domingo, 29 de mayo de 2011

Al otro lado: Un poco de autocrítica

Sábado, 21 de mayo
APRENDER A MIRAR

 “¡Siempre comparando una cosa con otra!”, me dice Martín Caicoya. “A las cosas hay que aprender a verlas en sí mismas”. Pues si es así a mí me queda todavía mucho por aprender. Llego hasta la playa de Gulpiyuri, que juega al escondite con el mar, y de inmediato pienso en la Fontana de Trevi. Un prodigioso telón escultórico y el agua que brota en fresco borbotón entre las rocas; delante, un pequeño semicírculo de plácidas aguas. Claro que no hay monedas en el fondo, ni está Anita Ekberg, ni se apretuja en torno el caserío romano. Pero eso son detalles menores. Las esquilas de las vacas, el canto de los pájaros. Desciendo hasta la limpia arena y me dejo asustar por el wagneriano y espumeante rumor del agua. Hay diferencias, claro, entre el artificioso Bernini y la refinada naturalidad del autor de Gulpiyuri, que aunque tenga miles de años ha sido capaz de hacer una instalación rigurosamente contemporánea.


Nunca veo solo una cosa cuando veo una cosa sola, cuando estoy en un lugar nunca estoy en un solo lugar. Camino sobre los acantilados del cabo de San Emeterio, en el oriente de Asturias, casi ya en Cantabria, y el bosque mediterráneo, el azul del mar, la transparencia de la luz me devuelven a la bahía de Nápoles, a Ischia y Prócida, o a los alrededores de Sorrento. “No se parecen en nada”, me dice Martín. Pero yo sigo con mis asociaciones y un peñasco clavado en las aguas y con tupida cabellera arbórea me trae a la memoria, no la Sicilia real, donde no he estado nunca, sino la del poema de Góngora que canta el amor de Acis y la furia de Polifemo. “Ese peñasco parece el que arrojó el cíclope para aplastar a los amantes”. Pero no: parece el mismo cíclope que se adentra en las aguas para alcanzarlos.
            ----Debes aprender a mirar. Recuerda el poema de Miguel d’Ors: “Maldito Baudelaire, malditos Goethe y Borges / que ahora que contemplo / la luna no me dejan ver / la luna”. Las telarañas de tus lecturas no te dejan ver el mundo.
Pero lo que yo recuerdo es la réplica de Víctor Botas: “Benditos Baudelaire, benditos Goethe y Borges / que ahora que contemplo / la luna, me permiten ver / en ella / cosas que no verá ningún astrónomo”.
La Fontana de Trevi no me impide ver la playa de Gulpiyuri; la ilumina para mí con una luz distinta, la vuelve aún más prodigiosa. Tampoco me tapan el mundo, sino que acentúan su hermosura, los versos que me vienen a la memoria, cuando, tras dejar la cueva del Pindal, paseo por el borde  de los acantilados: “De este, pues, formidable de la tierra / bostezo, el melancólico vacío / a Polifemo, horror de aquella sierra, / bárbara choza es, albergue umbrío”.




Domingo, 22 de mayo
UN MUNDO MEJOR

El mundo sería mejor si abundara más el egoísmo inteligente y menos la bondadosa bobería. “Quieres decir si hubiera más gente como tú y menos como yo”, se burla una. amiga.


Lunes, 23 de mayo
LA FLOR AZUL

¿Por qué habrá más tontos en la izquierda que en la derecha? ¿Por qué el deporte favorito de la gente que se dice de izquierdas será tirar piedras contra su propio tejado, meter goles en la propia portería? Digiero como puedo el desastre de ayer en la tertulia del Colonial.  “Más ingenuos sí que hay, más gente que se preocupa menos de su propio interés que de cambiar el mundo”. “Pues deberían preocuparse un poquito más de lo que les conviene sobre todo cuando hay elecciones”. “A ti, que eres un hombre del sistema, lo que te fastidia es que haya muchos, sobre todo jóvenes, pero no solo, que están contra los políticos en general, que creen que otro mundo es posible”. “A mí lo que me fastidia es que los que están contra los políticos en general, contra los de izquierdas y los de derechas, sean todos de izquierda”. “Pero no me negarás que resulta ilusionante ver a todos esos jóvenes sentados en las plazas luchando por un mundo mejor. Aunque no consigan nada”. “Ya han conseguido algo, que la victoria de la derecha sea aún más arrolladora de lo que se temía”.


