. No es poca cosa, la verdad. Por menos ha habido homicidios”.
No sé yo si por menos ha habido homicidios (hay gentes –ahí están las “Cartas al director” de cualquier periódico para demostrarlo— a quienes las faltas de ortografía les ofenden como el mayor sacrilegio), lo que sí sé es que nunca ha habido amantes tan inverosímiles y distraídos como los que el novelista imagina para hacer gracia. “Estaré solo mañana”, con tilde o sin tilde, significa que será el único día que estará en la ciudad de la amante si reside en otra ciudad, y significa (con tilde o sin tilde) que al día siguiente estará solo, sin enojosos compromisos, si viven en la misma ciudad. Las ambigüedades, en la lengua real (no en la entelequia de los gramáticos, o mejor, de los aficionados a los tiquis miquis gramaticales), las aclara el contexto.



Lunes, 31 de enero
DONDE LA VIDA NO DUELA

“¿Conoces a Sybille Bedford?”, me pregunta Ángeles Carvajal esta mañana en la cafetería de todas las mañanas. “Nunca he oído hablar de ella”. “Pues ya verás como te gusta”. Y me pasa uno de sus libros, Arenas movedizas. Nada me apetece menos que leer la novela de una ilustre desconocida. Pero no es una novela, sino unas memorias que comienzan en Ginebra y que luego siguen por Florencia y Roma, por París y Nueva York, por Capri e Ischia.
Como a la mayoría de los sedentarios, me fascinan las vidas cosmopolitas. De sobra sé que el tedio habita en todos los lugares, pero me gusta pensar que hay sitios donde la vida no duele como una postura incómoda.
Ischia, por ejemplo. Llegué solo a la isla buscando no sé qué, huyendo de algo que de sobra sabía que llevaría conmigo a donde quiera que fuera. Pero era un día de invierno que parecía de primavera, el azul del cielo tenía esa transparencia de los momentos excepcionales, olía a mar y a felicidad. Dejé el embarcadero y me puse a caminar hacia la izquierda, sin saber a dónde iba. Una calle larga, con restaurantes y tiendas, que luego son sustituidos por hoteles y grandes villas rodeadas de jardines. Sigo caminando y de pronto me encuentro, como en los cuentos, con un castillo sobre una roca oscura que surge de las aguas. No lo sabía, pero es exactamente el lugar que iba buscando. Un puente me lleva hacia esa otra isla sobre la que se alza no un castillo, sino una secreta ciudad con su catedral y su fortaleza y sus huertos y jardines. Paseo solo por aquel insólito laberinto. Al dar la vuelta a un sendero que bordea al mar entre laureles, escucho un cacareo familiar y me encuentro con un corral lleno de gallinas. Sonrío. “Me quedaría aquí para siempre”, pienso. Pero súbitamente sopla un viento frío, el cielo se oscurece, y en un instante paso de querer quedarme allí para siempre a temer tener que quedarme allí toda la noche. Miro el reloj: apenas falta media hora para el último transbordador. Escapo con prisa de aquel paraíso, como he escapado siempre de cualquier paraíso. En el barco, dos enamorados se miran y se admiran, ajenos a lo que sucede a su alrededor. Yo los contemplo a hurtadillas, con envidia. De pronto la chica se vuelve hacia mí y me dice algo. Me asusto, pienso que han notado mi atención y se han molestado. Pero no, solo quiere decirme que se me había caído uno de los libros que llevaba conmigo. Era yo el que no tenía ojos más que para ellos.


Me los volví a encontrar, poco después, en la librería Feltrinelli de la Piazza dei Martire, donde se presentaba un libro de poemas. La chica me reconoció y me saludó sonriente. En su compañero creí entrever un gesto de desagrado. Muchas noches sueño que vuelvo a Ischia y al Castello Aragonese y que nos volvemos a encontrar y que no es ella sola la que me sonríe.
Hay lugares en que la vida no duele como una postura incómoda. Pero están todos fuera de mi vida.


Martes, 1 de febrero
LA DECADENCIA DE LA ORTOGRAFÍA

Cuando se habla de la decadencia de la ortografía, siempre recuerdo una anécdota que cuenta Eugenio d’Ors en su Glosario, al que vuelvo con frecuencia:
Examinábamos una Historia de la Literatura en compañía de un benemérito profesor, cuando saltó a nuestros ojos una ilustración que allí venía, con el retrato de don Francisco de Quevedo. En el campo de la imagen, una inscripción manuscrita de la época daba el nombre del gran poeta (y algo más); pero grafiado aquel con una ‘b’ de burro en vez de la ‘v’ de vaca. El rostro de mi compañero de contemplación marcó alguna sorpresa, a la vez que cierta repugnancia. Tras de una breve meditación, así me dijo, muy penetrado de unción consoladora: “No se puede negar que lo que más ha progresado modernamente es la ortografía”.



Miércoles, 2 de febrero
LOS MATRIMONIOS DECENTES

Hermosamente desgrana sus lamentos Tristán en el escenario del Campoamor. Al contrario que a Woody Allen a mí no me dan ganas de invadir Polonia cuando escucho a Wagner, pero según se suceden las horas no puedo dejar de pensar que Hitler necesitó menos tiempo para invadir por completo ese país.
No se acaba de morir nunca Tristán en el tercer acto de Tristán e Isolda. Entre las armonías de la música creo detectar un ligero zumbido, un peculiar ronroneo. Miro hacia mi izquierda y recuerdo la frase de Peter Ustinov en El amor de los cuatro coroneles: “Los matrimonios decentes solo duermen juntos en el palco de la ópera”.



Jueves, 3 de febrero
COMO SE FUE EL MAESTRO

Abro el periódico y a la memoria me vienen, antes que ninguna otra consideración, unos versos de Antonio Machado: “Como se fue el maestro, / la luz de esta mañana me dijo: Van tres días / que mi hermano Francisco no trabaja…”. Jesús Neira, el mejor maestro, nos los dictó en su clase de Lengua un día de 1968, cuando yo tenía dieciocho años y él era bastante más joven de lo que yo soy ahora –ni siquiera se había casado—, pero ya me parecía el anciano bondadoso, tímido y sabio que me pareció siempre. “¿Murió?... Solo sabemos / que se nos fue por una senda clara, / diciéndonos: Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos, y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma. / Vivid, la vida sigue, / los muertos mueren y las sombras pasan, / lleva quien deja y vive el que ha vivido”.
Recuerdo también los versos de León Felipe que citó al comienzo de uno de sus libros, El bable. Estructura e historia: “Ya vendrá un viento fuerte / que me lleve a mi sitio”. Pero no hizo falta. Estuviera donde estuviera, siempre estaba en su sitio.


Viernes, 4 de febrero
JET D’EAU

Mi emoción preferida: el deslumbramiento de llegar a una ciudad en la que no has estado nunca y con la que has soñado muchas veces. Es como acostarse por primera vez con quien ha sido tu amor secreto durante años.
“Bajé del tren, seguí el carrito del pausado mozo a través de las dos aduanas hasta la consigna de la estación, y paseé, libre durante unas horas, por la ciudad en que se derramaba la luz, centelleaba el agua y se encendía la nieve sobre el azul estival”.
Así comienza sus memorias Sybille Bedford, y yo vuelvo con ella a Ginebra y a una noche de junio en que la cometa blanca del Jet d’Eau se alzaba hasta una luna inmensa rodeada de todas las estrellas. “It’s too romantic”, como tú me dijiste al retirar los labios.