Trato de pensar en otra cosa. En la flor azul, por ejemplo, que un amigo me señaló en el suelo mientras caminábamos cerca de las ruinas del Monasterio de Tina. Era la flor azul que crece en un lugar inaccesible y que el héroe de los cuentos de hadas ha de encontrar tras largas penalidades. Allí la tenía, a mi alcance, exactamente igual que como tantas veces la había soñado. Y allí la dejé. Si la hubiera traído conmigo, si fuera de verdad mágica, si pudiera concederme tres deseos, ¿qué le pediría?
Para no pensar en lo que se avecina ni en las plazas llenas de tontos útiles, me entretengo en pensar en lo que le pediría si de verdad fuera la flor mágica de los cuentos. Me atengo a la sabiduría popular: salud, dinero y amor. De momento, lo primero y lo segundo no necesito pedirlo (lo segundo, que nadie se enfade, no porque tenga mucho sino porque me basta con poco). ¿Y lo tercero? Me paso la vida hablando de mis amores, pero creo que nunca me he enamorado de verdad (salvo de mí mismo). Hice bien en no cortar la flor que encontré en el bosque porque también en el amor lo que más deseo es lo que ya tengo: muchos pequeños amores que me dejen algo que contar y ningún gran amor. En las relaciones de pareja he tenido poca suerte. De cuánta felicidad librado. Y sin necesidad de ninguna flor azul.


Martes, 24 de mayo
HAGO TRAMPA

Me ha costado, pero al fin lo he conseguido. No todo han de ser malas noticias. La fiera literaria, ese panfleto a la antigua usanza, fotocopiado y grapado, que arremete con zafio humor contra todos los escritores que venden mucho o tienen talento, por fin ha vuelto a arremeter contra mí. Al principio me atacaban, pero luego dejaron de hacerlo. Y eso me deprimía bastante. ¿Habrán descubierto que, aparte de no vender ni mucho ni poco, tampoco tengo talento? Acaba de llegarme el artículo que publicarán en un próximo número, y por fin puedo respirar aliviado. Me llaman: “pobre tuerto que reina en un entorno de ciegos”, “cateto sin ideas, con mentalidad provinciana, sensibilidad culera y formación de bodrioteca”, “¡so lila!”, “enano”, “jilipuertado”, “insignificante plumilla del norte”, “cenutrio”, “tonto del culo”… No me puedo creer tanta maravilla. El resentido termómetro de La fiera no se equivoca nunca. ¡Vuelvo a estar entre las personas de talento! Claro que para conseguir esa arremetida, que tanto me levanta el ánimo en estos malos días, he tenido que hacer trampa. Les he criticado públicamente (nadie lo hace, para no darles cancha), y hasta he citado algunos de sus párrafos (no cabe mayor descrédito). Y ellos reaccionan a la estocada. No sé yo si eso valdrá como demostración de talento. Pero si no lo tengo, sería la primera vez que insultan a alguien que ni vende mucho, como Marías, ni tiene talento, como Muñoz Molina.


Miércoles, 25 de mayo
TRISTÁN

Del monasterio de San Antolín de Bedón se cuentan muchas historias de fantasmas. Yo también tengo la mía. En la tarde gris, ya casi oscurecido, en ruinas y comido por las malas yerbas, entre alisos y abedules, cerca del río y la playa, era la imagen misma de la melancolía. Primero dejó de ser monasterio benedictino, luego dejó de ser iglesia parroquial; la desamortización lo puso en manos privadas y el tiempo lo ha dejado en manos de nadie.


Doy vuelta a los muros, me asomo a las ventanas rotas, trato de escuchar algunas de las misteriosas voces que otros han escuchado, pero solo se oye el ronroneo de la cercana autovía y, si se aguza el oído, el calmo murmullo del mar. Una yegua y un potrillo, que pastan junto a sus muros, son lo único vivo. El potrillo, nada más sentirme, alza la cabeza, me mira un instante y en seguida viene trotando hacia mí, como si me conociera. Yo también creo que le reconozco e instintivamente me llevo la mano al bolsillo en busca de terrones de azúcar. Era yo muy niño cuando me hice amigo del potro más joven de la yeguada de unos vecinos. Guardaba siempre los terrones sobrantes cuando mis padres tomaban café en alguna cafetería. Nada le gustaba más a aquel animal sobre el que yo cabalgué alguna vez. Lo tenía olvidado. Ni siquiera recuerdo su nombre. Ahora lo vuelvo a encontrar. Le acaricio el cuello, le doy palmadas en el lomo. Tan feliz él como yo de volver a estar juntos.