Sábado, 5 de febrero
TRÁFICO DE INFLUENCIAS

Leyendo estos días a tantos eruditos a la violeta criticar las nuevas normas ortográficas, me viene a la memoria la anécdota de Dámaso Alonso que le oí contar a Jesús Neira una vez que fui a su casa, en la plaza de la Gesta, por encargo de un amigo, para pedirle que tuviera benevolencia con él ya que la asignatura de Dialectología, que se le había atragantado, era la única que le quedaba para licenciarse. Fue la única vez que practiqué el tráfico de influencias y lo pasé bastante mal. “No hay problema, no hay problema”, me dijo antes de que yo terminara de balbucear mi petición. Luego hablando de quienes quieren someter la lengua viva, en la que solo mandan los hablantes, a la horma de sus prejuicios gramaticales, me contó que Dámaso Alonso andaba por Andalucía, en compañía del poeta Ricardo Molina, investigando un curioso fenómeno fonético: palabras que terminaban en “a” formaban el plural cambiándola por una “e” abierta (“botellas” sonaba así “boteye”). Como era poco frecuente, y los dos buenos bebedores, su método de investigación consistía en parar en la taberna del pueblo, invitar a los parroquianos y preguntarles. Cuando había duda, mandaban a un chiquillo a buscar al maestro para que les informara. Y hubo uno que los confundió con inspectores de primera enseñanza. Tardó en llegar. Por fin apareció vestido de punta en blanco, con sombrero y hasta con alfiler de corbata. Aún no repuesto del susto, les dijo, recalcando mucho las cetas, las uves y las elles, que “en aquel pueblo, como tendrían ocasión de observar, y gracias a su excelente pedagogía, se hablaba con la más correcta pronunciación castellana y de acuerdo con las últimas normas de la Real Academia”.

25 comentarios:

  1. Pues esta vez lamento discrepar, Sr. García Martín, y estoy de acuerdo con el Sr. Marías, del cual por otro lado disiento en tantas cosas. Verá: Yo, a toda la gente que conozco, recuerdo haberle oído pronunciar "truhán" en dos golpes de voz. Y lo mismo digo de "guión". (También puede ser que yo esté un poco teniente y necesite trompetilla, pero en fin...). Ahora le propongo una cosa. Diga "pie", o sea, esa parte del cuerpo situada al fin de las extremidades inferiores. La ha dicho en un solo golpe de voz, ¿verdad?. Ahora imagine que está contando un cuento a un niño y se pone en el papel de una gallina, y diga "yo pié" (del verbo "piar"). ¿A que la ha pronunciado en dos golpes de voz? Se llama bisílabo. Bueno, pues la RAE nos sale ahora con que "pie" (monosílabo) y "pié" (bisílabo) hay que escribirlos igual, o sea, "pie": sin acento. Esto no hay quien lo entienda.

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda la razón: "truhan", "guion" o "rio" (frente a "vio") se pronuncian en España (no en otros países de habla española)generalmente como bisílados, especialmente en la lectura y la pronunciación cuidada (no a menudo en el habla coloquial). No nos damos cuenta porque, muchas veces, no oímos lo que oímos sino lo que creemos oír. Si grabamos nuestra conversación y luego la estudiamos fonéticamente veríamos la de monosílabos que aparece en lo que originariamente son bisílabos (es fenómeno relacionado con las sinalefas en poesía: dos vocales que no formarían diptongo pero que lo forman en la pronunciación habitual).
    Este tema lo explicaba muy bien ayer un académico en El País.
    Pero en cualquier caso esa variedad de pronunciación no necesita reflejarse en la ortografía: escribimos "rio" (como "vio") y unos pueden pronunciarlo en dos sílabas (ri-o) y otros (o los mismos, en otro momento) en una (rio), pero nunca habrá confusión posible con "río" (dos sílabas, siendo la tónica la vocal más cerrada, siempre con tilde).
    En fin, que aunque todo es discutible, la decisión de la Real Academia me parece bastante más razonable que la de los discrepantes (en este punto, al menos). En lo que a la colocación de las tildes se refiere, el sistema del español es estrictamente racional, nada arbitrario, y se basa en un principio: solo se colocan cuando son necesarios para indicar la correcta pronunciación de las palabras. En la acentuación, como en tantas otras cosas, todo lo que no es necesario estorba. En los bisílabos/monosílabos en cuestión no son necesarios: ambas pronunciaciones son correctas.
    Otra cosa, es que a todos nos cuesta eliminar automatismos que a veces nos ha costado mucho aprender. Son cosas de la edad. Todavía hay gente que sigue acentuando "fué".
    Gracias por un interés y por leerle.

    JLGM

    ResponderEliminar
  3. No conviertas tus obsesiones personales en norma general. Si tú acostumbras a ver la televisión todos los días después de cenar no tienes que darnos lecciones de que es mejor que oír la radio. Y si no tienes una particular inquina a Javier Marías no por ello deja de tener razón en lo que tan atinadamenmte dice en su artículo. No sea Vd. tan prepotente y visceral, razone un poco (eso que vd. predica tanto) no siempre va a tener vd. razón ¿no?

    ResponderEliminar
  4. No, no siempre tengo razón y nada me gusta más que rectificar cuando me demuestran (o me muestran) que no tengo razón. Pero para eso lo primero que hay que hacer es entender lo que uno ha dicho. Jamás se me ocurriría afirmar la majadería de que es mejor ver la televisión que escuchar la radio. Pero la majadería contraria la oigo continuamente en todos los pseudointelectuales. Radio y televisión son meros contenedores, transmisores de determinados programas. Estos son, los que pueden resultar mejores o peores, provechosos o pura basura. ¡La de agresivas, ofensivas barbaridades que he tenido yo que escuchar por la radio mientras iba cautivo en un taxi o en un autobús!
    Y a Javier Marías no le tengo inquina, pero si guardo una colección de artículos suyos (el mejor de todos es el que denostaba al ordenador en favor de la máquina de escribir) que de vez en cuando me gusta comentar en mis clases para que los alumnos vean que se puede ser un escritor ilustre y tener ciertas dificultades a la hora de razonar con cierta coherencia (o a la hora de estar informado: el bueno de Marías defendía la máquina de escribir porque le gustaba corregir en papel lo que escribía. ¡Ni siquiera se había enterado de que existen impresoras!).
    Gracias por discrepar, anónimo amigo.

    JLGM

    ResponderEliminar
  5. Este celtíbero que tan agriamente recrimina a Martín por su sabiondez, adopta una odiosa postura que ya se me va haciendo tópica a fuer de oírla tanto: ¿Y por qué va a tener usted siempre la razón? No tienes (tuteando) que darnos lecciones a nadie (van sobradísimos). Lo que pasa es que usted le tiene manía. ¿Y por qué las cosas han de ser como usted dice. Eso será para usted, para mí, no...
    Y todo ello sin ofrecer ningún argumento; sin explicitar en qué estriba la discrepancia; sin documentar nada; sin mostrar qué puntos son los del antagonista -que hace suyos al parecer- y que defiende(?) con behemencia... Nada más que una cerril (y visceral) descalificación estulto-anarcoide.
    "Razone un poco", suelen (como este personaje hace) recomendar desde la cátedra.
    Y yo, un redomado pelotillero, claro.
    País.
    Mundo.
    Sistema.
    Galaxia.

    ResponderEliminar
  6. Zeñor Martín le aconzejo que cambie de abobado pues el tal F con su proza cursi, pedante y cascabelera, le va undir en la mizeria. El abogado de mi churrumbel ez mucho más güeno.

    ResponderEliminar
  7. Hay algunos fenicios que sí que van sobradísimos, la baba y la secta los delata a kilómetros.
    No es lo mismo,"redomado pelotillero"
    "Sólo quiero comer"
    que
    "Quiero comer solo"
    Claramente "Sólo" con tilde significa una cosa y "solo" sin tilde significa otra.
    Así que eso de que "con tilde o sin tilde" (el ejemplo de Marías) significa lo mismo no es verdad o, al menos, uno no lo entiende así.

    ResponderEliminar
  8. me encantan sus sueños, cómo escribe Ud. Me recuerdan a los míos. Gracias Sr. García Martín.