Pero tengo que irme. Los amigos que me han traído tienen prisa, han de llegar a tiempo a Oviedo para escuchar un concierto. El caballito me sigue y cuando ve el coche se queda quieto mirándome tristemente. Entonces se me ocurre un nombre: Tristán. Quieto, con sus grandes ojos fijos en mí, me ve alejarme, subir al automóvil. ¿Quién me iba a decir a mí que en estas ruinas en las que no había estado nunca iba a encontrar a uno de los más queridos amigos de mi infancia? Y lo he vuelto a abandonar, pero él no me abandonará ya nunca.


Jueves, 26 de mayo
UN TÍPICO ESPAÑOL ATÍPICO

“Tú no sabes conversar, tú solo sabes lanzar cuchilladas contra el punto más débil de tu interlocutor”, me reprocha un amigo. Sonrío. En el libro que acabo de comprar, La diplomacia del ingenio, de Marc Fumaroli, he subrayado, poco antes de que él llegara, una cita de Huarte de San Juan: “Cuando habla, el español lanza agudos dardos que en el momento preciso hieren indefectiblemente al adversario en su punto más débil”.
Carezco, como Otelo, “del don de las blandas frases apacibles”, pero por eso mismo parece que podría presumir, si me diera por ahí, de ser muy español (aunque no lo parezca: me caen bien los catalanes  y aún mejor los vascos).




Viernes, 27 de mayo
EN OTRA PARTE

A veces, como al Cándido de Voltaire, me dan ganas de desentenderme de todo y retirarme a cultivar mi huerto. He de hablar con Jorgelina, la guardesa de la finca y el palacio del conde de Vega del Sella, para ver si necesitan un ayudante de jardinero. Cuando el otro día, con los amigos del Círculo de Valdediós, paseaba entre los camelios y los magnolios, admiraba las hayas rojas y las araucarias de Chile, los raros alerces o los robles australianos, las gigantescas azaleas o esa especie de Laoconte expresionista que es el Myoporus Laetum (me resisto a llamarle por su feo nombre vulgar), pensaba que ese era el único lugar del mundo en que yo podría vivir encerrado entre altos muros y ser feliz. Pero ¿en qué le podría ser útil a la gentil Jorgelina? Seguro que, después de causar algún estropicio, me mandaba sentarme en uno de los bancos que sombrea la araucaria de Norfolk y escribir versos: “Miro a lo lejos / las laderas brumosas…”. Pero yo sé que, incluso en el paraíso, pronto querría estar en otra parte.


21 comentarios:

  1. Es que usted no es un critico, es un Criticón y un Marujo.

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  2. La frase "ser muy español (aunque no lo parezca: me caen bien los catalanes y aún mejor los vascos)" me parece un tópico (o, más exactamente, una caricatura) del todo injusta. No es cierto que ser español incluya el que a uno le caigan mal unos u otros; a mí, y a mucha otra gente que conozco, todos españoles, no nos caen nada mal. Yo, en concreto, siempre he tenido facilidad para hacer amigos entre los catalanes; con los vascos, la vida me ha relacionado menos.

    Cosa distinta es que ciertos tópicos de circulación no rara me disgusten; por ejemplo, lo que incluso una persona tan lúcida como Joan Margarit (como tantos otros, menos lúcidos que él) se dejaba decir en su intervención en al Ayuntamiento de Barcelona, por las pasadas fiestas de la Mercè, que España es un sitio donde "pervive con fuerza el enfrentamiento entre las dos Españas". Como si eso fuera así de cierto, sin matices, en el presente, o como si la propia Cataluña, en el pasado, no hubiese tenido nada que ver. Cambó por ejemplo, que financió repetida y abundantemente a Franco, no era catalán o representativo de Cataluña; Agustí, Vergés, Masoliver, Martí de Riquer y tantos otros tampoco, o no fueron falangistas... Esos tópicos de "español, maaaalo; nosotros, bueeeenos" me disgustan (como sus contrarios), pero no por catalanes o vascos, sino por falsos. Y ridículos.

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  3. Ser español, obviamente, no incluye sentir antipatía por catalanes y vascos, pero una buena parte del resto de los españoles la siente. Cualquier encuesta puede confirmarlo. No hace falta que sea muy científica: basta con salir a la calle y preguntar o leer los comentarios a cualquier noticia.

    JLGM

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  4. Discrepo; valdría igual decir que una parte no pequeña de los catalanes o vascos siente antipatía por los españoles, entre los que obviamente no se incluyen. No conozco encuestas al respecto, pero basta echar un ojo a las noticias que aparecen en La Vanguardia relacionadas con el tema, o a los foros de internet en dichas noticias; en ellos he leído yo (y juro que no me lo invento) apodos como "KKecspaña" o "Hispania KK est", u observaciones como que los españoles son "peor (sic) que los talibanes". En todas partes cuecen las mismas absurdas habas; pero no hay que ver las cosas sólo con un ojo.