    a.r.
    http://www.youtube.com/watch?v=zr8BANEB700

    ResponderEliminar
  9. Pedante, bastante, lo reconozco. Pero, ¿está La Farruca (con mayúscula) en condiciones de pedantear por algo? ¿Se cree esta gitanilla que ser pedante está al alcance de cualquier payo o calé indocumentados (no hablo del DNI)?
    A cascabeles les tiene que sonar la prosa de un servidor a algunos toscos concurrentes: confunden la música con los solos de tambor. Y -contundida como tienen la membrana timpánica por los altos decibelios de sus fines de semana calimocheros; acostumbrados a farfullar en un rudimentario habla que ni ellos mismos alcanzan a oírse; lectores empedernidos de la prensa deportiva o de algunos best-sellers aún más perniciosos-, triscan, se escandalizan y cocean cuando leen u oyen algo que se aparta de su slang rudimentario, o abominan de unos textos que hasta hace unos años eran perfectamente compresibles para cualquier bachiller, pero que ellos -aún con foto en alguna que otra orla universitaria- tienen por crípticos y cabalísticos.
    Y es que NO SABEN lo que es hablar y escribir con propiedad.
    Esta calé de más arriba, no anda fina tampoco en lo de sacar conclusiones racionales de las cosas que pasan
    Teme que mi afectada y torpe prosa pueda "hundir en la misera" al blog de Martín. Sin reparar -la ignorante- que, por el contrario, las excelencias del titular iban a brillar con luz propia..., al compararlas con mi quincalla.
    Lo mismo me pasa a mí con La Farruca: gracias a ella, sube mi autoestima y eventual prestigio..., por la simple comparación de "lo" mío con "lo" suyo.
    Venga, al bachiller nocturno, que es barato.

    ResponderEliminar
  10. Amigo Anónimo: Este "redomado pelotillero" no entra en la discusión de si tildes sí o tildes no. Lo que le repugna a Redomado son los toscos modos de alguna gente.
    Se supone que este es un blog que trata de hablar de literatura y alrededores, y ese discurso navajero está de más.
    Aunque, claro, si media provocación uno no es de piedra y responde según su humor.

    ResponderEliminar
  11. José Luis García Martín8 de febrero de 2011, 18:00

    Estimado anónimo, aunque sé que no servirá de nada, como tengo vocación de maestro de escuela repito lo dicho. "Solo" puede significar dos cosas distintas, lo mismo que "bote", por ejemplo. "He comprado un bote", puede querer decir que he comprado un bote de salsa de tomate o un bote para navegar. Pero esa doble posibilidad solo se da en ejemplos aislados, en el uso lo aclara el contexto. No es necesario ponerle una tilde a un "bote" para que los hablantes no lo confundan con el otro. No son tan tontos. Lo mismo pasa con "solo": en la realidad lingüística no es necesaria la tilde (si lo fuera, ¡la de confusiones que habría al hablar!). Y no siempre se puso esa tilde: es una norma relativamente reciente que ahora, con buen criterio, se elimina. Pero si alguien quiere seguir poniéndola (muchos lo harán) tampoco no vamos a enfadar. No hay que darle demasiada importancia a la ortografía. Con pésima ortografía se puede ser premio Nobel y con excelente ortografía no pasar de corrector de pruebas mal pagado en cualquier editorial.
    ¿Queda claro? Me temo que se trata de otra inútil explicación más. Pero uno es inasequible al desaliento.

    ResponderEliminar
  12. Suscribo enteramente la última nota de JLGM, la del 8-2 a las 18:00. Y aprovecho para señalar que, en las entradas del diario, las correspondientes a estos primeros días de Febrero están, por error, fechadas en Enero, por si quiere rectificarlo.

    ResponderEliminar
  13. Zeñor F...ZZZZZZZ me duermo, ¡¡cómo para estudiar el bachiller de noche y con uzted de profesor!! Un par de Puntualizaciones F: Yo no soy gitana soy de rasa Zingara. ZZZZ: donde uztez dice:"y ese discurso navajero está de más". Le recuerdo su primera contestación al anonimo: Este celtíbero...cerril...estulto (coño que nivelazo) etcetcetc. Bueno le dejo que me boy boy boy...de botellón y a comprar el Marca que se agota.

    ResponderEliminar
  14. Gracias, ignoto marinero, serías el mejor corrector de pruebas del mundo. Estas notas mías tendrían más lapsus sin tu atenta lectura. Cualquier editorial se disputaría tus servicios.