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  5. Siga usted ensimismado con la flor azul de Tina (yo, una vez que logré acercarme a las ruinas, casi tapadas por la maleza, vi reptar una salamandra negra). Un ejercicio tan bucólico le va a ahorrar el sinsabor de tomar el pulso a la realidad circundante.
    Parece que gusta de enrollarse sobre su propia carcasa, a la manera de los amonites y es muy sensible a lo que opinen de usted los demás: se nota, se siente, la vanidad siempre presente. Aunque soy bien indulgente con esa debilidad del carácter, quizá porque -sin motivo- yo la sufra un tanto.
    No tendría nada que objetar ante esa displicencia suya para tantas cosas, si no fuera porque la hace extensiva a unas que tocan la pulpa sensible de mis dientes.
    Lejos yo de escandalizarme por los desplantes, las provocaciones o las impertinencias (pero si así soy yo mismo...). Casi me gustan las personas que golpean el morro de la bestia analfabeta. Entiendo muy bien que se ataque la estulticia, aun a riesgo de que le llamen a uno pedante o impertinente. Lo entiendo todo a las mil maravillas.
    Sé de cierto regocijo íntimo cuando se logra sacar de sus casillas al zafio, empleando artimañas y "sutilezas" verbales que le vuelven contra uno. Sé lo divertido que es jugar con un inferior encefálico.
    Pero no se vaya usted a creer, si leo "lo" suyo a veces es porque uno lee bastante y le gusta enredarse en estas mallas cibernéticas tan estimulantes... Y no piense que tengo en especial estima lo que escribe. No porque carezca de algún interés o esté mal condimentado; no, tampoco es eso.
    A veces -como ahora- le mando unas líneas porque me irrita un pelín que cosas generalmente intrascendentes, escritas con un estilo convencional destilen un cierto tufillo narcisista (usted mismo llegó a reconocerlo), poco justificable por la calidad de lo escrito. Otras -como en el caso de la legalización de Bildu- me ha apetecido apoyar su punto de vista, sólo por darme el gusto de contradecir a los que estimaba errados.
    Pero -a qué andarse con disimulos- lo que me mueve a tratarle con despego son esas cosas desafortunadas que viene escribiendo últimamente respecto a los tontos útiles que llenan las plazas de España.
    Acabo de leer el repaso que le han dado sus colegas en la Cátedra Alarcos. Debió de sentir usted la soledad del corredor de fondo. Sus colegas le rebatieron (creo que todos) esas ideas peregrinas que expresa cuando habla de los Acampados. Sólo ante semejante desproporción debiera reflexionar.
    Pero no: vuelve en este post a denigrar a estos queridos tontos útiles... Y lo hace con las mismas entelequias intelectuales (?) que suele.
    Reconoce usted más arriba que Muñoz Molina tiene talento. Pregúntele qué piensa él sobre los que gritan su asco por nuestras plazas. Yo ya sé lo que le va a contestar. Porque lo he leído.
    Salud, taquígrafos y loción anticaspa (aunque pueda llegar tarde).

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  6. Respuesta a Marinero: curiosa manera de discrepar, parece usted un poeta de la estirpe de Gamoneda, de los que sienten alergia a la lógica. O sea que no está de acuerdo con que la mayoría de los españoles sienten antipatía hacia los catalanes y vascos porque estos también sienten antipatía hacia el resto de los españoles. De sus palabras se deduce que está completamente de acuerdo (al contrario de lo que dice), pero que intenta justificarlo como reacción a otra antipatía. Las opiniones son libres, pero hay que respetar las reglas del razonamiento.
    Respuesta a F.: Acepto todos los reproches, especialmente el de Narciso. Pero sigo pensando que los "indignados", al aparecer en el momento justo, han hecho el juego a la derecha. Salvo ayudar a su éxito electoral no creo que consigan nada más. Puedo equivocarme, por supuesto. Y nada me alegra más que rectificar. De momento, no veo motivo para ello. El que todos los aplaudan (qué raros revolucionarios: un acampado contaba ayer en La Nueva España que hasta un empresario había ido a darles su apoyo e incluso les había llevado pasteles) no significa un punto a su favor, sino más bien todo lo contrario. Conviene releer el cuento "El traje nuevo del emperador" (o el retablo de las maravillas, cervantino) yo hago la función del negro, del loco, del ingenuo, del que está fuera del sistema psudoantisistema y se atreve a decir que "el rey está desnudo".