    JLGM

    ResponderEliminar
  15. No siempre las ambigüedades consigue aclararlas el contexto,quien sí las aclara y de manera definitiva (sin más referencias y sin recurrir al contexto) es, en el caso que nos ocupa, la tilde.
    ¡Lo que da de sí una simple tilde! verdad, y más en avezados pedagogos como usted, llenos de razón en tantas cosas y ocasiones, pero donde ese final imperativo, tan poco escolar y pedagógico, por cierto, "¿Queda Claro?" retarata y delata a un maestro ya cansado de exponer sus razones, es verdad, pero también nos dice que en los entresijos de algunos razonadores se esconde un ego colosal y en el pozo de ese ego casi siempre va camuflado un dictador intransigente, solo (sin tilde), sobrado de inteligencia y bien pagado de sí mismo.

    ResponderEliminar
  16. Gracias por el elogio a mi supuesta pericia de corrector. Tal como están últimamente los asuntos laborales, no garantizo que no lo incluya en algún curriculum, a ver si suena la flauta (es broma) (o no, quién sabe).

    ResponderEliminar
  17. Coño, Farruquita(o), pon de una vez el nombre con mayúscula, tronca.
    En eso de raza zíngara tas pasao, que es lo mismo que gitana. Que lo sepas, colega.
    En lo que no te falta una miaja de razón es en lo de que he contestado mu malamente al personal, llamándolo cerril y entodavía cosas peores. Mea culpa, Farruquito(a).
    Y en lo que te bas de votellón, pues con Dios, Farruquito(a), que no to va ser bachillerato y jodiendas de esas pa tocarles los güevos a la vasca; que a lo mejor te das de morros conmigo y no te enteras; que te piensas que me molan las levitas y visto unas chupas que no veas (cuando está pa ello, la verdad es que me visto de pingüino; pero no porque me mole más a que los demás colegas).
    Entérate ya, tronco, colega, gitanazo(a); que esto es la globalización y a mi me toca un cacho roña.
    Saludos, Farruca(a).
    Y dispensa por la mala leche.

    ResponderEliminar
  18. Pues yo creí que el coloquio iba a seguir por el asunto ortográfico, pero veo que los contertulios se van por las ramas (o por los cerros de Úbeda, provincia de Jaén).

    Yo sólo (o solo) quería decir que JLGM no me ha aclarado bien si le parece correcto que "pie" (parte del cuerpo) y "pié" (tercera persona del singular del pretérito indefinido del verbo piar), a pesar de pronunciarse de modo tan distinto, se escriban igual ("pie" sin tilde).

    Ya sé que el contexto normalmente aclarará si debe pronunciarse de una u otra forma, pero el español tiene como seña de identidad la máxima correspondencia entre habla y escritura. De modo que que, salvo que se rompa esta regla tradicional de nuestro idioma, no tiene sentido escribir con igual grafía ("pie" sin tilde) palabras que suenan tan distintas.

    ResponderEliminar
  19. Respuesta a Emilia.
    1/ Lo de "pie" de piar es un ejemplo traído por los pelos. Es un verbo que no se emplea habitualmente en primera persona, salvo las gallinas.
    2/ La norma en español es que la tilde se emplee para indicar la sílaba tónica, la vocal en la que recae el acento, de modo que no haya duda al leer una palabra que no hayamos oído nunca (y se trata también de emplear las menos posibles: por eso las palabras llanas acabadas en vocal no llevan tilde). En el caso de pie (parte del cuerpo) y pie (de piar) no hay confusión posible: la vocal tónica es siempre la "e" (si dijéramos "píe" (de piar: quiero que píe) habría que colocar tilde en la "i".
    3/ Por otra parte es norma fonética del español que cuando van juntas una vocal fuerte (a, e, o) y una débil (i,u) formen diptongo siempre que el acento recaiga en la vocal más abierta, esto es, que incluso el famoso "pie", de piar, si se pronunciara habitualmente, y no leyendo o dramatizando un cuento, se pronunciaaría en una sola sílaba: el hiato solo se da en la pronunciación esmerada.
    Resumen: que en los asuntos de la ortografía, como en todo, conviente atenerse más al espíritu que a la letra.
    Y tampoco importa mucho si alguien quiere seguir llenando el texto de tildes que cree necesarias (o que aprendió a colocar en la infancia y ya es demasiado maduro para cambiar de hábitos). Los pequeños detalles ortotipográficos siempre estarán sujetos al corrector de toda buena editorial o periódico y a lo que diga su libro de estilo.