    JLGM

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  7. Martín: ¿No será más bien que los indignados están haciendo el trabajo de la izquierda, ocupando el espacio que la izquierda (la más moderada, la-ya-casi-no-izquierda, o sin casi) les ha dejado? Me parece injusto achacar a los indignados el triunfo de la derecha. ¿No te parece que los socialistas y Zapatero se han ganado a pulso la debacle? La pregunta es retórica: ya sé que no te lo parece. Pues a mí sí, y a muchos más, a millones más. Así que dejemos que aquellos que están haciendo otros esfuerzos, asumiendo los compromisos olvidados, reavivando el verdadero espíritu de la izquierda constructiva, contestataria y con ideas, aporten sus propuestas, que estamos muy ayunos de propuestas últimamente.
    En el otro tema, ¿a qué catalanes y a qué españoles te refieres? A mí me revientan los españoles que llaman el boicot de los productos catalanes, igual que me repatean los catalanes que usan "españolazo" como insulto. Espero que no sean estos últimos los que te caen tan bien. Por mi parte, tengo grandes amigos en Cataluña, como en todas partes. Siempre escojo mis simpatías entre las personas, no entre las naciones.
    Un abrazo.

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  8. ¡Ay, estimado Martín, que poco propósito de la enmienda se adivina en ese " puedo equivocarme, por supuesto...! Como tantos, como uno mismo, que antes nos sacan una muela que aceptemos vivir en el error. Qué poco sinceros parecen esos deseos de alegrarse porque uno se haya equivocado...
    Salgo al paso de su descalificación de los Indignados porque, a diferencia mía, que no me represento más que a mí mismo y lo que opine o deje de opinar no va a tener la menor oportunidad de trascender, usted sale en los papeles e imparte la docencia, con lo que goza de una no despreciable ventaja sobre un servidor a la hora de hacer proselitismo. Y eso me preocupa.
    Y del mismo modo que a Unamuno le cundió poco la valía intelectual cuando de valorar la calaña del "movimiento" que comandaba Franco se trataba, y pese a que su ulterior toma de conciencia y consecuente arranque de valentía en el paraninfo universitario le redimió en gran parte del error (horror) del principio, y que ha hecho que se le recuerde más por ese arrojo tardío que por el innegable daño que infligió a la causa de los demócratas, amigos como somos en Celtiberia de elogiar los esperpentos por sobre los dones de la razón (¡toma anacoluto por un canuto!), pues puede darse el caso de que usted, tan ducho en otras dialécticas, discurra con torpeza en este asunto de los Indignados.
    Porque que diga usted que no han hecho sino "ayudar" a que "la derecha" se instale en el poder, es un juicio inconsistente y tan tópico como sería de esperar de los desalojados "socialdemócratas", pero poco entendible si ello viene de un hombre que vive de usar el intelecto.
    Porque -sépalo- no ha habido izquierda genuina alguna que haya salido malparada, a no ser aquella que, pese a sus méritos y su paciencia, no ha logrado que le otorguen el reconocimiento que merece.
    Porque si usted estima que el zapaterismo que nos ofende a tantos es la izquierda damnificada por las argucias indignada de unos pocos, pues..., que dios le siga conservando la vista.

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  9. Amigo Piquero, la elección del 22 no era una elección general sino cientos de elecciones particulares. No voy a negar yo que los millones que votaron al PP lo hicieron por razones distintas al movimiento de los indignados, pero los 160 votos que le faltaron al PSOE para ganar en Asturias (fue el partido más votado, aunque eso no se diga, pero sacó un escaño menos que Cascos por ese puñado de votos), y los 60 que le faltaron a la izquierda pasa seguir en el Ayuntamiento de Gijón sí se debieron a ellos: desanimaron a algunos a los que otros intentamos animar en el último momento. Yo no digo que el triunfo rotundo de la derecha se debiera a los "indignados", pero un empujoncito final, decisivo en casos como Asturias, sí que dieron.

    Respuesta a F.: Pues sí, aunque usted no lo crea, anónimo amigo F., el zapaterismo ha sido no solo el gobierno más de izquierda que hemos tenido en España desde los tiempos de la Segunda República (no toda, claro: solo el bienio de Azaña y el Frente Popular), sino me temo que el gobierno más de izquierda que vamos a tener en bastantes años. Y aquí sí --de eso puede estar seguro-- que me gustaría equivocarme.
    Si lo duda, investigue un poco en la historia de España. La realidad es bastante más compleja que lo que ciertas mentes simplistamente demagógicas --espero que no se ofenda, si le incluyo-- parecen pensar.

    JLGM

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  10. Va usted, Martín, más lejos de lo que yo haya osado permitirme cuando combato su -a mi entender- obcecación.
    Porque yo no he puesto en duda la limpieza de sus intenciones, cosa que sí parece cuestionar usted en las mías, al tacharlas de demagógicas.
    Porque la acepción más corriente de esa palabra refiere a un interés bastardo por engañar o embaucar al prójimo, prevaliéndose de cierta capacidad oratoria o de sugestión.
    ¿Me volverá usted a llamar demagogo, amigo?
    ¿Será tan sectario que no vea más que oportunismo en lo que digo?
    En cuanto a que el partido de Zapatero sea la izquierda que nos merecemos, por favor, me lo repita.
    Podría empezar por un intento de que entre en mi cabeza de pedernal la explicación de por qué ZP mantiene inoperante el impuesto de Sucesiones, mientras pule el bolsillo de los funcionarios, de los pensionistas o de los parados (que han visto en peligro los míseros cuatrocientos euros de supervivencia).
    Eso en el siempre problemático campo de la Economía, contra la que suelen estrellarse aun las mejores intenciones gubernamentales (no hablo de estas infamias).
    Pero cuando lo que se dilucida es la ética, la dignidad de un pueblo, los valores morales, la justicia más elemental... Me refiero a esos gestos que no cuestan dinero ejercitarlos pero que sirven para definir la entraña de la gente.
    ¿Cómo califica usted la vomitiva conspiración entre ciertos elementos del Gobierno y los USA, para desactivar y boicotear la investigación de las circunstancias en las que fue asesinado el periodista Couso?
    Y que le conste que la información la he obtenido de primera mano: de boca de su hermano.
    ¿Explicará esta infamia la Crisis que nos atenaza? O será un exponente de la entidad moral de quienes nos gobiernan.
    Y después de todo ello (y de mucho más), ¿sostiene usted que el gobierno de la izquierda más progresista que hayamos disfrutado nunca está en peligro?
    Si tiene usted una explicación exculpatoria que sea racional, me la dice.

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  11. Sin ánimo de alargar la discusión, es no sólo posible sino muy claro que el movimiento de los indignados condicionó algunos resultados. En mi ayuntamiento nos faltaron veinte votos para un segundo concejal y habría que ver qué influencias pesaron ahí. De hecho, Izquierda Unida (mi partido, como sabes) que obtuvo muy buenos resultados, los hubiera tenido mejores sin ese movimiento. Lo cual es casi contradictorio, porque el programa de los indignados está, punto por punto, en el programa de Izquierda Unida. Aún así lo doy por bueno, porque los indignados representan en cierto modo la regeneración que todos los partidos y nuestro sistema político (que no se pone en cuestión) necesitan (necesitamos).
    Insisto en que los resultados de estas elecciones (fuera de casos muy concretos y de puñados de votos) reflejan, entre otras cosas, la falta de respuestas de la izquierda, y principalmente de la izquierda socialdemócrata. Siento decirlo pero los mayores artífices del triundo de la derecha no han sido los indignados ni Rajoy ni Intereconomía: ha sido Zapatero y el PSOE. La drecha ha arrasado porque sus fieles han salido en masa y porque la gente progresista ha querido castigar al PSOE, no votando. ¿Por tontos, como tú dices, y por tirar piedras a su propio tejado? Por favor... : porque están jartos de razones. Porque les han fallado, porque no les han sabido responder. Un poco de autocrítica, ¿no? Los apoyos no se dan per sé. Algo habrá fallado.
    En todo caso, el movimiento del 15-M me parece la gran novedad de estas elecciones, el gran revulsivo que debería hacer reflexionar a unos y a otros. La derecha tiende a anatemizarlo, a menospreciarlo y a deslegitimizarlo (cuantos arlos). ¿Cometerá la izquierda el mismo error? No debería ser así. Atento...
    Un abrazo.

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  12. Respuesta a F., sigo pensando que, a pesar de esos errores, fue el gobierno más de izquierda que hemos tenido desde los tiempos de la república y el más de izquierda que tendremos en muchos años (aquí, sí, me gustaria equivocarme). Y todo lo de las Sucesiones y los pensionistas es demagogia barata: para que a España no le ocurriera lo que a Grecia (todavía puede ocurrir, y mucha gente hace lo posible para que ocurra) eran necesarias medidas que de inmediato redujeran el déficit. Eso fue lo que se hizo. Se bajó el sueldo un cinco por ciento a los funcionarios para no tener que bajar el 25 por ciento dentro de poco y dejar a buena parte de ellos en la calle. Lo mismo con las pensiones... En fin, cada uno va a seguir con lo suyo, y en cuestiones ideológicas es difícil convencer a nadie. La historia --la vida sigue-- los convencerá. Y yo creo que hay razonamientos demagógicos (los suyos me lo parecen) con la mejor intención del mundo, sin ánimo de engañar a nadie. (Las palabras tienen más de una acepción).
    Amigo Piquero: coincidimos en muchas cosas. Solo no coincidimos en una. Yo creo que la gente progresista, al castigar al PSOE (y, menos, a Izquierda Unida) se ha castigado a sí misma. Tú, no. Yo creo en una democracia con partidos (mejorables, pero menos imperfectos que en las otras épocas de la historia de España en que hubo partidos y elecciones, la Restauración, por ejemplo). Tú crees otras vías más democráticas. Tú tienes esperanzas en los ocupas de las plazas; yo, ninguna. Con que no causen ningún estropicio más, me conformaría.