    JLGM

    ResponderEliminar
  20. Pues sí, pero la realidad es que el contexto también permite diferenciar las funciones de "se", por lo que, según eso, tampoco habría que acenturar "sé" cuando es presente del verbo saber ("yo sé") o cuando es imperativo del verbo ser ("sé bueno); ni "té" cuando es infusión frente al "te" pronombre. Pero la verdad es que fonéticamente suenan de forma distinta. Por cierto, también se pronuncian de diferente modo el "solo" de estar solo y el "solo" sustituible por solamente. Al menos mi oído así lo percibe.

    Lo que en todo caso constato es que la ortografía preocupa a la gente mucho más de lo que podría parecer (creo que éste es el comentario número 20 de la entrada). Ahí es nada, en un país en el que todos los días se pisotea la ortografía en los SMS (luego transcritos en tertulias televisivas).

    ResponderEliminar
  21. La casuística ortográfica es infinita. Y quizá habría que quitar otras tildes superfluas. Pero lo cierto es que hay un "se" átono y otro "sé" tónico. Aquí el acento distingue en la escritura lo que la pronunciación distingue en el habla: "Aquí no se nada" (se pronuncian las dos últimas palabras: "senada", con una sola sílaba tónica) y "Aquí no sé nada" (se pronuncia "sé-náda") con dos vocales tónicas. En "solo" no ocurre lo mismo: los dos son bisílabos con acento en la primera sílaba.
    La ortografía es una convención, un acuerdo, no algo natural. Por lo tanto siempre se podrá discrepar de las normas e incluso sugerir otras mejores (por más sencillas o que sirvan para reflejar mejor la pronunciación). Juan Ramón Jiménez no seguía la ortografía académica, como bien se sabe.
    Pero es mejor una única ortografía, aunque mejarable, a dos distintas.

    JLGM

    ResponderEliminar
  22. Entonces, amigo Kurtz/GM, en los casos de aquí no se presta, aquí no se fía, aquí no se fuma, aquí no se come, aquí no se tira..... ¡también se pronuncia con una sóla sílaba tónica ("sepresta","sefía", "sefuma", ""secome","setira")?

    (zUmo dE tOmatE (Abilio, pepi y Tate)

    ResponderEliminar
  23. Por supuesto: las partículas átonas (artículos, adjetivos posesivos, etc) son siempre signos no autónomos que se pronuncian unidos a la palabra siguiente: por eso los niños, cuando comienzan a aprender a escribir, escriben "lacasa", todo junto, tal y como lo oyen. La separación en palabras es convencional, no siempre se corresponde con los grupos fónicos (en otras lenguas, como el rumano, el artículo se escribe unido a la palabra). Engaña mucho, para estudiar la pronunciación, observarse a sí mismo. En ese caso, es mejor grabarse cuando se habla espontáneamente y luego estudiar la grabación: si somos muy conscientes, pronunciamos lo que creemos que debemos pronunciar y oímos lo que creemos que debemos oír.

    JLGM

    ResponderEliminar
  24. Y en el caso de la fórmula socrática "Sólo sé que no sé nada"
    y
    Sólo sé que no se nada (del verbo nadar)
    ¿si eliminamos las tildes el contexto dilucidaría el significado?

    ResponderEliminar
  25. En la lengua hablada lo distinguiría, además del contexto, la diferente pronunciación (el segundo "se" es tónico en el primer caso y átono en el segundo). En la lengua escrita, solo el contexto. Estas tildes no están en discusión: la norma es que lleven tilde los monosílabos tónicos que coinciden en el significante con otros átomos. Pero es es una norma convencional, como todo en la ortografía. La ortografía no es más que un acuerdo aceptado por todos (más o menos)para simplificar las cosas, no para embrollarlas.

    JLGM

    ResponderEliminar