    JLGM

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  13. Bajo, cada vez más bajo, vuela su discurso, Matín: parece el guión prefabricado de un tertuliano de Intereconomía, que larga lo suyo le digan lo que le digan.
    No ha aportado ni una sola idea convincente, no ha contestado a las explícitas cuestiones que le he planteado. Se limita a encadenar una serie de manidos (y alicortos) argumentos que de tan leídos en la prensa del Régimen resultan tediosos.
    No contesta por qué -dentro de la ofensiva depredadora- el gobierno de ZP no ha restituido el impuesto del PATRIMONIO (erróneamente había dicho de Sucesiones), cuya eliminación no favorece más que a las gentes con fortuna. Será el chocolate del loro, pero a mí este loro me está contando muchas cosas. ¿Cómo se justifica tamaña impudicia, con lo fácil que hubiese sido volver a un impuesto vigente hasta hace poco? ¿Ayudará esta condonación a los ricos a salir de la Crisis? A ellos, sin duda.
    Usted se escuda (cada vez más se le ve a la defensiva en que mis palabras son demagogia barata... Conteste de una vez: ¿Qué explicación tiene usted para el hecho de que no se haya implantado de nuevo el impuesto de marras, de la misma manera que se rectificó en los absurdos cuatrocientos euros per cápita o en las ayudas por natalidad? ¿Ayudará que se mantenga aquel privilegio a minorar el déficit público?
    Por favor, conteste y no me venga con evasivas.
    Nada me dice de la vileza del affaire Couso. ¿Será demagogia también? ¿"Hablemos con seriedad, señor F."?
    Lo que mueve a la hilaridad es cuando nos cuenta que el actual gobierno del PSOE es el más izquierdista desde la proclamación de la República (!)(permítame que haga una pausa para secarme las lágrimas). Ahí es nada: habla de los SETENTA Y CINCO años transcurridos desde la proclamación de la Segunda República hasta nuestros días como si hubiesen sido un continuum de gobiernos democráticos, olvidando que de ese cómputo hay que restar los más de cuarenta años de atroz dictadura, la componenda de la Transición pseudodemocrática (que ahora empezamos a desmitificar y a valorar por lo que ha valido), y algunos otros indignos gobiernos (no todos de "la derecha") que hemos disfrutado en los últimos lustros. Así resulta fácil quedar alto en el ranking. Pero ni así queda bien parado el gobierno de ZP (and Cia.). Y de la otra CIA algo podrían hablar los aeropuertos españoles... si el hormigón hablara. Y algún que otro señalado gerifalte. Si, señor.
    "La Historia los convencerá...", dice en frase lapidaria.
    Pero, ¿acaso la Historia no la hacemos las personas? Se refiere usted a ella como si de un fatal cataclismo natural se tratara, que hemos de aceptar con resignación japonesa.
    ¿De qué me está hablando, Martín? ¿No le abochorna un poco exhibir sus carencias intelectuales (intelectuales son)? ¿Es tan creído que desoye la opinión expresada por tantos intelectuales y gente sensata de infantería, posicionándose del lado de los Indignados.
    Confieso que me gusta debatir, polemizar. Pero cuando el contrincante es tan flojo de pegada (créame que lo es, Martín; al menos en estas lides) empieza uno a aburrirse un tanto.

    PD.- No me queda más remedio que admitir algo que dejó usted patente al principio: que uno sepa hacer poesía no le supone necesariamente ninguna otra cualidad o sensibilidad.
    Yo creía que sí.

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  14. Respuesta a la PD: Efectivamente ser capaz de hacer poesía no supone necesariamente ninguna otra cualidad o sensibilidad (yo ni siquiera sé montar en bicicleta), sino solo ser capaz de escribir poesía.
    En cuanto a lo demás, ¿pues qué voy a decir? Yo hablo de gobiernos efectivos y los comparo con otros gobiernos (de este o de cualquier otro país). Ya sabemos que todos cometen errores, pero unos más que otros. Ahí sigue Guántanamo con Obama, pero Obama no es Busch (al menos en mi opinión). Que no fue perfecto el gobierno de Zapatero, pues claro (entre otras cosas porque no pudo tomar por sí solo, al no tener mayoría absoluta, ni una sola medida: todas tuvo que consesuarlas con algún otro partido). Esperemos que el que venga después le mejore. Si es así, no me importará reconocerlo. Pero tengo mis dudas de que le supere por la izquierda. Me temo que eso tardará en ocurrir. O sea, que yo creo que ser de izquierdas y alegrarse de esta debacle es una contradicción. Pero, por supuesto, que puedo estar equivocado. No es la primera vez que me equivoco.

    JLGM

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  15. Lo que está fuera de duda es su templanza al discutir, José Luis (me apetece llamarlo así).
    Esa sí es una cualidad que -tenga o no relación con el oficio de poeta- usted posee. Yo no aguantaría que me hiciesen (calculado) pressing como le estamos haciendo.
    No se tome a pecho algunos aparentes cuestionamientos del rendimiento de su coco, porque soy un malvado cuando provoco (ya ve que uno también sabe ripiar).
    Y como -igual que yo, pero en mi caso con poco fundamento- es vanidosillo, pues eso, que no se disguste, que me mola un güevo las cosas que nos cuenta, sobremanera las farras viajeras que se permite (debe de ser soltero, porque si no...). El chaval vale, ya lo creo que vale.
    Un saludo cordial. Y como ponen en los bares los días de descanso, perdone por las molestias.
    Porque -en definitiva- usted y yo somos de los nuestros.

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  16. Leo ahora la respuesta a mi nota sobre catalanes y vascos. Y sigo diciendo lo mismo: en todas partes cuecen las mismas absurdas habas, pero ni unas ni otras son "características". Ser español no incluye sentir antipatía, en efecto, por catalanes y vascos, como ser catalán o vasco no incluye sentirla por el resto de los españoles. Y decir que en ambos lados esa actitud es mayoritaria (más: "una buena parte"), es falso. Que un catalán diga, repito, que los españoles son "peor (sic) que los talibanes" no significa que esa opinión -mejor, ese exabrupto- represente nada más que a sí mismo, ni (menos aún) que sea una característica de los catalanes.

    Respecto a los otros comentarios que me dedica, ¿no le parece que se puede manifestar un desacuerdo, muy legítimo, sin acusar a la persona respecto a la cual se tiene de "alergia a la lógica" y demás lindezas? No tema que yo le conteste en los mismos términos: no es mi estilo. Es una cuestión de formas; y las suyas en esto, amigo Martín, han sido poco gratas. Y poco acertadas.

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  17. Estaré escuchándole esta tarde en el Antiguo Instituto.
    Esmérese, que le trae cuenta.

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  18. Estimado F. , pues si estabas en el Antiguo Instituto no te diste a conocer. Lástima. Me habría gustado discutir un poco en persona.

    JLGM

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  19. Sí que he estado, Martín, si que he estado.
    Y escuché de sus labios el poema del Sigfrido veinteañero abatido por la metralla bolchevique... Y supe de las tertulias de Jovellanos,3 y de las larvas que pululan en el fondo hediondo de la ciénaga (observo una cierta fijación suya por las larvas: ¿se da cuenta de que las nombra con frecuencia?).
    Me acabo de enterar de que le preocupa que sus relatos viajeros no resulten tediosos para el lector; que de sus diarios solo emerge lo que estima conveniente que se sepa...
    Bella voz, dicción clara con algunas consonantes fricativas... No desmerecen sus versos leídos de propia voz.
    Porque algunos poetas debieran guardarse de esa tentación: oigo la grabación de la voz nasal de Neruda en "Me gusta cuando callas", reniego de Edison y cambio de sintonia.
    Bien, muy bien, feble adversario mío (en lo político, se entiende).

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  20. tengo algunas dudas, por si usted es tan amable de responder:¿votó usted por Leonard Cohen? ¿sabe usted por que ha dejado López-Vega la dirección de Vaso Roto? ¿no cree que no es muy bonito para los lectores que en LNE reseñe usted a Zamacois editado por REnacimiento y en el mismo suplemento alguien le reseñe a usted prolongando otro libro de renacimiento?
    Saludos cordiales

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  21. Resuesta a anónimo:

    1/ Sí.

    2/ Debería preguntárselo a él (aunque, por supuesto, sé la respuesta).

    3/ Yo no coordino el suplemento. Pero no me parece feo: son dos espléndidas autobiografías y merecen esas y otras muchas reseñas, a pesar de que yo prologue la segunda.

    JLGM

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